Manifestantes participan en una protesta en apoyo al paro nacional convocado por la Conaie, en Quito, el 7-10-2025.
Erika Arteaga Cruz*
Artículo publicado próximamente por Revista Ñawpa
Correspondencia de Prensa, 12-10-2025
“(…) Mi tótem es no rendirme al miedo, al estado de excepción, al gas que arde; es sembrar tu nombre en un rinconcito para que el policía y el militar no puedan tocarlo. Y será tu sonrisa la zanja donde plante la memoria de los bravos cañaris, de los angus kayambis, de los guerreros kitu karas. Será territorio libre, donde no entren tanques ni uniformes, solo el eco de tu abrazo suspendido. Quizás esta noche, esta noche antes de dormirla bajo un cielo sin luces y lleno de lágrimas, este atrevido suspiro de vida —de vida digna para todas y todos— sea mi último refugio.”
Sarawi Andrango, literata Kayambi, marcha por la defensa de la Casa Kitu Kara, martes 7 de octubre.
Con un feriado obligado y prolongado -vacaciones de 4 días-, se siente en medio de lloviznas eventuales, la tensa calma en Quito. Esa tensa calma particular, previa a la cruzada grande. En este caso la batalla se disputa entre dos mundos, dos narrativas. La de los pueblos y nacionalidades, de la gente de a pie, de las vecinas (la veci) de la tienda, del señor que vende agua de sábila en su carrito, del guardia de seguridad obligado a respaldar a Noboa en marchas pagadas, del funcionario público que no tiene certeza de conservar su trabajo y la de las élites, así como de quienes el colonialismo interno conquistó corazón y cerebro.
Mi padre había migrado del norte (Carchi) a Quito a los 11 años, hace más de 6 décadas. Él siempre dijo que había dos Quitos: uno para los chullas- quiteños de sangre pura- y otro para los chagras, quienes habitan la capital pero vienen de provincia. El racismo en esta ciudad resurge una y otra vez cada cierto tiempo. Hay, sin embargo, que reconocer que el Quito de los chullas no podría sostenerse, no tendría alimentos, seguridad, cariño, cuidado y contención sin el Quito que los chagras aportan.
Y es que, en general, habitamos dos mundos distintos: el de la construcción de enormes hospitales privados en sectores exclusivos como Cumbayá con médicos accionistas en una burbuja de “seguridad” y el de la foto de la madre arrodillada bajo la lluvia afuera del palacio de Carondelet (Plaza Central) rogando por acceso a la salud para su wawa. El del progreso arrollador que no quiere ver a nadie más a que a sí mismo y su pupo (ombligo en kichwa), y el de la pobreza de indígenas, campesinos, trabajadores- principalmente mujeres- sobre cuyos hombros se alza ese progreso.
En un estudio de 2018 sobre la salud de los trabajadores bananeros que produjeron todo el capital que tiene la familia Noboa se narra: «en las zonas y pueblos que rodean las plantaciones bananeras, de donde presumiblemente proviene tanta riqueza, encontramos claros signos de empobrecimiento; familias que, a pesar de tener unos pocos metros cuadrados de tierra en sus patios traseros, no pueden criar animales domésticos ni cultivar huertos para su propio consumo porque la fumigación aérea de las plantaciones bananeras destruye cualquier cultivo, y pueblos con enfermedades recurrentes que el sistema de salud registra de manera deficiente, el cual, aunque ha mejorado en la última década, sigue siendo profundamente deficiente, al igual que la prestación de servicios básicos». (IEE-ASTAC, 2018, p. 96). La élite gobernante actual está acostumbrada a tener un acceso diferente en salud, educación, seguridad social, etc. y a que haya ciudadanos de «segunda clase»
No superamos la colonia, demuestran las élites guayacas, que creen que hay un monarca en el país -y su princesa rubia tan joven como ignorante. Aquellos que trabajan para y apoyan a esas élites pensando que van a estar en esa clase social algún día, no han entendido nada. A esas élites no se llega con trabajo duro ni incluso siendo tan obsecuentes con Noboa, como son obsecuentes con Trump sus secretarios de estado. En esas élites y en esos apellidos solo se puede nacer y heredar.
La lucha- por y con sus vidas- no es algo novedoso para los pueblos dueños de estas tierras y por quienes Quito se llama Quito o el Cotopaxi (nevado) se llama así, por quienes decimos arraray al quemarse o achachay con el frío, ñaña a la hermana, wawa al bebé, wambra al joven, rucu al viejo y cientos de palabras kichwas incrustadas en nuestros recuerdos
Con el asesinato a manos de militares de Efraín Fuérez y la cárcel injusta de los #12 de Otavalo (que trasladaron a un prisión de la región costa de máxima seguridad como si fuesen del Cartel XX, sin derecho a una legítima defensa y violando la orden de la jueza de llevarlos nuevamente a la cárcel local de Imbabura, en su jurisdicción), no solo revive en la memoria la muerte a patadas de Rafael Perugachi en los 70s en Cotacachi ni todos los muertos narrados en el libro “Los hilos con los que he tejido mi historia” de Blanquita Chancosa, dirigente histórica de la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador).
Con el asesinato de Fuérez, revive la brutalidad atávica de la colonia y el miedo correspondiente. Se recuerda la masacre de Tupac Amaru II, Micaela Bastidas y su ayllu en Cusco; crueldad que brota en cada milico que mata impune a un comunero que defiende su tierra y apalea al amigo que protege el cadáver o en cada chapa que atropella con su moto.
A veces me pregunto por qué en Perú no hay una agrupación/red/movimiento indígena tan fuerte como en Bolivia o en Ecuador. Pensé mucho tiempo que era el brutal legado de Sendero. Al visitar Tinta- a dos horas del Cusco- se entiende por qué, durante muchos años, la gente del recinto prefirió no hablar del exterminio. Generaciones enteras fueron reducidas: no hablar para no ser perseguidos. Acabaron no solo con saña con Tupac Amaru, Micaela Bastidas y varios caciques/cacicas, sino con todo su ayllu. No pararon, inclusive hasta la castración del hijo menor de 12 años (Pedrito) y de su medio hermano. Desoladora la colonia, desoladora la historia de los pueblos que no concluyó con la formación de las Repúblicas. El mito de la patria tierra sagrada es enorme, esa Patria Grande nunca incluyó estados plurinacionales que reconozcan a pueblos y nacionalidades con los mismos derechos, en igualdad de condiciones.

Hoy Israel emite comunicados de solidaridad con Noboa (https://x.com/IsraelinEcuador/status/1976408463375798493) y su invento de “magnicidio” reportado irresponsablemente en la DW y en AFP; contrastado si en la BBC. En el país sabemos que arrojar piedras al carro presidencial no es un intento de asesinato, más aún cuando en Cañar (sur del país) Noboa decide ingresar en la zona de conflicto, decide imponer, SUBYUGAR al pueblo que se levanta al grito de Fuera Noboa Fuera. No hay margen para dialogar. El día viernes 09 de octubre, Cotacachi (cantón vecino de Otavalo en la provincia de Imbabura- norte del país) logró una marcha unificada de mestizos, indígenas, mujeres, mayores, sectores urbanos, comunas y la zona de tropical de Intag. La marcha por la dignidad y el diálogo con dignidad. Dialogar con dignidad en este país con el presidente Noboa, es equivalente a esperar que Trump recapacite y ceda.
Ese diálogo, ¿dará resultados a corto y mediano plazo? ¿Se puede hablar y así desaparecer el racismo que se reaviva en cada paro nacional, levantamiento, cada vez que los pueblos indígenas nos dirigen para luchar por nuestros derechos?
En este pequeño país lo que se juega, no solo es la subida del diesel y el decreto 126, lo que se juega es la asesoría de inteligencia militar de Israel para represión de las protestsa, es la espeluznante cercanía a los EEUU de Trump, la potencial visita de Kristi Noem https://www.facebook.com/share/v/16N86gyTk3/?mibextid=wwXIfr; son las bases militares que pretenden construir https://www.primicias.ec/politica/consulta-popular-referendo-2025-ecuatorianos-retorno-bases-militares-extranjeras-106910/ en el marco de un realineamiento global y resurgimiento de la Escuela de las Américas.
Aun así, Quito ha sido capaz de movilizarse y destituir presidentes. lo hicimos como ciudad en 1997 con Bucaram y en 2005 con Lucio Gutierrez en la revolución de los Forajidos.
El día de ayer teníamos en la ciudad a 14,000 militares y policías (8000 militares y 6000 policías) para “resguardar la seguridad de la capital”. Así mismo, el día de hoy la Agencia Nacional de Tránsito prohibió la movilización de buses de provincias hacia Quito si vienen a marchas y manifestaciones. Mañana también subirá la gasolina.
¿Dónde incautaron heroína esta semana? En Ipiales en la Frontera.
¿Dónde hay 6000 chapas y 8000 milicos? En Quito
¿Dónde están los Lobos y Los Choneros? En la provincia costera de Los Ríos dicen las propias publicaciones de la policía.
¿Dónde hay 6000 chapas y 8000 milicos? En Quito
¿Dónde incautaron una tonelada de cocaína esta semana? En la provincia del Guayas
¿Dónde hay 6000 chapas y 8000 milicos?
En Quito.
¿Dónde hay secuestros, extorsión y aniquilan a la población? En la provincia de Esmeraldas, frontera norte. ¿Dónde hay 6000 chapas y 8000 milicos? En Quito.
Decía Natalia Sierra en abril de 2021, post elección de Lasso: “viví y sufrí al gobierno de Febres Cordero/Nebot. Por esa experiencia sé que si no vuelves a tener confianza en el corazón de los pueblos, la resistencia y la lucha se vuelve más difícil. Y a este gobierno como a los otros no hay que darles tregua. La sociedad tiene que mantenerse activa y eso solo se consigue con confianza y afecto, no destrozándonos entre nosotrxs y culpándonos por lo que hacen las élites gobernantes”.
Por ello y porque el gobierno de Noboa se perfila PEOR que el de Febres Cordero: LEVÁNTATE QUITO, LEVÁNTATE CARAJO!!!
*Erika Arteaga Cruz forma parte del Parlamento Popular y Plurinacional de Mujeres y Organizaciones Feministas.