“(...) Mi tótem es no rendirme al miedo, al estado de excepción, al gas que arde; es sembrar tu nombre en un rinconcito para que el policía y el militar no puedan tocarlo. Y será tu sonrisa la zanja donde plante la memoria de los bravos cañaris, de los angus kayambis, de los guerreros kitu karas. Será territorio libre, donde no entren tanques ni uniformes, solo el eco de tu abrazo suspendido...”
