«Sí, ganamos». Es lo que declaró el influyente comentarista israelí Amit Segal en un artículo publicado en Israel Hayom el 10 de octubre, después de que Israel y Hamás llegaran a un acuerdo de alto el fuego negociado por Estados Unidos la semana pasada.
Dos años después del implacable genocidio perpetrado por Israel, no solo nos queda una estela de cadáveres y ruinas, sino también un brutal desvanecimiento del sentido mismo. Palabras como «atrocidad», «sitio», «resistencia» e incluso «genocidio» han perdido su significado a fuerza de repetirlas, incapaces de soportar el peso de lo que los palestinos han soportado día tras día, noche tras noche.
Enterrar a sus muertos, darles sepultura y hacer el duelo es un acto eminentemente político cuando se realiza bajo la dominación colonial. Como representa un momento de encuentro y de comunión, es un acto de resistencia. Por eso, el duelo se convirtió en blanco de ataque de la política israelí.
La Autoridad Palestina, con sede en Ramala, ha decidido complementar la embestida lanzada por las fuerzas armadas sionistas en Cisjordania en paralelo a su invasión de la Franja de Gaza...
Israel está convirtiendo rápidamente Gaza en un páramo, resultado de décadas de ocupación y apartheid. La periodista israelí Amira Hass explica cómo era la vida de los palestinos antes del actual genocidio.
¿De qué trata el conflicto en el seno de la élite del poder sionista? No crea que se trata de un conflicto entre halcones y palomas como lo presentan los medios de comunicación occidentales...
"Aquí tenemos dos problemas: la ocupación israelí y Geshuri, dice Ahed Zanabet, responsable local de la ONG medioambiental palestina Parc. Los residuos químicos de las fábricas del parque industrial se vierten sin ser tratados en las zonas agrícolas palestinas."
La Corte Internacional de Justicia (CIJ) emitió el viernes 19 de julio una opinión consultiva en la que concluye que la ocupación israelí de los territorios palestinos durante décadas es «ilegal» y que su «separación casi completa» de los habitantes de la Cisjordania ocupada viola las leyes internacionales sobre «segregación racial» y «apartheid».
Cuando la expansión desenfrenada de las colonias ilegales en los territorios palestinos ocupados alcanza su punto más alto, las autoridades israelíes dan luz verde a la mayor confiscación de tierras en Cisjordania desde hace más de treinta años.
La intensidad de las reacciones de los círculos proisraelíes contra ese movimiento no hace sino confirmar la importancia de este acontecimiento, que no sería exagerado calificar de histórico.
La historia de la Franja de Gaza revela que el diminuto enclave lleva mucho tiempo condensando la identidad palestina; por eso es ahora el epicentro de la crisis regional.
Tal Mitnick es el primer objetor de conciencia israelí encarcelado desde el 7 de octubre. Explica por qué la guerra actual no ha hecho más que reafirmar sus convicciones.
Fondo de Naciones Unidas para la Infancia afirmó que la violencia en Palestina "ha alcanzado niveles sin precedentes".
A veces nos olvidamos de que una de las dimensiones de la ocupación y la colonización israelíes es la sobreexplotación de los trabajadores y trabajadoras palestinos y su extrema marginación económica.
Desde 1977, con escasas intermitencias, la derecha israelí gobierna Israel, con posiciones cada vez más extremas. Los brutales ataques perpetrados por Hamas en su territorio parecen haberle ofrecido la ocasión perfecta para avanzar en su proyecto de Gran Israel, expulsando a la población palestina de Gaza.
Viendo la guerra de Gaza como una hora gloriosa para hacer realidad sus ambiciones en Cisjordania, los colonos israelíes han expulsado a comunidades palestinas enteras.
Mientras continúa la ofensiva israelí sobre la Franja, unos 5.000 de trabajadores gazatíes permanecen hacinados en instalaciones públicas, albergues o polideportivos de territorio cisjordano.
Mientras el mundo se concentra en la masacre perpetrada por Hamás en el sur de Israel y el bombardeo masivo de Israel contra la Franja de Gaza, los colonos en la ocupada Cisjordania están aprovechando el caos para atacar y expulsar a las y los palestinos de una serie de pequeñas aldeas.
Israel ha exigido que 1,1 millones de palestinos evacuen la mitad norte de Gaza, al tiempo que los somete a constantes bombardeos.
La asimetría no es únicamente militar. También es, si se quiere, ética: porque ocurre que una respuesta equivalente al terror del victimario convierte a la víctima no en un criminal igual sino en un criminal mayor.
Los acuerdos del 13 de septiembre de 1993 firmados por el Estado de Israel y el líder de la Organización de Liberación de Palestina (OLP) pretendían establecer una solución duradera al “conflicto” y permitir la creación de un Estado palestino, reivindicación histórica del movimiento de liberación nacional.
El último ataque de Israel al campamento de refugiados de Yenín, el más contundente desde que lo invadiera hasta la devastación en 2022, está diseñado para conseguir una serie de objetivos militares y políticos que en su conjunto persiguen hacer de Cisjordania un lugar seguro para intensificar la colonización israelí y, en última instancia, para anexionarla formalmente.
Desde 2021, un número creciente de líderes israelíes han propuesto nuevas políticas para gestionar su ocupación de Cisjordania, incluyendo Jerusalén Oriental y Gaza.
El ataque a Huwara, que muchos llaman un pogrom, ha generado una protesta pública en Israel contra los colonos que lo cometieron. Miles de israelíes salieron a las calles de varias ciudades el lunes por la noche para protestar contra la ocupación y en solidaridad con la gente de Huwara.
El nuevo informe, pone de relieve las múltiples formas en que los trabajadores palestinos fueron afectados por la pandemia, al tiempo que eran sometidos a un trato inhumano frente al apartheid israelí.
El resurgimiento de la confrontación armada palestina con las autoridades coloniales israelíes se viene preparando desde hace años. Israel ha lanzado una campaña militar de varios meses de duración para acabar con él.
El pasado 1º de febrero Amnistía Internacional se convirtió en la tercera gran organización de derechos humanos en calificar a Israel como un Estado de apartheid.
En apariencia, la situación ha sido relativamente tranquila en los últimos días en los territorios ocupados por Israel. Ninguna víctima israelí, casi ningún ataque en Cisjordania y absolutamente ninguno en el propio Israel. Gaza ha estado relativamente tranquila desde el final de la última ofensiva de Israel allí, la Operación Guardián del Muro.