Manifestación propalestina en la Universidad de Harvard en Cambridge, Massachusetts. afp_tickers
Sinistrainrete, 11-5-2024
Correspondencia de Prensa, 13-5-2024
Traducción de Federico Rivera
Entrevista con la investigadora Mjriam Abu Samra, que lleva años estudiando el movimiento estudiantil palestino y ahora recopila datos sobre el terreno, recorriendo las universidades estadounidenses que se han sublevado (más de 120, más de 2.200 detenciones). De la perspectiva anticolonial a las analogías con Vietnam: «Hay una conciencia generalizada de que el sistema actual está fallando
Mjriam Abu Samra se encontró en el lugar adecuado en el momento oportuno. Italo-palestina, licenciada en Ciencias Políticas, doctora por Oxford, es investigadora con una beca europea en la Universidad Ca’ Foscari de Venecia y en la Universidad de Davis, California. Lleva años estudiando el movimiento estudiantil palestino y ahora recoge literalmente datos sobre el terreno, en las universidades estadounidenses que se han levantado -más de 120 por más de 2.200 detenciones- contra la guerra en la Franja de Gaza. Pero detrás, dice Abu Samra, hay mucho más: «Se trata de un movimiento que se está convirtiendo en un símbolo de la toma de conciencia masiva de que el sistema actual está fallando».”.
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Abu Samra, ¿cómo ha cambiado el movimiento estudiantil palestino desde sus inicios hasta hoy?
M.A.S. Mi ponencia se centra en el papel del movimiento estudiantil palestino transnacional, por tanto fuera de Palestina, y en cómo contribuyó al movimiento de liberación nacional palestino.
Si observamos en líneas generales la trayectoria de la cuestión palestina, veremos que en diferentes etapas políticas el movimiento estudiantil contribuyó al movimiento nacional. Fueron los estudiantes quienes crearon la primera organización transnacional palestina ya en 1959, incluso antes que la OLP, la Organización para la Liberación de Palestina. En resumen, los estudiantes y jóvenes palestinos en el periodo posterior a la Nakba (el éxodo forzoso de los palestinos tras el nacimiento del Estado de Israel) desempeñaron un papel central, que yo llamo vanguardia orgánica anticolonial, experimentando la contradicción de un sistema injusto: bajo la ilusión de una paz global, al final de la Segunda Guerra Mundial y con el proceso de descolonización, su tierra es en cambio dividida y ellos se ven obligados al exilio. Experimentan en su piel la contradicción de un sistema que, por un lado, reconoce la independencia de los pueblos que luchan en guerras anticoloniales de liberación nacional y, por otro, les impone y legitima un proyecto colonial. El sionismo se entiende así como una ideología colonial, con profundas raíces en la cultura europea, y la cuestión palestina se concibe en el marco de una crítica radical del sistema capitalista e imperialista internacional.
¿Y qué caracteriza hoy al movimiento estudiantil palestino?
M.A.S. Dicho enfoque se perdió en los años noventa, con el proceso de paz y los Acuerdos de Oslo: se abandonó el lenguaje vinculado a los principios anticoloniales, por uno más de cuño neoliberal, y se presentó la cuestión palestina como un proyecto de construcción del Estado, más económico y desarrollista. Hoy, sin embargo, asistimos a una recuperación de ese marco de entendimiento que remite a conceptos como descolonización, pero la real, no la formal. Se ha vuelto a la idea de desmantelar un sistema de opresión y explotación, dentro de una crítica más amplia del sistema internacional. Desde octubre, en particular, los estudiantes han estado vinculando lo que está sucediendo en Gaza y Palestina, con la complicidad y digamos la total connivencia de intereses de las potencias internacionales. De ahí el llamamiento a la desinversión, por ejemplo, de las universidades en el sector militar, que va a financiar precisamente el proyecto colonial de Israel
¿Cuándo volvió a esto y al lenguaje? ¿Hubo algún acontecimiento desencadenante?
M.A.S. Sí, en 2006, cuando hubo elecciones palestinas, que dieron la victoria a Hamás, no reconocido por Israel ni por la comunidad internacional. Fue entonces cuando comenzaron las divisiones dentro del movimiento palestino y fue la primera crisis real desde 1948. Fue entonces cuando las nuevas generaciones empezaron a preguntarse cómo superarlas: ya no se sentían representadas por ciertas dinámicas y así nacieron diversas iniciativas, entre ellas el movimiento juvenil palestino (del que Abu Sarma es uno de los fundadores). Es el movimiento nacido de diversas asociaciones de palestinos en la diáspora, que de hecho está desempeñando un papel clave en estos momentos en Estados Unidos y en la movilización estudiantil. Esta nueva generación se dio cuenta de que la idea de Estado y de paz, articulada en Oslo, era una ilusión y que, en cambio, había un aumento del proyecto colonial, una opresión mayor y más compleja. A partir de ahí hubo una recuperación y crítica de lo que fue Oslo, y hoy parece casi asumido hablar de colonialismo de asentamiento, de opresión, liberación y autodeterminación.
No en Italia…
M.A.S. No estoy en Italia, por lo que no tengo una visión muy clara de lo que está ocurriendo. Me doy cuenta de que sigue habiendo propaganda y políticos que instrumentalizan la cuestión palestina, presentándola con connotaciones descontextualizadas y a-históricas.
¿Y en Estados Unidos?
M.A.S. Sin embargo, también aquí estoy comprobando que existe una fuerte visión entre los jóvenes, que son capaces de comprender las raíces políticas de la cuestión palestina y de recuperar este lenguaje, frente a la propaganda de los grandes medios de comunicación. Y me parece que esto también está ocurriendo en Italia. Al menos mirando desde la distancia, nosotros también tenemos esta dicotomía entre la opinión pública de masas y una nueva generación, que está impulsando esta visión.
Se dice que estas protestas son similares a las que se produjeron contra la guerra de Vietnam. ¿Está usted de acuerdo?
M.A.S. Estos paralelismos fueron trazados por los mismos protagonistas de las manifestaciones y del movimiento de los años setenta: muchos profesores, en las universidades ahora implicadas en las protestas, se movilizaron en apoyo de los estudiantes y vieron en la movilización actual una línea de continuidad en el papel que siempre han desempeñado los estudiantes. Palestina, de alguna manera, ha reabierto o revelado por enésima vez la podredumbre del sistema y, por tanto, la necesidad de movilizarse no sólo para detener un genocidio de dimensiones desproporcionadas, sino también para identificar precisamente en las relaciones de las superpotencias colusiones e intereses, que actúan y condicionan diversas cuestiones, como el medio ambiente. La movilización aquí, por ejemplo, es también contra un sistema educativo que se ha vuelto gerencial, en lugar de orientarse hacia la libre producción de conocimiento.
Por lo que ha visto, ¿hasta qué punto participan los estudiantes judíos en las protestas y hasta qué punto se sienten excluidos o discriminados?
M.A.S. Hay grupos de estudiantes judíos como Jewish voice for peace o Jews against white supremacy que están a la vanguardia en los campus, junto con otros grupos de estudiantes, por supuesto. Hay una participación total y también hay un esfuerzo, debo decir, por parte de estos estudiantes para ir precisamente a desafiar la instrumentalización de la acusación de antisemitismo, llevada a cabo por los grandes medios de comunicación y también por las instituciones. Se trata de una cuestión política, que se vive con la conciencia de que toda referencia a la fe o a la pertenencia religiosa es una instrumentalización.
Usted va de gira por las universidades, ¿qué hace exactamente?
M.A.S. Precisamente por el tipo de investigación que realizo y también por mi papel en el movimiento, me encuentro a menudo y de buen grado en estos contextos. Me invitan a dar clases, lecciones dentro de la autogestión y programas que los alumnos organizan a diario.
¿Dónde ha estado?
M.A.S. En la Universidad de Nueva York, en The New School, también en Nueva York, y se suponía que iba a ir a Columbia, pero no nos dejaron entrar. Luego a Berkley, a Santa Cruz y voy a Stanford y a la Universidad Estatal de San Francisco..
¿Qué le preguntan los estudiantes, le sorprende algo en particular?
M.A.S. Me asombra la curiosidad que sienten por la historia del movimiento palestino, hacen muchas preguntas sobre la historia, pero también sobre cuál puede ser su papel. Preguntan qué formas de organización, qué estrategias se han utilizado históricamente y cómo pueden idear otras que tengan éxito.
Pero, ¿se trata sólo de estudiantes palestinos?
M.A.S. No, están mezclados. El movimiento estudiantil está formado por estudiantes de todos los orígenes y muchos de ellos no son palestinos, eso es otra cosa que me llama mucho la atención. Hacen muchas preguntas sobre el concepto de lucha conjunta, es decir, de lucha compartida con otras causas internacionales, así que realmente sobre la conexión entre el proyecto colonial y un sistema capitalista de opresión. Todos están muy interesados en esto, porque es ahí donde encuentran el sentido y el valor de la movilización: porque es obviamente un objetivo central detener el genocidio y afirmar el derecho a la liberación de Palestina, pero también rechazar cualquier tipo de forma colonial. Y especialmente en América -con una historia de colonialismo de asentamiento, esclavitud, fuerte discriminación y racismo- se hace crucial ir buscando este tipo de vínculos, para encontrar un continuum histórico y así darnos cuenta de que ciertas victorias nunca han sido plenas. Que el desequilibrio de poder de un sistema fundamentalmente construido para garantizar el monopolio de unos pocos en una serie de intereses nunca ha sido realmente superado, y cómo todo esto afecta luego a la sociedad en general. Esto es exactamente lo que interesa a los estudiantes: no sólo quieren detener la guerra en Gaza, quieren poner fin realmente a cualquier tipo de complicidad con estas formas de opresión y esta forma de organización de la sociedad. Hay otra cosa fundamental: los estudiantes vinculan violencia y brutalidad de policía israelí con la estadounidense y el hecho de que se entrenen juntas. Aquí la gente está realmente asfixiada y esta similitud es ahora evidente.
Algunas personas han escrito que los estudiantes y los jóvenes liberarán Palestina. ¿Está usted de acuerdo?
M.A.S. Sin duda, no será la Corte Penal Internacional, la comunidad internacional, la ONU o los poderosos del mundo quienes liberen a Palestina, sino la movilización popular. El movimiento estudiantil se está convirtiendo en un símbolo de concienciación masiva y de crítica a un sistema que ya no es sostenible. No sólo estoy de acuerdo, sino que creo que, en cierto modo, es Palestina la que está liberando al mundo, mostrando su podredumbre.