Cuando la expansión desenfrenada de las colonias ilegales en los territorios palestinos ocupados alcanza su punto más alto, las autoridades israelíes dan luz verde a la mayor confiscación de tierras en Cisjordania desde hace más de treinta años.
Si nos fijamos en la historia y la naturaleza reales del conflicto, tal como se ha desarrollado a lo largo de más de 120 años, es claramente un conflicto entre los colonizadores y los pueblos indígenas, que ha asumido la forma engañosa de un conflicto nacional binario.
Sin duda, no será la Corte Penal Internacional, la comunidad internacional, la ONU o los poderosos del mundo quienes liberen a Palestina, sino la movilización popular. El movimiento estudiantil se está convirtiendo en un símbolo de concienciación masiva y de crítica a un sistema que ya no es sostenible.
El nuevo informe, pone de relieve las múltiples formas en que los trabajadores palestinos fueron afectados por la pandemia, al tiempo que eran sometidos a un trato inhumano frente al apartheid israelí.
La campaña de inmunización israelí es muy celebrada por estas horas. La potencia ocupante, sin embargo, excluye de la vacunación a los ocupados. Se dice dispuesta a concederles, quizás, el stock sobrante.
Dos décadas después de que caducaron el proceso de paz entre el Camp David y la cumbre de Taba, mucha gente recuerda con nostalgia los Acuerdos de Oslo entre Israel y la OLP. Pero el historiador Ilan Pappé argumenta que el fracaso de Oslo a la hora de garantizar la soberanía palestina estaba predeterminado.