Entrevista con Katya y Maxim
«Tenemos que reconstruir un sindicato estudiantil de izquierda»
Patrick Le Tréhondat
A l’encontre, 12-8-2022
Traducción de Correspondencia de Prensa, 16-8-2022
Katya y Maxim, son estudiantes en Lviv. Katya está en la Academia de las Artes y Maxim estudia informática. En su llamado a la solidaridad con los estudiantes ucranianos, mencionan el problema del alojamiento de los estudiantes. A causa de la guerra, los estudiantes ya no pueden ocupar su alojamiento y tienen que pagarlo.
-¿Nos pueden dar algunos ejemplos?
Katya: En Ucrania, los estudiantes pueden vivir en residencias estatales cerca de su universidad. Los costos de alojamiento son relativamente bajos (150-300 euros por seis meses), pero incluso en tiempos de paz el costo ya era insoportable para los estudiantes, cuyas becas no superaban los 50 euros al mes. La mayoría de los residentes de las residencias venían generalmente del este de Ucrania, sus familias vivían en los territorios ocupados. Para algunos de mis amigos, estudiar en la universidad era la única forma de abandonar la República Popular de Donetsk o la República Popular de Lugansk, ya que el Estado podía proporcionarles alojamiento y unos medios mínimos de subsistencia. Los estudiantes se enfrentaron a problemas de alojamiento con el inicio de la invasión a gran escala en diferentes partes de Ucrania. Como yo, los estudiantes de Kharkiv se vieron obligados a huir de su residencia estudiantil. Los que están en Mariúpol y en muchas otras ciudades bombardeadas nunca podrán volver a sus casas, y sus padres obviamente no pueden ayudarlos porque también lo han perdido todo.
Los ejércitos ruso y ucraniano utilizan a menudo dormitorios y escuelas como bases militares. A veces, como en la Universidad Nacional de Kiev, los estudiantes tienen que vivir en el mismo edificio que los militares ucranianos. Es una medida necesaria, pero pone en riesgo la vida de los alumnos. En Kherson, las tropas de Putin no actuaron con tanta condescendencia: el ejército ocupó los alojamientos de la universidad y desalojó a los estudiantes, sin permitirles llevarse sus pertenencias. Estos casos se han producido en todos los territorios ocupados, sin olvidar que las bombas rusas golpean con frecuencia edificios escolares y albergues estudiantiles.
Maxim: Pese a que muchos estudiantes están ahora al borde de la pobreza, afectados física y mentalmente por la guerra, el Estado nos sigue obligando a pagar por la educación, pero ésta no siempre se lleva a cabo como debería, y es de un nivel inferior al de antes de la guerra. Y lo más injusto es que tenemos que pagar por habitaciones en las que no podemos vivir. Sin embargo, las residencias en las regiones relativamente tranquilas de Ucrania siguen funcionando como antes. Incluso acogen a refugiados y a estudiantes que se han quedado sin alojamiento. Pero es peligroso vivir en las zonas conflictivas, e incluso cuando el peligro disminuye, la administración no quiere responsabilizarse de la vida de los estudiantes y a veces los expulsa. Así, muchos estudiantes se ven obligados a permanecer en ciudades donde el peligro es permanente, y las condiciones actuales los obligan a alquilar un alojamiento, además de tener que asumir todo el resto.
Es difícil exigir el respeto de sus derechos en un país en guerra, que además está sumido en una profunda crisis económica. Pagar o no el alojamiento universitario se convierte en una difícil elección moral y material para los estudiantes. En caso de impago, viene la expulsión, la prohibición de presentarse a los exámenes, la pérdida de los efectos personales, la presión psicológica constante y, finalmente, la exclusión. Además, la deuda acumulada afecta a la capacidad del Ministerio de Educación para pagar los salarios y las becas. Algunas universidades están reduciendo el personal debido a la “falta de rentabilidad”. Como la distribución de los fondos es totalmente opaca, todos pueden sentirse culpables de ver morir a su universidad por falta de fondos. Sin embargo, el verdadero culpable no es el estudiante sino la administración corrupta. Este problema es muy complejo y difícilmente puede resolverse con una huelga general, etc. Nos encontramos en una situación terrible y única, cuya solución puede venir de una verdadera revolución en el movimiento estudiantil.
-¿A qué otros problemas de la vida cotidiana se ven confrontados los estudiantes?
Katya: Antes que nada, digamos que el peligro físico directo amenaza constantemente la vida de los estudiantes y de sus familias que se encuentran en el territorio de Ucrania. Esto hace que sea difícil concentrarse en sus estudios. El agotamiento psicológico o el endeudamiento obligan a abandonar los estudios, lo que puede provocar una escasez de especialistas que podrían ser útiles para la actividad económica y ayudar al desarrollo de Ucrania, tanto ahora como después de la guerra.
Muchos se han ido al extranjero. Las estudiantes [todos los hombres de entre 18 y 60 años tienen prohibido salir del país] que se encuentran en esta situación tienen dos opciones: continuar sus estudios y vivir a costa de las universidades que los han aceptado, o intentar sobrevivir por su cuenta. La segunda opción suele conducir a un trabajo precario sin protección legal y complica el proceso de integración y adaptación a un nuevo entorno. Algunas estudiantes se han quejado de actitudes machistas o despectivas por parte de las comunidades universitarias o de los profesores de los países en los que se han refugiado. Estos problemas las obligan a veces a regresar a Ucrania. Conozco muchos ejemplos de estudiantes de mi zona que han optado por vivir, a pesar del peligro, en Ucrania antes que ser acosadas en un país extranjero. Por eso vale la pena abogar por el derecho a unas condiciones de acogida cómodas y no violentas para las refugiadas en las universidades europeas y distribuir materiales que ayuden a las estudiantes a adaptarse a su nuevo entorno.
Maxim: También hay que tener en cuenta la disminución de la motivación de los profesores debido al mismo agotamiento psicológico, al frecuente impago de los salarios y a la actitud despectiva del Estado en materia de protección laboral. Hay muchos ejemplos de profesores que continúan heroicamente su trabajo en medio de violentas hostilidades. Fueron ellos quienes organizaron la evacuación de los estudiantes, participaron en la ayuda humanitaria y dieron sus últimas fuerzas por el bien de la ciencia. Sin embargo, hay ejemplos negativos en los que los estudiantes perdieron el contacto con su universidad, que podría haber sido su único refugio.
O cuando los profesores [en los territorios ocupados] se convirtieron en colaboradores e impusieron a los alumnos las opiniones dictadas por las autoridades de ocupación rusas.
-En el llamado, ustedes mencionan que hay estudiantes que se han unido a la defensa del territorio. ¿Pueden decirnos algo más sobre esto?
Maxim: Los jóvenes constituyen una parte considerable de las fuerzas armadas ucranianas, incluida la defensa territorial. Aunque el Estado exime a los universitarios del reclutamiento, muchos estudiantes participan voluntariamente en la resistencia armada. Algunos de nuestros amigos se incorporaron a la defensa territorial desde el principio de la guerra. Las administraciones militares rechazaron a algunos de ellos porque el número de voluntarios sin experiencia era demasiado grande.
Los estudiantes trabajan en el ejército exactamente en las mismas condiciones que los demás soldados. Por lo general, para continuar sus estudios tras el final de su servicio o tras una rotación [de servicio en el ejército], muchos se toman un año sabático. Sin embargo, se ha vuelto común que, en parte debido a la burocracia de muchas universidades, los estudiantes del frente reciban cartas de los establecimientos educativos diciéndoles que no podrán continuar sus estudios. Los estudiantes combatientes necesitan mucha ayuda, cuanto más cerca esté de la línea del frente, más difícil resulta conseguir lo básico para su vida diaria. Además, los regimientos de defensa territorial están combatiendo ahora en el frente al igual que las fuerzas armadas ucranianas. Por supuesto, no es fácil ser joven en una guerra.
-Creo, Katya, que tú eres miembro del consejo estudiantil de tu universidad y representante de tu residencia. ¿Puede explicarnos qué es este consejo, si los representantes de los estudiantes son elegidos, qué hacen y cuál es su papel como delegados de la residencia?
Katya: Todos los centros de enseñanza superior ucranianos cuentan con los llamados órganos de autogestión estudiantil. Sus miembros tienen diferentes actividades y pueden interactuar de forma diferente con los estudiantes y la administración, pero principalmente realizan tareas puramente burocráticas e informan sobre la vida estudiantil en los medios de comunicación y en las redes sociales. Hay un cierto número de decisiones que la administración de la universidad no puede tomar sin el acuerdo de los representantes del consejo de estudiantes. Por lo tanto, si mantienes una posición clara y firme, puedes lograr un cambio constructivo, aunque lo más probable es que una administración corrupta obstaculice considerablemente tus esfuerzos. Para entrar en los órganos de autogestión estudiantil hay que ser elegido por los estudiantes en unas elecciones que se celebran con cierta frecuencia, o probar que estar a la altura de las circunstancias y agradar a la administración.
Para ser sincera, entré en el consejo por accidente. Me invitaron a la reunión del sindicato de artistas (un “sindicato amarillo”, por supuesto). Fui, y resultó que estaba en la lista de miembros del consejo de estudiantes de nuestra zona académica porque mis profesores me habían recomendado como persona responsable. Fue algo inesperado y que no deseaba, pero ahora lo considero una experiencia excelente y esencial en mi vida, que me ayudará en mi práctica revolucionaria. Desde el primer día de trabajo en el consejo de estudiantes, traté de señalar lo más claramente posible a los estudiantes las condiciones horribles en las que vivían y traté de proteger sus derechos. Los problemas más agudos de nuestra zona académica en aquella época eran los problemas materiales y económicos. Así que empecé a trabajar específicamente sobre los dormitorios y los problemas financieros para resolverlos. Es difícil concentrarse en la creatividad [artística] cuando el techo tiene goteras, el suelo se está pudriendo y las cucarachas se están comiendo tu última comida. El trabajo del responsable del dormitorio es muy similar al de un delegado sindical. Todos los estudiantes que vivían en la academia tenían los mismos problemas y estaban decididos a tomar medidas radicales. Antes de la guerra debíamos celebrar una manifestación contra el aumento del precio del alojamiento para estudiantes. No lo conseguimos, porque empezó la guerra. Sin embargo, gracias a mi participación en la gestión de la residencia, la administración sustituyó al corrupto personal de la residencia y comenzó las renovaciones (¡por primera vez en los últimos 30 años!), lo que simplificó mucho nuestra vida en los primeros días de la invasión. Nombró a un gerente eficiente, instaló una caldera y nuevas tuberías de agua, pintó las paredes. Sin estos cambios sencillos , estoy segura de que nuestra vida se habría convertido en un infierno para nosotros. Establecí una comunicación con los alumnos basada sobre los principios horizontales de la izquierda, lo que ayudó a movilizarlos rápidamente y a evitar la ansiedad innecesaria debida a la desorganización. Anteriormente, durante quince días en la bombardeada Kharkiv, también experimentamos una especie de comuna estudiantil de carácter amistoso y sobrevivimos gracias a la ayuda mutua y a la solidaridad (no teníamos ningún apoyo de la administración ni del gobierno). [Desde entonces, Katya se encuentra refugiada en la Academia de Artes de Lviv, donde continúa con sus actividades militantes]
-¿Y tú Maxim, cuál es la situación en tu universidad?
Maxim: La situación en mi universidad es un poco diferente a la descrita por Katya. Estudio en la Universidad Católica de Ucrania. Se trata de una nueva institución privada de enseñanza superior que no depende del Estado. Todos los fondos para el mantenimiento de las residencias de estudiantes, el personal y el pago de las becas -que se conceden en régimen de subvención- provienen de personas adineradas, empresas privadas y mecenas internacionales. Por ello, los servicios que prestan, como los dormitorios, son de muy alta calidad para Ucrania. Al mismo tiempo, esto implica, aunque no sea algo flagrante, una orientación ideológica profundamente conservadora de la administración. Además, el pago de la educación está fuera del alcance de la gran mayoría de los jóvenes de Ucrania. El costo total de la educación asciende a 3.000 dólares al año, con un salario medio nacional de 400 dólares al mes, lo que hace que el nivel de nuevos ingresos disminuya cada año a medida que empeora la situación económica. Otro aspecto importante es el carácter neoliberal de la universidad y el hecho de que gran parte de la financiación procede de empresas interesadas en contratar especialistas. Debido al objetivo principal de la universidad, obtener beneficios, el nivel de conocimientos que se ofrece es cada vez más superficial para que el graduado pueda ser contratado inmediatamente en una empresa y realizar tareas muy específicas. Es necesario comprender de una vez por todas que las universidades privadas con fines de lucro no pueden cumplir eficazmente el papel de institutos académicos. Por lo tanto, la reforma y la restauración de las universidades públicas, y no su “optimización” liberal, que siempre significa despidos masivos, debería ser la principal tarea de un país que quiere tener un alto nivel de educación.
Durante mis estudios, participé a menudo en iniciativas de voluntariado estudiantil. Al mismo tiempo, aprendí a organizar el trabajo administrativo y a planificar proyectos. Pude desarrolar plenamente esta experiencia cuando me presenté como candidato y fui elegido para el parlamento estudiantil. Para los estudiantes de mi universidad, el tema de la ecología y la libertad personal era muy importante. Así que intentamos poner en marcha varias iniciativas para promover estas ideas y reducir la influencia de la propaganda conservadora del clero universitario sobre los estudiantes de otras religiones o sobre los ateos.
Con el estallido de la guerra, los estudiantes de la universidad, en cooperación con la administración, organizaron un sistema de seguridad horizontal. Los estudiantes voluntarios se turnaron para patrullar el perímetro del campus universitario, para tejer redes de camuflaje para las líneas del frente de guerra y para gestionar la colecta y la logística de la ayuda humanitaria. Al igual que yo, los del programa de informática han participado en el hackeo de los sitios web de la maquinaria de propaganda rusa y han comenzado a diseñar e imprimir en 3D torniquetes [para frenar las hemorragias, ndt] para el ejército.
-Por último, dígannos unas palabras sobre el movimiento estudiantil ucraniano. ¿Hay sindicatos estudiantiles activos u organizaciones juveniles? ¿Cuáles son las actividades del Sotsialniy Rukh [Movimiento Social] hacia los jóvenes?
Katya: En Ucrania, algunas organizaciones se presentan precisamente como movimientos estudiantiles, pero desgraciadamente todas son anti izquierdistas. La organización libertaria [de la corriente libertariana] Estudiantes Ucranianos por la Libertad, que parece ser la mayor organización estudiantil del momento, ha desarrollado una red activa. Para ellos, la libertad significa el libre mercado y la privatización de las universidades, con lo que estamos fundamentalmente en desacuerdo. En su momento, el sindicato independiente Acción Directa aglutinaba a los estudiantes de izquierdas de Kiev y de otras grandes ciudades ucranianas. En la actualidad, la mayoría de los militantes activos de la izquierda ucraniana proceden de este sindicato, pero desde 2018, la actividad de Acción Directa se encuentra paralizada. No existen alternativas de organización para los estudiantes, salvo las organizaciones abiertamente derechistas, burguesas y scouts. Tenemos que reconstruir un sindicato estudiantil de izquierdas en Ucrania. Los jóvenes de izquierdas se suman por lo general a las actividades de organizaciones más amplias, como es el caso del Movimiento Social [Twitter: @commonscomua], pero no disponen de una red independiente específica para los jóvenes. En nuestra organización, el Movimiento Social, hay bastantes jóvenes que trabajan en pie de igualdad con todos los demás y que militan mucho en la actividad revolucionaria.
El miembro más joven del consejo del Movimiento Social tiene 19 años y es muy activo. Y hay incluso miembros más jóvenes que son tan activos como él. Nuestros militantes están decididos a renovar las redes de solidaridad entre los estudiantes de Ucrania, y la ayuda de los estudiantes internacionales puede ayudar. Durante la guerra, los derechos de los jóvenes, que ni siquiera pueden satisfacer sus necesidades básicas, son violados de forma flagrante. Es ahora cuando los militantes de izquierda pueden mostrar lo importante que es para ellos el apoyo social a los estudiantes y animar así a los jóvenes a reflexionar sobre la necesidad de cambios radicales en el sistema social.
(Entrevista publicada en la Red Internacional de Solidaridad y de Luchas, 4-8-2022)