Nicaragua – La dictadura condena a Dora María Téllez, histórica guerrillera sandinista. [Wilfredo Miranda – Mónica Baltodano]

Dora María Téllez, en su estudio de Ticuantepe.

La Fiscalía pide para ella y para el líder universitario Lesther Alemán, quien en 2018 emplazó en público a Ortega a frenar la represión, la pena máxima de 15 años de prisión.

Wilfredo Miranda, desde San José, Costa Rica

El País, 3-2-2022

Correspondencia de Prensa, 6-2-2022

La exguerrillera sandinista Dora María Téllez, una de las figuras claves en la liberación de Nicaragua de la dictadura somocista, ha sido condenada en la tarde de este jueves por la justicia de Daniel Ortega bajo por los supuestos delitos de “menoscabo a la integridad nacional” y “conspiración”. El juez Ángel Jancarlos Fernández realizó un audiencia exprés, de menos de siete horas y, enseguida, la Fiscalía pidió para la historiadora y crítica de la actual administración 15 años de cárcel, más la inhabilitación para ejercer cargos públicos.

La condena de Téllez, inmortalizada por el Nobel Gabriel García Márquez en la crónica Asalto al Palacio, ocurre en un ciclo de juicios políticos programados contra los 47 opositores que Ortega encarceló a partir de junio de 2021 para eliminar toda competencia de las elecciones generales de noviembre pasado, en las que se declaró ganador sin competencia, perpetuándose en el poder junto a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.

La histórica y emblemática exguerillera de 66 años fue sometida a un juicio sin garantías procesales, de acuerdo a defensores de derechos humanos. Pero también agravado por varios factores: la audiencia fue realizada a puertas cerradas en El Chipote, la misma cárcel donde está encerrada y sufriendo torturas, según sus familiares, a quienes les impidieron ingresar al juicio.

Los únicos que tuvieron acceso fueron los abogados de Téllez, pero fueron incomunicados. De acuerdo al artículo 121 del Código Procesal Penal, los juicios deben celebrarse en la sede de los tribunales y no en prisión. Sin embargo, los familiares de los reos de conciencia creen que este hermetismo es para que no se filtren imágenes del deterioro físico y emocional de los acusados producto de los malos tratos que han recibido durante el encierro.

El juicio de Téllez ha seguido la misma tónica de los primeros cuatro opositores procesados esta semana: Yader Parajón, Yaser Vado González, Alexis Peralta y la activista Ana Margarita Vijil quien, tras ser declarada culpable por “conspiración”, escribió en el acta de culpabilidad “soy presa política” debajo de su nombre.

En paralelo a Téllez, también fue juzgado el líder estudiantil Lesther Alemán, reconocido por haber enfrentado cara a cara Daniel Ortega en 2018 en una mesa de diálogo. En aquella ocasión, el estudiante emplazó al mandatario, lo conminó a cesar la represión de las protestas sociales y a salir del poder. El universitario fue también condenado por cometer “conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional” y la Fiscalía, igualmente, ha pedido la pena máxima de 15 años.

“Hoy que Lesther es condenado cumple 213 días encarcelado arbitrariamente. El debido proceso es inexistente y le han violado todos sus derechos humanos. Lesther no ha podido hablar con su abogado ni recibir visitas de sus familiares. Ha sido sometido a interrogatorios extenuantes como mecanismo de tortura, a una mala alimentación y condiciones sanitarias que han afectado su salud”, expresó el grupo estudiantil del que Alemán es integrante. “El juicio contra Lesther ha sido ilegal e ilegitimo; una farsa judicial propia de una dictadura cuyo poder emana de la farsa electoral y violación sistemática a los derechos humanos de los nicaragüenses”, añadieron en un comunicado.

Juez sin competencia

La veterana defensora de derechos humanos Vilma Núñez de Escorcia, no solo cataloga como políticos estos juicios, sino que asegura que son “farsas y montajes”. Primero porque cuando la Fiscalía anunció la reactivación de los procesos en un comunicado, el tono era condenatorio de antemano al catalogar a los presos políticos como “criminales y delincuentes”. El Ministerio Público arrolló la presunción de inocencia antes de que los procesados pudieran estar frente a un juez.

Para los defensores de derechos humanos y familiares, los acusados tienen que enfrentar una defensa a ciegas. Entre las anomalías judiciales que han detectado está que los únicos testigos aportados por la Fiscalía son policías y simpatizantes sandinistas. Además, las pruebas presentadas son capturas de pantalla de redes sociales, algunas trucadas, mientras que los abogados defensores no han podido visitar a los acusados de previo y tampoco las querellas han sido cargadas en el sistema del poder judicial.

“Los juicios de Dora María y Lesther, aparte de todas las nulidades que se han venido cometiendo en la tramitación, y repetidas hoy en esta audiencia exprés, tienen un grave contrasentido con el Código Penal: el delito de ‘Menoscabo a la integridad nacional’ debe ser conocido por un tribunal de jurado y no por un juez técnico. Es decir, que estos jueces no tienen competencia. Entonces hay nulidad… pero ya sabemos que en Nicaragua los alegatos jurídicos no sirven para nada”, explicó la doctora Núñez a EL PAÍS.

El régimen Ortega-Murillo reanudó los juicios políticos este primero de febrero, mientras familiares de detenidos y el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) hicieron el llamado a un diálogo con el fin de liberar a los encarcelados. El régimen ignoró dicha disposición y apuró los procesos contra los opositores, los que –de momento– están agendados hasta el 24 de febrero. Lejos de mostrarse dispuesto a ablandarse, Ortega ha radicalizado su represión y procesa a las voces críticas con algunas de las leyes creadas para cazar disidentes, como la Ley de Defensa a los Derechos del Pueblo o Ley de Ciberdelitos, ambas aprobadas por la Asamblea controlada por el sandinismo.

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Lesther Alemán en una foto de archivo de mayo de 2018 cuando se enfrentó públicamente a Daniel Ortega.

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A Dora María Téllez: Lo azul no hay que tocar

En forma vengativa, Ortega ha mantenido a Dora María en condiciones de aislamiento y hoy pretende condenarla en la cárcel.

Mónica Baltodano

Confidencial, 3-2-2022

En la inmensidad del azul nicaragüense, Dora María es, sin duda, una de sus estrellas más brillantes. Su trayectoria en la lucha contra la dictadura somocista fue relativamente breve, pero intensa, decisiva, histórica, al contrario de dirigentes de larga trayectoria, pero que nunca hicieron nada relevante, en aquella heroica batalla. Por ahí inicia -desde la mediocridad de Ortega y también de Murillo- el odio, la desconfianza, la mezquindad que todo prostituye, y que hoy asesta un nuevo y cobarde zarpazo, pretendiendo inútilmente juzgarla, humillarla, condenarla, cuando Dora María es de lo azul no hay que tocar.

Esta es parte de su biografía, construida conjuntamente con su testimonio a la suscrita el 13 de noviembre de 1999. 1

Dora María Téllez nació en Matagalpa, el 21 de noviembre de 1955. Después de bachillerarse en esa ciudad, se trasladó a León, a estudiar medicina. La recuerdo en los pasillos de Ciencias Básicas, con su aspecto hippie, desenfadado, de artista, y su agudo sentido del humor, burlándose de todo, en particular de sí misma. No parecía, entonces, alguien que se fuera a comprometer en la lucha. Ella lo explicó así:

Entré al Frente y a la lucha revolucionaria por varias razones: la dictadura tenía características que eran intolerables para gente con cierta sensibilidad: la represión política, la corrupción, la coerción a todo intento de organización y movilización social, la concentración de poder político, el nepotismo y una pobreza tremenda; fueron las causas por las cuales yo entré a la lucha revolucionaria. En realidad, me inicié en la lucha estudiantil. 

Sigo teniendo las mismas características de entonces. Antes se decía un poco hippie y ahora un poco vaga; es decir, un poco fresca. También era la moda, ahora no se ve gente de caites. Creo que uno de los problemas es tomarse demasiado en serio. La gente que se toma demasiado en serio, por lo general son personas insoportables, porque no tienen mucho sentido de la vida.

Éramos una generación más dispuesta a la ruptura, más dispuesta al debate, más dispuesta a retar, más dispuesta a buscar cosas nuevas (…) Nosotros teníamos una ventaja: tener un gran ideal, grandes ideales; yo siento que hoy los jóvenes tienen un gran escepticismo. Es una generación distinta a la que nosotros pertenecimos.

Participó en las luchas estudiantiles de 1973 y en 1974 ingresó al FSLN. En 1975 pasó a la clandestinidad, formando parte de un grupo de estudiantes de medicina escogidos por la organización guerrillera para recibir un curso de Medicina de Campaña en Cuba.

Era un curso bastante intenso (…) También recibimos entrenamiento militar durante cuatro meses.

En Cuba trabajó en la tendencia Guerra Popular Prolongada, cuyo responsable entonces era José Benito Escobar, pues Carlos Fonseca acababa de salir hacia Nicaragua. En esa época no les dieron mucha información sobre la división del FSLN.

En 1976 acompañó a José Benito Escobar en un periplo que comenzó y terminó en Cuba.  Viajaron con pasaportes e identidad falsos.

…yo todavía conservo mi pasaporte con identidad ecuatoriana. Y para ello, tuve que aprenderme el nombre de todas las calles de Guayaquil, los cines, los monumentos públicos, la historia y la geografía de Ecuador.

Al pasar por México se enteró de la división del FSLN. En esa travesía, José Benito le compartió la visión de la necesidad de pasar a la ofensiva e impulsar las insurrecciones. Así, al llegar a Honduras, Dora María entró en contacto con dirigentes de la tendencia tercerista y se involucró en los entrenamientos de combatientes impartiendo clases sobre medicina de guerra.

… entro en contacto con los dirigentes del Tercerismo: estaban Daniel Ortega y Víctor Tirado. Germán Pomares —El Danto— estaba entrenando a uno de los grupos que participarían en la ofensiva de octubre, y mientras José Benito hacía lo suyo, me pusieron a apoyar el entrenamiento.

Llegó el momento de regresar a Cuba. Yo tenía que regresarme. José Benito había asumido el compromiso con los cubanos de no involucrarnos en la división. José Benito me explicó que la ofensiva de octubre era un asunto de vida o muerte: —Si no hay una ofensiva ahora contra la dictadura, el sandinismo se muere y la dictadura se consolida de por vida —me dijo—. Bajo esa consideración, le rogué que me dejara quedarme, porque en el grupo que iba a combatir, que era como de cuarenta hombres, no había ningún sanitario. Le insistí y le insistí hasta que José Benito aceptó. Era el grupo que se entrenaba con Francisco Rivera —El Zorro—.

El 12 de octubre de 1977, fue parte de la Columna del Frente Norte, cuya misión era atacar el comando de la Guardia Nacional (G.N.), en Ocotal, operación frustrada porque antes chocaron con una patrulla, que avisó a las fuerzas acuarteladas que llegaron en refuerzo. Los guerrilleros colocaron una emboscada en San Fabián, con la que sorprendieron a la G.N. y les hicieron doce bajas, entre muertos y heridos.

Luego, la Columna fue dividida en dos grupos: uno formó un campamento en la frontera con Honduras; el otro, bajo la conducción de Germán Pomares, realizó acciones ofensivas sobre los comandos G.N. de varios municipios y haciendas de somocistas.

Dora María formó parte de este último y, en días sucesivos, protagonizaron ataques a: Mozonte (15 de octubre), San Fernando (25 de octubre), Hacienda El Volcán (11 de noviembre), Mi Ilusión (20 de noviembre), El Amparo (30 de noviembre), toma de Santa Clara (5 de diciembre), toma del puesto fronterizo Las Manos (8 de diciembre) y la exitosa emboscada sobre el Puente Lisupo, dirigida por Joaquín Cuadra (19 de diciembre).  También realizaron acciones de propaganda armada en las haciendas Las Camelias y El Limón (8 de enero de 1978). En todos estos meses, Dora María vivió en condiciones guerrilleras con las fuerzas de Germán Pomares en la cordillera de Dipilto y Jalapa.2

En marzo de 1978, en una reorganización de fuerzas que realizó la tendencia Tercerista, Dora María fue enviada a reforzar el Frente Interno. Trabajó un tiempo en Managua como parte de la Comisión de Formación Ideológica, con Óscar Perezcassar, El Gordo Pin.

En agosto de 1978 fue responsable política del Comando Rigoberto López Pérez que se tomó el Palacio Nacional. Como responsable política, la Comandante Dos, asumió la negociación en la que se obtuvo la liberación de 60 presos políticos en poder de la dictadura somocista.

Reingresó al país, trabajó un tiempo en Managua, y fue responsable del impulso organizativo de la Juventud Democrática Nicaragüense, que tenía entre sus tareas el trabajo en las universidades.

En abril de 1979, al caer Roger Deshón, Óscar Perezcassar, Aracely Pérez Darias, Idania Fernández, Carlos Jarquín y Edgard Lang —casi todo el Estado Mayor de la tendencia insurreccional de León— Dora María asumió la dirección de ese Frente por el Tercerismo, y luego fue la jefa del Estado Mayor del Frente Occidental Rigoberto López Pérez, integrado por las tres tendencias del FSLN.

El Frente Occidental comprendía Chinandega y León. Un día antes del inicio de la insurrección, en Chinandega ocurrió un importante revés y la propia ciudad no pudo ser liberada hasta el 18 de julio. Pero la ciudad de León fue la primera ciudad de importancia que logró sacar a la G.N. del comando.

La ciudad de León queda despejada desde el 20 de junio, pero quedaba tomada por la Guardia el Fortín de Acosasco. Tal vez por eso es que se considera que León no fue la primera ciudad liberada en todo el país, sino Diriamba.

La plaza de León tenía al frente a un despiadado oficial llamado Gonzalo Evertz “Vulcano”. Sacarlo fue bastante difícil. Nos tardamos diecisiete días para sacarlo del Fortín, entre el 20 de junio y el 7 de julio.

Después del triunfo de la revolución, Dora María fue distinguida con el grado honorífico de Comandante Guerrillera. En los años 80 fue ministra de Salud y coordinadora del Comité de Dirección Departamental de Managua y, sin duda, una de las relevantes figuras de la Revolución.

En 1990 fue electa diputada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional; en 1995 se separó del FSLN y organizó el Partido Movimiento Renovador Sandinista (MRS), del que fue presidenta durante varios años.

Los integrantes del MRS habían dado la pelea al interior del FSLN por empujarlo, desde el punto de vista ideológico, a posiciones de centro izquierda, un poco al estilo de las terceras vías en Europa. Más tarde, precisaría en declaraciones a la revista Envío: En esta tercera vía el referente es programático, no es ideológico (…) La población entiende el planteamiento de la tercera vía, porque le da un mensaje distinto, de equilibrio, de salir de la polarización” condenó abiertamente los métodos de lucha que impulsó Ortega contra el Gobierno de doña Violeta en las luchas de calle, levantamiento de barricadas y violencia, y también reclamó mayor democratización en las filas del FSLN.

La respuesta del FSLN —ya bajo el control de Ortega— fue una odiosa campaña de descalificación, de manera particular, contra Dora María, cerrando las posibilidades del debate interno.

En el 2008, Dora María inició sola una huelga de hambre, reclamando la cancelación arbitraria e ilegal de la personería jurídica del Partido MRS, después que en alianza con el Rescate del Sandinismo consiguió el 8% de los votos. La huelga no dio resultado, pero la movilización de sus votantes y las simpatías que suscitó, mostró que había incrementado el respaldo, lo cual era inaceptable para el orteguismo, ya decidido a entronizarse en el poder a cualquier precio.  El autoritarismo fue in crescendo, hasta llegar a mostrarse claramente como una dictadura.

Las posiciones de Dora María al frente de esta agrupación política no dejaron lugar a dudas sobre su compromiso con la democratización de Nicaragua y el imperativo de poner fin a la nueva dictadura, todo lo cual se hizo evidente en las jornadas de abril 2018, que la dictadura se empecinó en seguir narrando como intento de golpe de Estado.

Por ello, al amparo de leyes espurias, unilateralmente aprobadas en diciembre de 2020, realizaron las redadas de 2021, capturándola entre otros dirigentes de UNAMOS (antes MRS).

En forma vengativa y despreciable, el régimen ha mantenido a Dora María en condiciones especiales de aislamiento y ahora es una de las primeras en ser sometida a un proceso judicial inescrupuloso completamente viciado y nulo de toda nulidad.

Dora María Téllez merece ser respetada y acompañada por todos los ciudadanos honestos de Nicaragua. Es una de las mujeres más destacadas en la lucha contra la dictadura somocista, y hoy lo sigue siendo contra la dictadura de Ortega y Murillo.

En 1999 cuando la entrevistamos en el programa radial Entre todos, le pedimos sus reflexiones finales y sus palabras tienen hasta hoy, una gran vigencia:

Tengo una reflexión ahora, que tiene que ver con los jóvenes. El país está entrando a unas condiciones distintas a las que nosotros teníamos cuando éramos jóvenes. Nosotros encontramos un país con el 85% de pobreza, casi la mitad de la población gana un dólar y medio por día, hay entre 800 000 y un millón de nicaragüenses trabajando fuera de Nicaragua. Estamos en un país que tiene como característica principal negar oportunidades a los jóvenes, es decir, ¿qué es lo que le queda a un joven que termina la primaria si no encuentra trabajo? No halla dónde meterse, participa en redes delictivas o se desespera.

Y es a esto a lo que exactamente me quiero referir: nosotros hemos aportado o tratado de hacer lo que creemos conveniente para ir enrumbando a este país por un cauce distinto al que tiene ahora; desdichadamente, el cauce político pareciera que es como una ruleta, que gira hacia atrás y está buscando de nuevo el montaje de una dictadura; y desde el punto de vista económico, la pobreza es ahora completamente intolerable.

Creo que los jóvenes, más ahora que nunca, en conjunto con nosotros mismos, estamos obligados a crear las condiciones para que el país preste las condiciones para la juventud, es decir, que los jóvenes mismos tienen que luchar por sus oportunidades.

Este modelo político que tenemos ahora, y el que estamos en curso de tener con las reformas constitucionales y la Ley Electoral, es un modelo político de concentración del poder en manos del presidente de la República, que tiene el control del Sistema Judicial, tiene control de todo. La concentración de poder lleva a la intolerancia, a la represión política, aleja la participación ciudadana. Creo que los jóvenes y nosotros mismos debemos estar demandando, no niveles de participación ciudadana, sino toma de decisión ciudadana en los asuntos clave del país, no nada más en términos de la representatividad, sino directamente como participación.

Creo que esta es igual que como nos tocó a nosotros hace años, una coyuntura de llamado de atención a los jóvenes. La juventud está en una disyuntiva fundamental, tiene que actuar ahora, tiene que movilizarse, defender los espacios democráticos; porque si no, entonces vamos a tener que recurrir a un expediente que ya es difícil, es decir: cuando se cierran los espacios democráticos, el expediente de la lucha armada se vuelve a abrir. Y yo creo que nosotros, que participamos en la lucha armada, lo último que quisiéramos es que se abra nuevamente; porque la guerra truncó o desvió o hizo para otro cauce, la vida normal de nosotros como jóvenes, una parte de la juventud que no vivimos.

¡Libertad para las 170 personas presas políticas!

3 de febrero 2022

Notas

  1. La entrevista completa a Dora María Téllez la puede encontrar en memoriasdelaluchasandinista.org  
  2. La Prensa de los días señalados, Ramírez Sergio, 1989, páginas 159-163.