A l’encontre, 30-6-2025
Traducción de Viento Sur, 5-7-2025
Correspondencia de Prensa, 8-7-2025
Desde las primeras semanas de la guerra, las imágenes de niños realizando ejercicios militares en los patios de los colegios, marchando al paso o entrenándose en maniobras de combate se han convertido en algo habitual en toda Rusia. El 1 de septiembre de 2023, el Gobierno introdujo oficialmente la formación militar básica (FMB) en todas las escuelas del país, afianzando así la orientación militarista en el sistema educativo. Estas clases inician a los niños en todo aquello de lo que esperamos protegerlos en un mundo que aspira a la paz: los alumnos aprenden a lanzar granadas, a montar rifles de asalto, a disparar y a actuar en situaciones extremas y operaciones militares. Las escuelas invitan a veteranos de guerra a las aulas para que compartan su experiencia en el combate. «Esta experiencia es especialmente valiosa en un momento crucial del desarrollo de nuestro país», declaró Vladimir Putin en 2023. Hoy en día, más de mil excombatientes trabajan en escuelas y organizaciones juveniles.
Pero la militarización de la juventud rusa va mucho más allá de la FMB. Desde los cursos preparatorios, los alumnos asisten a debates sobre temas importantes, donde se les enseña el patriotismo y la preparación para la defensa de la nación. Cientos de miles de niños pasan su tiempo libre en el grupo juvenil militarizado Iounarmia (Ejército Juvenil), mientras que los participantes en Zarnitsa 2.0 [juego militar de los jóvenes pioneros, ya vigente en la URSS] juegan a ser operadores de drones, paracaidistas o corresponsales de guerra. Todo esto no ha surgido de la noche a la mañana. Los programas de educación patriótica apoyados por el Gobierno y con fuertes elementos militares se remontan a los primeros años de la presidencia de Putin, mucho antes de que la guerra pareciera inminente. Tras la anexión de Crimea por Rusia [en 2014] y el conflicto en Donbás, estas organizaciones juveniles recibieron una misión más formal y estructurada en la sociedad. Pero, ¿qué eficacia tienen estos esfuerzos? ¿Qué recordarán los niños rusos cuando sean adultos: el sol de su primer amor y sus primeros descubrimientos o los recuerdos del entrenamiento militar, los discursos sobre el enemigo y los fragmentos de la retórica de Putin? Quizás todo ello a la vez.
¿Dónde comienza el patriotismo?
Pocas personas se declaran abiertamente antipatrióticas. De hecho, el patriotismo se ha convertido en uno de los pocos valores ideológicos que gozan de un amplio consenso entre el Estado ruso y la sociedad desde principios de la década de 2000. El recuerdo de la Gran Guerra Patria ocupa un lugar central en esta identidad común. Pero el patriotismo no es monolítico. En mayo de 2014, un estudio del Centro Levada reveló que la mayoría de la población rusa definía el patriotismo simplemente como el amor a la patria, el orgullo por los logros nacionales y la voluntad de contribuir al desarrollo del país. Al mismo tiempo, el 84 % de los encuestados consideraba que el patriotismo era un sentimiento personal profundo y que cada uno tenía derecho a decidir su significado. Solo el 21 % declaró que un verdadero patriota debía apoyar al Gobierno pase lo que pase.
El discurso oficial, sin embargo, mezcla el amor por el país con la lealtad al Estado. Pero añade otro elemento crucial: la voluntad de defenderlo. Esta versión del patriotismo ha contribuido a justificar la guerra para muchos rusos y rusas. Ha motivado a algunos a tejer redes de camuflaje y a donar suministros al Ejército para evitar la movilización. Para otros, sin embargo, el patriotismo tenía un significado muy diferente: un sentimiento de angustia y responsabilidad por el futuro de la nación. Esta versión dio lugar a protestas, exilio y una silenciosa determinación de mantener la interacción y esperar la paz.
En 2001, poco después de la llegada al poder de Putin, el Gobierno puso en marcha su primera iniciativa quinquenal de educación patriótica con la resolución n.º 122 [Decreto del Gobierno de la Federación de Rusia de 16 de febrero de 2001, n.º 122 «Relativo al programa estatal Educación patriótica de los ciudadanos de la Federación de Rusia para 2001-2005»]. El objetivo declarado era unificar la sociedad en torno a valores comunes, reducir las divisiones internas y restaurar el prestigio del servicio militar. El plan incluía una estrategia mediática destinada a combatir las interpretaciones falsas de la historia rusa, en particular en Internet, así como la financiación de películas y libros patrióticos. Los niños y niñas eran el público principal: las escuelas organizaron clases de valentía, reactivaron juegos deportivos con temática militar y crearon clubes patrióticos para la juventud. El Ministerio de Defensa era una de las tres instituciones clave encargadas de la implementación. El presupuesto del primer programa (2001-2005) fue modesto: solo 178 millones de rublos (6,14 millones de dólares), comparable a otras iniciativas federales de la época. Pero en el ciclo siguiente (2006-2010), la financiación se multiplicó por diez hasta alcanzar los 1500 millones de rublos (53 millones de dólares). Durante los 15 años siguientes, el crecimiento fue progresivo, hasta 2021, cuando el gasto anual alcanzó los 3500 millones de rublos (47,5 millones de dólares), incluso mientras el país seguía luchando contra la pandemia de COVID-19.
En 2022, el presupuesto destinado a la educación patriótica ascendió a casi 5000 millones de rublos (67,8 millones de dólares). Pero el gasto real fue aún mayor: 11 400 millones de rublos para contrarrestar la creciente disidencia hacia la guerra, especialmente entre la juventud. En 2024, el presupuesto asignado ascendió a 46 000 millones de rublos (495 millones de dólares). El plan para 2025 es aún más asombroso: más de 66 000 millones de rublos (684 millones de dólares). La explosión de esta inversión financiera es cada vez más visible en las aulas, los patios (espacios de juego) y los programas extraescolares.
«Serviremos a Rusia con lealtad y sinceridad»
Uno de los resultados más llamativos de la política patriótica del Gobierno ruso ha sido la creación de la organización militar y patriótica para jóvenes Yunarmiya (Ejército Juvenil). Creada en otoño de 2016, Yunarmiya se compara a menudo con las Juventudes Hitlerianas por sus uniformes militarizados, su estructura jerárquica, su estricta disciplina y la difusión de propaganda estatal.
Los pilares de la organización fueron establecidos por el Movimiento de Jóvenes Patriotas, creado en 1992 con el apoyo del Ministerio de Defensa. Reunió los restos de los clubes y juegos militar-patrióticos de la era soviética, como Zarnitsa, Orlyonok [proyecto educativo federal] y Gaidarovets (club infantil). Al principio, este movimiento siguió siendo marginal y poco visible a nivel nacional. Sin embargo, Iounarmia, que contaba con una importante financiación, apoyo político de alto nivel y una amplia cobertura mediática, comenzó a desarrollarse rápidamente. A principios de 2017, contaba con unos 70 000 miembros y tenía sede en todas las regiones de la Federación de Rusia. En mayo de 2019, el número de miembros se había disparado a 500 000. En 2021, gracias al aumento del gasto en programas patrióticos y a la presión resultante, el número de inscripciones superó el millón, de los 17 millones de niños en edad escolar en todo el país. En el tercer año de la guerra total, en marzo de 2025, esta cifra había aumentado a 1,8 millones.
Según el jefe del Estado Mayor de la Iounarmia, Vyacheslav Golovin, entre ellos se encuentran «12 000 participantes en operaciones militares especiales». Esta declaración es alarmante y desconcertante: miembros de una organización juvenil estarían participando en la guerra. Pero la explicación reside en la estructura de la organización. Según sus estatutos, la afiliación está abierta a jóvenes de entre 11 y 18 años, pero más de 400 000 miembros de la Iounarmia están designados como «graduados y tutores», de los cuales 122 000 han seguido una carrera en el ejército o las fuerzas del orden. La organización ya cuenta con su propio «callejón del recuerdo», que rinde homenaje a cuatro jóvenes graduados fallecidos en combate.
La cuidada, y en ocasiones caricaturesca, página web de la organización no hace ninguna mención a la guerra de trincheras, los ataques mortales o la dura realidad de los combates. Sus objetivos declarados se formulan en términos positivos: fomentar el desarrollo social, moral, intelectual y físico. Fomentar la amabilidad, la conciencia y la compasión. Y promover «el desarrollo de la sociedad civil mediante la puesta en marcha de proyectos socialmente significativos» (sic). Las referencias al entrenamiento y al servicio militar son relativamente limitadas.
Pero eso no significa que el objetivo de la organización sea oscuro. Iounarmia tiene claramente como objetivo no solo formar futuros soldados, sino también ciudadanos profundamente leales al Ejército y a sus objetivos. La organización refleja una jerarquía militar, con ramas regionales y un cuartel general situado en la Casa de los Oficiales del Distrito Militar de Moscú. Los niños visten uniformes coloridos y estilizados y prestan juramento. El himno de la organización enuncia claramente su misión:
Los regimientos marchan en formación, en perfecto orden,
Y las banderas ondean con orgullo
…
Las tropas rusas marchan codo con codo,
Y aunque el camino militar no es fácil,
Serviremos a Rusia con fe y verdad.
Una vez en la Yunarmiya, el niño se inscribe en una de las secciones de una escuela o club militar-patriótico. Cada unidad está dirigida por un instructor. Por lo general, se trata de un militar en servicio activo o retirado, o de un empleado de los servicios de seguridad o del Ministerio de Situaciones de Emergencia. El niño presta un juramento solemne de «ser fiel a su patria y a la hermandad de la Yunarmiya». En diciembre de 2021, la ceremonia que marcó el millonésimo miembro de la organización se celebró en la catedral principal de las Fuerzas Armadas Rusas en el parque Patriot, en presencia del viceministro de Defensa, Gennady Zhidko. Durante el acto, se desplegó una enorme bandera de Yunarmiya, de 30 metros por 20, y una batería de tres cañones de artillería disparó cinco salvas de honor.
Las actividades diarias de los escolares varían según la especialización de la unidad. Sin embargo, muchas de ellas giran en torno al entrenamiento en el manejo de armas, las habilidades militares y médicas básicas, el atletismo y las clases sobre la Gran Guerra Patria.
Iounarmia organiza una amplia gama de eventos patrióticos a gran escala, competiciones y juegos deportivos militares. Muchas de estas actividades se llevan a cabo en lugares gestionados por el Ministerio de Defensa. En 2021, el Ministerio inauguró el Centro Avangard en el Patriot Park, cerca de Moscú, con el fin de ofrecer formación militar específica a los estudiantes de secundaria. Con una superficie de 33 hectáreas, el centro acoge a más de 80 000 cadetes al año (hasta 800 alumnos a la vez). Los padres pueden comprar plazas para sus hijos y elegir entre cursos de cinco o diez días, que incluyen clases como «Joven soldado», pilotaje de drones, etc. El centro también acoge grandes foros y reuniones de la organización juvenil Iounarmia para ofrecer programas especializados en formación militar y técnica. Ya se han abierto centros similares o se están construyendo en varias ciudades rusas. En junio de 2023, el Ministerio de Defensa anunció su intención de construir centros de educación militar y patriótica en todas las ciudades de más de 50 000 habitantes. En el momento del anuncio, ya había centros de este tipo en funcionamiento en 104 ciudades, 37 de ellas con más de 100 000 habitantes.
Los famosos campamentos infantiles de la era soviética, Artek [colonia de vacaciones de los pioneros] y Orlyonok, también acogen sesiones especiales Iounarmia. Se trata de sesiones en las que pueden participar los miembros tras superar un proceso de selección competitivo que consiste en realizar una tarea y presentar un cuaderno de actividades personal. En estos campamentos, el entrenamiento militar básico es obligatorio para los niños de entre 12 y 16 años. Algunas sesiones se centran explícitamente en la preparación para una carrera militar para los estudiantes de secundaria, junto con otros programas patrióticos y de desarrollo físico.
Ataques terrestres y marítimos
Paralelamente a Younarmia, en 2016 se puso en marcha un proyecto denominado Zarnitsa 2.0. Se trata de una versión modernizada del juego militar de la era soviética, con una estética digital que recuerda el universo del videojuego StarCraft y que se ha actualizado para reflejar los objetivos actuales de la formación militar. El juego está abierto a niños a partir de 8 años. Los niños se dividen en equipos de diez. Cada miembro del equipo elige un papel: comandante, corresponsal de guerra, zapador, médico, operador de drones, instructor político o soldado de asalto. Los participantes deben estudiar su especialidad y adquirir habilidades adicionales. Los equipos compiten en varias rondas, pasando de las clasificaciones locales y municipales a la final nacional. Los retos y las tareas, especialmente para los participantes de más edad, incluyen una amplia gama de habilidades militares y de supervivencia: carreras de relevos de combate, cultura militar general, entrenamiento en ejercicios militares, historia del Estado ruso e historia militar, medicina táctica, entrenamiento en el manejo de armas de fuego, defensa química y biológica, técnicas de supervivencia, ingeniería y camuflaje, operaciones tácticas y tareas especializadas simuladas inspiradas en funciones militares reales.
En 2024, Serguéi Kirienko, primer adjunto al jefe de la administración presidencial, describió sus impresiones sobre la fase final de Zarnitsa 2.0: «Los comandantes hablaron con admiración del buen equipamiento de los equipos, que no tenía nada que envidiar a las mejores fuerzas especiales. Los jóvenes utilizaron drones de reconocimiento, drones kamikazes FPV [capaces de lanzar granadas], drones terrestres y los últimos equipos de vigilancia. Los vimos entrenarse para llevar a cabo ataques terrestres y acuáticos, colocar minas, desactivarlas, estudiar la topografía y prestar asistencia médica táctica». Cabe destacar que los participantes en la guerra contra Ucrania actúan como instructores y expertos a lo largo de las diferentes etapas del juego.
Organizado inicialmente en unas pocas regiones, Zarnitsa 2.0 se ha expandido rápidamente gracias al apoyo del Ministerio de Defensa y a la financiación federal. El juego adquirió rápidamente una estructura jerárquica, unas reglas estandarizadas y una base material sólida. En la actualidad, está organizado por el Movimiento de los Primeros, otra organización patriótica creada en la «nueva Rusia» de Putin [del que es líder oficial], con el apoyo de Iounarmia y del Centro Voin para la Educación Militar y Patriótica. Según Serguéi Kirienko, el juego alcanzó una dimensión casi nacional en 2024: se organizaron alrededor de 9000 pruebas de clasificación en las escuelas y 4000 a nivel municipal, en las que participaron más de 800 000 alumnos.
En la primavera de 2025, el número de participantes se disparó. Los organizadores declararon que más de 3 millones de escolares habían participado en las pruebas de clasificación. En algunas regiones, la participación se disparó: se cuadruplicó en Daguestán (Ciscaucasia) y se multiplicó por diez en la región de Kaluga (Rusia central) en comparación con años anteriores.
Cuerpo de cadetes
Otro signo revelador de la militarización de la educación en Rusia es el rápido crecimiento de los programas escolares destinados a cadetes y cosacos [Putin inauguró en 2002 la escuela presidencial de cadetes cosacos de Moscú, con una dimensión patriótica y religiosa más marcada], diseñados explícitamente para formar a los futuros soldados. La formación de los cadetes complementa el programa escolar estándar con una enseñanza sistemática de las habilidades militares básicas, la disciplina y los rituales. Existen tres tipos principales de centros para cadetes: los cuerpos de cadetes (internados de estructura cerrada), las escuelas autónomas de cadetes y las clases de cadetes dentro de las escuelas públicas ordinarias. Estos centros suelen funcionar en el marco de acuerdos con el Ministerio de Defensa y preparan a los alumnos para ingresar en las universidades militares.
Los cuerpos de cadetes se crearon originalmente como instituciones de élite en la Rusia zarista bajo Pedro el Grande [1629-1676], pero fueron suprimidos tras la revolución de 1917. Se reintrodujeron bajo Stalin al final de la Segunda Guerra Mundial, oficialmente por iniciativa del teniente general A. A. Ignatiev, antiguo oficial zarista y graduado de un cuerpo de cadetes prerrevolucionario. Se convirtieron en las escuelas Suvorov y Nakhimov [centros de enseñanza secundaria militar]. En 1991 existían 11 centros de este tipo en toda la URSS, así como varios otros que compartían sus objetivos y estructura.
A principios de la década de 1990, algunas de estas escuelas cerraron, pero poco a poco fueron surgiendo otras nuevas, a menudo creadas por las autoridades locales, oficiales militares en activo o retirados y miembros de los servicios de seguridad. A finales de la década de 1990, su número había aumentado a 40. Al mismo tiempo, comenzaron a aparecer escuelas y clases de cadetes en las escuelas públicas tradicionales, un modelo que no existía en la Unión Soviética. Estos alumnos también llevan uniformes, siguen una disciplina estricta y participan en ejercicios militares después de terminar sus clases normales. La jornada escolar de un alumno de una clase de cadetes suele comenzar con el toque de queda a las 8 de la mañana y termina a las 6 de la tarde. Las clases se organizan en «pelotones», divididos a su vez en «secciones» dirigidas por «comandantes». Por la tarde, los alumnos reciben clases de historia y servicio armado impartidas por un instructor militar, así como formación en el manejo de armas y tiro. También se unen a clubes dedicados a temas militares y cívicos. Las exposiciones patrióticas, las excursiones, los bailes militares y los desfiles son habituales. Además de un profesor principal, cada clase suele contar con un administrador afiliado al ejército.
Bajo la presidencia de Vladimir Putin, la educación de los cadetes comenzó a desarrollarse rápidamente, mucho antes de la financiación oficial de programas patrióticos a gran escala. En 2009, Rusia contaba con más de 120 cuerpos y escuelas de cadetes. A finales de 2018, había alrededor de 200 (con 50 000 alumnos) y más de 7000 clases de cadetes (150 000 alumnos) en todo el país. En 2014 se dio un paso importante cuando se abrieron 72 clases de cadetes en 21 escuelas, con 1600 alumnos solo en Moscú. Cada organismo encargado de la seguridad y la aplicación de la ley cuenta ahora con su propia red de centros afiliados: el Ministerio de Defensa y el Ministerio del Interior tienen la red más grande, pero incluso el Servicio Penitenciario Federal patrocina decenas de clases en todo el país.
También se han creado centros para niñas. El Ministerio de Defensa gestiona desde 2008 el internado para hijas de militares. Esta escuela de élite acoge a niñas, principalmente de familias de militares, tras un riguroso proceso de selección. Su vida cotidiana es similar a la de los alumnos de la escuela militar Suvorov, con uniformes, horarios estrictos y entrenamiento militar limitado. Sin embargo, se hace más hincapié en la cultura de los conceptos tradicionales de feminidad: el programa incluye equitación, danza y canto.
Desde 2015 se celebra en Moscú un desfile anual de cadetes. En mayo de 2025, 3000 escolares con uniforme de cadete desfilaron por la colina Poklonnaya, donde fueron recibidos por el alcalde de Moscú, Serguéi Sobianine, el patriarca Cirilo y el ministro de Educación, Serguéi Kravtsov. Tras el desfile, tuvo lugar un gran festival público, con puestos de temática militar y exposiciones interactivas.
En 2025, existen clases de cadetes que acogen a 30 000 niños en 236 escuelas de Moscú. A escala nacional, alrededor de 510 000 alumnos siguen cursos de cadetes. Por ejemplo, según las autoridades, durante el curso escolar 2024-2025, más de 100 000 niños solo en la región de Kubán [sur de Rusia, cerca de Crimea] estaban matriculados en clases cosacas ofrecidas en 93 escuelas y 67 guarderías. El gobierno regional de Novosibirsk [Siberia occidental] indicó que el número de clases de cadetes se había duplicado, pasando de 58 a 116, mientras que el número de alumnos había aumentado de 1466 a 2440.
«Lo que nos une a todos»
Los cuerpos y clases de cadetes, las organizaciones militares y patrióticas para jóvenes, los juegos y competiciones deportivas militares fueron cuidadosamente planificados y desarrollados mucho antes de la guerra a gran escala en Ucrania. El rápido aumento de la participación y la expansión cualitativa en los últimos tres años han estado motivados no solo por un importante gasto, sino también por la existencia de una infraestructura establecida desde hace mucho tiempo. Cabe señalar que, si bien estos programas desempeñan ahora un papel cada vez más importante en la vida de los escolares rusos, la participación sigue siendo, al menos oficialmente, voluntaria.
Sin embargo, desde septiembre de 2022, la vida escolar ha cambiado para todos los niños y niñas de Rusia. Ahora, todos los lunes comienzan con una ceremonia oficial de izada de bandera. A continuación, los alumnos de todos los niveles asisten a una clase patriótica especial, titulada Conversaciones sobre temas importantes, impartida por su profesor principal.
En abril de 2022, durante un foro patriótico para jóvenes titulado La fuerza en la verdad, el ministro de Educación, Serguéi Kravtsov, declaró:»El Gobierno no dejará solos a los escolares en la guerra de la información». Ese mismo día, anunció la introducción de clases patrióticas semanales a partir del próximo curso escolar. El propio presidente Vladimir Putin anunció los ganadores de los concursos escolares y las competiciones durante la primera edición de «Conversaciones sobre temas importantes». Putin repitió los discursos habituales del Estado sobre la protección del pueblo del Donbás y la lucha contra el «nazismo ucraniano» para subrayar la importancia política del nuevo programa escolar [el 25 de junio, durante el Foro de San Petersburgo, Putin volvió a declarar que el pueblo ucraniano como tal no existía y que formaba parte de un solo pueblo, el ruso, nota del editor].
La primera serie de materiales didácticos, publicada a finales del verano de 2022, suscitó inmediatamente la preocupación de padres y profesores. El contenido presentaba el patriotismo en términos simplistas y militarizados. Se animaba a los niños a hablar abiertamente de la «operación militar especial», la «reunificación con Crimea», el «Occidente colectivo» y el «nazismo ucraniano». El mensaje asociaba repetidamente el amor por la naturaleza y la patria con la voluntad de servir —y, si fuera necesario, morir— por la patria. La franqueza del mensaje escandalizó a muchos profesores y padres. Las plataformas en línea se inundaron rápidamente de testimonios sobre educadores que aplicaban de forma agresiva el contenido del guion.
En respuesta a esta protesta, el Gobierno revisó los materiales antes del 12 de septiembre, eliminando toda referencia directa a la guerra y a la muerte por la patria. Desde el 20 de febrero de 2023, se emite una versión televisiva de Conversaciones sobre temas importantes en el programa Good Morning del Canal Uno. El presidente Putin sugirió recientemente ampliar estas clases a las guarderías.
Con esta iniciativa, el Gobierno ruso ha logrado algo sin precedentes en la historia de su sistema educativo: ha creado un sitio web visualmente atractivo y fácil de usar dedicado al programa patriótico. Todos los materiales didácticos (planes de clase, guías para el profesor, vídeos, presentaciones, carteles y herramientas interactivas) se presentan de forma profesional, sin la laxitud burocrática que suele asociarse a los contenidos producidos por el Estado. Los vídeos cuentan con actores profesionales y famosos, y los planes de clase a veces ofrecen variantes opcionales. Para los alumnos de 10.º y 11.º curso, los profesores pueden optar por utilizar u omitir documentos procedentes de Besogon TV, un canal de propaganda presentado por el veterano cineasta Nikita Mikhalkov, cuyas opiniones son notoriamente conservadoras y patriarcales. Sus intervenciones se presentan como temas de reflexión para los alumnos.
El programa del 8 de marzo (Día Internacional de la Mujer) promueve el mensaje de que las luchas de las mujeres pertenecen en gran medida al pasado y que este día celebra ahora la «verdadera feminidad», definida como la ternura, la atención y la amabilidad. Las historias de mujeres destacadas no hacen hincapié en el activismo o los derechos, sino en el lugar central que ocupan la familia y los valores tradicionales en sus vidas. Se anima a los profesores a citar declaraciones apropiadas del presidente Putin.
Por ejemplo, el 19 de mayo se impartió en todo el país una lección titulada Los valores que nos unen». Los alumnos de primer y segundo curso descubrieron los valores tradicionales fundamentales que se supone que los unen: el patriotismo («el amor a la patria y la voluntad de defenderla»), la familia, el trabajo y la comunidad. Los alumnos de cursos superiores, de 10.º a 11.º, recibieron una lista más elaborada de 17 valores tradicionales que se supone que unen a todos los pueblos de Rusia, valores que, según el curso, encontraron su máxima expresión en la victoria de 1945. Entre ellos figuran la unidad frente al enemigo, la solidez de las familias, el apoyo fiable y el colectivismo. Un vídeo recomendado para su uso en clase muestra a Margarita Simonyan, redactora jefe de la cadena de propaganda estatal RT (Russia Today).
La lucha por el futuro
La guerra de Rusia contra Ucrania no ha resultado ni rápida ni triunfante. Para los detractores de la invasión, la persistencia de un sentimiento antibélico entre los jóvenes, incluso en las encuestas realizadas por organismos afines al Gobierno, es motivo de cauteloso optimismo. Al fin y al cabo, el futuro pertenece a las y los jóvenes. Por lo tanto, no es de extrañar que, mientras el Kremlin se preparaba para un conflicto prolongado, aumentara considerablemente el gasto en adoctrinamiento patriótico, volviendo a hacer hincapié en la influencia sobre los jóvenes a través de las escuelas y las organizaciones juveniles de masas. Hoy en día, la vida escolar en Rusia no solo incluye «conversaciones sobre temas importantes», reuniones semanales para izar la bandera y una red cada vez mayor de clases de cadetes, sino también placas conmemorativas y «oficinas de héroes» en homenaje a los graduados muertos en Ucrania. Los contenidos militaristas y patrióticos se infiltran en prácticamente todas las materias. Las organizaciones juveniles, respaldadas por generosos fondos públicos, están ganando importancia y multiplicando los eventos, convirtiéndose en vías fiables hacia el empleo después de la guerra y, en algunos casos, hacia la movilidad social para los soldados que regresan al país.
Iounarmia, la principal organización militar juvenil del Estado, está ahora dirigida por el coronel Vyacheslav Golovin. Oficial de las fuerzas especiales de la marina conocido con el nombre en clave Struna, Golovin desempeñó un papel clave en el asedio de Mariúpol. El Movimiento de los Primeros, otro grupo juvenil alineado con el Estado, está dirigido por el mayor Artur Orlov, un veterano de Siria y Ucrania. Cada vez más, los veteranos de la invasión de Ucrania ocupan puestos directivos en programas destinados a los jóvenes o son nombrados para supervisar la educación militar y patriótica en las escuelas públicas.
El Estado se esfuerza ahora abiertamente por llegar a todos los niños rusos. No necesariamente para convertir a cada uno de ellos en un soldado o un «verdadero» patriota, sino al menos para imponerles una visión única del mundo. En este relato, el presidente Putin, sabio y benevolente, solo dice la verdad, Rusia está perpetuamente rodeada de enemigos y la guerra en Ucrania es una lucha justa y necesaria contra el nazismo, como hace 80 años. En esta realidad imaginaria, la guerra no es una aberración, sino la norma. Rusia siempre ha luchado y siempre ha triunfado gracias a la clemencia divina y a su superioridad moral. Amar a la patria, ese es el mensaje, es estar dispuesto a sacrificarse por ella.
Esta visión del mundo es profundamente disonante, incluso esquizofrénica. Se propaga de forma sistemática a través de la enseñanza escolar, las actividades extraescolares, los programas de televisión para niños y los medios de comunicación en línea. En la actualidad, varios millones de niños participan en algún aspecto del entrenamiento militar, ya sea a través de los juegos de rol de Iounarmia o de programas más intensivos en clases y escuelas de cadetes. La magnitud, la ambición y la coordinación de todo el sistema son asombrosas y aterradoras. Quizás lo más inquietante sea el cinismo con el que se presentan a los niños los valores militaristas como virtudes cívicas.
Por supuesto, no todas las escuelas aplican este programa con el mismo celo. Depende en gran medida de las convicciones del profesorado y los administradores. Si bien la participación en las Conversaciones sobre temas importantes es obligatoria, el tono y el contenido de estas conversaciones pueden variar. Muchos educadores siguen promoviendo discretamente valores humanistas y pacíficos auténticos y navegando entre la ética personal y las expectativas del Estado. En algunas escuelas con pocos recursos, los programas patrióticos y las clases de cadetes no son más que un medio para cumplir cuotas y respetar los planes oficiales sobre el papel.
Y luego está la disonancia fundamental: la mitología transmitida por la propaganda estatal a menudo choca con la realidad que los niños observan en su vida cotidiana. En casa, muchos están expuestos a discursos completamente diferentes sobre la paz, la libertad y la democracia. Estos valores siguen siendo visibles en la sociedad rusa a pesar de años de represión, ataques contra las instituciones democráticas, censura y dificultades económicas. Según una reciente encuesta del Levada Center publicada en mayo, más del 60 % de los rusos se declaran a favor de la paz y el 15 % afirma abiertamente no apoyar las acciones del ejército ruso.
En este contexto, hay pocos motivos para creer que los niños y niñas rusos absorberán pasivamente el mensaje militarista del Estado. La lucha por el futuro está lejos de haber terminado y los niños y niñas, como siempre, son quizás más perspicaces de lo que pensamos.
–Artículo priginal publicado en Posle (После), 25-6-2025
***
Posle, «después» en ruso, se define así:
Tras la invasión rusa de Ucrania, la vida en ambos países nunca volverá a ser la misma. Pero para poder seguir viviendo y actuando, debemos encontrar respuestas a algunas preguntas cruciales. ¿Por qué comenzó esta guerra? ¿Por qué es tan difícil detenerla? ¿Cómo será el futuro después de la guerra?
Posle es un intento de respuesta a estas preguntas. Como comunidad de autores con ideas afines, condenamos la guerra que ha desencadenado una catástrofe humanitaria, causado una destrucción colosal y provocado la masacre de civiles en Ucrania. Esta misma guerra ha provocado una ola de represión y censura en Rusia. Como miembros de la izquierda, no podemos disociar esta guerra de las inmensas desigualdades sociales y la impotencia de la mayoría trabajadora. Por supuesto, tampoco podemos ignorar la ideología imperialista que se esfuerza por mantener el statu quo y se alimenta del discurso militarista, la xenofobia y el fanatismo.
Nuestra plataforma se propone examinar la estructura de estos problemas e imaginar una salida. Posle da la bienvenida y está abierta a académicos, periodistas, activistas y testigos presenciales, a todos aquellos que buscan comprender el presente y reflexionar sobre el futuro.