Un hombre llora la muerte de varios de sus familiares en Ciudad de Gaza, el 18 de mayo de 2025. Majdi Fathi/NurPhoto/Getty Images
Israel activa la destrucción total de Gaza sin que nadie le ponga freno
Francesca Cicardi
elDiario.es, 19-5-2025
Correspondencia de Prensa, 20-5-2025
El Gobierno israelí ha permitido la entrada de una cantidad “mínima” de ayuda para evitar las críticas de EEUU. El jefe humanitario de la ONU advierte de que 14.000 bebés morirán en las próximas 48 horas si no llega ayuda a tiempo
Hace tiempo que el Gobierno de Benjamín Netanyahu no oculta sus verdaderas intenciones en Gaza: expulsar o matar a la población palestina –ya sea con bombas o de hambre– y ocupar todo el territorio, después de haberlo destruido casi por completo desde el comienzo de su guerra de castigo en octubre de 2023.
El lunes, sin embargo, el Gobierno ultranacionalista israelí ha iniciado una nueva fase de la guerra en la que ha anunciado que ocupará y destruirá todo lo que queda de Gaza al tiempo que permitirá la entrada de una cantidad ínfima de ayuda humanitaria cuyo único objetivo es evitar horribles imágenes de hambruna y aplacar a EEUU, su protector en la esfera internacional.
Naciones Unidas ha logrado este martes el permiso de las autoridades israelíes para introducir un centenar de camiones con ayuda humanitaria a la Franja, donde unos 14.000 bebés pueden morir en las próximas 48 horas si no reciben esa ayuda a tiempo, tal y como ha advertido el jefe humanitario de la ONU, Tom Fletcher, en una entrevista con la cadena británica BBC.
Desde esta mañana, Israel ha matado a al menos 50 personas en Gaza, incluidos 33 menores y mujeres, según el Gobierno gazatí, vinculado al grupo palestino Hamás. En un comunicado, ha denunciado los ataques directos contra viviendas, refugios y hospitales, así como el empleo del hambre como arma de guerra.
“Una estrategia totalmente nueva. No más incursiones ni operaciones de entrada y salida: ahora conquistamos, limpiamos y nos quedamos. Hasta que Hamás sea destruido. Por el camino, lo que queda de la Franja también está siendo arrasado, simplemente porque todo allí se ha convertido en una gran ciudad del terror”, señaló el lunes Bezalel Smotrich, uno de los ministros más radicales del Ejecutivo.
Por su parte, Netanyahu volvió a declarar el lunes que Israel va a tomar el control de toda la Franja de Gaza, un plan en el que las tropas israelíes han ido avanzando rápidamente en los últimos dos meses, desde que Tel Aviv decidiera romper el alto el fuego con el grupo palestino Hamás y reanudara su brutal ofensiva el pasado 18 de marzo. Desde ese día han muerto más de 3.200 gazatíes, cientos de ellos el pasado fin de semana, cuando las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) anunciaron el comienzo de la operación ‘Carros de Gedeón’, un nombre bíblico que deja entrever los deseos de un final apocalíptico que pase a la historia.
Cuando ya quedan pocos edificios en pie de norte a sur del enclave palestino (más del 90% han sido dañados) y su infraestructura ha sido destruida, las FDI siguen atacando por tierra, mar y aire, volando con explosivos lo que queda de barrios diezmados y teniendo como objetivo incluso las tiendas de lona en las que malviven los desplazados. La población está arrinconada en un área cada vez más limitada de la pequeña Franja de 360 kilómetros cuadrados, con cada vez menos vías de escape y ningún lugar seguro.
Según la Oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios (OCHA), más del 70% del territorio de Gaza ha sido ocupado e incluido en las llamadas zonas de “seguridad” o de “amortiguación”, junto a la divisoria de Israel, o ha sido evacuado mediante órdenes castrenses que obligan a los civiles a marcharse de estas “áreas de combate peligrosas”. Este mismo lunes, el portavoz en árabe del Ejército israelí, Avichay Adraee, ha ordenado la evacuación de la ciudad de Jan Yunis (la más grande del sur de la Franja), y de las localidades sureñas de Beni Suhaila y Abasan.
La OCHA lamenta que “las personas han sido confinadas en espacios cada vez más reducidos”, incluso antes del comienzo de la actual operación militar, con la que los dirigentes políticos y militares dicen querer ejercer más presión sobre Hamás para que libere a los 58 rehenes (de los cuales, menos de la mitad se cree que están vivos) que permanecen en manos de los milicianos palestinos desde el 7 de octubre de 2023.
Atacar y negociar
Sin embargo, los familiares de los secuestrados, vivos y muertos, han denunciado una y otra vez que la vía militar no funciona y que la única forma de traer de vuelta a sus seres queridos es mediante un acuerdo. Tras el anuncio de la operación ‘Carros de Gedeón’, el Foro de las Familias de los Rehenes y los Desaparecidos emitió un comunicado en el que señalaba que “la expansión de los combates en Gaza aumenta de forma dramática el riesgo de que sufran daños tanto los rehenes vivos como los cuerpos de aquellos que han fallecido durante el cautiverio”.
Hace una semana, Hamás dejó en libertad al rehén israelí-estadounidense Edan Alexander gracias a un acuerdo con la Administración de Estados Unidos, con la mediación de Qatar. Su liberación fue un gesto de buena voluntad por parte de los islamistas que de esa forma trataban de impulsar nuevas negociaciones indirectas con Israel para poner fin a la guerra en Gaza. Un día después de que Alexander quedara en libertad, una delegación israelí viajó a Doha para retomar los contactos con los mediadores cataríes, pero diversos observadores señalan que las acciones de Israel demuestran que no tiene voluntad alguna de pactar un cese de las hostilidades permanente, que es lo que exige Hamás.
Netanyahu accedió a enviar a sus negociadores a Doha –presionado por el enviado de Trump para Oriente Medio, Steve Witkoff, según informó Haaretz–, mientras el presidente de EEUU se encontraba de visita oficial en este emirato del Golfo Pérsico; pero cuando aún no se había marchado de la región, intensificó los ataques contra Gaza mandando un mensaje claro a su aliado.
“Cuando fue liberado el soldado estadounidense-israelí pensamos que este gesto iba a abrir una puerta para terminar la tragedia [en Gaza], pero la respuesta [de Israel] fue una oleada de bombardeos aún más violenta que han provocado la muerte de miles de inocentes”, ha lamentado este martes el primer ministro y ministro de Exteriores de Qatar, Mohamed bin Abdulrahmán.
De momento, Trump no ha criticado la nueva operación israelí, en la que han muerto cientos de personas en pocos días, ni ha pedido a Israel que la detenga. “Las perspectivas de detener los combates ahora dependen principalmente de Trump y de la esperanza de que continúe mostrando interés por los acontecimientos en Gaza”, escribió este domingo el analista Amos Harel en el diario israelí Haaretz.
Si la anterior Administración de EEUU había advertido de que no apoyaría una nueva ocupación de Gaza –territorio del que Israel retiró sus tropas y desmanteló los asentamientos en 2005–, la vuelta de Trump a la Casa Blanca el pasado enero ha abierto la puerta a esta posibilidad e, incluso, a la expulsión de la población palestina. El Gobierno ultranacionalista israelí ha tomado al pie de la letra el plan del republicano de vaciar la Franja, reconstruirla y convertirla en la ‘Riviera de Oriente Medio’.
Desde Washington sólo ha habido muestras de incomodidad y desaprobación en los últimos días por las imágenes de la hambruna en Gaza, dos meses y medio después de que Israel cerrara a cal y canto los pasos fronterizos del enclave y prohibiera la entrega de ayuda humanitaria y cualquier producto básico, desde agua a medicinas o combustible.
Ayuda humanitaria para evitar las críticas
Tras haber ignorado las advertencias y súplicas de la ONU y de multitud de organizaciones humanitarias, Netanyahu ha cedido a las señales llegadas desde EEUU y ha decidido permitir la entrada de una “mínima” cantidad de ayuda humanitaria para aliviar así el sufrimiento de la población civil en Gaza, que lleva meses padeciendo el hambre aparte de la violencia.
En un vídeo difundido este lunes en redes sociales, el primer ministro ha argumentado su decisión más en términos políticos que humanitarios. Según Netanyahu, sus “mejores amigos en todo el mundo” (esto es, los estadounidenses) le han transmitido que hay una cosa que no pueden aceptar: “imágenes de una hambruna, una hambruna masiva”. Por ello, antes de alcanzar un “punto peligroso” para Israel y alcanzar una “línea roja”, en palabras de Netanyahu, es necesario “resolver el problema”.
El Gobierno y el Ejército hebreos han asegurado que permitirán la entrada de ayuda humanitaria y este lunes se ha autorizado el paso de cinco camiones, una cantidad totalmente insuficiente respecto a las necesidades. Desde Oxfam Intermón han señalado que “la limitada entrada de ayuda a Gaza no puede confundirse con un progreso significativo, especialmente considerando la expansión de la brutal campaña de bombardeos de Israel en la Franja de Gaza. No es un punto de inflexión, sino, en el mejor de los casos, una pequeña concesión que parece reflejar la creciente presión internacional”.
A esa presión se ha referido el ministro Smotrich, en unas declaraciones sobre la ayuda que su Gobierno ha dejado entrar a Gaza: “Permitirá a los civiles comer y a nuestros amigos en el mundo seguir dándonos el paraguas internacional de protección contra el Consejo de Seguridad y el tribunal de La Haya, y a nosotros nos permitirá seguir luchando hasta la victoria”.
El titular de Finanzas ha explicado que “lo que llegará en los próximos días es un poco para las panaderías que distribuyen pitas a la gente y para las cocinas públicas que dan una ración diaria de comida cocinada. Los civiles en Gaza recibirán un pan de pita y un plato de comida, y eso es todo”. Al igual que Netanyahu, ha dejado claro que la decisión es puramente estratégica: “¿Me gustaría evitar tener que introducir un solo grano de sal en la Franja de Gaza, incluso para los civiles? Es posible”. Pero ha admitido que, si Israel lo hiciera, “el mundo” le obligaría a poner fin a la guerra, que es a lo que se opone a toda costa.
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Gaza sufre otra noche de matanzas mientras aumentan las críticas a la invasión militar de Israel
Nuevos bombardeos matan a más de 70 personas. La ONU advierte de que 14.000 bebés podrían morir en las próximas 48 horas si no reciben la ayuda humanitaria
Trinidad Deiros Bronte, Jerusalén*
El País, 20-5-2025

Cuando cae la noche, Israel suele desatar con más violencia los bombardeos que apenas cesan en Gaza desde hace una semana, cuando Israel recrudeció sus ataques. La Franja ha sido de nuevo en la madrugada de este martes un infierno en el que las bombas israelíes se han cobrado decenas de víctimas: al menos 73 personas han muerto en los ataques, según fuentes sanitarias del territorio citadas por la cadena Al Jazeera.
Mujeres, niños y hombres han engrosado así una lista de muertos tan extensa —más de 53.500 en un año y medio de ofensiva— que la siempre relativa presión internacional contra Israel está empezando a subir un poco de intensidad. De momento solo con amenazas, pero incluso estas eran hasta hace poco impensables. Naciones Unidas ha alertado, mientras tanto, de que 14.000 bebés o niños de muy corta edad podrían morir “en las próximas 48 horas” si siguen sin recibir ayuda, ante el bloqueo a la entrada de suministros decretada por Israel hace dos meses y medio.
La alta representante para Política Exterior de la UE, Kaja Kallas, ha anunciado este martes por la tarde que se revisará el acuerdo de asociación con Israel, por las dudas sobre el cumplimiento de sus obligaciones en materia de respeto de los derechos humanos en Gaza. Es un giro que da un espaldarazo a la propuesta de revisión de ese pacto presentada por España e Irlanda a la Comisión Europea en 2024, que hasta ahora dormía en el cajón en el que la había metido su presidenta, la alemana Ursula von der Leyen.
Más de un año después, con muchos miles de muertos más en Gaza —la mayoría, mujeres y niños—, los ministros de Exteriores de la Unión han discutido este martes en Bruselas esa propuesta, resucitada por una petición de Países Bajos. La UE es el mayor socio comercial de ese país y el destino del 28,8% de sus exportaciones, según datos comunitarios.
El ministro de Exteriores del Reino Unido, David Lammy, anunció horas antes que suspende las negociaciones para alcanzar un nuevo acuerdo de libre comercio con Israel, acusando a ese país de perpetrar una “política atroz” en Gaza.
El ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean-Noël Barrot, en declaraciones a la emisora France Inter, ha afeado este martes al Gobierno de Benjamín Netanyahu la mínima ayuda humanitaria que fue autorizada a penetrar en Gaza el lunes, al día siguiente de que el Gobierno israelí anunciara que suavizaba el bloqueo total impuesto en marzo: apenas cinco camiones, según la ONU, cuando se precisan entre 500 y 600 diarios. Y el jefe de la ayuda humanitaria de Naciones Unidas, Tom Fletcher, ha advertido este martes: “Hay 14.000 bebés que podrían morir en las próximas 48 horas si no conseguimos llevarles la ayuda. Es terrorífico”. Preguntado por cómo se ha llegado a calcular esa cifra, ha aludido a los informes que les envían sus “equipos en el terreno”.
En declaraciones a la BBC, este responsable de la ONU ha coincidido con otras organizaciones humanitarias que describen la supuesta ayuda israelí como “una gota en un océano de necesidad”. Ni siquiera está claro cuándo van a entrar los camiones de ayuda. Fletcher ha dicho esta mañana que los vehículos, cargados con “comida para bebés y medicinas”, eran solo cinco y seguían en el lado israelí del paso fronterizo con Gaza de Kerem Shalom, aunque horas más tarde el portavoz de la agencia humanitaria de la ONU, Jens Laerke, ha precisado que ya habían recibido permiso para introducir en la Franja un centenar de camiones, y que la previsión es que puedan acceder al territorio hoy mismo.
El domingo, el primer ministro israelí anunció un alivio muy limitado del bloqueo total de la entrada de suministros básicos en el enclave palestino, que ya dura más de dos meses y medio y que ha empujado a la población al borde de la hambruna. Lo hizo, sin embargo, tratando de aplacar al mismo tiempo a sus socios ultraderechistas de Gobierno, al asegurar que la comida que penetraría en la Franja lo haría en cantidades “básicas”. Netanyahu también reconoció, sin ambages, que esa medida se dirigía a aplacar la presión internacional, especialmente de Estados Unidos.
Ese supuesto alivio es “totalmente insuficiente”, ha aseverado este martes el jefe de la diplomacia francesa. “Se necesita ayuda inmediata y masiva”, ha remarcado. El Gobierno francés había firmado en la víspera, con el Reino Unido y Canadá, un comunicado en el que amenazaba a Israel con tomar “medidas concretas” si ese país prosigue con la nueva invasión militar Carros de Gedeón que lanzó el fin de semana. Solo los “preparativos” —según la expresión del ejército israelí— de la entrada de las tropas y tanques por tierra consistieron en matar con ataques aéreos a unos 600 gazatíes la semana pasada, según fuentes sanitarias del territorio.
“No nos quedaremos de brazos cruzados mientras el Gobierno de [Benjamín] Netanyahu continúa con estas acciones escandalosas. Si Israel no pone fin a la nueva ofensiva militar y no levanta las restricciones a la ayuda humanitaria, tomaremos otras medidas concretas en respuesta”, señalan los tres países firmantes del documento.
Aunque el aliado que más le importa a Israel —su principal valedor, Estados Unidos— no se ha sumado esta semana, al menos públicamente, al coro de críticas, el hecho de que dos potencias con poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, Francia y el Reino Unido, hayan afeado en ese texto a Israel incluso su “lenguaje odioso” sobre Gaza es una desagradable novedad para el Gobierno de Netanyahu.
Bombardeos
La población de Gaza carece de lo más básico y sigue además siendo bombardeada. En la madrugada de este martes, nuevos ataques han matado al menos a 73 personas, según fuentes sanitarias palestinas. Como de costumbre, las bombas golpearon blancos civiles: entre ellos, la casa de una familia y una escuela que alberga a desplazados, donde hay 22 fallecidos, más de la mitad mujeres y niños, de acuerdo con el Ministerio de Sanidad de la Franja.
Otro ataque en Deir al Balah, en el centro del enclave, mató a 13 personas, mientras que un bombardeo en el cercano campamento de refugiados de Nuseirat provocó otras 15 muertes, siempre según fuentes sanitarias. También en Jan Yunis, donde el ejército israelí ordenó el lunes el desalojo de la población, murieron 10 personas. Y hay otra quincena de víctimas mortales en ataques similares.
Para los gazatíes, la ya lejana esperanza de un nuevo alto el fuego se desvanece. Las negociaciones que transcurren en Doha (Qatar) entre Israel y Hamás no han dado fruto, a causa de “diferencias fundamentales entre las partes”, ha dicho hoy el primer ministro de ese país, Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, en un foro económico celebrado en la capital catarí.
En una rueda de prensa celebrada el lunes, el director general de Ministerio de Asuntos Exteriores israelí, Eden Bar Tal, afirmó que su país negocia sobre la base del plan presentado hace meses por el enviado especial del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a la región, Steven Witkoff.
Incluso para su propio promotor, Witkoff, ese plan ya no es viable a causa del rechazo frontal de Hamás. La propuesta exigía al movimiento islamista que liberara a la mitad de los 58 rehenes aún en su poder —secuestró a 251 en sus ataques del 7 de octubre de 2023— como paso previo para que Israel negociara un alto el fuego de 45 días. Hamás rechazó el plan porque ese cese temporal de las hostilidades ni siquiera abría la puerta a discutir el final de la guerra.
Netanyahu rompió la anterior tregua el 18 de marzo, cuando precisamente vencía el plazo para pasar a la segunda fase en la que Israel estaba ya obligada a negociar su retirada de Gaza y el final de los bombardeos. Netanyahu y sus socios ultraderechistas de Gobierno aseguran que su objetivo en Gaza es “una victoria total” sobre Hamás.
*Trinidad Deiros Bronte, periodista de Internacional. Fue corresponsal en el Magreb y en África Subsahariana durante una década. Cubrió las primaveras árabes y las guerras en la República Centroafricana y Congo. Ha informado, como enviada especial, del conflicto en Oriente Próximo y la ofensiva de Israel en Gaza y Líbano. Se ocupa de Irán, Afganistán y el Golfo Pérsico.