Manifestación intersindical en apoyo al pueblo ucraniano, 24-3-2024, París, Francia.
Unión sindical Solidaires, 14-3-2025
Traducción de Correspondencia de Prensa, 23-3-2025
El presidente de la República, Emmanuel Macron, se dirigió a la población el 5 de marzo. Anunció importantes gastos en defensa, proclamó que Francia estaba amenazada por Rusia e invitó a las fuerzas políticas, económicas y sindicales del país a hacer propuestas. De este modo, se refirió al sacrificio que cada uno debería hacer para contribuir a la financiación de la defensa, al tiempo que indicó que no aumentaría los impuestos. Por lo tanto, los ricos no tendrán que contribuir. Así pues, se plantea la cuestión de la procedencia de los miles de millones de euros invertidos en armamento. Las reformas de los últimos años no pueden inspirar más que temor. Los recortes se han hecho sistemáticamente a costa de los trabajadores y las trabajadoras, destruyendo los logros sociales y nuestro modelo de protección social o nuestros servicios públicos. Los industriales ven con buenos ojos estos anuncios, que son la perspectiva de una enorme riqueza. No es nada nuevo, para los grandes patrones, cuando el crecimiento se desacelera, ¡nada mejor que un buen conflicto en perspectiva para reactivar la producción! Sin contar que el mercado es muy jugoso: cuando un proyectil explota, hay que comprar otro.
¡Ucrania tiene derecho a defenderse!
Todos los pueblos, ya sean de Palestina, Nueva Caledonia o el Sáhara Occidental, tienen derecho a disponer de sí mismos, un principio que emana del derecho internacional. Lo mismo ocurre con los ucranianos y ucranianas que sufren la agresión de Rusia desde 2014. Desde el comienzo de la guerra, todas las organizaciones sindicales francesas se han movilizado conjuntamente para ayudar a la población en peligro, en coordinación con las dos organizaciones sindicales ucranianas, la FPU y la KPVU, afiliadas a la Confederación Sindical Internacional (CSI). La Unión sindical Solidaires ha participado en varios cargamentos solidarios organizados algunos de ellos por la intersindical francesa y en otros casos por la Red sindical internacional de solidaridad y lucha (RSISL), de la que somos miembros.
Solidarios con la población ucraniana
La Unión Sindical Solidaires construye la solidaridad con los trabajadores y trabajadoras de Ucrania y sus organizaciones sindicales. El apoyo a Ucrania no es un apoyo a su gobierno, que se ha aprovechado del estado de guerra y de la ley marcial, que prohíbe las huelgas y las manifestaciones, para tomar medidas antisociales y reformar el código laboral. Sabemos que las clases populares son las primeras víctimas de la guerra. En Rusia, los soldados enviados a la muerte son reclutados entre las minorías de la Federación de Rusia en lugar de entre las burguesías de Moscú y San Petersburgo. En Ucrania, los trabajadores y sus organizaciones sindicales se movilizaron masivamente para defender su país y sus conquistas sociales, aun cuando muchos ven con amargura que son ellos quienes pagan el precio de la sangre, mientras que los hijos de la oligarquía escapan con frecuencia a la movilización.
Hay que evitar la derrota de Ucrania
La guerra es un horror que debe evitarse a toda costa. Si bien ambas partes se muestran reacias a comunicar sus pérdidas, circulan estimaciones de 1 millón de víctimas (muertas o heridas). Y los ataques aéreos indiscriminados no respetan a la población civil.
La Unión sindical Solidaires se inscribe en la tradición pacifista del movimiento obrero, y somos también conscientes de que una paz justa y duradera no puede construirse sobre la capitulación de Ucrania. Rusia lleva a cabo una política expansionista. Su anexión de partes enteras del territorio georgiano a través de una ofensiva militar en 2008 lo demuestra. Constituye una amenaza para la seguridad y la soberanía de los antiguos países de la URSS, y Vladimir Putin no oculta su objetivo de restablecer la influencia de la Federación de Rusia en toda esta zona, al menos. El cambio de rumbo de Trump pone a Europa ante sus responsabilidades.
Podríamos haber evitado la alianza entre Trump y Putin si el pueblo ucraniano hubiera recibido suficiente apoyo en los últimos tres años para expulsar a las tropas rusas de toda Ucrania. Una derrota de Putin en su guerra de anexión habría contribuido a debilitar, o incluso derribar, su régimen. Pero, aunque los anuncios gubernamentales y políticos seguían uno tras otro, la realidad del apoyo se mantuvo por debajo de las necesidades de Ucrania.
Trump, ¿un irracional impulsivo?
La anexión de Groenlandia o el cambio de nombre del Golfo de México pueden parecer caprichos excéntricos. Sin embargo, no deben verse como una coincidencia. El subsuelo de Groenlandia cuenta con abundantes recursos mineros, mientras que el Golfo de México constituye un importante yacimiento de hidrocarburos. De la misma manera, Estados Unidos tiene la mirada puesta en los metales del subsuelo ucraniano, ya que lo que les interesa son los recursos.
Lo que estamos presenciando es la aceleración de una lucha por el control de los recursos en un mundo en crisis en el que la demanda crece exponencialmente. Así, en lugar de comprometerse a cambiar el modelo productivo, Estados Unidos se posiciona para controlar el máximo posible de recursos.
Hay que ver la situación desde esta perspectiva: los miles de millones que se destinan a gastos militares son los mismos que no se invierten en la bifurcación ecológica, sino en productos extremadamente contaminantes. Pero nuestra seguridad colectiva depende ante todo de la preservación de un planeta habitable.
Por una soberanía industrial y medidas de justicia social
Si estamos a favor de brindarle a Ucrania los medios para defenderse, también advertimos contra una carrera armamentista descabellada:
Cuando se tienen armas, la tentación es usarlas. La responsabilidad de Francia y de Europa es hacer todo lo posible para evitar una escalada dramática, sin por ello poner en el mismo plano al agresor y al agredido.
Mientras que varios regímenes de extrema derecha llegan al poder en cada vez más países de Europa (Bélgica, Italia, Hungría…), es irresponsable correr ese riesgo. Sobre todo porque Meloni u Orbán han mostrado simpatía por el régimen de Vladimir Putin… por no hablar de Donald Trump, que inspira abiertamente a la extrema derecha europea, mientras que Elon Musk hace campaña a su favor.
El suministro de munición a las tropas ucranianas no debe conducir a que se adquieran a la industria armamentística de Estados Unidos, que hoy abandona a Ucrania.
Para Solidaires,no debe haber beneficios privados sobre los gastos públicos. La industria armamentística debe ser objeto de un debate sobre su control democrático y el destino de sus beneficios. Es una cuestión de justicia social, pero también de soberanía y control democrático. Los Estados Unidos han demostrado que pueden inutilizar armamentos suministrado anteriormente a Ucrania. Una defensa creíble debe ser soberana. Esto implica la salida de la OTAN y el cese inmediato de los despidos y cierres de fábricas en sectores estratégicos. Es una cuestión de coherencia.
Antes de armarse, hay que utilizar todos los recursos a nuestro alcance. El dinero es a menudo un arma mucho más poderosa que las armas. Antes de embarcarse en una lógica belicista, conviene movilizar todos los recursos a nuestro alcance. Hoy en día, las sanciones contra Rusia no alcanzan el máximo que podría imponer el gobierno, ya que actualmente:
-el gas ruso llega a las terminales de metano francesas;
-varias empresas francesas siguen operando en Rusia;
-seguimos negándonos a tocar los cientos de miles de millones de activos rusos congelados en Europa.
Financiar y gravar la descarbonización de nuestra economía sería, además, la mejor manera de reducir nuestra dependencia de las energías fósiles, principales vectores comerciales rusos.
Golpear a Rusia en su bolsillo es sin duda la forma más eficaz de hacer que renuncie a su guerra de agresión contra Ucrania. Esto también permitiría financiar la defensa de Ucrania. Además, todo esfuerzo financiero no puede sino basarse en una contribución de las empresas que se benefician de la situación. Porque si ya no recibimos más los dividendos de la paz, algunos esperan beneficiarse de los dividendos de la guerra. La voracidad de Estados Unidos, que intenta forzar la mano a los ucranianos para poder explotar sus metales, es uno de los ejemplos de ello.