A l’encontre, 6-3-2024
Traducción de Correspondencia de Prensa, 7-3-2024
La iniciativa de una 13er mes de pensión AVS (El AVS es el pilar principal de la previsión de vejez y supervivencia en Suiza (1er pilar). El AVS es obligatorio y está destinado a cubrir las necesidades básicas de un asegurado en caso de jubilación o fallecimiento, ndt) fue ampliamente aceptada en una votación popular el 3 de marzo. Garantiza un aumento del 8,3% de todas las pensiones del AVS a partir de 2026. Es la primera vez, desde los años 70, que las pensiones del AVS aumentan para todos. 1 Es la primera vez desde que existe el derecho de iniciativa que se aprueba una propuesta sindical para reforzar la seguridad social. Por lo tanto, un SÍ al 13er mes de pensión el 3 de marzo de 2024 es un gran éxito.
Un voto socialmente motivado
«Une victoire des pauvres sur les riches» (Tages Anzeiger, 4 de marzo de 2024), «Les aînés s’offrent une 13e rente contre l’avis des jeunes» (24 heures, 4 de marzo de 2024). Estos son los titulares de dos medios de comunicación, ambos pertenecientes al grupo Tamedia, que se basan en el mismo «sondeo a boca de urna» e introducen un artículo en el que supuestamente se analizan los resultados de la votación. Todo un ejemplo de cómo se construye la opinión… y se deforma.
Sin querer contribuir a la literatura «periodística» que inevitablemente interpretará y tergiversará esta votación, presentamos tres observaciones:
– según el sondeo de Tamedia, el voto afirmativo es abrumadoramente mayoritario en los tramos de ingresos inferiores a 10.000 francos suizos al mes y sigue siendo mayoritario hasta los 13.000 francos suizos, con un gradiente social regular: cuanto más bajos son los ingresos, mayor es la proporción del Sí. A modo de referencia: en 2015-2017 (últimos datos disponibles de la Encuesta sobre la Renta de los Hogares de la Oficina Federal de Estadísticas suiza), la renta bruta media de los hogares era de 9.349 francos suizos al mes; el 60% de los hogares tenía una renta mensual inferior a 9.288 francos suizos, y el 80% tenía una renta inferior a 12.855 francos suizos. Por lo tanto, el SÍ a favor de la decimotercera pensión está socialmente arraigado y ha convencido no sólo a los asalariados, los autónomos y los pensionistas con ingresos muy bajos, sino también a las familias con ingresos denominados «medios». 2 La idea de que sólo los «pobres» necesitan «realmente» una «ayuda» no ha calado.
– La oposición entre «grupos de edad» ha sido construida y alimentada durante años por los empresarios y los partidos de derechas: es la palanca que utilizan para dividir a los asalariados sobre este tema e imponer sus opciones. Un argumento que encuantra su eco. Y en cuanto terminó la votación, volvió a situarse en el centro de los argumentos revanchistas de la derecha. Es probable que su resonancia mediática no tenga relación con su impacto real. No es desatinado suponer que la participación en los debates políticos y en las votaciones, baja entre los jóvenes, es aún más baja entre los que pertenecen a los sectores más explotados de la población activa, y que esta diferencia no está totalmente «corregida» por el calibrado de las encuestas. 3 Sin embargo, el hecho es que la sobrerrepresentación del «no» entre los más jóvenes refleja también la dificultad, hasta ahora, del movimiento sindical y social para establecer contactos e intercambios con estos grupos, que constituirán el núcleo de la mano de obra de mañana. Un desafío que hay que asumir.
– No debemos cesar de repetir que cerca de un tercio de la población activa y el 26% de la población residente es de nacionalidad extranjera, privada del derecho de voto. Estos hombres y mujeres viven aquí, trabajan aquí, contribuyen a financiar regímenes de seguridad social como el AVS y están directamente concernidos por las prestaciones que garantizan. Debería ser evidente que ellos también tienen derecho a votar sobre estas cuestiones. No cabe duda de que el voto por el SÍ sería aún más abrumador. La lucha democrática por el reconocimiento de los derechos de ciudadanía para todas las personas que residen permanentemente en el país sigue siendo crucial. Es importante -y socialmente concreta- para combatir el clima xenófobo fomentado sistemáticamente por la UDC (Unión Democrática de Centro, opuesta entre otras cosas a la inmigración), bajo la mirada a menudo muy benevolente del resto de la derecha.
La emergencia de una dinámica
Más que un balance «sociológico»,un balance político es mucho más interesante. La reivindicación de un 13er mes de pensión del AVS y la creciente movilización en su favor tienen su origen a mediados de los años 2010, con el proyecto de ley de reforma de las pensiones PV2020 y las posiciones contrarias que suscitó en el seno del movimiento sindical y de la izquierda. La dinámica que se desarrolló merece ser destacada.
– El paquete PV2020, cocinado bajo la dirección de Alain Berset, entonces consejero federal «socialista», preveía, por decirlo de forma sencilla: un aumento de la edad de jubilación de las mujeres a los 65 años, una reducción de la tasa de conversión en el 2º pilar, reduciendo así las pensiones abonadas por las cajas de pensiones y, supuestamente para «compensarlo», un aumento de 70 CHF al mes sólo en las pensiones del AVS abonadas a los nuevos pensionistas. (Ver «Suiza – Pensiones y seguros de vida, la lección de hace 50 años«, de Benoit Blanc, y artículos anteriores en este sitio).
La mayoría del movimiento sindical, así como el Partido Socialista y los Verdes, apoyaron este proyecto con el argumento, clásico en la política suiza, de que era el «mejor compromiso posible». Llevada por esta orientación y con el fin de justificarse, esta mayoría se vio adoptando implacablemente gran parte de los argumentos de la burguesía y del Consejo Federal sobre el envejecimiento de la población, las finanzas del AVS supuestamente deficitarias, etc.
La resistencia a esta toma de posición, liderada en particular por las sindicalistas feministas, consiguió llevar a buen puerto el referéndum, contrarrestando esa argumentación engañosa y contribuyendo de forma decisiva al rechazo del paquete en la votación popular de 2017. El impacto de esta lucha minoritaria pero más que justificada, por la solidez de sus argumentos y la amplitud del eco social que encontró, combinado con la derrota del proyecto en el referéndum, abrió el espacio para debatir y redefinir las posiciones sindicales sobre la cuestión de las jubilaciones.
– El resultado fue una segunda batalla contra el aumento de la edad de jubilación de las mujeres, que esta vez implicó a todo el movimiento sindical pero que desgraciadamente perdió por un estrecho margen en 2022, una propuesta de revalorización de las pensiones con un 13er pago y el rechazo a apoyar a cualquier precio la reducción del tipo de conversión del 2º pilar. (Ver artículos de Benoit Blanc sobre el tema en este sitio par mejor entender los 3 pilares de la política de pensiones).
– Igualmente importante es el hecho de que este reposicionamiento y la intransigencia de clase de la burguesía condujeron a una reevaluación de los fundamentos de la argumentación a favor de un AVS reforzado: su potente mecanismo de solidaridad, su solidez gracias al sistema de reparto y su papel central en los ingresos de los jubilados.
Esta dinámica, en la que las batallas para defender los fundamentos de una pensión social fueron dadas una tras otra y combinadas, en minoría si era necesario, y unidas siempre que fue posible, desempeñó un papel clave para hacer posible la victoria sobre la decimotercera pensión. El desafío consiste ahora en aprovechar este éxito.
Ir más allá
En los próximos meses se avecinan dos grandes desafíos para el futuro de los seguros sociales:
– Este otoño se someterá probablemente a votación la reforma del 2º pilar, a la que se oponen los sindicatos y los partidos de izquierda. Exige una reducción del tipo de conversión, que determina la pensión obtenida a partir del capital acumulado en la parte obligatoria del 2º pilar. Bajar este tipo del 6,8% al 6% representa una reducción de más del 12%, que se añade a la erosión constante de las pensiones del 2º pilar durante las dos últimas décadas. También propone un fuerte aumento de las cotizaciones para los trabajadores con ingresos muy bajos, con el argumento de que así se garantizarán mejores pensiones a los asalariados, principalmente a las mujeres que trabajan a tiempo parcial, que actualmente no tienen (casi) segundo pilar. En realidad, la mejora resultante será extremadamente pequeña y se producirá al precio de una fuerte caída del salario disponible para las personas afectadas.
Lo que está en juego en esta votación es crucial. Un voto por el SÍ equivaldría a consolidar y ampliar aún más el sistema del 2º pilar, cuyas pensiones no dejan de bajar proporcionalmente, que es profundamente desigual y muy rentable para las compañías de seguros y los bancos implicados en su gestión, y que sirve de muralla contra la extensión del AVS como seguro solidario garante de pensiones adecuadas para todos.
Por el contrario, un NO crearía condiciones más favorables para exigir un refuerzo sustancial del AVS y un redimensionamiento progresivo del 2º pilar.
– En junio de 2024 se votará la iniciativa del Partido Socialista de limitar al 10% de la renta disponible el importe que los hogares deben destinar a las cotizaciones al seguro de enfermedad, el resto sería financiado por la Confederación o los cantones. La propuesta es modesta: no aborda la cuestión de un fondo único de seguro de enfermedad público, ni la de una financiación según el modelo del AVS. A título informativo, las cotizaciones al seguro de enfermedad pagadas por los hogares en 2021 (25.400 millones de francos suizos) corresponden al 6,3% de las cotizaciones de los asalariados del tipo AVS, es decir, el 3,15% deducido del salario y el 3,15% pagado «directamente» por el empresario. A pesar de ello, un tope del 10% de la renta disponible mejoraría la situación financiera de una parte de la población con ingresos bajos y medios. Una victoria también reabriría la cuestión de cambios más profundos en el seguro de enfermedad y pondría de relieve la lucha iniciada por el Syndicat des Services Publics (SSP) contra la reforma EFAS, que pretende dar el control total de la financiación del sistema sanitario a las compañías de seguros de enfermedad.
– Uno de los puntos fuertes de la campaña por el 13er mes de pensión es que combinó una campaña sindical dinámica, que resonó en un gran número de personas que respondieron contribuyendo activamente, a su manera, al apoyo del 13er mes de pensión, y diversas movilizaciones militantes, popularizando de forma argumentada la defensa de esta reivindicación y, de forma más general, del dispositivo social en el corazón del AVS. La continuación y la ampliación de este impulso serán cruciales si queremos aprovechar el éxito de la votación del 3 de marzo.
– También será necesaria una movilización continua frente a un campo burgués que aún no se ha ha rendido sobre la 13a pensión. El titular del Neue Zürcher Zeitung (NZZ) del 5 de marzo de 2024 dice: «Un AVS más alto seguro a partir de 2026 – ¿o no? Se pregunta con interés sobre la posibilidad de que la ley de aplicación del artículo constitucional, aceptado en la votación, contenga «medidas impopulares, como un aumento de los impuestos, de las cotizaciones o de la edad de jubilación». «Ni que decir tiene, prosigue alegremente, que una reforma de este tipo podría fracasar en un referéndum». El respeto de la «voluntad del pueblo», cuando contradice los intereses de los que están en el poder, nunca ha hecho callar a la derecha y a los empresarios. Acabamos de comprobarlo de nuevo con el fiasco de la ley de aplicación de la iniciativa «Jóvenes sin tabaco». La batalla en este terreno está lejos de haber terminado. Por no hablar de los planes del Consejo Federal y de la derecha parlamentaria de suprimir las pensiones de la viudas y de los huérfanos…
Tomar la medida de las futuras batallas
El 2 de marzo, la víspera de la votación sobre la 13ª pensión, la NZZ, un diario que se considera portavoz de amplios sectores de la burguesía, titulaba a toda página: «Más seguridad, menos Estado de bienestar». El argumento es simple y directo. La guerra de Ucrania y el nuevo contexto geoestratégico «obligan» a un esfuerzo masivo de rearme. Para financiarlo, hay que recortar el gasto social. La otra opción, que sería un aumento sostenible y muy progresivo de los impuestos (sobre la riqueza, entre otras cosas), es «una alternativa peor».
Esta perspectiva, combinada con el mecanismo del freno de la deuda que determina la política presupuestaria federal, anuncia una confrontación de clases, con su expresión política, sobre las prioridades en la asignación de recursos y la distribución de la renta en los próximos años. También habrá una presión definitiva sobre los derechos democráticos, como ilustran las restricciones al derecho de manifestación adoptadas en el cantón de Zúrich. Se puede contar con la consejera federal responsable de Finanzas, la radical Karin Keller-Sutter, para perseguir brutalmente esta visión de «menos Estado de bienestar».
El freno de la deuda y la reducción de facto de las contribuciones fiscales de las empresas y los particulares más ricos a los presupuestos de los servicios públicos y la seguridad social no son el resultado de «leyes económicas» inmutables. Son la expresión concreta de los intereses burgueses en su lucha constante por apropiarse de una parte mayor de la riqueza producida por el trabajo. Y son los mismos círculos que han hecho excelentes negocios durante décadas con los oligarcas que apoyan al régimen de Putin -que llevan arrastrando los pies desde el inicio de la guerra de invasión de Ucrania por la aplicación de sanciones que perjudicarían sus negocios y su libertad para hacer negocios- los que ahora quieren que la población sacrifique los seguros sociales, como el AVS, a una carrera armamentística desenfrenada… que no presagia nada bueno para el futuro. Nos guste o no, estas batallas también formarán parte de la batalla permanente sobre el futuro del AVS y de los seguros sociales en Suiza.
Notas:
- Las pensiones de las mujeres aumentaron considerablemente con la introducción del complemento de educación en el marco de la 10ª revisión del AVS que entró en vigor en 1997, pero también con el aumento de dos años de su edad de jubilación. ↩
- De manera realista, con una fórmula marcada por la victoria del SÍ, el corresponsal parlamentario del diario La Liberté escribía el 4 de marzo: «Es un país que redescubre el voto de clase con, en este caso, la combinación ganadora del electorado popular y de la clase media«. ↩
- Hace falta el olfato popular de un ex policía, que es de derecha, Roger Golay, del MCG/GE, para señalar dos hechos evidentes (24 heures, 5 de marzo de 2024): «Cuando aún no se han cumplido los 50, la jubilación parece muy lejana. Y creo que esta generación se ha dejado arrastrar por la propaganda de la derecha liberal, que siembra el alarmismo sobre las finanzas del AVS«. ↩