Foto : ©Anne Paq
Basta, 16-11-2023
Traducción de Correspondencia de Prensa, 17-11-2023
Unos quince voluntarios de la asociación Solidarité migrants Wilson trabajan afanosamente en las mesas azotadas por el viento. Varios termos de café y unos cuantos metros de pan con mermelada repartidos entre las personas sin techo que esperan en la cola de la Porte de La Villette, en el norte de París. «Hay la mitad que la semana pasada», observa Carine.
A principios de octubre, la prefectura de París prohibió la distribución de alimentos en algunos barrios del norte de la capital. La decisión fue anulada una semana después por el tribunal administrativo, gracias a la movilización de unas treinta asociaciones. En una declaración, denunciaron «una política global de acoso» contra los sin techo de la capital. Una política que se intensifica en vísperas de los Juegos Olímpicos.
Entre La Chapelle y La Villette, no es raro que los voluntarios de las organizaciones sean testigos de controles policiales mientras reparten comida a los sin techo. Antes de iniciar su reparto de los sábados, los voluntarios reciben incluso instrucciones para recordarles que dar comida a los más vulnerables es una actividad legal. «A veces, la policía trata de intimidarnos diciéndonos que no tenemos derecho a repartir comida», explica Antoine, un voluntario de unos veinte años. Además de la intimidación, a veces la policía destruye o confisca las carpas y las mantas de las personas que viven en la calle..
«El acoso se intesifica»
«El acoso policial se ha intensificado desde el mes de enero. Entre las estaciones de metro de La Chapelle y République, la policía está presente día y noche, con varios camiones de antidisturbios movilizados para impedir que la gente se instale», afirma Nikolaï Posner, portavoz de Utopía 56, una asociación que ayuda a los exiliados.
A principios de 2023, la asociación publicó un video de una de estas operaciones en su página web (publicado en el sitio France Info) en el que se ve a un agente de policía utilizando gases lacrimógenos para hacer que los colchones de las personas que duermen en la calle no puedan ser utilizados. «Se trata de una batalla constante para intentar sacar a la luz del día esta realidad. Es muy difícil que los medios de comunicación se hagan eco de ello», prosigue Nikolaï Posner.
El sector asociativo comparte esta preocupación desde que la Prefectura de París anunció que ciertas «zonas rojas» alrededor de las sedes olímpicas no serán accesibles a las personas sin hogar durante los Juegos. El Parque de La Villette es una de ellas, ya que albergará el «Club de France», una zona dedicada a apoyar a los atletas franceses. Solidarité Wilson se encarga de la distribución regular de alimentos en esta zona.
Está previsto que la prefectura anuncie cuáles son esas «zonas rojas» en noviembre. 70 asociaciones ya han unido sus fuerzas para formar un nuevo colectivo, «La otra cara de la medalla», para denunciar la falta de consideración de esta política hacia las personas marginadas y hacer un llamado al Comité Organizador de los Juegos y a la prefectura.
«Desde ahora, queremos un plan que tenga en cuenta a las personas excluidas, reunirnos con los ministerios, saber cómo vamos a garantizar que los puntos de distribución de alimentos, el acceso a la salud y el apoyo puedan continuar», insiste Paul Alauzy, portavoz del colectivo y miembro de Médicos del Mundo. El voluntario advierte sobre la «acumulación de signos preocupantes», lo que le hace temer una «limpieza social» de París en vísperas de los Juegos Olímpicos.
Cada vez hay menos soluciones de alojamiento disponibles
Desde hace varios meses, las soluciones de alojamiento son cada vez más escasas para las personas que duermen en la calle. «Sabemos que se han cerrado 3.000 lugares en hoteles sociales para que los hoteleros puedan alojar a los turistas durante los Juegos Olímpicos. Así que hay 3.000 camas menos en la línea de emergencia 115 de la región de Île-de-France» (París y la periferia), lamenta el portavoz del colectivo. Es más, el servicio de alojamiento de urgencia 155 ya está desbordado.
Son muchas las casas ocupadas, lugares de reunión informal de inmigrantes en busca de alojamiento, que también son objeto de procedimientos de desalojo desde hace varios meses. «El pasado mes de abril, la casa okupa Unibéton, en la que vivían 500 personas en Île-Saint-Denis, fue demolida para dar paso a la construcción de la ciudad olímpica. Otras dos ocupaciones ilegales’fueron desalojadas este verano», añade Paul Alauzy. En total, cinco lugares ocupados fueron objeto de ataques en seis meses. Algunos de ellos se hallaban cerca de zonas destinadas a los Juegos Olímpicos.
«Este año ya han pasado diez meses sin que ninguno de los 2.000 jóvenes en situación de calle en París haya sido ‘albergado’ por el Estado», afirma Kahina, voluntaria de la asociación Tara, que se ocupa de los menores extranjeros no acompañados. Con la proximidad de los Juegos Olímpicos, teme que la situación empeore aún más. Ya está recibiendo muchas llamadas de jóvenes aterrorizados ante la idea de tener que volver a la calle, los que han recibido una citación de la prefectura pidiéndoles que tramiten el pedido de asilo.
Un sinsentido jurídico, estiman sus abogados, dado que estos jóvenes ya están en proceso para que se les reconozca su estatuto de menores no acompañados. Las solicitudes de asilo sólo están abiertas para los adultos. Si acuden a la citación, se arriesgan a que se les imponga la obligación de abandonar el país (OQTF). Si se niegan, es seguro que volverán a vivir en la calle.
Campamentos y edificios ocupados desalojados
En Francia, los solicitantes de asilo y los menores no acompañados deberían recibir alojamiento temporal mientras se estudia su situación. Sin embargo, casi el 70% de ellos no son alojados en la región de Île-de-France, que concentra casi la mitad de las llegadas recientes al territorio francés.
Desde abril de 2023 se han abierto unos doce centros de albergue temporal en varias regiones francesas para alojar a las personas desalojadas de campings u ocupaciones ‘ilegales’. Las personas pueden ser enviadas de fuerza a esos sitios sin que su situación haya sido estudiada. «A partir de ahora, cuando se desmantela un campamento, los migrantes son enviados a una región en la que pasan tres semanas. Después, se evalúa su situación y, si no cumplen los criterios de asilo, los vuelven a mandar a la calle. Acaban en medio del campo, y el 115 recibe un nuevo pico de llamadas en una región que no está preparada para ellos», lamenta Paul Alauzy.
Cerca de 1.600 personas ya han sido trasladadas siguiendo este procedimiento, según el Ministerio de Vivienda. El ministerio sostiene que el objetivo es descongestionar la región de Île-de-France, sin correlación alguna con los Juegos Olímpicos. Sin embargo, está previsto que estos centros de acogida temporal vuelvan a cerrar a finales de 2024. Una vez finalizados los Juegos Olímpicos.