Siria – Un nuevo chantaje ruso en la ONU que va a bloquear la ayuda humanitaria. [Luc Mathieu]

Ayuda humanitaria en un depósito sirio cerca de la frontera con Turquía, 10-7-2023. (Omar Haj Kadour /AFP)

Moscú vetó la renovación de la autorización para la ayuda transfronteriza y dice estar dispuesto a cerrar definitivamente el acceso a través del paso de Bab al Hawa, la única ruta de abastecimiento en el noroeste de Siria. 

Libération, 13-7-2023

Traducción de Correspondencia de Prensa, 14-7-2023

Desde el lunes, los camiones de ayuda humanitaria de la ONU no pueden pasar por el paso fronterizo de Bab al Hawa, en la frontera entre Turquía y Siria. La única vía de acceso no controlada por el régimen sirio está cerrada. Para sobrevivir, a los 4,5 millones de habitantes del noroeste de Siria, de los cuales 1,7 millones viven en campamentos, sólo les queda contar con las reservas de alimentos, agua y medicamentos almacenadas por las Naciones Unidas.

Si hay un responsable de esta situación es Moscú, aliado del régimen sirio, que el martes vetó la renovación de la ayuda transfronteriza ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Y no es ninguna sorpresa. Desde 2020, Rusia ha atacado sistemáticamente este mecanismo, que escapa al control y la depredación de Damasco. De los cuatro pasos fronterizos originales por los que podía pasar la ayuda, sólo queda uno, el de Bab al Hawa. Cada seis meses, cuando el Consejo de Seguridad se reúne para renovarlo, los diplomáticos rusos tratan de limitar su aplicación.

Esta vez, y dadas las consecuencias del terremoto del 6 de febrero y las réplicas de los días siguientes, la mayoría de los países miembros, así como las ONG y las agencias de la ONU, pidieron que la apertura de Bab al Hawa se prolongara durante un año, en lugar de seis meses como en las reuniones anteriores. Ante la negativa de Rusia y la abstención de China, Suiza y Brasil intentaron una fórmula de compromiso: nueve meses. Rusia lo vetó y propuso otro texto: seis meses y una reducción de las sanciones occidentales contra Damasco. Una opción rechazada por el Consejo de Seguridad. 

“No hay otra alternativa” 

La obstinación de Rusia fue denunciada por Francia. “La renovación por sólo seis meses no es suficiente. Las operaciones humanitarias necesitan previsibilidad y estabilidad. Una renovación de seis meses resulta problemática, ya que condenaría a Siria a la incertidumbre en pleno invierno, en el momento en que más se necesita la ayuda”, declaró el representante francés ante la ONU, Nicolas de Rivière. 

“La ayuda humanitaria transfronteriza sigue siendo vital para millones de sirios”, añadió Anne-Claire Legendre, portavoz del Ministerio francés de Europa y Asuntos Exteriores. “Actualmente no hay otra alternativa para prestar asistencia a más de 4,5 millones de personas”. Esta opinión es compartida por la Unión Europea, que le pidió a Rusia que “no aumente gratuitamente el sufrimiento de millones de sirios”. El secretario general de la ONU, António Guterres, pidió a los miembros del Consejo que “redoblen sus esfuerzos” para encontrar una solución.

El embajador ruso, Vassili Nebenzia, rechazó esta opción: “Si no se apoya nuestro proyecto de texto, cerraremos simplemente el mecanismo”, amenazó, acusando a la ayuda de beneficiar a los “terroristas” de Idlib, provincia del noroeste de Siria. Moscú defiende la ayuda “transversal” (cross-line), es decir, que pase por Damasco. 

Cuatro millones de personas

Por el momento, la ayuda es insignificante y está sujeta a la corrupción y a la buena voluntad del régimen. Todavía quedan otros dos pasos fronterizos, abiertos por Damasco tras el terremoto hasta mediados de agosto. Aunque el régimen de Bashar al Assad prolongara su apertura, estos pasos fronterizos “no podrán compensar el de Bab al Hawa”, declaró el martes Stéphane Dujarric, portavoz del Secretario General de la ONU. “El 85% de nuestras necesidades pasaban por la puerta que ha sido cerrada”.

Aunque Damasco y Moscú creen haber ganado la guerra, el noroeste de Siria escapa a su control. Desde hace varios años, está dividido entre grupos afiliados a Turquía y Hayat Tahrir al Sham, una organización escindida de Al Qaeda. Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), la región se ha convertido en un refugio para casi 2,9 millones de desplazados que huyeron los combates que devastaron el país.

En total, hay más de 4 millones de personas que no pueden vivir sin ayuda humanitaria. La ayuda “debería basarse en la necesidad, no en la política, afirmó Floriane Borel, responsable de la defensa de los derechos de Human Rights Watch. La ONU debería explorar inmediatamente vías alternativas para garantizar que los sirios reciban suficientes alimentos, medicamentos y otros tipos de ayuda que necesitan desesperadamente, sin tener que suplicar a Rusia o al presidente sirio que les den acceso.”