Brasil – ¿Por qué el “mercado” festejó el nuevo marco fiscal? [Maria Lucia Fattore]

El ministro de Hacienda, Fernando Haddad y su equipo, anuncian en conferencia de prensa el nuevo marco fiscal. Foto: José Cruz/ Agência Brasil

¿Por qué el “mercado” festejó tanto el nuevo marco fiscal?

Revista IHU, 4-4-2023

Traducción de Correspondencia de Prensa, 5-4-2023

La propuesta pretende privilegiar el gasto en deuda pública

El “mercado” – formado por bancos y grandes empresas – se manifiesta diariamente a través de los movimientos de la bolsa, del dólar, de los titulares de los medios de comunicación y de los mensajes de sus representantes políticos. En los primeros días del gobierno Lula, el mercado “armó un escándalo”, como hemos señalado, cuando los principales medios de comunicación informaron sobre una entrevista con el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, acerca de la anomalía de la situación económica del país como consecuencia de la absurda subida del tipo de interés Selic por parte del Banco Central: el dólar se disparó y la bolsa se desplomó.

Ahora, tras la presentación de las líneas generales del nuevo marco fiscal en una conferencia de prensa celebrada por el ministro Haddad y representantes del equipo económico el 30-3-2023, el mercado lo celebró: el dólar bajó, la bolsa subió y varios titulares de los principales medios de comunicación subrayaron que el marco fiscal agradaba al mercado.

De hecho, el marco presentado por Haddad superó las expectativas del mercado, según se desprende de la única pantalla sobre el tema presentada durante la conferencia de prensa (el Gobierno aún no ha facilitado el texto del proyecto de ley):

Para facilitar los comentarios sobre lo que era posible deducir, hice marcas en la pantalla presentada por el gobierno, para destacar los siguientes aspectos:

I – Los objetivos de “superávit primario” superan las expectativas del mercado

Como se indicaba en la pantalla, las expectativas del mercado para el resultado fiscal eran de un déficit en el año en curso y en los tres años siguientes (de -1,02% en 2023, -0,80% en 2024, -0,50% en 2025 y -0,27% en 2026), ya que incluso el mercado es consciente de la precaria situación del país y ya había aceptado la imposibilidad de un mayor sacrificio social para producir el “excedente” de recursos necesarios para generar cualquier superávit fiscal.

Paradójicamente, el compromiso de superávit primario asumido por el ministro Haddad para el mismo período superó ampliamente las expectativas del mercado, comprometiendo un resultado de -0,5% en 2023, 0% en 2024, 0,50% en 2025 y 1% en 2026, que podría variar, en cada año, dentro de una “banda” determinada en el rango de 0,25% hacia arriba o hacia abajo, como muestra el gráfico en pantalla presentado por el gobierno. ¿Ha entendido por qué lo celebra el mercado?

Si el Gobierno logra un superávit primario superior al objetivo establecido en su compromiso anual, este superávit podrá destinarse a inversiones, mientras que se prohíbe su asignación a gastos corrientes. Por otro lado, si el Gobierno no alcanza el objetivo de superávit primario al que se comprometió cada año, se verá obligado a limitar aún más drásticamente el gasto primario en el año siguiente, es decir, el proyecto de ley ya prevé una penalización para el propio Gobierno.

II – Mantenimiento del techo de gasto social “con bandas”

Pero el mercado tiene aún más motivos para celebrar. En lugar de derogar completamente el techo de gasto social vigente desde 2016 (EC-95 – Enmienda Constitucional 95, aprobada el 15-12-2016), como Lula afirmó innumerables veces durante la campaña electoral, el marco fiscal mantiene el techo de gasto, como consta en la pantalla reproducida: “El techo de gasto actual pasa a ser con bandas con crecimiento real del gasto primario entre 0,6% a 2,5%”

Esto significa que seguiremos teniendo un techo de gasto social y con la estructura del Estado. La diferencia es que ese techo se calculará de forma más flexible, dentro de una “banda” que oscilará entre el 0,6% y el 2,5% por encima del gasto primario del año anterior actualizado por el IPCA (Índice Nacional de Precios al Consumidor Amplio), lo que es un margen insignificante, ¡una miseria por encima de lo que ya había en la EC-95!

El mantenimiento del techo de gastos pone en disputa las áreas sociales, por ejemplo, si tenemos un aumento de los gastos en salud, educación o reajuste para los funcionarios públicos, dados los techos establecidos en el nuevo marco fiscal, automáticamente los demás gastos sociales y la estructura del Estado tendrían que sufrir reducción, pues todos estos gastos tendrán que caber dentro del techo establecido, lo que, una vez más, deja fuera los gastos en intereses de la deuda pública, ¡que permanecen sin techo ni límite alguno!

Además, el nuevo marco establece otro techo que exige que el gasto social crezca menos que los ingresos primarios, lo que indicará la graduación del gasto primario entre el techo mínimo (0,6% por encima del IPCA) y el máximo (2,5% por encima del IPCA), en función de la variación de los ingresos primarios en los últimos 12 meses, Es decir, dentro de la banda establecida (del 0,6 al 2,5%), el crecimiento del gasto primario se limitará al 70% (este porcentaje baja al 50% si el Gobierno no cumple el objetivo de superávit primario al que se ha comprometido) del crecimiento de los ingresos primarios en los últimos 12 meses. En la práctica, esto funcionará como otro techo que frenará el crecimiento del gasto primario, lo que no tiene ningún sentido lógico, salvo aumentar el sacrificio social para que queden aún más recursos para el pago de la deuda pública.

Al mercado le sobran motivos para alegrarse

Los gastos responsables del déficit nominal histórico de Brasil son los destinados a los injustificables intereses y otros mecanismos de la llamada deuda pública, nunca auditada, que el Tribunal de Cuentas de la Unión ya ha comprobado que no puede destinarse a inversiones. Estos son los gastos que, de hecho, tendrían que ser disciplinados, empezando por una auditoría completa con participación social, así como la aprobación del PLP (Proyecto de Ley Complementaria) 10-4-2022, que limita los tipos de interés en Brasil.

Evidentemente, estas medidas no están en el radar del ministro Haddad y su equipo, como se desprende del contenido divulgado hasta ahora, ya que su marco fiscal apunta exactamente a lo contrario: favorecer el gasto en la deuda pública manteniendo un techo en el gasto social y un compromiso con un superávit primario que supere las expectativas del mercado.

Este marco sigue la misma lógica rentista que fue fuertemente repudiada durante la campaña e impide el necesario avance de las políticas públicas a un nivel consistente con la satisfacción de las necesidades urgentes del pueblo brasileño y ¡nuestro derecho al desarrollo socioeconómico del país!

* Maria Lucia Fattorelli, coordinadora nacional de la Auditoría Ciudadana de la Deuda y miembro titular de la Comisión Brasileña de Justicia y Paz de la CNBB (Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil).