Uruguay – El peor momento de la pandemia. La responsabilidad del gobierno en el estallido de contagios. [Dossier]

Conferencia de prensa del presidente, Luis Lacalle Pou, el 16 de marzo.

Camila Ghemi

Brecha, 19-3-2021

Correspondencia de Prensa, 19-3-2021

Entre diciembre y febrero, el Observatorio Socioeconómico y Comportamental (OSEC) presentó ante el Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) dos reportes, a los que accedió este semanario, que incorporaron variables socioeconómicas a la descripción epidemiológica habitual para intentar prever mejor el rumbo que podía tomar la pandemia.

Stock vencido

«Claves socioeconómicas, comportamentales y comunicacionales para enfrentar una nueva etapa de la epidemia», se titula el primer documento, y señala que las razones fundamentales que permitieron un control adecuado de los contagios a inicios de la pandemia fueron la percepción de riesgo instalada en la sociedad y el «stock de resiliencia social» existente. Esto último se explica porque el país venía de un largo proceso de caída de la pobreza y de las necesidades básicas insatisfechas. El OSEC advertía, sin embargo, que ese stock de resiliencia era «susceptible al deterioro». Además, el informe establecía que, una vez instalada la pandemia, los apoyos económicos ofrecidos por el gobierno se concentraron más en ayudar a la población con «vínculos formales al mercado del trabajo» y no en la población más vulnerable, la que tiene menos oportunidades de teletrabajar y sufre mayor hacinamiento. De marzo a julio, el total del gasto social adicional equivalió al 0,548 del PBI.(1) El 0,482 se destinó a los sectores formalizados (sobre todo mediante el seguro de desempleo), mientras que las transferencias y las canastas con las que se apoyó a los más vulnerables representaron apenas el 0,067 del producto.

Los investigadores señalaban ya en diciembre que, una vez instalada la circulación comunitaria del virus, sería inviable bajar la curva de contagios sin disminuir drásticamente la movilidad y que esto sería imposible de lograr si el Estado «no ofrece garantías mínimas de bienestar», en especial para los más vulnerables.

Con relación a esto, según el informe titulado «Panorama social de América Latina 2020», presentado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Uruguay fue el país de la región que menos invirtió en transferencias monetarias de emergencia. Por mes y por persona la asistencia fue apenas el 0,07 del valor de la línea de pobreza extrema (la otorgada por Chile fue 21 veces mayor). También según la CEPAL, para que las medidas de control de la pandemia fueran efectivas deberían cubrir las necesidades básicas de todas las personas de los hogares que reciben el apoyo.

Investigadores del OSEC señalaron al semanario que no tiene demasiado sentido aducir, en esta coyuntura, la necesidad de controlar el déficit fiscal, puesto que las calificadoras de riesgo saben separar los efectos de los shocks externos, y lo que realmente toman en cuenta para categorizar a los países es si estos están abordando o no las «reformas estructurales» que consideran necesarias. Uruguay terminó el 2020 con un déficit que está por debajo de la mitad de la tabla de América Latina, por debajo de Brasil, Chile y Ecuador. Los investigadores explicaron también que el país cuenta con margen para hacer el gasto social necesario para sostener una política que restrinja la movilidad. Se podrían emplear reservas del Banco Central, se podría establecer un impuesto temporal a las rentas más altas o contraer más deuda externa. «Me parece que hay mucho para ganar si el propio gobierno dice: “Hasta el final de Semana de Turismo, en vez de usar la perilla, abrimos la billetera y usamos el interruptor”», señaló un investigador del OSEC.

Ante cuestionamientos de este orden, el 24 de febrero la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, citada a comparecer ante la Comisión Permanente en el Parlamento, adujo que los uruguayos habían votado por un «cambio en la política económica». Sin embargo, subrayó que «es evidente que esta situación de pandemia nos va a llevar a un aumento de personas en situación de pobreza», y agregó que «hay estimaciones oficiales que dicen que podría aumentar de 2 o 3 puntos porcentuales. Pero no necesitamos los números, lo estamos viendo, por eso este aumento en las transferencias sociales, tanto en la cantidad de personas como en el momento a la asistencia».

Aportes para el debate

Las recomendaciones del GACH fueron claras: era necesario bajar la movilidad para poder contener la fase exponencial. En el contexto de pandemia es necesario adelantarse a las olas y en el caso de Uruguay se ve una asociación entre el aumento de la movilidad y la cantidad de casos nuevos con un delay de una semana.

El último informe del OSEC –revisado el 15 de febrero–, «Aportes para el debate: una mirada comparada a la evolución de la pandemia, la movilidad y las medidas no farmacológicas de contención», explica cuáles fueron los resultados de otros países que atravesaron ciclos similares.

Allí se destaca que una vez alcanzado el punto en el que los contagios llegan a un máximo «no parece existir otra opción que una radical disminución de la movilidad». Uruguay se encuentra en un momento en el que el número de casos de infecciones a las que no puede seguirse el nexo epidemiológico es elevado. Por eso, ya no se consideran suficientes, aunque sí necesarios, el «testeo, la trazabilidad y la adopción de microcomportamientos de cuidados». La razón es clara: «Tampoco existen países, entre los seleccionados, que luego de presentar circulación comunitaria y pérdida de trazabilidad (positividad superior al 5 por ciento) hayan logrado aplanar o disminuir el ritmo de contagios sin medidas vinculantes fuertes no farmacológicas o sin una importante caída de la movilidad».

Los cuatro países que mejor lograron contener la pandemia fueron Noruega, Finlandia, Nueva Zelanda y Taiwán. Todos presentaron los mismos elementos en común: «Niveles de movilidad muy bajos al inicio de la pandemia, testeo muy alto con niveles de positividad consistentemente menores que 5 y fuerte sensibilidad en el índice de medidas no farmacológicas», además de subir la capacidad de testeos ante el incremento de casos positivos.

Para discernir los posibles escenarios esperables para Uruguay, el estudio hace una comparación con países donde la pandemia ha seguido un trayecto similar. Eslovenia y Croacia lograron controlar los primeros brotes mediante «fuertes medidas no farmacológicas y una marcada caída de la movilidad», pero, en cuanto esta volvió a aumentar, los brotes se dispararon y Eslovenia pasó de ser un país ejemplar a uno de los que tiene más muertos por millón de habitantes. Según el texto, las posibilidades de que Uruguay se acerque a un escenario así son «altas». Croacia, en cambio, pudo frenar la curva de contagios gracias a una caída en la movilidad.

En el caso de Finlandia y Noruega, lograron frenar el primer empuje con «fuertes medidas de contención y [la] correspondiente caída de movilidad». Aunque luego comenzaron a aumentar los casos paulatinamente, estos países pudieron contener la pandemia multiplicando por tres la cantidad de testeos, haciendo que la positividad se mantenga por debajo del 5 por ciento y adelantándose a la ola con diez días de antelación, tomando anticipadamente medidas de restricción de la movilidad y de cierre de actividades no esenciales.

«Muy alta» sería la probabilidad de que Uruguay viviera escenarios como los que ocurren en Panamá y Costa Rica de no modificar sus niveles de movilidad. Panamá alcanzó los 30 casos diarios por millón de habitantes en abril, cosa que pudieron apaciguar con restricciones a la movilidad. Distinto es el caso de Costa Rica, país que evitó la primera ola. En ambos casos, luego de la baja de positivos se vio una suba en contagios a causa del aumento de movilidad. Por eso los investigadores del OSEC destacan que, «cuando se superan los 30 casos por millón de habitantes, es casi imposible lograr una caída de los casos sin acciones vinculantes del Estado que limiten la movilidad».

Tira…y afloja

El lunes, el ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, se reunió con autoridades del Sindicato Médico del Uruguay. El presidente del sindicato, Gustavo Grecco, dijo a Brecha que, luego de recoger las inquietudes del colectivo médico y las sociedades científicas, se le planteó al ministro la necesidad de tomar medidas que «reduzcan drásticamente la movilidad», con la esperanza de que eso impactara en la reducción de casos. Grecco aseguró que el ministro transmitió tranquilidad al decir que «todo está sobre la mesa». En opinión de Grecco, la libertad responsable y la actitud personal de cada uno «no son suficientes» y se requieren medidas «desde la autoridad de gobierno».

Al consultarle sobre la capacidad del sistema de salud ante el desafío de esta ola de contagios, Grecco categorizó la situación como «compleja», sobre todo en algunos departamentos del país, como Rivera, donde todas las camas en Centros de Tratamiento Intensivo (CTI) están ocupadas y los pacientes son trasladados a otras ciudades. A nivel nacional, se considera que si la ocupación de camas llega al 85 por ciento, el sistema está saturado. Actualmente la ocupación está en el 60 por ciento, y creciendo.

El martes, según informó La Diaria, el sector Ciudadanos del Partido Colorado emitió un comunicado firmado por Adrián Peña, ministro de Ambiente, exigiendo nuevas medidas ya que la situación es «crítica». Entre sus propuestas incluyeron prohibir las reuniones de más de diez personas, adelantar el feriado de Turismo y actualizar las medidas semana a semana. Por último, el sector colorado pidió que se implementen «en lo posible» las medidas propuestas por el GACH y se aumente la cantidad de centros vacunatorios.

También el martes, el GACH emitió un comunicado a la opinión pública en el que subrayó la gravedad del momento que está atravesando el país y recordó las recomendaciones que ya había enviado a la Presidencia el 7 de febrero: «Nos encontramos en un escenario TC3 con crecimiento no controlado hacia TC4, siendo TC4 el nivel más alto de la escala de transmisión comunitaria del virus», destacó el comunicado y afirmó que el riesgo de desborde de la capacidad de respuesta del sistema de salud es aún «moderado». El GACH admitió que hay conductas que dependen de la conciencia colectiva, pero señaló que hay medidas que deben «ser impulsadas desde el gobierno». Insistió, además, con que los resultados de la vacunación se verán recién «en algunos meses».

El informe del 7 de febrero dictaminaba claramente que, aunque en ese momento Uruguay se encontraba ante un descenso significativo de casos, eso podría cambiar una vez terminada la temporada estival. Esto podría asociarse a «un aumento de los casos en el futuro inmediato, sin que sea posible predecir el momento ni la magnitud», señalaba. Por eso incluía una batería de medidas que deberían graduarse según la situación.

En caso de llegarse al actual estado, un escenario TC3 con crecimiento no controlado hacia TC4, las indicaciones incluían reducir al mínimo indispensable el uso del transporte público, el teletrabajo para todos los empleos públicos y privados no esenciales, además del cierre de todas las oficinas de atención al público no esenciales. En cuanto a la educación, se recomendó mantener la presencialidad de las clases en educación inicial y primaria y pasar a la modalidad virtual en la educación no formal y secundaria.

En materia de interacción social, las recomendaciones que hizo el grupo asesor fueron promover el uso responsable de los espacios públicos, la suspensión de los eventos sociales, el cierre de los gimnasios, la suspensión de los torneos profesionales y amateurs, que los bares y restaurantes hagan solamente entregas a domicilio, el cierre de cines y teatros, y limitar la atención al público en comercios no esenciales. Además, se sugirieron medidas más estrictas para el ingreso al país, así como para moverse entre departamentos.

Ese mismo día, luego de un Consejo de Ministros que duró más de cuatro horas, el gobierno comunicó sus resoluciones en conferencia de prensa. Las medidas fueron: la suspensión de clases presenciales en el departamento de Rivera, el cierre de vestuarios de gimnasios, la cancelación del deporte amateur y mantener el aforo del 30 por ciento en los espectáculos públicos, que ahora no podrán superar los 400 espectadores. El aforo de los ómnibus interdepartamentales será en adelante del 50 por ciento y el presidente exhortó a la «responsabilidad» en el uso del transporte metropolitano. Ante esto, la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, informó a través de su cuenta de Twitter que se aumentará la circulación de ómnibus y creará una flota de apoyo al Sistema de Transporte Metropolitano.

Uruguay1903 pandemia II
Movilidad y pandemia en Uruguay (abril 2020 – febrero 2021)

Entre las medidas más controversiales están las referidas a la educación y al proyecto de ley enviado al Parlamento para extender nuevamente la limitación del derecho a reunión. La ley vigente establece que esta medida puede ser extendida solamente una vez, mientras que el nuevo proyecto establece que la limitación puede ser extendida por 120 días, salvo que se levante la emergencia sanitaria.

A su vez, el mandatario mencionó que en los centros educativos se da el 2,5 por ciento de los contagios y «ciento y poco» de brotes corresponden a estos, número que comparó con los «más de 6 mil brotes en las relaciones intrafamiliares». Es por ello que decidió «dejar en suspenso» la obligatoriedad de las clases en todo el país y de todo el sistema educativo. Ante el anuncio, la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria expresó a través de Twitter que, «al suspender la obligatoriedad de la educación, el gobierno viola la Constitución de la República». Por último, y en la ronda de preguntas, el presidente recordó que en Semana de Turismo comenzará la vacunación para las personas de entre 18 y 70 años.

Teniendo en cuenta que los resultados de las medidas tomadas se verán luego de 15 días, ante la pregunta de los periodistas sobre qué esperar, el presidente respondió que lo oportuno sería que esa respuesta la diera el GACH. El semanario se contactó con el grupo, pero este le comunicó que, de momento, no está haciendo declaraciones a la prensa (véase «Altas apuestas»).

Para finalizar, ante la pregunta de si el gobierno actuó o no «a tiempo», Luis Lacalle Pou dijo que esa respuesta le corresponde a la opinión pública, que el gobierno actuó «según nuestro leal saber y entender, con la prudencia del caso y con los datos al alcance de la mano».

Nota

1) Este porcentaje se calculó sobre el producto de 2019, pues los datos de 2020 no estaban aún cerrados.

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Integrantes del GACH opinan que el gobierno optó por el camino más riesgoso

Altas apuestas

Científicos entienden que, al no tomar medidas de reducción de la movilidad, el gobierno pone todas las fichas en la vacunación y asume el riesgo cada vez más probable de la saturación del sistema.

Venancio Acosta

Brecha, 19-3-2021Uruguay1903 pandemia III

Luego de un año de relativo éxito, a partir de noviembre de 2020 una tendencia exponencial de aumento de contagios, ocupación de camas de CTI y fallecimientos vino a pinchar violentamente el globo de la excepcionalidad uruguaya en materia de control de la pandemia del covid-19. El empuje obligó a la administración de Luis Lacalle Pou a tomar, con retraso, algunas medidas a principios de diciembre, que también difirieron de las recomendadas por los científicos asesores. No obstante, durante la primera mitad de enero, la tasa de contagio comenzó a bajar. Algunas tendencias internacionales aportaban evidencia de que la situación volvería a empeorar en poco tiempo. Los trabajos en este sentido fueron presentados oportunamente en la interna del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), pero no resaltaron en medio del desembarco de las primeras dosis de las vacunas adquiridas por Uruguay. Y, en efecto, los contagios aumentaron en la segunda quincena de febrero. Marzo trajo nuevos récords. El Poder Ejecutivo volvió a anunciar medidas que no llenaron el ojo de los científicos y apostó todo al buen desarrollo de la vacunación. Esta vez, según algunos integrantes del GACH, la cuesta para revertir el aumento de casos será más empinada.

Tiempos de vacunación

«El primer mojón es llegar al máximo posible de la vacunación del equipo sanitario y de los grupos priorizados. Nuestra mayor inmunidad va a ser 15 días después de la segunda dosis», dijo al semanario Arturo Briva, médico intensivista e integrante del Área de Planificación, Asistencia y Prevención del GACH. Según su visión, si la vacunación comenzó a mitad de marzo, en teoría, recién a fines de abril –o principios de mayo– comenzarían a verse los resultados de inmunidad en los primeros grupos vacunados. «Esto no quiere decir que en el camino no vayamos generando inmunidad: probablemente tengamos menos contagios, probablemente las medidas tengan, sí, algún impacto. Pero, por la cantidad de gente, no esperamos que mueva mucho la aguja del país. Y la vacunación del resto de la población va a ir más o menos con un mes de atraso: sería razonable pensar que entre mayo y la mitad de junio estaríamos llegando a que todos los grupos hayan recibido la segunda dosis y estén en su máximo de cobertura. Ahí es donde esperamos poder ver un cambio poblacional, que también va a depender de la cantidad de gente que se vacune».

Para la doctora María Inés Fariello, coordinadora del Área Modelos y Ciencias de Datos del GACH, en un escenario ideal, la vacunación va a tener dos efectos destacables: reducción de contagios y reducción de fallecimientos. En un mes y medio o dos meses, según Fariello, comenzarían a verse efectos sobre el segundo aspecto. «Lo que probablemente veamos primero –explicó– es la disminución de fallecidos, porque sabemos que es el aspecto en el que la vacuna ha demostrado su efectividad. Quince días después de la primera dosis es posible empezar a sentir los primeros efectos. Ahí podrían empezar a disminuir los fallecimientos, una vez que empieces a vacunar a los grupos de más riesgo. Y el efecto máximo de inmunidad se ve 15 días después de la segunda dosis». En cuanto a la reducción de contagios, afirmó: «En Israel y Chile, todavía no estamos viendo un impacto obvio en la reducción de las tasas de contagio».

Asumiendo que los efectos de inmunidad comenzarán a observarse en los meses de mayo y junio, Briva opinó que el asunto es «cómo llegamos a ese punto». Se explicó: «Desde hoy hasta junio tenemos un camino en el que la reducción de la movilidad junto con la vacunación van a ir de la mano como las dos herramientas que tenemos. Entonces, ahora, cuando todavía estamos lejos de contar con una vacunación efectiva, porque la inmunidad todavía se está generando, es cuando más preciso recurrir a la otra pata, la de la movilidad». En consecuencia, sobre las medidas propuestas por el Poder Ejecutivo el martes, el intensivista opinó: «Yo hubiera esperado una restricción más drástica. Unas reglas de juego que nos ayuden a que el trabajo con la comunidad sea más efectivo».

Los tiempos de contagios

En febrero, el Grupo Uruguayo Interdisciplinario de Análisis de Datos de Covid-19 publicó un informe en el que se estudiaban los efectos de la reducción de la movilidad en la propagación de los contagios. Los científicos hicieron un estudio comparado, tomando el caso de algunos países similares a Uruguay. Concluyeron que la movilidad se encuentra en relación directa con las medidas dispuestas por los gobiernos («a mayores niveles de medidas restrictivas, la movilidad se encuentra más reducida») y que, a su vez, la reducción de la movilidad tiene relación con los casos nuevos de la enfermedad. Uno de los autores, en conversación con Brecha, afirmó respecto a la situación actual: «La movilidad bajó en enero y empezó a retomar un ritmo comparable a diciembre recién en febrero. Ese mes empezó a subir: a fines de febrero y principios de marzo, empezó a subir bastante. Como consecuencia, los casos volvieron a aumentar. Y eso es lo que explicaría ese ritmo que tenemos ahora».

«No estoy seguro de que el gobierno únicamente esté esperanzado en que la vacunación sea lo que finalmente vaya a ayudar a mejorar el panorama. Creo que tienen la esperanza de tener un escenario como el de enero, cuando empezaron a bajar los casos», dijo al semanario una fuente del Área de Movilidad y Aplicaciones del GACH. Y agregó: «En la segunda quincena de diciembre bajó muy drásticamente la movilidad, muy probablemente a raíz de las vacaciones. Quince días después, los casos empezaron a bajar. Si uno mira la movilidad, en enero fue muy baja y en febrero empezó a subir. Empezó el 1 de febrero y los casos volvieron a subir a mediados de mes. Después hubo un pequeño valle en Carnaval. Pero luego la movilidad siguió subiendo. Ahora tenemos un escenario diferente, porque estamos en crecimiento de casos y con una movilidad que también está creciendo. Hay una correlación clara entre las dos cosas. El crecimiento es altamente probable».

Desde el subgrupo Modelos y Proyecciones se señaló a Brecha que la Semana de Turismo aparece como uno de los elementos que «puede jugar a favor», al traer aparejado un descenso de la movilidad, tal como sucedió con las vacaciones de verano. Sin embargo, una de las diferencias con el escenario planteado a fines de 2020 tiene que ver con que Turismo implica un período más corto: «Son menos las licencias: hay gente que trabaja hasta el miércoles y, por supuesto, hay gente que trabaja toda la semana. O sea, la baja en la movilidad es menor y es más corto el período que comprende. Además empieza a haber más actividades en espacios cerrados, no como en el verano, que casi todo fue al aire libre».

Los tiempos de la saturación

Fariello opinó que es plausible que ocurra una saturación antes de empezar a ver los efectos de la vacuna, pero señaló que hay muchas variables en juego. Dijo: «De acá a dos semanas, como estuvimos en una tendencia de crecimiento, sabemos que el CTI va a seguir creciendo. De dos semanas para adelante, es difícil decirlo porque, por un lado, tenés las medidas que se tomaron y, por otro lado, la reacción de la gente ante esos anuncios, que también va a estar condicionada por la situación en la que nos encontremos. Todo el mundo entiende que es grave la situación en la que estamos. Si se reducen los contactos –más allá de que el gobierno haya optado por no reducir la movilidad–, se podrían reducir los casos. Pero eso es algo que no podemos medir directamente».

Una fuente del subgrupo Modelos y Proyecciones dijo al semanario que «con el crecimiento actual, si se sostuviera, llegaríamos a saturar los CTI antes de que hubiera un efecto real de la vacuna. Sobre todo, sosteniendo el ritmo de vacunación en el que venimos, de 20 a 30 mil personas por día. Y, en particular, porque todavía no se ha vacunado al personal de más riesgo, que son los que más terminan en los CTI». Al consultarle cuál es el margen de tiempo que el equipo maneja para la saturación de los puestos de terapia intensiva, la fuente indicó: «A este ritmo, la saturación ocurriría en el entorno de un mes. Pero hay que ver si el ritmo de los contagios se acelera o no. En estos días se estuvo acelerando. No sería raro que se siguiera sosteniendo este ritmo e incluso que aumentara un poco más».

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Integrante del GACH se desmarca del Poder Ejecutivo

Volver a la «cuarentena»

Víctor Hugo Abelando

Brecha, 19-3-2021

«Las decisiones que tomó el gobierno no apuntan a resolver un problema grave de salud, que tenemos todos los uruguayos», aseguró a Brecha el catedrático grado 5 de Nefrología e integrante del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) del Ejecutivo Oscar Noboa. Entre los varios equipos que conforman el GACH, Noboa forma parte del área de Medicina Intensiva.

Con anterioridad a la conferencia de prensa del martes del presidente Luis Lacalle Pou, el grupo asesor emitió un comunicado en el que recuerda las recomendaciones que hiciera, el 7 de febrero, en atención al incremento de casos por covid-19. Noboa indicó que, para todos, el texto del 16 de marzo «fue un documento fundamental, porque fue la conclusión de los distintos grupos para decir cuál era la predicción y cuáles eran las herramientas que teníamos para paliar los momentos más graves de la pandemia. Es lo que el GACH piensa que hay que hacer».

A su vez, recordó que en el grupo asesor hay muchos científicos básicos «y habemos muchos profesionales de la medicina que tenemos desarrollo académico (yo integro el Sistema Nacional de Investigadores), pero me pasa un poco lo que dice Henry Cohen: me siento más un clínico, con una vocación hacia la producción académica y hacia la ciencia, pero un clínico. Entonces, uno tiene que responder como responde cuando asesora a un paciente en determinada situación, y cuando el paciente toma decisiones, tengo que decir: “Mirá, creo que esa resolución no va en el sentido de que te vaya mejor”. En este momento me posiciono desde la medicina y no puedo decir que tomaron la mejor».

Noboa señaló que la vacuna es fundamental y que la estrategia que tomó Uruguay es potente, pero resta resolver el problema del grupo entre 70 y 79 años, que es de difícil solución, ya que todo depende de si se puede estirar la Coronavac para esa franja o si se la vacunará con la Astrazeneca. «A pesar de probables problemas instrumentales, va a llevar a que nos vacunemos muy rápido y en una cantidad muy importante. Sin embargo, me parece que esa frontera en el horizonte nos hace creer que estamos llegando. Y ese es el problema, porque estas semanas son las de peor virulencia de la pandemia. Lo que se propone nos deja un hueco de tratamiento que muchas veces en la medicina queremos evitar, intervalos que dejan en riesgo de mayor daño a la persona o al colectivo», aseguró. Por ejemplo, el miércoles, agregó el catedrático, se publicó un reporte en The Guardian que «decía algo muy duro y es que el retraso en la toma de medidas agresivas costó 27 mil vidas en el Reino Unido. Uno mira los datos del miércoles y Uruguay tiene 206 fallecidos por millón de población: esta es una situación de privilegio absoluta; Chile, Argentina, Brasil están en 1100 por millón. Pero en este momento estamos poniendo eso en riesgo, o sea, podemos pegar un salto en esos números. Uruguay tiene una ventaja, que son áreas de densidad muy bajas, pero parece claro que en este mes tenemos que llegar a los grados de movilidad que teníamos en marzo y abril del año pasado».

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Con la doctora Daiana Mir (*)  sobre la variante de Manaos (P.1)

Tenemos visitas

Venancio Acosta

Brecha, 19-3.2021

—Según la literatura científica más reciente, ¿cuáles son las características destacables de la variante P.1?

Existen evidencias de que la variante de SARS-CoV-2 llamada P.1 posee una mayor especificidad de unión al receptor de la célula huésped que otras variantes no P.1, lo que le confiere una mayor transmisibilidad.

—¿Qué particularidades tiene en relación con la letalidad?

No se ha demostrado que sea más agresiva o letal. Pero es claro que el aumento de la transmisibilidad impone una mayor presión sobre los sistemas de salud y el colapso del sistema médico se traduce en una mayor letalidad.

—¿Y en relación con la inmunidad?

También hay evidencias que sugieren que esta variante es capaz de evadir significativamente la neutralización por anticuerpos generados durante una infección previa con una variante no P.1. Igualmente la respuesta inmunitaria aún puede proteger para que la enfermedad no evolucione a un caso grave.

—¿Qué evidencias existen respecto a la efectividad de las vacunas para combatir esta nueva variante?

—Hay análisis en desarrollo realizados por el Instituto Butantan que señalan que la vacuna Coronavac es efectiva. Aunque son datos prometedores, se considera un estudio preliminar, porque para los resultados anunciados se analizaron muestras de sangre de 35 personas y el estudio completo comprende un mayor número de muestras ya en análisis. Sin embargo, lo más importante en este punto son los resultados ya verificados en la vida real, que es el impacto positivo de la vacunación. Las tasas de ocupación en hospitales y unidades de cuidados intensivos, así como el número de hospitalizaciones y muertes, ya han disminuido significativamente en San Pablo y Pernambuco, estados con un alto porcentaje de vacunados con Coronavac. No existen, por el momento, reportes sobre la eficacia de las vacunas de Moderna y de Pfizer-Biontech contra la variante P.1.

–La llegada inminente a Uruguay de la P.1 tendrá impactos en el sistema sanitario: ¿dónde se hará sentir más?, ¿qué medidas –en el ámbito de la política pública– será necesario poner en práctica una vez que la variante se detecte en el país?

Es muy probable que la variante P.1 ya esté circulando en nuestro país y, si se traslada la experiencia de Brasil, la amenaza a nivel sanitario probablemente será importante. No me compete el diseño de políticas públicas, sí transmitir la información existente con evidencia científica. A título personal, simplemente, diría que las medidas tomadas hasta el momento no son, evidentemente, suficientes.

—¿Cómo evalúa la capacidad de secuenciación existente actualmente en Uruguay?

—Desde el comienzo de la pandemia, los datos genómicos del SARS-CoV-2 se han ido acumulando a un ritmo sin precedentes (más de 800 mil genomas del virus al 18 de marzo de 2021 en las bases de datos internacionales). Numerosos países se han movilizado para secuenciar miles de genomas del SARS-CoV-2 tras la aparición de brotes locales, contribuyendo de forma colectiva y constante con más de 20 mil genomas por mes. Uruguay tiene investigadores calificados para llevar a cabo la vigilancia genómica del SARS-CoV-2. Sin embargo, hasta el momento no es un área que haya sido priorizada por el gobierno. Uruguay tiene, al día de hoy, 135 secuencias de SARS-CoV-2 publicadas en esas bases globales. El 57 por ciento de las secuencias virales provienen de muestras procesadas a partir de prestadores de salud privados y el 37 por ciento a partir de muestras procesadas en laboratorios pertenecientes a diferentes institutos de investigación, como el Instituto Pasteur, la Udelar y el [Instituto de Investigaciones Biológicas] Clemente Estable. Es urgente la necesidad de fortalecer la cooperación entre los laboratorios de salud pública y los diferentes institutos de investigación de nuestro país con capacidad de secuenciación y análisis genómico para facilitar la transferencia tecnológica y el entrenamiento del personal en cuanto a vigilancia genómica. Esto permitiría sistemas de alerta temprana. Y ello debería acompañarse de políticas nacionales de asignación de recursos financieros para el mejoramiento de la capacidad instalada en los laboratorios públicos, la adquisición de insumos y equipos.

* Daiana Mir, doctora en Ciencias, con especialización en bioinformática aplicada a la evolución viral. Docente de la Unidad de Genómica y Bioinformática del Departamento de Ciencias Biológicas del Centro Universitario Regional Litoral Norte (Udelar). Integrante del GUIAD.