Aplutsoc, 26-7-2025
Traducción de Faustino Eguberri
Correspondencia de Prensa, 29-7-2025
En plena guerra y mientras la ley marcial prohíbe teóricamente las manifestaciones, que de hecho son abiertamente toleradas, Ucrania ha experimentado durante 4 días sus manifestaciones más importantes desde el Maidan, y que además se refieren al Maidan.
El detonante fue la “ley n° 12414”, votada a toda velocidad y por una amplia mayoría por la Rada y promulgada inmediatamente por el presidente Zelensky. Pero, si ha cristalizado el temor masivo a un giro autoritario, esta ley no ha sido un simple trueno en un cielo sereno. Durante semanas, las malas señales se multiplicaban, por un lado contra las organizaciones sindicales con los ataques contra la FPU, proveniente de los antiguos sindicatos oficiales de la época soviética, aunque muy cooperativo con el Estado, por otro lado con ataques contra personalidades conocidas en la lucha anticorrupción, como Vitaly Shabunin. Una serie de registros, acompañados en al menos dos casos de violencia física, fueron llevados a cabo por el SBU contra el personal de la Oficina Nacional Anticorrupción, la NABU.
Para colmo, el 17 de julio se produjo un cambio de gobierno llevando a la cabeza del mismo, bajo la autoridad de V. Zelensky, a Yulia Sydyrenko, conocida como ultraliberal y hostil al Código del Trabajo, sobre lo que publicamos las reacciones de Sotsialnyi Rukh, la principal organización, muy joven, de la verdadera izquierda ucraniana, de la organización militar feminista Veteranka, y de Sé como nosotros y nosotras, la asociación sindical del personal sanitario. Yulia Sydyrenko ha negociado con Estados Unidos los acuerdos sobre la producción minera de tierras raras y se considera que ha preservado los intereses nacionales en este asunto, lo que en realidad no está demostrado porque dependerá de la aplicación de estos acuerdos.
En definitiva, la ley 12414 debía ser el acto inaugural del nuevo gobierno. Esta ley suprime la independencia de la NABU respecto a la presidencia y el aparato policial estatal constituido por la SBU, así como la de la SAP, la Fiscalía Anticorrupción que es su brazo judicial. Estos dos organismos fueron, con razón, considerados por la población como logros de la revolución de Maidan, habiendo sido creados a raíz de las reivindicaciones de 2013-2014 y en relación con la Unión Europea, en el marco de una concepción, entonces dominante, según la cual debía establecerse un buen capitalismo competitivo, libre de la herencia burocrática y oligárquica soviética.
Su puesta bajo tutela, de hecho su liquidación, anunciada por la ley 12414, se siente por lo tanto como el pleno retorno a lo que se llama el «reinado de los oligarcas» contra el cual Zelensky había sido elegido presidente en 2019 (a pesar de que inicialmente había sido financiado por el oligarca Kolomoisky, aunque denunciado como tal en su famosa telenovela Servidor del pueblo).
Muchos se preguntan qué mosca picó a Volodomyr Zelensky. Los corresponsales de Libération en K’yiv, entre muchos otros, hablan del “paso en falso de Zelensky”, su “mayor error desde que está en el poder”. Pero, ¿hablaríamos así si “la calle”, y más concretamente la juventud, no hubiera reaccionado de forma inmediata, frontal y masiva?
Durante las discusiones en el marco del comité francés de la RESU (Red Europea de Solidaridad con Ucrania), se presentaron dos explicaciones sobre lo que se puede llamar un giro o, más bien, la aceleración brusca de un giro iniciado. Según una de ellas, la presión de Trump tendría mucho que ver. De hecho, la liquidación de la independencia relativa de estos organismos va en la dirección, que vemos en los Estados Unidos, en Hungría, en Israel… y que ha encontrado su realización en Rusia, de la liquidación de los llamados organismos de contrapoder, de la separación de poderes, de los checks and balances, en la forma de los Estados, es decir, en el sentido de la liquidación del Estado de derecho.
Muchos ucranianos saben que dichos organismos no eran en realidad tan independientes, sino que estaban influenciados por la Unión Europea y por las ONG vinculadas a Georges Soros, es lo que subraya Oleh Vernik, animador del grupo de la Liga Socialista Ucraniana. Los manifestantes defienden la NABU y el SAP, a pesar de sus limitaciones, porque equilibran otros centros de poder, ofreciendo así palancas y brechas en el ejercicio de la democracia.
Dicho esto, es evidente que, a diferencia de Estados Unidos, la Unión Europea se ha preocupado inmediatamente por una medida que va en contra de las condiciones impuestas, no solo a una hipotética adhesión de Ucrania a la UE algún día, sino a un acuerdo de asociación. Los manifestantes no dejaron de hacer una comparación devastadora para Zelensky… con la ruptura, por parte de Yanukovich, del acuerdo de asociación de Ucrania con la UE, en noviembre de 2013, ¡causa de las primeras manifestaciones de Maidan!
La segunda explicación presentada sobre esta tentación autoritaria en la cumbre del Estado en Ucrania descarta la presión estadounidense para dar todo su protagonismo a los procesos internos, con un poder que se encuentra en la contradicción de tener que librar una guerra popular y apoyado por las grandes masas mientras quiere febrilmente continuar una política neoliberal, y se siente tentado a resolver esta contradicción mediante una huida autoritaria hacia adelante. Al mismo tiempo, lo que se revela aquí es que un capitalismo «sano», sin corrupción ni sobornos, no existe y, en cualquier caso, no puede ser la forma «normal» tomada por el capitalismo en un país donde la clase capitalista proviene del estado burocrático soviético y donde los principales capitales invertidos provienen del extranjero.
Las dos explicaciones, de hecho, no parecen contradictorias entre sí. Si bien es dudoso que el impulso provenga de Trump y es probable que se trate de una dinámica interna de crisis en la cima del Estado, se produce precisamente cuando el «ultimátum de 50 días» ofrecido por Trump a Putin da su marco a una presión mortal sobre Ucrania, y coloca al ejecutivo ucraniano, que, al igual que las potencias europeas, Francia, Alemania, Reino Unido…, no quiere romper con Washington, en una situación imposible. Salvo recurrir decididamente al apoyo popular apelando a la autoorganización y rompiendo con los intereses capitalista-oligárquicos, no tendría otra opción. El nombramiento del gobierno de Sydyrenko habría materializado la opción de la huida hacia adelante autoritaria. Salvo que …
Salvo que la juventud hizo irrupción
De unos pocos cientos a unos pocos miles, unas pocas decenas de miles al principio, y el movimiento es ascendente. Las cifras pueden parecer bajas pero no deben engañar: en un país en guerra donde las manifestaciones y reuniones están teóricamente prohibidas, y donde pesa el peligro de los bombardeos rusos, mientras que las manifestaciones tienen lugar en decenas de localidades y hasta los alrededores de la línea del frente, es enorme y la salida a la plaza pública de la juventud de 13-25 años solo puede hacerse con el apoyo y la protección de hecho que les brindan los familiares, hermanos y militares en el frente. Representan al pueblo ucraniano.
Las numerosas imágenes de las manifestaciones lo demuestran: es la oleada de mujeres jóvenes. La juventud, por lo tanto, y las mujeres.
La juventud ucraniana jugó un papel decisivo en febrero-marzo de 2022 enrolándose en la Defensa Territorial para detener la invasión, y esto subyace en el movimiento actual. Pero vemos que los participantes son aún más jóvenes: a menudo son las hermanas y los hermanos de la clase de edad que se movilizó en 2022. Recordemos que en Ucrania, un fenómeno relacionado tanto con la voluntad democrática del pueblo como con la situación demográfica, la movilización militar, excepto los voluntarios, no comienza hasta los 25 años (y eran 27 años hasta hace poco). Pero todos y todas están obviamente preocupados por la guerra, tienen familiares muertos o heridos, y muchos son los militares, uniformados, presentes en las manifestaciones.
El movimiento es espontáneo y, por lo tanto, también lo son sus consignas: No toques a NABU, La corrupción mata en el frente y en la retaguardia, Vergüenza, Vergüenza de esta ley, Que se joda el sistema, Los diputados parásitos impiden que el pueblo viva, No dejemos que el poder nos engañe, Corrupción No, Revolución Sí, Poder para los millones, no para millonarios, Libertad, igualdad, solidaridad y algunas consignas dirigidas directamente a Zelensky, lo que es totalmente nuevo: el «contrato social» del 24 de febrero de 2022, por el que el pueblo apoyó a Zelensky para apoyar al ejército, por lo menos se ha tambaleado.
Un punto muy importante a destacar es que la forma de este movimiento no es propiamente ucraniana. De hecho, recuerda irresistiblemente al movimiento de masas de la juventud estudiantil serbia en sus inicios, hace ahora 9 meses, así como a los movimientos de los jóvenes de Budapest contra Orban. Espontáneo y probablemente formando redes en la base, también recuerda a la lámina de fondo “No King” contra Trump en los Estados Unidos. No solo en la forma inicial, sino también en el contenido democrático internacional, porque se trata de la defensa del estado de derecho, y la consigna más devastadora es ¡No somos Rusia!
Otro punto común hasta la fecha es la ausencia de las organizaciones sindicales -que no sean estudiantes- en cualquier caso de sus organismos nacionales…
El poder y Zelensky han sido sacudidos y éste ha anunciado que la ley sería revisada, saludando incluso la capacidad de respuesta de la sociedad que tendría razón para expresarse: no es Putin, pero la voluntad democrática de abajo es que ¡no debe parecerse de ninguna manera a él ni de lejos!
Hoy no se puede decir si va a haber reflujo, evolución y transformación, o continuación del auge, de las manifestaciones, que, incluso después de las primeras concesiones de Zelensky, por otra parte muy vagas e inciertas, siguen subiendo hasta el día de hoy, como si se hubiera roto un dique.
Para terminar estos comentarios, hay que explicar bien un aspecto fundamental: las y los manifestantes son antirrusos y quieren ganar la guerra antiimperialista, nacional y anticolonial, quieren que se rechace la invasión y también es desde este punto de vista que se manifiestan, porque la corrupción y el autoritarismo son otras tantas puñaladas en la espalda de la resistencia nacional ucraniana.
Las oficinas de noticias falsas de Putin han comenzado, por supuesto, a difundir imágenes falsas y noticias falsas que intentan presentar las manifestaciones como «antiguerra». Este discurso, por supuesto, será transmitido por las fuerzas políticas campistas que quizás puedan, de repente, expresar un interés inesperado y sesgado por lo que está sucediendo en Ucrania.
Y al mismo tiempo, las corrientes más derechistas entre los partidarios de Ucrania intentan retomar el tema de la NABU “infiltrada” por Rusia. La infiltración rusa en Ucrania es, desde 1991, consustancial al capitalismo oligárquico y, por tanto, a la corrupción. Los intentos de la secretaría de la presidencia (Andriy Yermak) y del SBU de hacer creer en una instrumentalización rusa de la lucha contra la corrupción son en realidad el peor regalo que podrían hacer a Putin. Todos los que denuncian el apoyo a los manifestantes ucranianos como haciendo el juego de Rusia… en realidad ellos mismos están haciendo el juego al imperialismo ruso.
El viernes 25 de julio por la noche, una de las mayores, si no la mayor, concentración de tanques y artillería rusa se formó detrás de Pokrovsk y detrás de Zaporijia, amenazando con hacer unas tenaza para perforar el frente, de acuerdo con Trump – el sábado por la mañana nos enteramos de que esta columna blindada habría sido parcialmente destruida por las fuerzas ucranianas, esto es algo que hay que seguir de cerca.
La ayuda a los manifestantes es ayuda a Ucrania. Más que nunca, debemos exigir armas, antiaéreas, drones, aviones…, para Ucrania de inmediato. Y la ayuda a Ucrania es ayudar a los manifestantes: más que nunca, la defensa de Ucrania y la defensa de la democracia, la posibilidad de que los proletarios y las grandes masas se organicen para decidir su destino, van de la mano.