Manifestación el 13 de abril en el centro de Nouméa. DR.
L’Anticapitaliste, 18-4-2024
Traducción de Correspondencia de Prensa, 25-4-2024
Convocados por la CCAT (Cellule de coordination des actions de terrain, herramienta de movilización del movimiento independentista FLNKS -Frente de Liberación Nacional Kanak y Socialista- y sus aliados), decenas de miles de ciudadanos de Nueva Caledonia kanak (menos de 300.000 habitantes) se movilizaron en todo el país y en Francia el sábado 13 de abril.
Junto al pueblo kanak, ciudadanos de origen francés, de Wallis y Futuna, Vanuatu, Vietnam, Indonesia, Japón, las Antillas y Argelia… ocuparon el centro de Numea durante todo el día. El pueblo kanak de Nueva Caledonia aspira a decidir su futuro construyendo juntos un país soberano, no alineado, pacífico e integrado en su región.
Referéndum ilegítimo y voluntad recolonizadora del Estado francés
Hoy, en la calle, este pueblo en formación se había expresado masivamente en 2018 y 2020 votando por la plena soberanía y la independencia del país (43%, luego 47% de los votantes). En 2022, Macron y su gobierno impusieron la celebración del tercer referéndum (previsto en los Acuerdos de Numea entre el FLNKS, el Estado francés y la derecha colonial local), en plena crisis de Covid que dejó cientos de muertos. El 57% de la población, el 90% de los kanak, boicoteó el referéndum, quitándole toda legitimidad.
Ese día 13 de abril, Darmanin compareció ante la ONU para dar cuenta de la política que iba a aplicar el Estado francés para descolonizar Kanaky, en Nueva Caledonia. ¡La respuesta vino de la calle! Desde que llegó al poder, Macron ha estado organizando la recolonización del país disfrazándola con un discurso de compasión hacia el pueblo kanak. El estrangulamiento a través de la deuda pública, la desinversión de los industriales, los proyectos de base y de academia militares, la presión diplomática y económica sobre los países de la región aliados del FLNKS, la fuga de capitales y, sobre todo, el cuerpo electoral abierto a los franceses recién llegados que se benefician de las medidas adoptadas por el Estado colonial para favorecer su instalación (lo que Aimé Césaire denominó «genocidio de sustitución»).
El pueblo kanak movilizado
Ese mismo día, miles de franceses recién instalados, rodeados de descendientes de los colonialistas y de la clientela electoral de los partidos coloniales de derecha, fueron movilizados por los poderes establecidos. Transporte organizado, banderas, camisetas con inscripciones, comida gratuita, con el reconocimiento del patrón o del jefe de servicio y un eslogan: «Ici c’est chez nous, c’est la France» («Estamos en nuestra casa, estamos en Francia»).
Tuvieron que circunvalar el centro de la ciudad, ocupado por los habitantes de Kanaky Nueva Caledonia. Lejos están los años ochenta, cuando las milicias coloniales, de la mano de la policía, perseguían con sus fusiles a los manifestantes del FLNKS para expulsarlos del centro de la ciudad.
Cegados por sus ambiciones imperiales, Macron y la burguesía francesa quieren convertir las últimas colonias en portaaviones del imperialismo francés en todos los continentes y océanos. «¿Cuántos muertos tendremos que lamentar para que nos escuchen?», se preguntaba Robert Xowie, senador del FLNKS, en la ceremonia de clausura de la reciente semana anticolonial en Montreuil (Francia).
Reafirmemos nuestra solidaridad anticolonial en las calles
Las manifestaciones del 1° de mayo pueden ser una oportunidad para afirmar nuestra solidaridad, en las plazas principales, en las manifestaciones sindicales y en los movimientos sociales (banderas Kanaky y USTKE -Unión sindical de trabajadores kanak y explotados-). Se ha hecho público un llamamiento a las «personalidades», que puede ser utilizado en cada ciudad para difundir la información… En 1988, lloramos y manifestamos para decir «Nunca más», después de que el ejército francés masacrara a 19 militantes del FLNKS en la isla de Ouvéa. Kanaky Nueva Caledonia debe figurar en la agenda de todos los anticapitalistas, anticolonialistas, antirracistas, sindicalistas, feministas… porque sí, ¡nunca más! Exigimos que se respete la palabra dada por el Estado francés, en nuestro nombre, para descolonizar el país en 1988 y 1998 (los Acuerdos de Numea).