Siria – “El abismo sirio y el abandono internacional” [Ziad Alissa/Raphaël Pitti]

Regón de Idlib, después del 7 de febrero.

A l’encontre, 18-2-2023

Traducción de Correspondencia de Prensa, 19-2-2023

Introducción

Sivanka Dhanapala, representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en Siria, declaró: “Para Siria, ésta es una crisis dentro de otra crisis. Hemos sufrido choques económicos, el Covid, y ahora estamos en pleno invierno, con vientos helados que azotan las zonas afectadas.”

Antes del terremoto, en Idlib vivían unos 4 millones de personas, de las cuales 2,8 millones habían sido desplazadas por la guerra. El dictador Bashar al-Assad y sus cómplices “de la seguridad” están sometidos a sanciones occidentales por su implicación en la muerte de unas 350.000 personas desde 2011, según diversos grupos de defensa de los derechos humanos.

No se dispone de estadísticas fiables sobre el número de personas fallecidas como consecuencia del terremoto, mientras, ya antes, trataban de sobrevivir a temperaturas bajo cero sin recibir ayuda. Según la ONU, el número de muertos podría elevarse a 4.400. El grupo de rescate de la defensa civil siria, los Cascos Blancos, que opera en las zonas controladas por los rebeldes, ha contabilizado 2.274 víctimas y unos 14.000 heridos en la región noroccidental (según Middle East Eye, 17 de febrero).

Esta gran cantidad de heridos ha puesto a prueba a un sector médico frágil que ya antes debía hacer frente a la escasez de médicos, de equipos médicos y de medicamentos tras 12 años de guerra. El hecho de recibir a miles de heridos con hospitales destruidos, dañados o que carecen de suficiente personal calificado se suma a la tragedia. Un hecho médico que rara vez se menciona en los informes de los medios de comunicación es que las personas aplastadas por los escombros durante un largo período de tiempo necesitan diálisis debido a la compresión de las fibras musculares. Esto requiere máquinas de diálisis. Una necesidad urgente para la cual aún no ha habido respuesta.

En este marco, los médicos Raphaël Pitti y Ziad Alissa enviaron una carta pública al presidente Emmanuel Macron, publicada el 13 de febrero en el diario Libération. La reproducimos a continuación e indicamos también la manera mediante la cual se puede apoyar financieramente a una organización médica que está presente en esta región desde hace mucho tiempo, a pesar de todas las dificultades y obstáculos interpuestos con la voluntad destructiva metódica del régimen de Bashar al-Assad. Esta ayuda a una población que se encuentra entre las más desfavorecidas, herida en cuerpo y alma, debería encontrar un espacio que la [fundación suiza] Chaîne du bonheur no cubre necesariamente. (Redacción de A l’Encontre)

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«Señor presidente de la República:

Es con un profundo sentimiento de indignación que nosotros, médicos humanitarios, presentes en Siria desde hace doce años, le pedimos su compromiso.

El terremoto en Turquía y Siria es un cataclismo sin precedentes. La respuesta internacional es insuficiente y no está a la altura de la catástrofe. En el noroeste de Siria, las poblaciones ya martirizadas se encuentran literalmente abandonadas a su propia suerte. Siete días después del sismo y sus réplicas, los socorristas, el personal médico y las organizaciones humanitarias, los únicos que intervinieron sobre el terreno, no han recibido ningún apoyo de la comunidad internacional ni de las Naciones Unidas, que no han declarado el estado de emergencia. No han valorado la deflagración que representa este espantoso terremoto.

Le pedimos, Sr. Presidente, como miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, que presente una resolución para ampliar el corredor humanitario de Bab al-Hawa durante un año y reabrir un segundo corredor humanitario en Bab al-Salam, lo que es indispensable para la supervivencia del pueblo sirio. [1]

Después de la guerra y el terremoto, el caos… En el noroeste de Siria, el terremoto sacudió una región ya devastada por doce años de guerra. Los edificios destripados, donde la gente vivía a pesar de todo y, además, desplazados y sin tener mejor lugar donde ir, están completamente destrozados. En Jindires, en Sarmada, pueblos enteros han sido borrados del mapa. En plena noche, a las 4 de la mañana, y frente a la fuerza del sismo, los que habían podido refugiarse fuera se encontraron con un frío de -4°C, con nieve en algunos lugares, y con la ropa que llevaban puesta como único equipaje. Sin comida, agua potable ni calefacción, quedaron abandonados. Perdieron todo por enésima vez. Habían sufrido el bombardeo de varios edificios durante uno o varios días enteros. Pero, ¿cómo hacer frente a un terremoto que destruyó varios miles de viviendas en una fracción de segundo?

Desde el primer día, la ayuda internacional resultó ser insuficiente. Durante los tres primeros días, los socorristas, carentes de equipos pesados de excavación y apuntalamiento, se vieron obligados a retirar los escombros con sus propias manos. Hoy, el lapso crucial de las primeras 72 horas para encontrar supervivientes ya quedó atrás.

Es el momento de actuar

Si seguimos esperando, la gente seguirá muriendo por falta de atención, por falta de apoyo para intervenir. Las necesidades son inmensas y urgentes. Es aquí y ahora cuando debemos actuar, no mañana, para reconstruir sobre los muertos. Los servicios sanitarios están desbordados en los hospitales, los centros de salud y las clínicas móviles. Les falta de todo. Por el momento, sólo están tratando a los heridos con los suministros aún disponibles en los depósitos. En cuanto a los supervivientes que se encuentran sin hogar, necesitan que se les proporcione ayuda de emergencia básica: tiendas de campaña, calefacción, canastas de alimentos y atención médica, etc. Los hospitales han sido destruidos por la guerra y los centros médicos han tenido que cerrar por falta de financiación. ¿Cómo podemos entonces dar una respuesta de emergencia a un terremoto de estas magnitudes?

Los corredores humanitarios transfronterizos deben reabrirse y deben ser operativos. En el momento de escribir estas líneas, sólo una decena de camiones han podido llegar a territorio sirio, cinco días después de la tragedia. La mayoría de ellos están cargados con equipos inadaptados a la crisis porque están previstos desde hace mucho tiempo, y representan muy poca ayuda en comparación con las necesidades reales de la población para hacer frente a la gravedad de la tragedia que los ha golpeado. Francia, miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, debe presentar una resolución para aumentar los corredores humanitarios y pedir un “alto el fuego”. En efecto, el día del terremoto, mientras el pueblo de Marea lloraba a sus muertos, fue blanco de bombardeos, un ataque despiadado y odioso.

Ante este cataclismo, Francia podría encabezar una resolución de paz, de solidaridad, sinónimo de vida para millones de sirios.

Por ello, instamos a Francia y a la comunidad internacional a que faciliten una ayuda de emergencia en gran escala a través del último corredor humanitario que queda en Bab al-Hawa y reabran el corredor humanitario de Bab al-Salam, donde miles de personas se encuentran en tiendas de campaña en condiciones desastrosas; que instalen un hospital móvil en la frontera sirio-turca para tratar a las víctimas del terremoto que carecen de medios de reanimación, ventilación y diálisis; promover un alto el fuego inmediato en Siria para facilitar la ayuda a las víctimas del terremoto; ser partícipes del respeto del derecho humanitario internacional para brindar una ayuda integral a todas las víctimas de catástrofes en Siria, incluido el noroeste del país, en Idlib y su región.»

* Dr Ziad Alissa, anestesista reanimador, presidente de Mehad (ex-UOSSM France) y Pr. Raphaël Pitti, anestesista reanimador, especialista en medecina de guerra, responsable de formación en Mehad.

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-Nota:

1] Véase el artículo publicado el 14 de febrero de 2023 en A l’encontre. El 14 de febrero, en un programa de RFI [Radio France Internationale] con Ziad Majed, profesor y director del Programa de Estudios sobre Medio Oriente de la Universidad Americana de París, autor de Dans la tête de Bachar al-Assad (Actes Sud), la introducción indicaba: “Tuvimos que esperar ocho días para que el primer convoy de ayuda humanitaria destinado específicamente a las víctimas del terremoto entrara en el noroeste de Siria el martes 14 de febrero de 2023. Un convoy compuesto por once camiones, una gota de agua en un océano de miseria. Según el Secretario General de la ONU, se necesitaría el equivalente de 400 millones de dólares para ayudar a las víctimas del terremoto en Siria durante tres meses.” A esto se añade la incertidumbre de la apropiación de la ayuda, bajo diversas formas, por las redes mafiosas del gobierno de Bashar. (Redacción .A l’encontre)

Entrevista en francés a Raphaël Pitti en la radio pública France Inter:

Terremoto en Siria: el humanitario Raphaël Pitti denuncia “la ausencia de toma de conciencia de la tragedia” (15-2-2023).