Este rechazo a un “Estado asesino” obligaría al gobierno progresista a evaluar la forma en que se buscará la paz en una región sobreexplotada por la industria forestal y donde campea la ultraderecha.
Este rechazo a un “Estado asesino” obligaría al gobierno progresista a evaluar la forma en que se buscará la paz en una región sobreexplotada por la industria forestal y donde campea la ultraderecha.