El 22-4-2022, el ejército francés hizo público lo que afirma es un vídeo de vigilancia de mercenarios rusos enterrando cadáveres cerca de una base militar en el centro de Malí. Foto: Africa Defense Forum
Paul Martial
L’Anticapitaliste, 24-12-2025
Traducción de Correspondencia de Prensa, 24-12-2025
En Mali, la violencia ejercida por los mercenarios rusos contra la población civil impera en un clima de total impunidad, sin condenas ni reacciones por parte de las autoridades malienses. Esta estrategia de terror agrava una situación social y de seguridad ya de por sí catastrófica.
Assimi Goïta, que llegó al poder a través de un golpe de Estado, lo justificó alegando la incapacidad del régimen anterior para derrotar a los yihadistas. Casi cinco años después, su balance es catastrófico, tanto en el plano económico como en el de la seguridad.
Inhumanidad
Si bien existe una dimensión religiosa en el conflicto de Malí, esta no debe ocultar las cuestiones sociales y comunitarias. Las soluciones pacíficas sólo pueden ser políticas y elaboradas por las propias poblaciones. Son urgentes, ya que cuanto más se prolonga el conflicto, más aumentan en cantidad y horror los actos de violencia contra la población civil.
Hay numerosos informes que detallan los abusos cometidos por los mercenarios de Wagner. En Tinzawatene, unos drones bombardearon la ciudad como represalia. En Moura, durante tres días, cientos de personas fueron ejecutadas. Los relatos de las refugiadas malienses en Mauritania hablan de violaciones masivas. Unos periodistas de Jeune Afrique se infiltraron en una red de Telegram llamada «tíos blancos en África 18+», en la que se venden videos de ejecuciones y torturas en centros instalados en los cuarteles del ejército maliense. Otros videos, recopilados por investigadores de la Corte Penal Internacional, muestran escenas de descuartizamiento de cadáveres e incluso actos que se asemejan a canibalismo.
Los testimonios recopilados por las organizaciones de defensa de los Derechos Humanos describen incendios de aldeas, saqueos y robos de las escasas posesiones de los habitantes. También informan de secuestros con peticiones de rescate. Las principales víctimas son malienses de las comunidades fulani o tuareg, acusados injustamente de ser cómplices de los yihadistas.
Efectos deletéreos
Desde el inicio de la intervención de Wagner, en diciembre de 2021, se han multiplicado las pruebas de crímenes contra la humanidad. Los mercenarios actuaban con total impunidad. La sustitución, en 2024, de Wagner por el Africa Corps, una estructura que depende directamente del Ministerio de Defensa ruso, lamentablemente no cambió nada en esta dramática situación, y por una buena razón: más del 80 % de los miembros de la empresa fundada por Evgueni Prigojine se integraron en la nueva entidad.
El comportamiento abyecto de estos mercenarios alienta a los militares malienses a cometer aún más actos de violencia contra la población civil y acentúa las divisiones, e incluso el odio entre comunidades. Los aldeanos que se ven obligados a cooperar con los yihadistas son considerados cómplices por las autoridades malienses.
Los miembros del Africa Corps no tienen, evidentemente, ningún interés en que la situación del país mejore, ya que el caos sigue siendo para ellos una lucrativa fuente de ingresos.
De hecho, Assimi Goïta garantiza la total impunidad a una empresa militar privada extranjera que masacra a sus propios compatriotas, contradiciendo así sus pretendidas intenciones de defender la soberanía de Malí.