Europe Solidaire Sans Frontières, 14-10-2025
Traducción: Faustino Eguberri
Viento Sur, 4-11-2025
Correspondencia de Prensa, 4-11-2025
En Rusia y la Ucrania ocupada, muchos miles de civiles han sido encarcelados o desaparecidos por la fuerza por hablar en contra de la invasión. Las cifras reflejan una represión contra la disidencia peor que en cualquier momento desde la década de 1950.
El 16 de mayo de 2022, el artista ucraniano Bohdan Ziza vertió pintura azul y amarilla, los colores de la bandera de su país, sobre un edificio de administración municipal en su ciudad natal, Yevpatoria, en Crimea.
Ziza publicó un vídeo de la acción en línea, con un llamamiento a «los adeptos a la cultura del graffiti, a todos los vándalos de Crimea, Rusia y Bielorrusia» a protestar contra «la guerra más horrible» desatada por «[Vladimir] Putin y la máquina del Estado». Pronto fue arrestado y acusado de «cometer un acto terrorista» e «incitación al terrorismo».
En junio de 2023, Ziza utilizó su declaración final ante el tribunal militar ruso que lo condenó a quince años de prisión para denunciar de nuevo la guerra: «Mi acción fue un grito del corazón, de mi conciencia, hacia quienes tenían y tienen miedo, al igual que yo tenía miedo, pero que tampoco querían esta guerra”.
Ziza es uno de los diez manifestantes contra la guerra cuyos discursos se publican este mes, en traducción al inglés, en Voices Against Putin’s War : protesters’ defiant speeches in Russian courts/Voces contra la guerra de Putin: discursos desafiantes de manifestantes en los tribunales rusos. 1 El compendio también incluye dos declaraciones hechas fuera del tribunal, entrevistas y cartas relacionadas, un resumen de otros diecisiete discursos contra la guerra en el tribunal y una investigación sobre el movimiento de protesta contra la guerra y la represión que sufre.
En Rusia, los disidentes desde los rebeldes populistas de la década de 1870 2, han utilizado su declaración final en el tribunal para instar a la resistencia al poder. La tradición floreció en los movimientos de los trabajadores que precedieron a la revolución de 1917, fue rota por los juicios/espectáculo estalinistas de la década de 1930 con sus confesiones estereotipadas, y renació después del «deshielo» de la década de 1950, con disidentes como los escritores Andrei Sinyavsky y Yuli Daniel.
En 2022, la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia fue seguida por una brutal represión contra la sociedad civil en el territorio ocupado, incluida Crimea, así como la represión de la disidencia interna. La protesta fue expulsada de las calles. Las acciones directas no violentas individuales como la de Ziza, o escribir o hablar en contra de la guerra, fueron castigadas con largas sentencias de prisión, como las que ahora cumplen la mayoría de los protagonistas de Voices Against Putin’s War /Voces contra la guerra de Putin.
Ruslan Siddiqi, el anarquista ruso-italiano, fue más allá: está cumpliendo veintinueve años de prisión por descarrilar un tren que transportaba municiones a unidades del ejército ruso en Ucrania. En el tribunal, se declaró prisionero de guerra, en lugar de un prisionero político: «Mis objetivos eran el equipo militar ruso y las cadenas logísticas utilizadas para transportar material militar y combustible. Quería impedir las operaciones militares contra Ucrania».
Actuar según la conciencia de uno, en un mundo distópico de militarismo y grandes mentiras, fue una consideración central para muchos de los protagonistas.
Alexei Rozhkov, que incendió un centro de reclutamiento militar en la región de Sverdlovsk 3, huyó a Kirguistán mientras estaba bajo fianza antes de ser secuestrado por las fuerzas especiales rusas y devuelto a Rusia para ser juzgado. Le dijo al tribunal que lo sentenció a dieciséis años: «Aunque nunca he sido político o estadista, no podía permanecer indiferente cuando comenzó la guerra. Tengo conciencia, y preferí aferrarme a ella».
Los protagonistas del libro se oponen a la guerra desde una amplia gama de puntos de vista políticos. Por un lado, hay pacifistas como Sasha Skochilenko, el artista condenado a siete años por reemplazar etiquetas en un supermercado con mensajes antiguerra escritos a mano (y más tarde liberado en un intercambio de prisioneros entre Rusia y países occidentales), que dijo al tribunal: «Las guerras no terminan gracias a los guerreros, terminan gracias a los pacifistas».
Por otro lado, hay activistas políticos que hablaron del derecho de Ucrania a resistir militarmente a Rusia. Aleksandr Skobov, de sesenta y siete años, el protagonista más antiguo, encarcelado por primera vez por actividad en el ala socialista del movimiento disidente soviético en 1978, se negó a ponerse de pie cuando el juez entró en la corte. Deseó la muerte del «asesino, tirano y sinvergüenza Putin». Dijo que nunca dejaría de pedir a los rusos honestos que se unan a las fuerzas armadas ucranianas y de reclamar ataques aéreos contra las instalaciones militares de Rusia.
No menos inflexible en apoyo a Ucrania fue la protagonista más joven, Darya Kozyreva, de diecinueve años, condenada a dos años y ocho meses de prisión por poner flores y un poema en la estatua del poeta nacional de Ucrania, Taras Shevchenko 4, en San Petersburgo.
Ante el tribunal Ziza denunció no solo la invasión de 2022, sino también el frenético asalto a las organizaciones tártaras de Crimea que le precedieron en Crimea, que Rusia anexionó en 2014. “Quienes buscan tan apasionadamente a los ‘nazis’ en Ucrania no han abierto los ojos ante el nazismo en Rusia, con su efímero ‘mundo ruso’,» con el que las fuerzas armadas han «intentado extirpar la identidad ucraniana». (El mes pasado, a Ziza, a petición propia, le revocaron la ciudadanía rusa que se le impuso junto con todos los residentes de Crimea. Hoy se encuentra en la Prisión Central de Vladimir 5, donde los «políticos» han estado encarcelados desde el siglo XIX.)
Voices Against Putin’s War /Voces contra la guerra de Putin es el resultado del trabajo de un pequeño grupo de traductores voluntarios que apoyan a las organizaciones rusas contra la guerra, de las que formé parte, y que cuenta con el apoyo de la Red Europea de Solidaridad con Ucrania 6. Además de los discursos publicados, hemos resumido diecisiete más del maravilloso sitio web Poslednee Slovo («última palabra”). 7
Los juicios destacados en el libro también proporcionan una instantánea del giro de Rusia en tiempos de guerra hacia una forma de fascismo. Contra quienes emprenden acciones directas no violentas, los cargos bajo las leyes de terrorismo se estandarizaron en 2022, con penas de prisión de entre diez y veinte años. La tortura de los detenidos es sistemática.
Las largas condenas están diseñadas para aterrorizar a la gente hasta que se calle: Andrei Trofimov fue condenado a diez años por publicaciones en las redes sociales que justificaban las acciones militares ucranianas contra Rusia. Por su discurso de dos minutos en el tribunal militar, que terminó «¡Gloria a Ucrania! Putin es un imbécil», fue acusado de «aprobar el terrorismo» y «difamar al ejército»: se agregaron tres años más a su sentencia.
La monstruosidad de la represión interna de Rusia puede entenderse correctamente en el contexto del baño de sangre que ha infligido en Ucrania, y especialmente en los territorios ocupados. Cientos de miles de soldados rusos y ucranianos han muerto y resultado heridos en acción, y millones de civiles ucranianos han sido arrancados de sus hogares por bombardeos. Además, las personas en las zonas ocupadas se han enfrentado a la imposición forzada de la ciudadanía rusa, deportaciones masivas, incluidos niños (la base de un caso contra Putin en el Tribunal Penal Internacional), el nihilismo judicial y un hundimiento económico.
El principal instrumento de disciplina social en las áreas ocupadas son las desapariciones forzadas, incluido el encarcelamiento. En septiembre de 2024, el registro de personas «desaparecidas en circunstancias especiales» de Ucrania contó unos 48.324 nombres, de los cuales 4.700 fueron confirmados por el gobierno ucraniano como cautivos, aunque el número real puede ser mucho mayor.
La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa 8 estimó que 16.000 personas del registro eran civiles adultos. El Grupo de Protección de los Derechos Humanos de Kharkiv 9 identificó a 5.000 víctimas de desapariciones forzadas mientras preparaba material para el Tribunal Penal Internacional, y el defensor del pueblo ucraniano está trabajando en 1.700 casos de este tipo. (Todas estas cifras se refieren a civiles detenidos o desaparecidos, distintos de los prisioneros de guerra ucranianos, de los cuales hay entre 8.000 y 10.000).
En resumen, Rusia ha hecho muchos miles de prisioneros civiles en los territorios ocupados, cuyo destino a menudo sigue siendo desconocido. Muchos son presos políticos: 585 periodistas, líderes comunitarios y activistas de territorios recientemente ocupados identificados por organizaciones de derechos humanos, 265 contados por el Grupo de Derechos Humanos de Crimea y otros. Además, hay miles de prisioneros civiles encarcelados por las llamadas «Repúblicas Populares» en Donetsk y Luhansk 10 entre 2014 y 2022, incluso por delitos políticos, que han sido transferidos a prisiones en Rusia.
Paralelamente a esta orgía de violencia, la máquina de represión interna de Rusia se ha acelerado. Una serie de nuevas leyes de censura, por ejemplo, que penalizan «difundir a sabiendas información falsa sobre el ejército ruso» (que incluye llamar a la guerra una guerra), se ha añadido a las leyes preexistentes sobre «agentes extranjeros», «organizaciones indeseables» y «extremismo» de la última década. Los barridos policiales delirantes de personas cuyos comentarios críticos se recogen en las redes sociales se han intensificado.
La principal organización de derechos humanos Political Prisoners Support: Memorial 11, ahora con sede en el extranjero, enumera más de 3.000 detenidos políticos en la actualidad, en comparación con solo cincuenta en 2015 y 420 en 2021. Después del «deshielo» post-estalinista, los historiadores calculan que el número de detenidos políticos en la Unión Soviética cayó a 5.000-10.000 en la década de 1970 (en la Unión de quince repúblicas, con una población casi el doble que la de solo Rusia). La tendencia reflejada en estos números justifica el término que hemos utilizado en Voces contra la guerra de Putin: un «gulag del siglo XXI”.
En medio de una ola internacional de creciente autoritarismo y militarismo de derecha, que ha culminado en el genocidio en Gaza, los discursos del libro son significativos mucho más allá de Rusia. En su prólogo, John McDonnell 12, un diputado laborista de izquierda en Gran Bretaña, los llama «una inspiración para todas aquellas personas en cualquier parte del mundo que ven una injusticia y que se niegan a conformarse pasivamente», desde los refuseniks objetores de conciencia israelíes a los partidarios de Palestine Action/Acción Palestina 13 en Gran Bretaña hasta las mujeres que se manifiestan por la vida y la libertad en Irán. Ahí es donde radica la esperanza en nuestros tiempos oscuros.
–Voices Against Putin’s War fue publicado por Resistance Books.
*Simon Pirani dirigió la edición de Voices Against Putin’s War. Es profesor honorario en la Universidad de Durham y autor de libros sobre Rusia y Ucrania, así como sobre los sistemas energéticos. Tiene un blog sobre People and Nature.
Notas
- Voices Against Putin’s War : protesters’ defiant speeches in Russian courts , recopilación publicada por Resistance Books ↩
- Movimiento revolucionario ruso de los años 1860-1880 que abogaba por el regreso al pueblo y la organización de la sociedad en torno a los municipios rurales tradicionales ↩
- También llamada región de Ekaterimburgo, situada en los Urales ↩
- Poeta, escritor y artista ucraniano (1814-1861), figura emblemática de la literatura ucraniana y símbolo de la identidad nacional ucraniana ↩
- Prisión situada a unos 180 km al este de Moscú, construida en el siglo XVIII, que albergó a muchos presos políticos bajo el régimen zarista y soviético ↩
- European Network for Solidarity With Ukraine, coalición de organizaciones de la sociedad civil europea creada tras la invasión rusa de 2022 ↩
- “La última palabra” en ruso, sitio que archiva las declaraciones finales de presos políticos ante los tribunales ↩
- OSCE, organización regional de seguridad que agrupa a 57 Estados de Europa, Asia Central y América del Norte ↩
- Organización ucraniana de derechos humanos creada en 1992 ↩
- Entidades separatistas prorrusas autoproclamadas en el este de Ucrania en 2014, reconocidas por Rusia en 2022 justo antes de la invasión a gran escala ↩
- Organización de defensa de los derechos humanos fundada en 1989 para documentar las represiones soviéticas, disuelta en Rusia en 2021-2022 pero que continúa sus actividades desde el extranjero ↩
- Diputado laborista británico de izquierda (2015-2024), ex ministro del gabinete fantasma bajo Jeremy Corbyn ↩
- Red militante británica que realiza acciones directas contra empresas cómplices de la ocupación israelí ↩