Revista Ñawpa, 5-10-2025
Correspondencia de Prensa, 8-10-2025
“El paro no para”: crece la resistencia contra el gobierno de Noboa y sus políticas fondomonetaristas.
El paro nacional conducido por la CONAIE entra en el día catorce y lo que inició con el repudio del retiro al subsidio del diésel se convirtió en un rechazo al gobierno de Noboa y sus políticas fondomonetaristas.
En estos días, los grandes medios nacionales y las estrategias comunicacionales del gobierno han generado indignación. La desinformación, el racismo, el uso de trolls, el manejo de narrativas violentas ha violado toda ética y ha expuesto su carácter dictatorial, represor y de clase.
Mientras tanto, el pueblo ecuatoriano y su resistencia amplifican sus voces, ahora desde las voces de hermanas y hermanos migrantes, quienes se suman desde sus lugares de resistencia, desde las calles de diferentes partes del mundo, en rechazo del crimen de Estado cometido contra Efraín Fueres, comunero de Imbabura; la criminalización de la protesta social se ha convertido en un estado de persecución constante. Por lo tanto, en defensa del derecho a la resistencia, y bajo la consigna “protesta social y terrorismo no son lo mismo” nos pronunciamos.
En Ecuador, el carácter del Estado plurinacional, la democracia directa, el derecho a la resistencia, los derechos colectivos y los derechos de las mujeres, y de la naturaleza se mantienen vivos en las voces de quienes en las calles, encuentran el espacio para conversar sobre sus luchas diarias, su digna rabia y el rechazo a las leyes que el gobierno impulsa, con voracidad, fabricándolas al apuro para apropiarse del país. En cada decreto y en cada reforma se advierte la prioridad de los intereses del grupo Noboa y su familia por encima del bien común y los derechos del pueblo. Frente a ello, crecen las voces por el NO en la consulta popular convocada para el 16 de noviembre: un grito colectivo frente a un gobierno que intenta recuperar su gobernabilidad en medio del caos que él mismo ha provocado con sus políticas de despojo y desigualdad.
En las calles, la protesta es de clase: pueblos indígenas de las 15 nacionalidades, estudiantes, salubristas, artistas, comuneros, servidores públicos, desempleados, ecologistas, obreros, trabajadores, pobladores de barrios, defensores de derechos humanos, unen sus manos y voces para exigir una vida digna, una democracia directa, por un pleno empleo, por una salud digna, por una educación adecuada, contra el racismo y la violencia. Se ha roto el cerco mediático, la calle se ha convertido en mares de indignación y exigencia de derechos, la imaginación pinta las paredes con esperanza y resistencia y las voces se amplifican en un solo eco que recorre montañas, mares, selvas, ciudades; el pueblo sigue en pie de lucha firme, consciente de que cada pasó, cada consigna y cada gesto de solidaridad son las semillas de dignidad que germinan en medio del dolor, es el pueblo quien, con su fuerza y su memoria sigue trazando el rumbo hacia la justicia y la libertad, el paro no para.
Nos unimos a la consigna:
«únete pueblo, únete a luchar contra este gobierno antipopular»