Palestinos desplazados dentro del país observan el campamento de Al-Mawasi (una «zona segura») tras un ataque aéreo israelí.
Redacción de A l’encontre, 8-8-2025
Traducción de Correspondencia de Prensa, 11-8-2025
En la noche del 7 al 8 de agosto, el Gabinete de Seguridad israelí aprobó el plan de ocupación de la Franja de Gaza, que debe comenzar con la «conquista» de la ciudad de Gaza, donde se concentran alrededor de un millón de habitantes. Concretamente, esto implica expulsar a los palestinos. El comunicado oficial habla de «toma de control». Ynet (sitio web del diario Yediot Aharonot) informa que el término «ocupar» fue deliberadamente evitado para eludir las obligaciones jurídicas que conlleva una ocupación oficial según el derecho internacional. Con el mismo objetivo, la oficina de Benjamín Netanyahu indica que el ejército «distribuiría la ayuda humanitaria a la población civil fuera de las zonas de combate». Sean cuales sean las etapas de esta operación, que se inscribe en la política genocida en curso, no pueden separarse del vínculo entre la limpieza étnica y la expulsión de los habitantes de Gaza, cuyos planes han sido «elaborado» durante meses, como indica el artículo que reproducimos a continuación.
En cuanto a las «diferencias» entre Netanyahu y sus ministros Ben Gvir y Smotrich -sobre las que algunos medios de comunicación van a extenderse en sus artículos- Aluf Benn, redactor jefe de Haaretz, en un podcast del 8 de agosto, establece la realidad: «Todavía no he encontrado ningún área de desacuerdo entre Netanyahu, Smotrich y Ben-Gvir».
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L’Orient-Le Jour, 7-8-2025
Consultores de la consultora Boston Consulting Group (BCG) presentaron un plan de «reubicación temporal» de los palestinos de la Franja de Gaza a Somalia y Somalilandia, según reveló el Financial Times citando fuentes cercanas al caso.
Según el diario económico y financiero británico, dos colaboradores estadounidenses del BCG habrían ayudado gratuitamente a la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), que en mayo obtuvo el monopolio de la distribución de la ayuda en Gaza en detrimento de otras ONG humanitarias con el apoyo de Estados Unidos e Israel. Su trabajo consistió en elaborar un plan de reconstrucción del enclave, acompañado de un informe en el que se calculaba el costo del traslado de una cuarta parte de la población de Gaza a otros países, en una presentación destinada a la administración estadounidense y a otros gobiernos y actores del Medio Oriente, había revelado entonces el medio de comunicación.
Según el mismo medio, dos empleados del Tony Blair Institute, dirigido por el ex primer ministro británico, también formaron parte de este grupo de debate con representantes del BCG y empresarios israelíes en torno a un proyecto denominado «The Great Trust».
Conversaciones preliminares con Somalilandia
Fueron mencionados varios destinos potenciales para acoger a cientos de miles de habitantes de Gaza. Entre ellos figuraban Somalia, Somalilandia (región autónoma dentro de Somalia), los Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Jordania. Estas hipótesis se hacían eco de informaciones preliminares filtradas en marzo, periodo en el que el modelo fue concebido, según las cuales los Gobiernos estadounidense e israelí habrían sondeado a algunos países de África Oriental para acoger a «refugiados palestinos», a pesar de los conflictos internos y la elevada pobreza en la región.
La implicación del BCG en este proyecto de limpieza étnica de la Franja de Gaza desde una perspectiva posbélica ya había sido revelada en julio por el medio de comunicación Financial Times (FT). Ante las críticas, la consultora se desvinculó públicamente de este trabajo antes de anunciar en junio el despido de los empleados implicados en el proyecto, alegando que habían engañado en repetidas ocasiones a sus superiores sobre la naturaleza de su trabajo. El BCG se ha negado a hacer más comentarios al respecto, más allá de sus declaraciones públicas anteriores.
Según algunas fuentes, responsables estadounidenses habrían mantenido conversaciones preliminares con Somalilandia sobre un acuerdo más amplio, que incluiría la instalación de una base militar estadounidense a cambio del reconocimiento de su independencia. «Al aceptar temporal y voluntariamente a habitantes de Gaza, un país recibiría un aporte de población cuyo beneficio económico podría ser significativo», declaró una persona cercana al proyecto, que estimaba en 4700 millones de dólares los beneficios económicos para los países que acogieran a estas personas durante los cuatro primeros años. «Pero los países del modelo no fueron elegidos en función de debates concretos. El objetivo era analizar el impacto económico de las opciones propuestas por el presidente Trump».
Anteriormente, el presidente estadounidense había mencionado conversaciones con los dirigentes egipcios y jordanos para acoger a los palestinos, al tiempo que proponía que los 2,1 millones de habitantes de Gaza fueran evacuados para convertir el enclave en la «Riviera de Medio Oriente»
No se ha observado ningún avance concreto en relación con estos planes de expulsión masiva, que han sido comparados por responsables de la ONU con una «limpieza étnica» y condenados firmemente por los aliados europeos de Israel. Egipto y otros países árabes se han negado categóricamente a acoger a un gran número de palestinos, por temor a la inestabilidad interna que supondría su instalación permanente, como ocurrió con los refugiados de las oleadas migratorias de 1948 y 1967.
Paralelamente, la agencia Reuters reveló que la GHF había propuesto la creación de «zonas de tránsito humanitario» (ZTH) para concentrar a la población palestina de Gaza dentro y fuera del enclave, posiblemente en el Sinaí egipcio. Este proyecto, defendido públicamente por el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, y que habría obtenido el respaldo del primer ministro Benjamín Netanyahu, según el diario Haaretz del 10 de julio, ha sido calificado como un plan para erigir «campos de concentración» por la UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos. Según esta agencia, más del 90 % de la población de Gaza ya ha sido desplazada por la fuerza tras 22 meses de ofensiva israelí.