AOC y Mamdani. Desfile en el día de Puerto Rico, Nueva York, 8-6-2025
Lance Selfa*
A l’encontre, 18-7-2025
Traducción de Correspondencia de Prensa, 22-7-2025
La victoria de Zohran Mamdani el 24 de junio en las primarias del Partido Demócrata para designar al candidato del partido a la alcaldía de Nueva York en noviembre sembró el pánico entre el establishment político y la élite empresarial.
El demócrata socialista Zohran Mamdani derrotó al ex gobernador Andrew Cuomo, que había sido elegido tres veces consecutivas (de enero de 2011 al 23 de agosto de 2021). Los 25 millones de dólares en fondos de campaña de Cuomo -provenientes del multimillonario ex alcalde Michael Bloomberg (de enero de 2002 a diciembre de 2013), de intereses inmobiliarios y de gigantes de Wall Street- no fueron suficientes para derrotar a un candidato prácticamente desconocido hace apenas unos meses.
El resultado ni siquiera estuvo reñido. Al final del recuento de todos los votos según el sistema neoyorquino de voto preferencial, Zohran Mamdani ganó con el 56% de los sufragios. 1
Andrew Cuomo y el actual alcalde Eric Adams, que no se presentó a las primarias porque se presenta como independiente, atacaron a Mamdani, calificándolo de soñador, neófito y, más vergonzoso aún, antisemita. Para no ser menos, el presidente Trump llamó a Mamdami, miembro de los Socialistas Democráticos de América (DSA), «comunista lunático» y, lo que es más indignante, amenazó con deportar a este ciudadano estadounidense naturalizado.
La buena noticia es que, a pesar de todos los ataques que el establishment demócrata y Wall Street lanzaron contra Zohran Mamdani, los votantes no se los creyeron. En un momento en que el establishment bipartidista criminaliza las críticas al sionismo y al Estado de Israel, Mamdani no abandonó su apoyo a los palestinos ni su condena de la guerra de Israel contra Gaza. Como mínimo, la victoria de Mamdani demostró que EE.UU. no avanza inexorablemente hacia la derecha, incluso en Nueva York, donde Trump logró importantes avances en medio de una baja participación demócrata en las elecciones presidenciales de 2024.
Mamdani centró su campaña en una serie de promesas sencillas derivadas del costo de la vida, cada vez más inaccesible para el común de los trabajadores de Nueva York. Entre ellas figuraban la congelación de los alquileres, la gratuidad de los autobuses y la apertura de comercios de comestibles municipales.
El mensaje de Mamdani encontró gran eco, sobre todo entre los votantes jóvenes e inmigrantes de Nueva York. Mamdani obtuvo casi 470.000 votos de los más de un millón emitidos. En cambio, en las primarias de 2021, en las que ganó Eric Adams, éste había obtenido 289.000 votos de los aproximadamente 801.000 emitidos. Mamdani logró aumentar el electorado atrayendo a más votantes jóvenes de lo que muchos hubieran creído posible. En comparación con Cuomo, Mamdani obtuvo una victoria aplastante en los barrios con mayor diversidad racial de la ciudad.
Desde su victoria, Mamdani tuvo el apoyo de los sindicatos que habían apoyado a Cuomo. Y los votantes negros, una parte importante de la base del Partido Demócrata en la que Mamdani obtuvo malos resultados, se inclinan ahora hacia él. Dado que es el candidato del Partido Demócrata en una ciudad con una fuerte mayoría demócrata, es el favorito para ganar las elecciones de noviembre.
Pero sus adversarios ya están preparando la respuesta. Cuomo se alió con Adams para lanzar una candidatura independiente, y el veterano candidato republicano Curtis Sliwa, antiguo líder de los Guardian Angels (una milicia no armada que patrulla el metro de Nueva York desde 1979), está también en la contienda. Las fuerzas anti-Mamdani contarán con millones de dólares procedentes de Wall Street, de los propietarios inmobiliarios y de los pro Israel. Pero no tienen un programa positivo. Y tienen un problema de acción colectiva. Cada uno de ellos piensa que es el adversario más formidable de Mamdani y se mantendrá en la contienda para demostrarlo. Por consiguiente, van a dividir el voto anti-Mamdani y probablemente acaben perdiendo todos. ¡Mejor así!
Si Mamdani gana, ¿qué podemos esperar de su administración? Jamie Dimon, director general del gran banco JP Morgan Chase, describió a Mamdani como un «marxista» que «impulsa la misma ideología hueca que no tiene ningún sentido en el mundo real». A pesar de toda esta retórica ridícula que lo califica de radical peligroso, las propuestas de Mamdani son moderadas. Mamdani y sus partidarios dentro de la DSA adhieren abiertamente al modelo del «socialismo de alcantarilla» de principios del siglo XX. [En 1912 y hasta finales de la década de 1920, los socialistas gobernaban muchas ciudades de Estados Unidos]. Este término se aplicó a los dirigentes municipales del Partido Socialista que renunciaron a una política radical para centrarse en una gestión banal de los servicios municipales.
Los reformistas que implementaron esta política -especialmente en Milwaukee, Wisconsin, bastión de algunos de los socialistas más conservadores- optaron por el «socialismo de alcantarilla». Para ellos, «socialismo» significaba gobernar de forma «limpia» (sin corrupción) y proporcionando servicios públicos. Este tipo de administración municipal es claramente preferible al clientelismo corrupto, pero difícilmente puede considerarse como una transición al socialismo.
El Wall Street Journal encontró a algunos millonarios y empresarios dispuestos a apoyar públicamente a Mamdani. Estos reconocen que la desigualdad de ingresos y el costo de la vida han afectado su capacidad para contratar empleados calificados para trabajar en la ciudad. Sostienen que el hecho de pagar impuestos ligeramente más elevados puede mejorar la calidad de vida en Nueva York y mejorar los servicios de la ciudad, servicios que tanto aprecian muchos de los detractores de Mamdani.
Además, Mamdani respaldó políticas, como la flexibilización de las normativas sobre las pequeñas empresas y el uso del suelo, que encajan perfectamente con la llamada agenda de «abundancia» que está tan de moda entre los demócratas neoliberales «centristas». El pasado mes de septiembre, antes de anunciar su candidatura a la alcaldía, Mamdani mantuvo una reunión con Kathy Wylde, una dirigente de la élite empresarial de la ciudad. Wylde declaró al Wall Street Journal que «[Mamdani] le había dicho: «Mire, no estoy a favor de que el Gobierno tome el control de su negocio». […] «Dejó bien claro que, en ese sentido, no es anticapitalista».
Dos de sus propuestas -nombrar a los miembros de la Comisión de Estabilización de Alquileres de la ciudad que se comprometan a cumplir su promesa de congelar los alquileres y la gratuidad del transporte público- están dentro de sus competencias como alcalde. De hecho, el anterior alcalde liberal demócrata, Bill de Blasio, aplicó políticas similares de estabilización de alquileres. Su plan de instalación de comercios de comestibles municipales es un proyecto piloto destinado a abrir uno en cada distrito para “probar el concepto”. En una ciudad de más de ocho millones de habitantes, esta medida no representa ninguna amenaza para el sector minorista de la alimentación.
Sus propuestas más ambiciosas, como la educación preescolar universal, requieren la aprobación del estado de Nueva York para que los impuestos necesarios puedan ser aplicados. Pero, como señala JW Mason, en una mirada benevolente y bien informada a las propuestas de Mamdani:
«Vale la pena señalar aquí que los objetivos fundamentales de las propuestas de Mamdani son, al menos en teoría, compartidos por la corriente principal del Partido Demócrata. El presupuesto municipal recientemente aprobado incluye fondos para un programa piloto de guarderías universales, y la gobernadora Kathy Hochul [gobernadora desde agosto de 2021 tras la dimisión de Cuomo, y luego elegida en noviembre de 2022] cuenta con su propio grupo de trabajo para estudiar la cuestión. Todo el mundo está de acuerdo en que la vivienda es un problema importante y que para abordar la accesibilidad será necesaria una combinación de reformas del uso del suelo y de los fondos públicos».
Lo que distingue una posición socialista, en este contexto, no son sus objetivos. Es la voluntad de tomarse en serio el problema de cómo alcanzarlos, es decir, cómo movilizar el apoyo de las masas, pero también cómo financiarlo, aumentando los impuestos si es necesario.
Pero es en este punto donde la agenda de Mamdani se enfrentará a otras fuerzas del Partido Demócrata decididas a cooptarlo o a neutralizarlo. Obtuvo el respaldo de demócratas moderados como el representante [desde 2017] Adriano Espaillat, que anteriormente había apoyado a Cuomo. Pero otros demócratas de alto perfil, como el representante de Nueva York Hakeem Jeffries [líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes], que podría convertirse en presidente de la Cámara de Representantes si los demócratas ganan las elecciones de mitad de mandato de 2026, no han respaldado a Mamdani. La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, no ha mostrado ninguna voluntad de apoyar los planes de Mamdani de aumentar los impuestos.
Durante la campaña electoral, Mamdani siempre se presentó como demócrata. Como subraya un informe interno de la DSA sobre las primeras etapas de la victoria de Mamdani (dropsitenews.com 12-07), presentarse a las primarias cerradas del Partido Demócrata es un aspecto crucial de la estrategia de la DSA. Es algo que puede proporcionar a los candidatos respaldados por la DSA un electorado más predispuesto, pero también los mantiene presos dentro de un partido capitalista. No quieren ser marginados por personas capaces de influir en su agenda o en su ascenso, lo que lleva a los candidatos a hacer concesiones a la corriente dominante, a hipotecar su independencia e incluso su capacidad para cumplir las promesas hechas a sus seguidores. Este proceso contribuye a convertir a los que se declaran socialistas en «demócratas de toda la vida». (New York Intelligencer, artículo de Freddie deBoer, 25-7-2023)
Ya hemos visto cómo se pone en marcha ese proceso con Mamdani. El socialdemócrata Eric Blanc podría considerar el rechazo de Mamdani a «desfinanciar a la policía» (un objetivo que Blanc calificó de «ultraizquierdismo performativo») como una jugada brillante para evitar tener que responder a múltiples «trampas» de periodistas y trolls pro-policía. Pero eso no lo va a ayudar a tratar con la policía de Nueva York, un ejército que consume recursos y que le declarará la guerra en cuanto intente tomar cualquier medida para acabar con sus abusos. En una reunión con ejecutivos de la Partnership for New York, la cámara de comercio de facto de la ciudad, dijo que estaba abierto a mantener a la actual jefa de policía, Jessica Tisch, hija del multimillonario director ejecutivo de Leow, James Tisch. (En febrero de 2024, la familia Tisch -Leows Corporation- era considerada la 43ª familia más rica de Estados Unidos).
En la misma reunión, también se comprometió a desalentar a los activistas a utilizar el lema «globalizar la intifada», una frase que ha servido de pretexto para múltiples ataques contra él, a pesar de que ha dicho en repetidas ocasiones que nunca la ha utilizado.
¿Qué es lo que puede motivar a Mamdani a cumplir las promesas hechas a sus partidarios de la clase trabajadora, sobre todo cuando tenga que enfrentarse a la oposición de Wall Street, de la policía o a las fuerzas políticas establecidas? Sus partidarios cuentan con los 50 000 militantes que, según voceros de su campaña, se movilizaron en su favor. Como dijo Liza Featherstone, «el movimiento de masas que lo eligió debe estar preparado para ayudarlo a tener éxito, ya que la clase dominante (especialmente la industria inmobiliaria), la administración Trump y la policía harán todo lo posible para que su mandato de alcalde sea un fracaso». (Jacobin, 25-6-2025).
Si bien esto es teóricamente posible, casi nunca ha sucedido. Hay demasiadas diferencias entre la mecánica de una campaña electoral y la de un movimiento social necesario para lograr reformas. Los marxistas sostienen desde hace mucho tiempo que las elecciones son la «forma más básica» de política, ya que no requieren el tipo de compromiso político ni la movilización que implica un verdadero movimiento social.
También está la posición delicada a la que se enfrentará alguien como Mamdani, como alcalde de una ciudad y jefe de cientos de miles de trabajadores municipales. En primer lugar, tendrá que formar un equipo administrativo, y para ello reclutar a muchos activistas de base dentro de su Gobierno. Eso significa que muchos de los que podrían presionar al Gobierno desde «fuera» estarán «dentro», defendiendo el programa del alcalde.
¿El jefe nominal de la policía de Nueva York hará uso de su cargo para organizar manifestaciones cuando la policía maltrate o asesine a alguien bajo su responsabilidad? ¿El director ejecutivo y empleador de los docentes y otros trabajadores municipales los apoyará si se declaran en huelga contra la austeridad? Plantearse estas preguntas es tener una visión clara de los acontecimientos que podrían desacreditar la «vía electoral hacia el socialismo» antes que promoverla.
*Lance Selfa es autor de The Democrats: A Critical History (Haymarket, 2012) y editor de U.S. Politics in an Age of Uncertainty: Essays on a New Reality (Haymarket, 2017).
-Artículo original en inglés publicado en International Socialism Project, 17-7-2025.
Nota de Correspondencia de Prensa
- En este sistema, los votantes marcan distintos postulantes en una planilla por orden de preferencia. Si ningún candidato obtiene mayoría absoluta como primera opción de los electores, se elimina al que haya tenido menor respaldo y esos sufragios se reparten entre aquellos que sus votantes marcaron como segunda opción. ↩