A l’encontre, 14-7-2025
Traducción de Viento Sur, 16-7-2025
Correspondencia de Prensa, 18-7-2025
Desde finales de la década de 2000, la humanidad ha entrado en una nueva coyuntura histórica. 1 El pensamiento dominante nos anunciaba una globalización inclusiva (o feliz), pacífica y basada en el libre comercio. Tres décadas más tarde, el espacio mundial está profundamente fragmentado y desigual, las guerras son más numerosas y diversas y el proteccionismo se ha convertido en la norma (Serfati, 2022, 2024). La guerra en Ucrania y las medidas adoptadas por Donald Trump se inscriben en esta coyuntura histórica, cuya militarización refuerzan (Serfati, 2024).
En este contexto internacional profundamente modificado, el presente artículo analiza el programa de armamento propuesto por la Comisión Europea en marzo de 2025, en respuesta al aumento de los conflictos. Este programa lleva el nombre impropio de Rearmar Europa (Comisión Europea, 2025), cuando desde 2014 los países de la Unión Europea (UE) han aumentado su gasto militar en un 79% (en euros constantes según datos de la Agencia Europea de Defensa, AED) y cuatro países europeos, incluido el Reino Unido, figuran entre los diez primeros países exportadores de armas (datos del SIPRI). El artículo analiza críticamente los argumentos que justifican este programa en términos de crecimiento, dinamismo tecnológico y empleo. La segunda parte del artículo se centra en el considerable aumento del gasto militar de Francia anunciado en el marco del plan Rearmar Europa de Emmanuel Macron. Examina, en particular, los retos industriales y de empleo que plantean los anuncios presidenciales, así como los sombríos efectos sociales anunciados.
1. Rearmar Europa: sin efecto sobre el crecimiento y la innovación
La Comisión Europea propone a los Estados miembros aumentar masivamente su gasto militar (recuadro 1). El keynesianismo militar que defiende no resolverá ni los problemas de crecimiento basados en la transición energética ni la competitividad industrial de Europa.
Un programa basado en el keynesianismo militar
Desde la crisis financiera de 2008, la zona del euro registra una tasa de crecimiento del PIB muy baja (1 % anual), cuando ya era débil –apenas el 2 %– durante el periodo 1998-2007 (Schnabel, 2025) en comparación con el crecimiento de Estados Unidos. Algunos economistas hablan de estancamiento secular: un régimen de crecimiento macroeconómico mundial de baja intensidad y duradero que se observa desde la crisis económica y financiera de 2008.
En este contexto, la esperanza es que el plan Rearmar Europa impulse finalmente el crecimiento económico en Europa y le saque del estancamiento secular. El keynesianismo militar se impone así a los programas de transición ecológica (Pacto Verde) que se han visto socavados tras su lanzamiento por la Comisión. A diferencia de los programas de transición ecológica, existe una unanimidad política casi total para aumentar el gasto militar, a pesar de que, a escala mundial, este contribuye en más de un 5,5 % a las emisiones de CO2. 2
Numerosos medios de comunicación se han hecho eco del optimismo de la Comisión. En realidad, las previsiones de crecimiento son imprecisas, diversas y bastante modestas. Un presupuesto de defensa que alcanzara entre el 3,5% y el 4% del PIB, cuando actualmente se sitúa en torno al 2%, podría aumentar el crecimiento macroeconómico entre 0,9 y 1,5 puntos, pero al cabo de varios años (Ilzetzki, 2025). Otras previsiones anticipan un impacto del gasto militar del 0,3 % sobre el PIB de la UE, al que se añade un 0,2% gracias a las repercusiones del plan alemán de infraestructuras (Diviney, van Huisseling, 2025:4).
Además, la Comisión anuncia que el plan Rearmar Europa estimulará la creación de empleo, pero hasta ahora no se ha presentado ninguna estimación. En realidad, parece que este plan permite más bien recolocar a las trabajadoras y trabajadores cualificados amenazados por los recortes de empleo en la industria automovilística debido al auge de los vehículos eléctricos y a la competencia china. El director general del grupo alemán Rheinmetall, que produce equipos militares terrestres y cuyo valor bursátil se ha disparado desde la invasión rusa de Ucrania, lo confirma: “Nos estamos beneficiando de las dificultades de la industria automovilística” 3 (véase más adelante el caso de Francia).
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Recuadro 1 – Las propuestas de la Comisión Europea
El programa anunciado por la Comisión en abril de 2025 propone una financiación de los presupuestos de defensa de la UE por un importe de 800 000 millones de euros, lo que representa aproximadamente el 4 % del PIB de la UE en 2024. Contiene tres medidas principales:
–un nuevo instrumento financiero que permitirá conceder préstamos por un importe total de 150 000 millones de euros. Se concederán en condiciones preferentes para que los Estados puedan reforzar sus capacidades militares y colaborar en programas de armamento (sistemas de defensa antimisiles, artillería, drones, etc.). Deben destinarse a la compra de sistemas de armas en los que al menos el 65 % de cuyos componentes procedan de Europa, incluida Ucrania;
–se anima a los Estados miembros a aumentar la financiación pública de la defensa levantando la cláusula prevista en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento que limita los déficits presupuestarios al 3%. La Comisión espera que aumenten su gasto militar en un 1,5% de su PIB. En el caso de Francia, esto equivale a pasar del 2,0% al 3,5% del PIB en gasto militar;
–la Comisión recomienda al Banco Europeo de Inversiones (BEI) que flexibilice considerablemente las condiciones de los préstamos a las empresas de armamento, lo que en la práctica significa que deje de clasificar las armas como productos nocivos. Así, los bancos podrán prestar dinero a los mercaderes de cañones y al mismo tiempo invocar el desarrollo sostenible.
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“Parece políticamente imposible que un país capitalista democrático establezca un nivel de gasto a la escala que sería necesaria para confirmar mis argumentos, salvo en caso de guerra” (Keynes, 1940). Los economistas se han basado en esta desilusionada observación de Keynes, realizada en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, para hablar de keynesianismo militar. Los argumentos de Keynes eran que el capitalismo solo podría salir de la gran crisis de 1929 si los Estados aumentaban masivamente el gasto público para crear empleo y reactivar así la demanda. Para ello se basaba en la hipótesis del multiplicador de la inversión, que él mismo contribuyó a popularizar.
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Recuadro 2 – El multiplicador de la inversión
Cualquier cantidad de dinero inyectada en el circuito económico da lugar a una distribución de ingresos (principalmente al capital y al trabajo) que son consumidos de forma productiva en parte por las empresas (en forma de inversión) y en parte por los hogares. El proceso así iniciado continúa, ya que estas compras de las empresas y los hogares constituyen a su vez una renta que pone en marcha un segundo ciclo de compras por parte de las empresas y los hogares, etc. El multiplicador es el número que mide la relación entre un gasto inicial y su resultado final en términos de ingresos generados. Cuanto más alto es, mayor es el crecimiento económico gracias al gasto presupuestario inicial.
Sin embargo, una serie de factores, ampliamente mencionados en la literatura económica, limitan en realidad los efectos multiplicadores del gasto público (para un análisis detallado, véase Le Garrec y Touzé (2021)). Nos limitaremos aquí a mencionar los posibles efectos inflacionistas (las empresas deciden aumentar los precios en respuesta al aumento de la demanda), el aumento de los tipos de interés que también puede producirse si se recurre al endeudamiento para financiar el gasto público y, por último, el riesgo –demostrado en Francia durante las reactivaciones de los gobiernos de Chirac (1975) y Mauroy (1981– de que el aumento de la demanda provoque un aumento del déficit exterior, al no poder las empresas del país satisfacer dicha demanda.
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Sin embargo, la economía no se reduce a una “mecánica de cantidades globales”, como recordaba el economista François Perroux. Funciona en condiciones históricas y sociopolíticas que, además de la competitividad industrial de un país, determinan la eficacia de su gasto público. Por lo tanto, no es de extrañar que los economistas no se pongan de acuerdo sobre la capacidad del gasto público para sostener de forma duradera el crecimiento económico de un país, ya que el valor del multiplicador que se encuentra en los análisis varía entre 0 y más de 4 (Castelnuovo, 2015). La incertidumbre alcanza su máximo nivel en lo que respecta al impacto del gasto militar en el crecimiento económico. A pesar de la publicación de cientos de estudios, no existe consenso entre los economistas, ya que los resultados son, según los casos, negativos (decrecimiento), nulos o positivos (Dunne, Smith, 2020).
Una comparación entre Alemania y Francia permite comprender que los contextos nacionales siguen siendo determinantes en el análisis de los factores que amplifican o reducen los efectos multiplicadores de un aumento del gasto público. El nuevo Gobierno alemán ha anunciado un programa de 1 billón de euros para más de diez años. 4 Parte del gasto se destina a la intensa remilitarización que pretende convertir a Alemania en el “primer ejército convencional de Europa”. 5 No obstante, la mitad del programa se dedica a infraestructuras civiles, cuyo objetivo central es la transición energética y ecológica para alcanzar la neutralidad en carbono. El Gobierno de Merz cuenta con tres bazas: a) importantes superávits en la balanza comercial; b) un relativo equilibrio de las cuentas públicas que le permite levantar la cuasi prohibición del desequilibrio de los presupuestos federales y regionales (regla del freno al endeudamiento inscrita en la Ley Fundamental 6) y recurrir al endeudamiento para financiar parte del programa de 1 billón de euros; c) una industria potente que pretende consolidar su posición mundial gracias a la digitalización (industria 4.0) (Sauviat, Serfati, 2023). Estas ventajas podrían estimular el crecimiento que, tras dos años de estancamiento (0,2% en 2024 y 0,5% en 2025), sería del 2,1% en 2026 y del 2,4% en 2027. 7
Por el contrario, la precaria situación financiera de Francia, así como el retroceso industrial en los mercados europeos y mundiales, sitúan a su economía en una situación claramente menos favorable. El previsible aumento de las exportaciones de armas, una de las últimas ventajas comparativas de la industria francesa, solo compensará muy parcialmente el déficit de la balanza comercial industrial (81.000 millones de euros en 2024). Además, la decisión anunciada de financiar el aumento del gasto militar con una reducción de los recursos destinados a gastos sociales y de infraestructura también tendrá un efecto negativo en el crecimiento y el empleo. Según el OFCE, la consecuencia sería un débil crecimiento del PIB francés (0,5 % en 2025 y 1,1% en 2026). La economía francesa podría incluso no beneficiarse de la reactivación de Alemania, ya que este efecto positivo podría verse más que contrarrestado por el impacto negativo de una inevitable subida de los tipos de interés de la deuda pública. 8
Hasta ahora, el único resultado tangible del plan Rearmar Europa es el aumento del valor bursátil de las empresas de defensa (recuadro 3).
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Recuadro 3 – Los dividendos de la guerra
Los inversores financieros entienden que la militarización de Europa es duradera y lucrativa. Por lo tanto, apuestan por los valores bursátiles del armamento. En los últimos cinco años, el índice bursátil compuesto por las diez grandes empresas aeronáuticas y de defensa europeas (Airbus, tres británicas, dos francesas, dos alemanas, una italiana y una sueca) ha aumentado un 281%, frente a solo un 66% para el conjunto de los grandes grupos cotizados en Europa, Según datos de Stoxx. Los resultados bursátiles de los grupos armamentísticos europeos superan incluso a los de los grandes grupos contratistas del Pentágono.
El entusiasmo también es muy fuerte en el mercado de capital riesgo que financia las empresas emergentes. Las empresas emergentes de defensa, en particular las alemanas, atraen a los inversores financieros, que son principalmente estadounidenses. Entre 2021 y 2024, el 63% de la financiación de las empresas emergentes europeas con una facturación superior a 200 millones de dólares procedía de Estados Unidos (Chinn, Stöber, 2025).
Los mercados se erigen incluso en asesores militares. El precio de las acciones de Dassault cayó considerablemente tras el anuncio en mayo de 2025 de que el avión de combate chino (C-J10), utilizado por primera vez por la fuerza aérea pakistaní, había derribado uno o varios Rafale de la Fuerza Aérea India. En consecuencia, la cotización de la empresa china se disparó (+40 % en dos días). Motivo esgrimido por un experto: “No hay mejor publicidad [para una empresa de defensa] que un combate en situación real (1)”.
1- M. Srivastava, C. Clover, «China’s J-10 “Dragon” shows teeth in India-Pakistan combat debut”, Financial Times, 9/05/2025.
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El gasto público civil es más eficaz para el crecimiento y el empleo que el keynesianismo militar
Si bien los economistas no se ponen de acuerdo sobre la capacidad del gasto público, y del gasto militar en particular, para sostener el crecimiento económico de un país a largo plazo (véase más arriba), sí coinciden en dos puntos. En primer lugar, el gasto público civil es más eficaz para estimular el crecimiento que el gasto militar (Rooney et al., 2021). Un estudio dedicado a los países de Europa Central y Oriental durante el periodo 2009-2021 concluye que el efecto multiplicador del gasto militar es menor que el del gasto civil desde el primer año y que la diferencia aumenta en los años siguientes (Olejnik, 2023). La razón es bastante fácil de entender: el gasto en infraestructuras, salud, educación y protección del medio ambiente tiene un fuerte efecto impulsor en el conjunto de la economía, ya que reduce los costes de transporte, aumenta la productividad y mejora la calidad y la salud en el trabajo. No es el caso del gasto destinado a equipamiento militar: ni un tanque ni un misil permiten aumentar la productividad del trabajo en el conjunto de la economía.
De hecho, como se muestra en el gráfico 1, un aumento del mismo importe del gasto público aumenta la inversión privada en todos los ámbitos de actividad, pero la reactivación por parte del sector militar es, con diferencia, la más débil (Espinoza et al., 2020).
El segundo punto de consenso entre los economistas es que el gasto público civil estimula más el empleo que el gasto militar. Como muestra el gráfico 2, la producción de armas en Alemania Italia y España durante el periodo 2013-2023 genera entre dos y cuatro veces menos empleo que las actividades sanitarias y mucho menos que la enseñanza y las actividades relacionadas con el medio ambiente (Stamegna et al., 2024).
Gráfico 1: Efectos multiplicadores de la inversión pública según su destino en 2020

Gráfico 2 – Comparación del número de puestos de trabajo creados por un aumento del gasto militar y por un aumento del gasto de cuantía equivalente en otros sectores (2013-2023)

¿Un repunte de la competitividad europea gracias a las tecnologías militares?
Según la Comisión Europea, el plan Rearmar Europa no se limitará a estimular el crecimiento. Además, dinamizará la innovación tecnológica y, por lo tanto, la productividad: “Un fuerte aumento de la inversión en defensa tendrá repercusiones positivas (efectos indirectos o derivados) en toda la economía, contribuyendo así a su competitividad, a la creación de empleo y a la innovación en numerosos sectores” (Comisión Europea, 2025:21). Sin embargo, una de las debilidades de la UE frente a sus competidores estadounidenses y asiáticos radica precisamente en el bajo nivel de gasto en investigación y desarrollo (I+D) civil de la mayoría de los Estados miembros. En términos globales, la UE gasta mucho menos que Estados Unidos, China, Corea del Sur y Japón. Dentro de la propia UE, la situación es muy contrastada y la de Francia es muy mediocre: su gasto en I+D por habitante apenas alcanza el 60% del de Alemania y es incluso inferior a la mitad (47%) del de Suecia (cálculos basados en datos de Eurostat).
En este contexto, el gasto en I+D relacionado con el plan Rearmar Europa llegaría en el momento oportuno para permitir a la UE recuperar su competitividad industrial. Por lo tanto, la Comisión propone la integración de los programas de I+D militar en el programa marco de I+D (PCRD).
Esta propuesta de la Comisión de financiar proyectos de I+D con una dimensión militar cuenta con un amplio apoyo por parte de los dirigentes empresariales y, en particular, de la Mesa Redonda Europea de la Industria (ERT), una asociación que reúne a los dirigentes de 60 grandes empresas europeas (ERT, 2024). Varias asociaciones profesionales, entre ellas la que agrupa a las empresas digitales europeas, también apoyan las propuestas de la Comisión.
Por el contrario, la militarización de una parte de la I+D comunitaria preocupa a gran parte del sector de la investigación. 9 Los investigadores expresan tres temores:
-el cierre de la investigación por razones de seguridad nacional, cuando desde hace siglos los avances de la investigación científica se basan en la colaboración internacional. Sin embargo, la desaparición en las licitaciones de fronteras claras entre los objetivos civiles y militares bajo el pretexto de las tecnologías duales –de uso civil y militar– corre el riesgo de frenar la colaboración internacional en nombre de la seguridad nacional. Estos temores están fundados, ya que el Libro Blanco publicado por la Comisión (Comisión Europea, 2024: 8-9) subraya que la inclusión de la I+D de doble uso en la financiación de los programas requerirá una intensificación de los procesos de control y la clasificación confidencial de determinadas investigaciones;
-una posible reducción de la financiación de proyectos puramente civiles en favor de proyectos que den prioridad a los objetivos de seguridad nacional y defensa. Este temor existe en Francia, donde existe una fuerte tendencia hacia la I+D militar y los gastos presupuestarios son reducidos. Según un colectivo de investigadores franceses, “Bercy, es decir, Francia, va a pedir que la mayor parte de los fondos de la política científica se destinen al complejo militar-industrial y que las políticas de apoyo a la investigación se concentren en cuatro o cinco temas valorizables y comercializables”; 10
-el auge de los proyectos de doble uso corre el riesgo de debilitar la investigación fundamental, ya que, por definición, los proyectos con fines militares están más orientados a las necesidades operativas. Esta reducción del horizonte temporal preocupa especialmente a la alianza de organizaciones científicas alemanas, entre las que se encuentran los institutos Max Planck y Fraunhofer. Han expresado su temor en una carta dirigida a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, recordando la evidencia de que “el valor de la investigación y la innovación no se limita a su contribución a la competitividad” (Moretti et al., 2025).
El sector militar no estimula la competitividad industrial de la UE
El plan Rearmar Europa de la Comisión, así como el informe Draghi, 11 parten de la hipótesis de que las tecnologías militares tendrán efectos positivos en la competitividad industrial de la UE. Esto equivale a teorizar sobre la forma particular de relaciones entre las tecnologías militares y civiles que adoptó Estados Unidos en las décadas de la posguerra. La centralidad del Pentágono sigue siendo evidente hoy en día, ya que en 2025 el gasto en I+D militar representará el 50% del presupuesto federal de I+D, el doble que el del Ministerio de Sanidad (26%).
La magnitud de la financiación fue determinante en la aparición de ecosistemas de innovación, de los que Silicon Valley es el emblema. Sin embargo, no fue el ejército quien inventó la informática. Los tres inventos más importantes, el transistor (1948), el circuito integrado (1958) y el microprocesador (1971), proceden de tres empresas (AT&T, Texas Instrument e Intel) ajenas al complejo militar-industrial. En cuanto a Internet, habría que ignorar el complejo proceso de su desarrollo a partir de los años sesenta, los intentos de bloquear sus avances por parte de una parte del Estado Mayor por motivos de confidencialidad, el papel de la comunidad científica estadounidense y europea en la creación de los protocolos HTPP/HTML que dieron lugar a la web en la década de 1990, etc., para reducir procesos de innovación complejos e interactivos a una máxima simplista como: “Internet no se habría inventado sin los militares”.
Detrás de la omnipresencia del Pentágono, lo que realmente se trasluce es el papel determinante de la financiación pública en las políticas de innovación (Mazzucato, 2013). Ahora bien, el fomento del conocimiento científico está sin duda mejor garantizado por la financiación civil. Hemos visto que los créditos destinados a la I+D militar se orientan en su mayoría hacia las fases de desarrollo (la D de I+D), es decir, la instrumentalización en forma de pruebas, ensayos, etc. de los conocimientos científicos que han sido validados en las fases de investigación (la I de I+D). Ahora bien, las actividades de desarrollo son menos propicias a la transferencia al sector civil que los gastos de investigación. A modo de ejemplo, en 2025, el Departamento de Defensa de los Estados Unidos (DoD) financió la investigación fundamental con 2600 millones de dólares (2280 millones de euros), frente a los 23.600 millones de dólares (20.710 millones de euros) del Ministerio de Sanidad, cuando los presupuestos de I+D de estos dos ministerios son de 100.000 (87.760) y 52.000 (45.640) millones de dólares (euros) respectivamente. 12
Además, tal y como teme la comunidad científica, las normas aplicadas en la investigación financiada por el Ejército no son compatibles con la ciencia abierta y la libre circulación del conocimiento. El conocimiento, a diferencia de los bienes comercializados, es un bien público y su valor aumenta gracias a su difusión universal y a su libre reproducción. Por tanto, su privatización, en forma de derechos de propiedad intelectual o mediante la imposición de la. etiqueta seguridad nacional, frena difusión.
Un estudio reciente realizado en el banco central de Estados Unidos confirma las conclusiones de numerosos estudios anteriores: “a diferencia del fuerte estímulo que ejerce la I+D civil, un aumento de la I+D militar se traduce en un descenso de la productividad global a largo plazo” de Estados Unidos (Fieldhouse, Mertens, 2024:17). 13
2.Una economía de guerra bajo restricciones industriales y una militarización de la industria socialmente costosa: el ejemplo de Francia
En marzo de 2025, Emmanuel Macron y el ministro de Defensa anunciaron que, en el marco del plan Rearmar Europa, el gasto militar deberá alcanzar los 100 000 millones de euros a finales de la década de 2020, frente a los 62 000 millones de 2025. 14 Ya ha aumentado un 56 % entre 2017 y 2025.
Los grandes medios de comunicación se han hecho eco de la tesis del Ejecutivo y de la mayoría de los parlamentarios, según la cual los dividendos de la paz habrían contribuido, en las últimas décadas, a debilitar la defensa de Francia. Algunos editorialistas influyentes repiten incluso que una de las principales razones reside en la obstinación por mantener un modelo social demasiado costoso desde el punto de vista financiero. En resumen, entre la mantequilla y los cañones, se habría tomado la decisión equivocada. Sin embargo, esto no ha impedido que, desde la década de 1990, el presupuesto militar haya financiado un centenar de operaciones militares, principalmente en África.
En realidad, los datos presupuestarios a largo plazo no indican en absoluto una disminución del gasto militar. 15 Entre 2000 y 2023, este gasto no solo no se ha recortado, sino que ha experimentado un fuerte aumento, aunque inferior al de la policía (+92 %) y claramente superior al de la educación (+60%) (gráfico 3). 16
Gráfico 3 – Tasa de crecimiento del gasto presupuestario de tres misiones de servicio público (2000-2023) en %

Esta diferencia entre el crecimiento del gasto militar y de seguridad y el de utilidad social seguirá aumentando en los próximos años. De aquí a 2027, el 68% de los aumentos del gasto presupuestario se imputará a la ley de programación militar, el 17 % a la ley de seguridad interior, el 10% a la ley de justicia y el 5% a la ley de programación de la investigación (Husson, 2024). Sin embargo, a pesar de la aprobación de esta ley de investigación, faltarán dos tercios de la financiación prevista para las universidades.
Los retos de la producción en masa para una industria armamentística ampliamente subvencionada
En 2023, el volumen de negocios de la industria armamentística francesa superó los 30 000 millones de euros (recuadro 4).
Más allá de esta situación envidiable y del apoyo irrevocable a las exportaciones de armas, los industriales se benefician de la ventaja de conocer “los objetivos de los parques [de equipos militares] para 2030 y 2035 y, por lo tanto, de anticipar los pedidos futuros. Pocas empresas del sector civil pueden presumir de tener tal visibilidad de los pedidos de su principal cliente”, afirma un ponente sobre el presupuesto de las Fuerzas Armadas para 2025. 17 La industria armamentística en su conjunto debería verse impulsada por los aumentos del presupuesto militar. Sin embargo, los grandes grupos armamentísticos serán los principales beneficiarios, ya que la Dirección General de Armamento (DGA) negocia exclusivamente con ellos los grandes contratos de armas (cuadro 1).
Los compromisos de pedidos contraídos por la DGA reforzarán la buena salud de los nueve grandes grupos mencionados y aumentarán, al igual que en los grandes grupos europeos (véase supra, recuadro 3), los dividendos pagados a los accionistas privados y, en menor medida, al Estado accionista. Sin embargo, la guerra en Ucrania, pero también en Gaza –imposible de llevar a cabo por Israel con esta magnitud sin el apoyo masivo de las armas estadounidenses–, ponen de relieve la necesidad de producir en masa armas de destrucción y de observación. Ahora bien, la capacidad y el volumen de producción de estos grandes grupos son escasos por dos razones. Por un lado, Francia ha conservado un número elevado de grandes grupos con especialización militar en comparación con otros países europeos, lo que reduce automáticamente el importe de los contratos adjudicados a cada uno. Por otro lado, todos los gobiernos –el consenso entre la derecha y la izquierda es realmente notable en cuestiones de defensa– han respetado las exigencias de los estados mayores de las tres armas (a las que hay que añadir más recientemente el ciberespacio), al tiempo que han mantenido los créditos para el arma nuclear. Esto ha llevado a los ponentes sobre cuestiones de defensa en el Senado a hablar de un “ejército de muestreo”. Este “modelo de ejército completo”, como lo denomina el Estado Mayor, fue suficiente mientras se centró en la intervención del cuerpo expedicionario en África, hasta su derrota en el Sahel a finales de la década de 2010.
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Recuadro 4 – La industria armamentística francesa
En 2023, el volumen de negocios de la “base industrial y tecnológica de defensa”, que incluye todas las empresas que obtienen al menos el 10% de su volumen de negocios con el Ministerio de Defensa (Mindef), procedía en 22 900 millones de euros de pedidos de la DGA (datos de la DGA) y 7600 millones de euros de exportaciones (y 3300 millones de importaciones) (datos de Aduanas). Estas empresas empleaban directa e indirectamente (proveedores) a 244 000 personas, de las cuales 59 000 trabajaban en la exportación (Belin et al., 2024). El segmento de la producción de armas propiamente dicha representaba 89 000 puestos de trabajo en 2017 (Wyckaert, 2020).
El peso del sector militar es especialmente importante en el ámbito de la investigación y el desarrollo (I+D): los grandes grupos de armamento y aeronáutica representan más del 20% del gasto en I+D de todas las empresas francesas.
Una característica única de Francia es la dependencia de su industria armamentística de las exportaciones. “Exportar nuestras armas es vital para desarrollar nuestra base industrial y tecnológica de defensa”, declaró Sébastien Lecornu, ministro de Defensa (1). Francia se ha convertido en el segundo país vendedor de armas en el periodo 2020-2024. Durante este periodo, ha vendido armas a más de sesenta países, pero sus ventas y su superávit comercial se concentran en un pequeño número de países. Entre 2020 y 2024, la India y Qatar representaron respectivamente el 28 % y el 9,7 % de las exportaciones francesas. Europa solo representa el 15 % del total (datos del SIPRI).
1.L. Lagneau, “El importe de las exportaciones francesas de armamento superó los 18 000 millones de euros en 2024”, Zone militaire, 7/01/2025, https://bit.ly/43IyxZv
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Cuadro 1: Principales grupos beneficiarios de los pedidos del Ministerio de Defensa en 2023

Por lo tanto, es imperativo que estos grupos cambien la escala de producción, tal y como exige la DGA. Las empresas productoras de artillería están especialmente solicitadas, ya que desde 2022 tienen dificultades para producir para Ucrania. El ritmo de producción de misiles Mistral por parte del grupo MBDA se cuadruplicará, pasando de 10 unidades al mes en 2022 a 40 en 2025, y el ciclo de producción se reducirá de 30 a 15 meses. Por su parte, la filial francesa de KNDS (antes Nexter) anuncia que ha realizado las inversiones industriales necesarias para aumentar su capacidad de producción de proyectiles de 155 mm a 100 000 proyectiles al año. A modo de comparación, su rival alemán Rheinmetall se ha fijado el objetivo de producir 750.000 proyectiles al año en 2025/. 18
Estos aumentos en los volúmenes de producción se están llevando a cabo con dificultades. El ejemplo de Dassault es aún más significativo si se tiene en cuenta que el Rafale es el buque insignia de las exportaciones francesas. El grupo aeronáutico producía un avión al mes hace unos años, y su objetivo es producir tres al mes a mediados de 2025. 19 Sin embargo, el director general alega problemas en su cadena de subcontratación, compuesta por 500 empresas, y se limita a anunciar un objetivo de 25 Rafale en 2025 frente a los 21 de 2024. 20 Esto está muy lejos de Lockheed-Martin, el primer grupo mundial de defensa, que producirá en 2025 190 F-35, un avión competidor del Rafale.
Parte de las dificultades provienen del hecho de que los grandes grupos que estructuran la industria armamentística no han aprovechado la situación favorable de la que disfrutan desde la década de 2010 gracias al aumento de los presupuestos militares para aumentar sus inversiones y crear empleo. El ministro de Defensa ha señalado especialmente a MBDA, pero el problema parece más general. 21 De hecho, todas las empresas de armamento se enfrentan hoy en día a restricciones de oferta, es decir, no logran satisfacer la demanda de su cliente estatal (Insee, 2024).
Hay otras razones que dificultan esta recuperación del retraso. Por un lado, las dificultades de los grandes grupos con su cadena de subcontratistas para aumentar el ritmo de producción son una consecuencia directa de la pérdida de densidad industrial del territorio nacional, aunque las dificultades de abastecimiento relacionadas con la fragmentación geopolítica de la economía mundial también influyen (Serfati, 2022). De hecho, el proceso de desindustrialización que afecta a Francia desde finales de los años noventa apenas se ha frenado desde 2017. Entre 2000 y 2021, las actividades manufactureras perdieron el 22% de los puestos de trabajo, es decir, cerca de 900.000 empleos (Guillou, 2024). El periodo siguiente no fue mucho mejor, ya que a finales de 2024 el nivel de producción industrial en Francia era aún un 8% inferior al anterior a la crisis sanitaria de 2020. Es cierto que el Gobierno anuncia que entre 2017 y 2024 se crearon 100.000 puestos de trabajo industriales. Sin embargo, estos resultados mantienen a Francia a la cola de la lista de países de la UE. Peor aún, mientras que en términos de evolución del valor añadido creado por la industria manufacturera (VAM) entre 2010 y 2017, Francia ocupaba el puesto 21 (de los 27 países miembros de la UE), esta posición se ha deteriorado aún más entre 2017 y 2023. Durante este periodo, Francia ha retrocedido al puesto 25, ya que el crecimiento de su VAM ha sido dos veces inferior al de la media de los demás países de la UE (cuadro 2).
La producción en masa de armamento, que es el objetivo anunciado por el delegado general de Armamento 22, choca así directamente con la contracción del sistema productivo francés.
Cuadro 2 – Crecimiento del valor añadido de la industria manufacturera en la Unión Europea (2010-2023)*

Además, incluso una reactivación limitada al sector del armamento se enfrenta a notables dificultades de contratación. Según la DGA, hay 10.000 puestos de trabajo que deben cubrirse de inmediato y nueve de cada diez profesiones están en tensión en la industria de la defensa. 23 Los puestos de técnicos y trabajadores cualificados en metalurgia y mecánica son especialmente demandados.
Esta constatación se aplica, por otra parte, al conjunto de la industria: en 2024, el 52% de las empresas del sector se verán afectadas por dificultades de contratación. Las causas son conocidas (Tribunal de Cuentas, 2024): el escaso atractivo de la industria debido a la dureza de algunos oficios y a una remuneración insuficiente, ya que el esfuerzo de las empresas no se orienta lo suficiente hacia la competitividad no basada en los precios, un sistema de formación insuficiente y no siempre orientado a las necesidades de mano de obra, y unas exigencias de los empleadores demasiado elevadas o demasiado específicas. De hecho, a pesar de las afirmaciones sobre la similitud entre el ámbito civil y el militar, un estudio de la DGA precisa que: “Los oficios en tensión del sector industrial [es decir, del sector militar] requieren cualificaciones específicas. Esta exigencia explica en parte las dificultades de contratación”. 24
La producción en masa de armas exigirá la captación de las capacidades de producción y las competencias que existen en determinados sectores civiles. Los subcontratistas que producen determinadas piezas para el sector del automóvil son los primeros a los que se recurre, habida cuenta del considerable retroceso de la actividad automovilística, pero también a una cierta proximidad en los procesos de algunos componentes. Según los expertos, las fundiciones y forjas, así como algunas tecnologías de ensamblaje de tarjetas electrónicas, serían las más fáciles de transformar 25 (recuadro 5).
No obstante, la reorientación de las empresas de los sectores civiles hacia la industria armamentística plantea tres tipos de dificultades. En primer lugar, incluso cuando esta reconversión es posible, requiere inversiones a menudo costosas para adaptar o cambiar los equipos instalados, lo que implica una carga financiera adicional para el Estado con el fin de ayudar a este proceso de militarización de la producción. En segundo lugar, requiere la formación del personal en los nuevos procesos. Por último, las empresas que trabajan en el sector armamentístico deben cumplir los procedimientos reglamentarios (certificaciones, cualificaciones) establecidos por el Ministerio de Defensa, que a menudo son desalentadores para las pymes. La DGA está evaluando algunas modificaciones para “reducir las restricciones que pesan sobre las empresas”, según ha declarado uno de sus responsables. 26
Por último, a la espera de los efectos de esta mayor orientación hacia el sector militar de las empresas que producen para los mercados civiles, son las pymes y las microempresas las que “ven cómo les saquean sus recursos” 27 los grandes grupos de defensa. Este juego de suma cero, favorable a estos últimos, es evidentemente preocupante por lo que significa para las relaciones entre los contratistas y los subcontratistas.
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Recuadro 5 – ¿La reconversión militar es la única solución?
La empresa Forges de Bretagne (FDB) era una filial de Renault que fue vendida en 2022 a un fondo de inversión. El fabricante de automóviles no cumplió sus compromisos de pedidos y el fondo no emprendió la diversificación hacia otras actividades civiles solicitada desde hacía tiempo por los trabajadores (1). La movilización de estos últimos, que participaron en varias huelgas, y la intervención de los representantes políticos llevaron a la compra de FDB por Europlasma, una empresa especializada en la compra de empresas en dificultades y recientemente sancionada por la Autoridad de Mercados Financieros. Se comprometió a invertir 15 millones de euros, la mitad de los cuales serían prestados por el Estado y las colectividades territoriales, para producir proyectiles.
“Nos dan a elegir entre hacer esto o estar en el par”», declaró un representante del personal (2). En otra empresa, también reconvertida al sector militar, el tono es el mismo: “El sector del automóvil es un desastre… La gente va a fabricar bombas porque necesita mantener a sus familias. Preferiríamos trabajar para el tren, los cruceros… algo que haga feliz a la gente” (3).
1. Correspondencia del autor con un representante del personal.
2. A. Demuynck, “Des volumes très importants” : la Fonderie de Bretagne se prépare à produire 24’000 obus par jour”, France bleu, 13/03/2025, https://bit.ly/4mV8zem .
3. T. Hermans, “Des voitures aux armes: la main-d’œuvre qualifiée d’une industrie automobile en pleine crise se tourne vers l’industrie de l’armement”, France 3, 13/03/2025, https://bit.ly/45Hm373.
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Se temen efectos sociales de gran alcance
En el pasado, las economías de guerra se financiaban principalmente con impuestos y deuda. El presidente de la República ha descartado un aumento de los impuestos. 28 También se rechaza el recurso a la deuda, debido a su elevado nivel, ya que el pago anual de los intereses de la deuda casi se duplicará entre 2020 y 2027 y se convertirá en la primera partida del presupuesto en 2027 (Husson, 2024).
Por lo tanto, el Gobierno opta por reducir otros gastos presupuestarios 29, y la transición ecológica se ve especialmente afectada (gráfico 4).
Más allá de la austeridad presupuestaria que les afecta en gran medida, las y los asalariados se ven especialmente afectados en calidad de tales. 30 Daremos tres ejemplos. En primer lugar, el responsable de la Confederación de Pymes declara que “para poder financiar el esfuerzo bélico, hay que trabajar más y producir más valor”. Por lo tanto, los asalariados y asalariadas deben trabajar una hora más a la semana sin cobrar. 31 Un antiguo ministro de Economía del Gobierno de Barnier lo confirma: “la solución para financiar los aumentos del presupuesto militar reside «en la capacidad de decir que algunos trabajarán más, aquí o allá, en la educación o en las colectividades locales (…). Los maestros y los profesores tienen horarios de trabajo que merecen ser revisados”. 32
En segundo lugar, está claro que, en el marco de la economía de guerra, el Gobierno pretende agravar el contenido de la reforma de las pensiones puesta en marcha sin votación en 2023. El presidente del Consejo de Orientación de las Pensiones (COR) declara: “La entrada progresiva, más o menos explícita, en una economía de guerra, hará que los debates actuales sobre la edad de acceso a los derechos a los 64 años sean secundarios, si no ridículos”. 33 El presidente de la Comisión de Asuntos Sociales del Senado lo aprueba: “Todo el debate gira en torno al esfuerzo que tendremos que hacer para poder participar al mismo tiempo en una inversión masiva en materia de defensa. Esto nos remite a la protección social, a la cuestión de la protección social, de la que forman parte las pensiones”. 34
Por último, la militarización en curso podría contribuir a deteriorar aún más la protección de los trabajadores y trabajadoras. Un informe de la Asamblea Nacional observaba que, para “solucionar la falta de mano de obra cualificada”, sería conveniente “recurrir a herramientas que supongan una excepción a lo permitido por los convenios colectivos” (Plassard, 2023:29).
Gráfico 4 – Evolución del gasto de los ministerios (2023-2026)

Conclusión
Es poco probable que la prioridad dada al gasto militar frente al gasto civil en infraestructuras y servicios sociales impulse la productividad y la innovación tecnológica en los mercados civiles europeos. En Francia, la experiencia de seis décadas de política de innovación basada en objetivos militares no invita al optimismo. De hecho, los éxitos de la industria aeronáutica (cercana a la industria armamentística) en los mercados mundiales contrastan con el estancamiento sucesivo de las industrias manufactureras, incluida la automovilística. Tanto más cuanto que los modestos efectos del multiplicador del gasto público corren el riesgo de verse algo más atenuados en Francia, ya que una parte de los ingresos distribuidos en forma de salarios y pedidos militares a las empresas se destinará a la importación de bienes de consumo (asalariados) y de bienes de producción e intermedios (empresas) que Francia no produce (Bourgeois, Briand, 2019).
El ministro delegado de Industria declaró que “el plan Rearmar Europa constituye una oportunidad de diversificación que hay que aprovechar”. Hubiera sido más acertado decir: de concentración en la producción de armas. 35
-Artículo finalizado por el autor el 13-7-2025 y publicado inicialmente en el N° 190 de la revista Chronique Internationale del’IRES (Institut de recherches économiques et sociales)
Referencias
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Notas
- Agradezco a Pierre Concialdi, Jacques Freyssinet, Marcus Kahmann, Frédéric Lerais y Catherine Sauviat sus comentarios sobre una primera versión del texto, y a Julie Baudrillard la edición de este artículo. ↩
- “New estimate: global military is responsible for more emissions than Russia”, CEOBS, 10 de noviembre de 2022, https://bit.ly/45b3Ajg. ↩
- C. Steitz, “Tanks not cars: How Germany’s defence industry could boost the economy”, Reuters, 5 de marzo de 2025, http://bit.ly/3Fr8Jcv. ↩
- En 2024, el PIB de Alemania era de 4,3 billones de euros. ↩
- S. Dušan Inayatullah, “Germany aims to have strongest military in Europe—Merz”, DW, 14 de mayo de 2025, https://bit.ly/4dQxtr3. ↩
- Hasta entonces, esta norma limitaba el déficit presupuestario anual alemán al 0,35 % del PIB. En el nuevo marco previsto, el Estado podrá endeudarse hasta un 1,4 % del PIB cada año, con un margen ajustable si la deuda pública supera el 60 % del mismo. ↩
- https://bit.ly/3Fr9mmn ↩
- G. de Calignon, “El impacto de las inversiones militares solo se notará a largo plazo en Europa”, Les Échos, 20/03/2025. ↩
- M. Greenacre, D. Matthews, “EU Commission launches bid to expand funding of dual-use research in Horizon Europe’s successor”, 24/01/2024, https://bit.ly/4jGWAOH. ↩
- Véase “Un tournant de la politique européenne de recherche”, RoguesSR, 31/03/2025, https://rogueesr.fr/category/billets/ ↩
- “The Future of European Competitiveness”, 2024, p. 59, https://commission.europa.eu/topics/eu-competitiveness/draghi-report_en.yv ↩
- https://bit.ly/3HvhHG8 ↩
- Para una visión diferente, véase Moretti et al. (2025). ↩
- Las pensiones están incluidas en estos datos. ↩
- Sin embargo, es un leitmotiv de los ponentes sobre el presupuesto de las fuerzas armadas: “Se trata de reparar nuestras fuerzas armadas, que han quedado tan deterioradas tras décadas de recortes presupuestarios”: F. Cormier-Bouligeon, “Dictamen emitido en nombre de la Comisión de Defensa Nacional y Fuerzas Armadas sobre el proyecto de ley de finanzas para 2025”, tomo VII. Defensa. Equipamiento de las fuerzas – Disuasión», Asamblea Nacional, n.º 527, 3/10/2024, p. 84, https://bit.ly/4jyHY3P ↩
- En 2025, el gasto en educación escolar ascendió a 89 900 millones de euros y el gasto en defensa y seguridad a 86 700 millones de euros. ↩
- F. Cormier-Bouligeon, op. cit., p. 61, https://bit.ly/4jyHY3P ↩
- H. Meddah, “En 2024, KNDS perd une bataille face à son rival allemand Rheinmetall pour réarmer l’Europe”, L’Usine nouvelle, 28/03/2025. ↩
- Véase F. Cormier-Bouligeon, op. cit., https://bit.ly/4jyHY3P ↩
- L. Lagneau, “Dassault Aviation prevé producir hasta cinco Rafale al mes”, Zone militaire, 6/03/2025 https://bit.ly/3ZfcVmk ↩
- H. Meddah “ Trois ans après le lancement de l’économie de guerre, les cadences des usines d’armement remontent”, L’Usine nouvelle, 14/03/2025. ↩
- Audiencia de Emmanuel Chiva, delegado general para el armamento, sobre los retos de la economía de guerra, Asamblea Nacional, 4/12/2024, https://bit.ly/45bv0oZ ↩
- Ibid. ↩
- H. Meddah, “La economía de guerra frenada por las dificultades de contratación de las empresas francesas”, L’Usine nouvelle, 2/04/2025. ↩
- A. Vermeersch, “Des usines automobiles en appui des industriels de la défense ? Techniquement, c’est jouable en France”, L’Usine nouvelle, 3/04/2025. ↩
- “Industrie de défense : les grands chantiers de 2025”, Ministerio de Defensa, 27/01/2025, https://bit.ly/44c7m9Z ↩
- M. Kindermans, C. Berkovicius, “La “guerre des talents” fait rage dans le bastion français de la défense”, Les Échos, 27/05/2025. ↩
- Este artículo no aborda la cuestión de la financiación de los gastos adicionales mediante impuestos. La propuesta de un impuesto del 0,2 % sobre los 1800 patrimonios más elevados, cuya recaudación reportaría entre 15 000 y 20 000 millones de euros al año, apoyada por los diputados del NFP, ha sido rechazada por la ministra de Cuentas Públicas porque “tal contribución tendría un efecto confiscatorio e ineficaz”, Asamblea Nacional, acta del 20 de febrero de 2025. ↩
- Por otra parte, el Gobierno se esfuerza por movilizar el ahorro para financiar las empresas de defensa. El ministro de Finanzas estima en 5000 millones de euros los recursos necesarios para que las empresas de defensa modernicen sus equipos. El BPI y la Caisse des dépôts deberían contribuir con 1700 millones de euros. ↩
- Algunas organizaciones sindicales se han pronunciado sobre los anuncios presidenciales. FO retoma el lema histórico Por el pan, la paz y la libertad. La confederación “no quiere participar ni en la instrumentalización ni en la integración de las organizaciones sindicales en la economía de guerra” (Resolución del Comité Confederal Nacional, París, 9 y 10 de abril de 2025). La CGT se pronuncia de diversas formas contra la economía de guerra (véase, por ejemplo, N. Sakhi, V. Kamenka, “Sophie Binet: Para los trabajadores, nada peor que la economía de guerra”, L’Humanité, 13/03/2025). Las reacciones son sin duda diferentes según los sectores de actividad y las empresas (véase, por ejemplo, “Note d’orientation sur le positionnement CGT Thalès concernant l’industrie de l’armement”, 27/06/2024, https://bit.ly/43X8EWe). ↩
- J. Da Sois, “Retraites, réarmement: la CPME propose de travailler une heure de plus par semaine et de passer aux 36 heures”, Le Figaro, 12/03/2025, https://bit.ly/4mL7NjI ↩
- L. Mollier-Sabet, “Augmentation du budget de la défense : Antoine Armand (EPR) veut regarder du côté de la dépense sociale” Public Sénat, 4/03/23025, https://bit.ly/4dMTMxW ↩
- G. Cette, “Le débat sur les retraites doit être fructueux”, Telos, 5/03/2025, https://bit.ly/4lcfVsf ↩
- G. Jacquot, “Guerre en Ukraine : comment la France peut-elle financer les dépenses militaires supplémentaires?”, Public Sénat, 6/03/2025, https://bit.ly/4kXNNce ↩
- Asamblea Nacional, Acta íntegra, 2.ª sesión del 27 de marzo de 2025, p. 3033, https://www.assemblee-nationale.fr/dyn/15/comptes-rendus/seance ↩