Petrolero ardiendo en el Mar Rojo tras ataque de los rebeldes hutíes, agosto de 2024. European Union’s Operation Aspides via AP
Jonathan Shamir*
Entrevista a Helen Lackner
A l’encontre, 22-4-2025
Traducción de Correspondencia de Prensa, 26-4-2025
La académica yemení Helen Lackner explica cómo el grupo rebelde, antes impopular entre sus súbditos y periférico en la región, ha visto incrementada su legitimidad gracias a su acción a favor de Gaza.
El 15 de marzo, el presidente Donald Trump lanzó una nueva ola de ataques aéreos «más agresivos» contra el grupo armado yemení Ansar Allah (conocido también como hutíes). En los 17 meses anteriores, este grupo rebelde islamista, que controla al 70 % de la población yemení, había llevado a cabo una campaña militar para oponerse al bombardeo de Gaza por parte de Israel, calificado de genocidio por los expertos. Los hutíes lanzaron drones y misiles contra Israel y, más importante aún, atacaron buques mercantes en el mar Rojo. Las operaciones navales fueron suspendidas durante el alto el fuego entre Israel y Hamás [del 27 de febrero al 18 de marzo], pero se reanudaron después de que Israel renovara en marzo el bloqueo total de Gaza.
La campaña en el mar Rojo supuso ataques contra más de 100 buques mercantes, algunos vinculados a Israel y otros no. Los hutíes hundieron dos navíos y capturaron otro, matando a cuatro marineros durante la operación. Al interrumpir el paso por Bab al-Mandab, un estrecho estratégico para el comercio internacional, el movimiento obligó a alrededor del 70 % de los buques mercantes a rodear el mar Rojo por una ruta más larga alrededor del continente africano, lo que ejerció una presión considerable sobre la región y la economía mundial en su conjunto. En respuesta, desde enero de 2024, una coalición de países liderada por Estados Unidos llevó a cabo durante un año ataques aéreos intermitentes sobre Yemen en los que murieron al menos 85 civiles, según el proyecto independiente Yemen DataProject [de enero de 2024 a enero de 2025, los heridos no eran contabilizados]. Estos bombardeos se intensificaron considerablemente bajo el mandato de Trump, dirigiéndose contra bases de lanzamiento de misiles y drones, el aeropuerto de Saná y edificios gubernamentales y civiles, y causando la muerte, según responsables sanitarios de Saná, de al menos 123 personas desde mediados de marzo. El último ataque, el 15 de abril, parecía tener como objetivo una fábrica de cerámica, matando a siete personas e hiriendo a otras 29. [En la noche del 17 al 18 de abril, los ataques estadounidenses tuvieron como objetivo el puerto petrolero de Ras Issa, en la provincia de Hodeidah, matando a 74 personas e hiriendo a otras 171, según el Ministerio de Salud dirigido por los hutíes. – red A l’encontre]
Jewish Currents entrevistó a Helen Lackner, académica e investigadora asociada del London Middle East Institute SOAS. Lleva más de 50 años cubriendo los acontecimientos en Yemen. Vivió bajo los tres regímenes que se sucedieron en el país para comprender el papel de la cuestión palestina en la política yemení, la geopolítica de los ataques en el Mar Rojo y cómo la posición de los hutíes sobre Gaza les ha otorgado legitimidad y margen de maniobra en su propio territorio y más allá. Esta entrevista fue editada por razones de espacio y claridad.
-Jonathan Shamir: ¿Cuál es la historia de las relaciones entre Yemen y la causa palestina?
-Helen Lackner: Antes de la guerra civil [que comenzó en 2014 entre los hutíes y los grupos diversos de la coalición respaldada por los países del Golfo que forman el gobierno reconocido internacionalmente (IRG-Internationally recognized government)], los distintos regímenes de Yemen fueron siempre sistemáticamente pro palestinos. Yemen fue uno de los 13 países que votaron en contra del plan de partición de las Naciones Unidas (ONU) para dividir el Mandato Británico de Palestina en un Estado judío y un Estado árabe en 1947. Más tarde, cuando la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) fue expulsada del Líbano en 1982 [después de la invasión de Beirut por Israel], Yemen se dividió en dos regímenes, uno «socialista» y otro «capitalista», pero ambos invitaron a las tropas de la OLP en el exilio a su país. El régimen socialista estaba más alineado con las facciones palestinas de izquierda, mientras que el régimen capitalista era más cercano al Fatah, pero los palestinos mantenían relaciones generales con Adén [la capital socialista] y Saná [la capital capitalista].
Incluso después de la guerra civil, los yemeníes siguieron comprometidos con Palestina. En las regiones de Yemen controladas por los hutíes, todos los viernes tienen lugar manifestaciones a favor de Palestina y, aunque la participación regular está garantizada por la presión de las autoridades, las manifestaciones siguen contando con un apoyo sincero. La población de las regiones de Yemen no controladas por los hutíes apoya igualmente a Palestina, pero las manifestaciones están prácticamente reprimidas, especialmente en Adén y las zonas circundantes controladas por el Consejo de Transición del Sur [CTS, establecido en mayo de 2017 pero no reconocido internacionalmente, grupo apoyado por los Emiratos Árabes Unidos que controla el sur de Yemen y ha firmado acuerdos de reparto del poder con el IRG, pero que tiene ambiciones secesionistas]. Cuando los Emiratos Árabes Unidos firmaron los acuerdos de Abraham en 2020, el número dos del CTS en aquel momento, Hai bin Breik, declaró que esperaba con impaciencia su primera visita a Israel, resultado de la alianza del CTS con los emiratíes. Hoy, sin embargo, debido a la desconfianza de los hutíes ante el genocidio perpetrado por Israel en la Franja de Gaza, el STC no se atreve a oponerse a las declaraciones pro palestinas de su población, aunque impide claramente cualquier acción a favor de Palestina. En el contexto yemení actual, sería inaceptable declararse abiertamente pro israelí.
¿Podría hablarnos de los ataques perpetrados en el mar Rojo desde el 7 de octubre y cuáles son sus motivaciones?0
Después del 7 de octubre, los hutíes trataron de lanzar misiles y drones contra Israel [para oponerse al bombardeo de Gaza]. Pero no tenían la capacidad técnica para cubrir esa gran distancia. Así que se replegaron sobre las rutas marítimas del mar Rojo, donde tuvieron más éxito. En los últimos 18 meses, consiguieron hundir dos buques mercantes, lo que disuadió a los barcos de pasar por el canal de Suez, bajar por el mar Rojo y rodear el estrecho de Bab al Mandeb, frente a las costas de Yemen.
Estos ataques están motivados por tres factores: la solidaridad con Palestina, una posisión fundamentalista en materia de política exterior hacia Estados Unidos e Israel, y consideraciones políticas internas. Antes del 7 de octubre, la popularidad de los hutíes entre el 70 % de los yemenitas a los que gobiernan estaba en su punto más bajo debido, entre otras cosas, al régimen represivo, la política de extorsión fiscal y la mala calidad de los servicios públicos. Si bien ninguna de estas últimas dinámicas ha cambiado, la intervención de los hutíes en favor de los palestinos ha sido muy popular y les ha dado más margen de maniobra ante la población. El reclutamiento militar es ahora masivo, ya que son muchos los jóvenes que se presentan con la idea de ir a combatir a Palestina, cuando lo más probable es que sean enviados a uno de los numerosos frentes [internos] yemenitas que tienen más posibilidades de volver a abrirse.
¿Por qué los países de todo el mundo, incluidos los Estados Unidos, han tratado repetidamente de acabar con los ataques en el Mar Rojo?
Una gran parte del comercio mundial, especialmente entre China y Europa, transita por el canal de Suez, y el retraso de diez días ocasionado por el desvío por el cabo de Buena Esperanza puso en apuros a numerosas empresas y países. Sin duda, Israel se vio afectado por estos ataques. Por ejemplo, el puerto de Eilat [puerto israelí situado en el sur del país, directamente en el mar Rojo] se se declaró en quiebra. Pero los costos para Israel pudieron atenuarse gracias a los acuerdos alcanzados por empresas emiratíes para transportar las mercaderías por tierra a través de la península Arábiga, lo que puso de manifiesto la colusión de los Estados del CCG [Consejo de Cooperación del Golfo]. En cambio, la fuerte caída del tráfico en el canal de Suez golpeó de lleno a Egipto, que perdió 7000 millones de dólares en ingresos sólo en 2024, aunque algunas de las grandes compañías navieras y aseguradoras, que se adaptaron, modificaron sus rutas y aumentaron las primas, están en realidad en muy buena situación.
Además de su costo económico, estos ataques también tienen una importancia simbólica en el plano político: la idea de que uno de los principales pasos marítimos del mundo pueda estar controlado por un grupo de rebeldes no les gusta nada a los países del Norte.
Sabemos que, bajo la presidencia de Joe Biden, Estados Unidos encabezó los bombardeos occidentales sobre Yemen a partir de enero de 2024. ¿Cómo evolucionó esta campaña contra los hutíes bajo Donald Trump?
En enero, Trump cambió la clasificación de los hutíes, que pasaron de ser una entidad «especialmente designada como terrorista a nivel mundial» a «organización terrorista extranjera» [la primera es menos severa que la segunda; esta última, como declaró en enero de 2021 el enviado especial de la ONU en Yemen, Martin Griffiths, podría tener «consecuencias humanitarias catastróficas»]. Esta nueva clasificación va a tener dos consecuencias principales. La primera es que dificultará enormemente la transferencia de dinero por parte de diversas organizaciones humanitarias debido a las restricciones impuestas al sistema bancario, lo que reducirá su capacidad de acción humanitaria. La segunda será la dificultad [a la que se enfrentarán los yemenitas de la diáspora] para enviar fondos, que desempeñan un papel muy importante en la supervivencia de miles de hogares yemenitas, y no solo en las zonas controladas por los hutíes. Esta situación se verá agravada por los recortes presupuestarios de la USAID [Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, que la administración Trump ha reducido considerablemente]. Por supuesto, estos recortes no sólo afectan a Yemen, pero su impacto va a ser especialmente importante en este país, ya que Estados Unidos financiaba, en promedio, la mitad de la ayuda humanitaria total [el año pasado] en las zonas controladas por los hutíes y el IRG.
En cuanto a la reanudación de los ataques aéreos bajo Trump, su objetivo es tanto controlar el mar Rojo como presionar a Irán para que llegue a un acuerdo nuclear, ya que según el punto de vista de Trump, los hutíes no son más que un apéndice de Irán. Las bombas lanzadas tuvieron como objetivo los mismos lugares de Yemen que ya habían sido atacados por los sauditas [desde 2015] y los emiratíes, y más recientemente por los británicos y los estadounidenses. Bajo Trump, las bombas que utilizan son más potentes y no sólo apuntan a un único objetivo, sino a varias estructuras cercanas, lo que, en realidad, no supone un cambio fundamental. Y, sin embargo, al igual que antes, hay pocas pruebas que respalden las afirmaciones de Estados Unidos de que han matado a muchos altos dirigentes hutíes. Las cifras de víctimas publicadas por organizaciones independientes como la UNICEF son increíblemente bajas. Lo que he observado es que la campaña ya le ha costado a Estados Unidos 1000 millones de dólares (al cabo de tres semanas: CNN, 4 de abril) y que los bombardeos continúan prácticamente todas las noches desde el 15 de marzo, aunque no aparezcan en los titulares de la prensa.
¿Cómo ha evolucionado la posición regional y mundial de los hutíes a raíz de la campaña en el Mar Rojo y las represalias estadounidenses? ¿Han conseguido ocupar un lugar más central, especialmente tras el debilitamiento de otros miembros del «Eje de la Resistencia», como Hezbolá en el Líbano y Bashar al-Asad en Siria?
La legitimidad que los hutíes han obtenido gracias a su apoyo a Palestina les ha dado cierto peso en la región. Durante el último año, ni los sauditas ni nadie en el mundo árabe pronunció una sola palabra en contra de los hutíes, ya que todos estos pueblos son firmes defensores de Palestina. Por ejemplo, cuando el Gobierno internacionalmente reconocido (IRG) de Yemen intentó desconectar los bancos hutíes del sistema bancario mundial en el verano de 2024, los hutíes amenazaron con bombardear Arabia Saudita si la medida era aplicada. Y los sauditas presionaron rápidamente al Gobierno internacionalmente reconocido para que revocara su decisión. Y es exactamente lo que hizo, no tenía otra opción.
Como usted plantea, los hutíes también han ganado importancia entre los aliados de Irán, sobre todo con el debilitamiento de Hezbolá y Siria. Pero si bien es probable que Irán esté detrás de los avances en el alcance de los misiles y drones de los hutíes, no creo que las acciones de estos últimos lo entusiasmen demasiado. Irán ha buscado recientemente la vía diplomática, multiplicando las conversaciones con los sauditas, con el enviado especial de la ONU y con otros actores, pero, como todos los demás, no puede decir nada, ni siquiera de forma discreta, cuando los hutíes actúan de manera independiente. E incluso si los iraníes les pidieran a los hutíes que redujeran sus ataques, no estoy seguro de que los escucharían.
¿En qué medida puede todo esto repercutir en Gaza?
Los ataques de los hutíes han logrado atraer la atención internacional sobre Gaza, pero todo indica que no van a poner fin a las acciones de Israel en la región. Si el costo hubiera sido mayor para los países del Norte -en la actualidad, lo soporta principalmente Egipto (Canal de Suez)-, Occidente podría haberse visto obligado a presionar a Israel. Pero por el momento, los países occidentales siguen hablando de libertad de navegación en el Mar Rojo, mientras afirman que eso no tiene nada que ver con la guerra en Gaza. Hay una reticencia total a comprender que la cuestión palestina tiene una resonancia más amplia en el mundo árabe, y nadie está dispuesto a escuchar a los hutíes, que aseguran que abandonarían este tipo de acciones si la guerra terminara. Por lo tanto, seguimos en una situación en la que la ausencia de una acción internacional contra Israel crea un vacío que sólo llenan los hutíes, que han cometido regularmente graves violaciones de los derechos humanos. Siguen siendo los únicos dispuestos a emprender acciones concretas para hacer respetar el derecho internacional y defender Gaza.
-Artículo publicado originalmente en Jewish Currents, 15-4-2025.
*Jonathan Shamir, redactor de Jewish Currents y ex redactor jefe adjunto de Haaretz.