Leonidas Iza, Pachakutik y Luisa Gonzáles, candidata correísta.
Mario Unda y Maritza Idrobo. Quito, Ecuador, 17-2-2025
Correspondencia de Prensa, 17-2-2025
La primera vuelta electoral dejó en el segundo turno al presidente-candidato Daniel Noboa y a la candidata del Correísmo Luisa González. Entre ambos acapararon el 88% de la votación, y quedaron separados por apenas 19.000 votos, la elección más reñida de que se tenga memoria. De los otros candidatos, Leonidas Iza, de Pachakutik, obtuvo 5,25% y Andrea González, de Sociedad Patriótica, 2,69%. Ninguno de los otros doce candidatos alcanzó la barrera del 1%. Noboa absorbió casi toda la votación posible de la derecha; González absorbió toda la votación disponible en el progresismo y una parte de la votación posible de la izquierda.
Detalles de la campaña
La violencia, el clientelismo y las arbitrariedades legales e ilegales de Noboa marcaron la campaña. La violencia volvió a ser una invitada de primera línea en la campaña. No hubo esta vez asesinatos de candidatos presidenciales ni de alcaldes y concejales, como ocurrió en 2023, pero los discursos de los candidatos concentraron buena parte de su esfuerzo en ella. Noboa, alabando su Plan Fénix, que sigue siendo desconocido para la población. Sin embargo, las cifras oficiales nos mostraron que estos primeros meses de 2025 fueron el inicio de año más violento desde que se tienen registros. No solo hubo profusión de sicariatos y asesinatos, sino también de extorsiones, secuestros y “vacunas”. Sin embargo, el resultado real del Plan Fénix es la militarización territorial y política del país, y la afirmación del eje de poder en la alianza entre el ejecutivo y las Fuerzas Armadas, la base material de un nuevo bonapartismo.
La campaña de Noboa recurrió abiertamente al clientelismo: en medio de la crisis energética el gobierno resolvió que las planillas de luz tendrían un descuento equivalente a 180 kw/h mes durante los meses de diciembre, enero, febrero y marzo -los meses de campaña y de elecciones. A mediados de diciembre, anunció que se entregarán gratuitamente 80.000 cocinas a inducción que estaban embodegadas desde el gobierno de Correa.
En noviembre, el gobierno anunció el programa Jóvenes en Acción, que entregaría 400 dólares mensuales durante 3 meses a jóvenes que participen en proyectos de protección ambiental y recuperación económica. Por fin, en febrero anunció un nuevo programa que entregaría 470 dólares mensuales durante tres meses a migrantes deportados de los Estados Unidos.
Pero las arbitrariedades legales del presidente-candidato fueron lo más llamativo. Comenzaron con el trato dado a la vicepresidenta, a la que una resolución del ministerio del Trabajo la suspendía de sus funciones por 150 días, saltándose toda norma, y continuó con su decisión de no solicitar licencia para participar en la campaña, según dispone el Código de la Democracia. Luego él mismo decidió qué tiempo estaba en campaña y cuándo volvía a asumir las funciones de presidente. Para ello contó con la anuencia y la complicidad del Tribunal Contencioso Electoral, la Corte Nacional Electoral y el Consejo Nacional Electoral, que resolvieron lavarse las manos y evitar cualquier pronunciamiento. No sólo Correa había subordinado a todas las funciones del Estado a la voluntad del presidente.
La marca social del voto
El voto tuvo líneas de demarcación regionales muy claras: Noboa ganó en casi toda la Sierra y en la mayor parte de la Amazonía. González, en cambio, triunfó en toda la Costa, en una provincia de la Sierra (Imbabura) y en dos provincias de la Amazonía (Sucumbíos y Orellana). Esta división regional se viene repitiendo, con algunas variantes, en los últimos procesos electorales. Sin embargo, la cisura regional fue hasta cierto punto modificada por el comportamiento de los cantones, pues no todos votaron según el pronunciamiento mayoritario de sus provincias.
Más clara todavía fueron las marcas sociales del comportamiento electoral. Las clases dominantes votaron plebiscitariamente a favor de Daniel Noboa. En los dos distritos más identificados con ellas (La Puntilla, en Samborondón y El Colegio Menor, en Cumbayá) Noboa obtuvo por arriba del 80% de la votación.
Las clases medias se dividieron entre Noboa y González, aunque, en general, con una clara preferencia por el candidato-presidente, sobre todo en la Sierra, pero también en la Costa. A diferencia de procesos electorales anteriores, en esta vez, incluso las clases medias más próximas a los sectores populares se inclinaron masivamente por Noboa. Así que las clases medias han caído de modo inequívoco bajo el influjo de la dirección ideológica de la derecha, un proceso que se inició ya durante el gobierno de Correa.
Por fin, las clases populares tuvieron un comportamiento marcadamente regional: en la Costa, votaron masivamente por González, aunque Noboa obtuvo en varios distritos votaciones altas. En la Sierra, la votación se dividió entre ambas candidaturas, con preferencia para González en unos lugares y para Noboa en otros. La votación popular que en 2021 e incluso en 2023 había evitado caer en la trampa de la polarización entre el correísmo y la derecha, otorgando votaciones muy altas a Yaku Pérez (por sobre el 20%) y a candidatos a prefectos y alcaldes de Pachakutik, ahora ha vuelto a ser recapturada en parte por el populismo correísta, mientras que otros segmentos profundizan su desplazamiento hacia la derecha que ya se observó en las presidenciales de 2023.
La votación de Iza tuvo porcentajes bajísimos en la Costa. Perdiéndose los lazos que se habían logrado en las elecciones de 2021. En la Sierra obtuvo resultados mucho mejores, sobre todo en los barrios populares de Quito, muchos de los cuales le dieron una votación superior al 10 y 12%. En provincias como Cotopaxi, Bolívar, Cañar y Chimborazo, Iza obtuvo votaciones muy significativas, sobre todo en las dos primeras. En las provincias de la Sierra Central, con excepción de Tungurahua, logró entre 20 y 30%, especialmente en las parroquias rurales. Por su parte, en varias de las parroquias de mayor presencia indígena, Iza y Pachakutik llegan al 50 y 60% de la votación.
Un balance general nos indicaría que, aun con limitaciones y una votación menor que en 2021 y en las seccionales de 2023, Pachakutik ha consolidado su votación más orgánica, y ha logrado mantener una parte, no mayoritaria, pero significativa, de los lazos con las clases trabajadoras y populares de las ciudades, especialmente de la Sierra. Hay que achacarle a los errores políticos de Pachakutik y de sus asambleístas la pérdida de la mayor parte de la votación obtenida entonces.
De todas maneras, Pachakutik podría obtener 9 asambleístas, el doble de lo logrado hace dos años, pero apenas la tercera parte de lo conseguido en 2021. Pudo haber sido mejor, pero manejos poco claros y disputas internas lo dejaron sin lista de asambleístas nacionales, sin lista de asambleístas en el sur de Quito y en las parroquias rurales del Distrito Metropolitano, incluso sin candidatos para el Parlamento Andino.
Por fin, la participación del Partido Socialista (0,53%) y de la Unidad Popular (0,40%) muestran las debilidades políticas y organizativas de ambos partidos, que sólo habrían logrado un asambleísta (la UP en Carchi).
Los intríngulis de la segunda vuelta
La segunda vuelta se realizará a mediados de abril y pondrá frente a frente al populismo tecnocrático correísta y al bonapartismo oligárquico de Noboa . Con el 90% de la votación repartido entre los dos primeros candidatos, no hay tampoco mucho espacio para que ellos consigan la votación que requieren para ganar. Podría venir de los votos nulos y blancos (9% entre ambos) o de los 2 millones de ausentes. De todos modos, una porción de los ausentes continuará en esa condición (los migrantes, por ejemplo), mientras que las otras fuentes posibles están muy dispersas.
Por eso el 5% de Pachakutik se ha vuelto tan atractivo. La derecha ha atacado por medios de comunicación y redes sociales, utilizando a exdirigentes de Pachakutik y de la Conaie que se pronuncian a favor de Noboa. El correísmo ha optado por guiños y coqueteos a Iza y al movimiento indígena. Pero tienen una desventaja no menor: Correa no pierde ocasión para pronunciarse en contra del presidente de la Conaie. Leonidas Iza busca dejar puertas abiertas, mostrando su disposición a dialogar con González, aunque procura guardar ciertas distancias, por lo menos ante el público; otros miembros de Pachakutik llegan a proponer un gobierno PK-RC y algún dirigente de la Conaie, postula que haya una reunión bis a bis entre Iza y Luisa; por su parte la presidenta de la Ceosl se pronuncia a favor de González. Pero entonces aparece el señor Correa a poner las cosas en su sitio.
El escenario para la izquierda no pinta muy halagüeño. De independencia política ya casi no se habla y se ponen expectativas en negociaciones que por ahora no cuajan. En medio de todo, de lo que no cabe duda es de que los movimientos populares deberán enfrentar horas difíciles sea quien sea el ganador. Las tareas urgentes son fortalecer los espacios organizados, los nexos entre ellos y prepararse para las luchas que inevitablemente vendrán.