Luisa González y Daniel Noboa
Violencia, elecciones y triunfo del populismo y las derechas
Quito, 2 de septiembre de 2023
Correspondencia de Prensa, 6-9-2023
El 20 de agosto el Ecuador vivió unas elecciones no vistas antes. Por un lado, porque se originaron en la primera vez que se pone en marcha el mecanismo de la muerte cruzada, previsto en la Constitución de 2008, que acorta al mismo tiempo el mandato del presidente y de los asambleístas; por otro lado, porque se trató de la campaña electoral más corta de toda esta etapa desde el “retorno” a la constitucionalidad en 1978-79 y porque el candidato o la candidata triunfante gobernará escasamente un año y medio, que es el tiempo que faltaba cumplir para completar el período presidencial de Lasso; muy probablemente, esto motivó a la ausencia de candidatos directos de las principales fuerzas políticas, que prefirieron guardarse para el 2025.
Finalmente, por el ambiente de violencia en que se desarrolló la campaña y que planeó sobre todo el proceso electoral. En pocos días, y menos de 15 días antes de las elecciones, fueron asesinados el alcalde Manta, Agustín Intriago, el candidato presidencial Fernando Villavicencio y el dirigente de la Revolución Ciudadana (RC) en Esmeraldas, Pedro Briones. Es indudable que estos acontecimientos influyeron en el ánimo de los votantes, favoreciendo un desplazamiento del electorado hacia la derecha, que ofrecía mano dura para enfrentar la inseguridad y la violencia. En cualquier caso, es evidente que de ahora en adelante ya será imposible pensar la política ecuatoriana por fuera de los nexos aún oscuros con la violencia y el narcotráfrico.
A pesar de este ambiente, marcado por el temor y la violencia, el día de las elecciones fue tranquilo. Nuevamente, igual que en 2021, el correísmo (ahora bajo la marca de Revolución Ciudadana) obtuvo el primer lugar, con un 33,62% de los votos. En el segundo lugar se ubicó Daniel Noboa, de ADN, con el 23,41%. El tercer puesto le cupo a Christian Zurita, de Construye, (reemplazó a Villavicencio luego de su asesinato) con el 16,44%. A continuación, Jan Topic, respaldado por el partido Socialcristiano, Sociedad Patriótica y Centro Democrático, con el 14,66%; y Otto Sonnenholzner (de la alianza Avanza-Suma) con el 7,06%. Yaku Pérez, que esta vez compitió respaldado por Unidad Popular, el partido Socialista y Democracia Sí, obtuvo apenas el 3,97%. Xavier Hervas, de Reto, y Bolívar Armijos, de Amigo, no llegaron al 0,5% cada uno. Sumados, los votos nulos y blancos estuvieron por debajo del 9%.
Cuadro 1. Votación por tendencias políticas (2021 y 2023)
Estos resultados significaron un cambio sustancial respecto a las elecciones celebradas apenas dos años atrás: se confirmó la estabilidad del populismo correísta, se verificó un notorio crecimiento de las derechas, un marcado declive de las izquierdas y la práctica desaparición del centro.
El correísmo
El correísmo continúa siendo la minoría más grande, consiguiendo alrededor de un tercio de los votos válidos (excluidos los nulos y los blancos), casi idéntico porcentaje al obtenido en 2021, cuando presentó como candidato a Aráuz; el correísmo mantiene su fuerza, pero su influencia está estancada y no ha logrado recuperar el peso que tuvo mientras Correa fue el presidente-candidato. Aun así, durante la campaña hicieron correr el rumor de que estaban cerca de ganar la presidencia en una sola vuelta sustentándose en algunas encuestas; pero luego del asesinato de Villavicencio, sus adversarios hicieron circular otras encuestas que aseguraban que González estaría cayendo en picada, corriendo incluso el riesgo de quedar por fuera de la segunda vuelta. Sin embargo, ni lo uno ni lo otro parece haber sido muy cierto. Las encuestas, entre nosotros, son más un instrumento de propaganda y márquetin político y no sondeos más o menos objetivos. El correísmo ha fortalecido su presencia en la Costa ecuatoriana y ha recuperado posiciones en determinadas zonas de vivienda popular, pero parece haberla perdido en otras zonas populares urbanas, tanto en Guayaquil como en Quito.
Con una presencia extendida, RC (Revolución Ciudadana) habría conseguido casi medio centenar de asambleístas: 6 nacionales y 43 provinciales; constituyéndose en la bancada más numerosa, pero lejos de los 71 representantes que se requieren para tener mayoría. Obtuvo al menos un puesto en 22 de las 24 provincias, con excepción de Napo y Pastaza, siendo sus triunfos más importantes en Guayas (8 de 20 posibles), Manabí (5 de 9), Pichincha (6 de 16), Los Ríos (3 de 6), Esmeraldas e Imbabura (2 de 4 en cada una).
Para el correísmo, la situación se presenta similar a la de 2021: entonces también ocupó el primer lugar en la primera vuelta con un tercio de los votos válidos, mientras que Lasso se situó segundo con un 20%. Pero en la segunda vuelta, el correísmo no tuvo manera de juntar los votos suficientes para ganar la presidencia; por el contrario, el anticorreísmo -especialmente el anticorreísmo de derechas- sirvió de catalizador para que Lasso triunfase. Como se vio casi enseguida, un triunfo en co0ndiciones de debilidad, pues la mayor parte de los votos que obtuvo fueron votos contra Correa más que votos por Lasso; y esa debilidad de origen creó las condiciones para la crisis política que nos llevó a la muerte cruzada y a las elecciones anticipadas
Las derechas
Las derechas emergieron de las elecciones como el sector triunfante con una presentación inusual de sí misma, cuando las que habían sido sus dos principales fuerzas políticas en los últimos años decidieron no presentar candidaturas. El partido Socialcristiano (PSC) se adelantó anunciando su respaldo a Topic, candidato que hizo su campaña centrándose casi exclusivamente en la seguridad, presentándose como ex soldado de la Legión Extranjera francesa, apareciendo en videos con pistolas y ametralladoras y ofreciendo mano dura para enfrentar al narcotráfico y a la delincuencia; en seguida recibió también el respaldo de Sociedad Patriótica (del expresidente populista neoliberal Lucio Gutiérrez) y de Centro Democrático (CD) hasta hace poco aliado del correísmo. El movimiento Creando Oportunidades (CREO), del presidente Guillermo Lasso, decidió no presentar candidatos ni a la presidencia ni a la Asamblea. De este modo, el espacio de las derechas quedó libre para figuras “nuevas” aparentemente apartidistas; a Topic se sumaron Fernando Villavicencio, que centró su discurso en el anticorreísmo radical y en la lucha contra la corrupción, el ex vicepresidente de Moreno, Otto Sonnenholzner (respaldado por Avanza y Suma) y Daniel Noboa, bajo la sigla ADN (Alianza Democrática Ecuatoriana, formada por Igualdad y Desarrollo, PID, y MOVER, el antiguo Alianza Pais, que tras la ruptura del correísmo quedó en manos de Moreno). Los candidatos de las derechas a la presidencia no aparecían (ni eran) representantes de sus principales partidos y movimientos políticos, pero sí jóvenes representantes de su clase. Daniel Noboa es hijo del magnate Álvaro Noboa, uno de los mayores exportadores de banano, y gerente y administrador de algunas de sus empresas. Otto Sonnenholzner fue vicepresidente de Lenin Moreno, lo que sirvió para sellar y certificar la alianza entre Moreno y los grandes grupos empresariales de Guayaquil, y es hijo del empresario Ramón Sonnenholzner, propietario de medios de comunicación y otros negocios. Jan Topic es hijo de Miroslav Topic, empresario de telecomunicaciones, beneficiario de millonarios contratos durante el gobierno de Correa. Si algo hay de nuevo es que se trata de la nueva generación de las oligarquías.
En 2021, las diversas candidaturas de derecha habían obtenido un 25% de los votos válidos, pero en estas elecciones de 2023 saltaron al 61%, obteniendo altas votaciones en todo el país. Estas tres candidaturas se repartieron el triunfo en las zonas de las clases pudientes, que se decantaron por Sonnenholzner y Villavicencio; triunfaron entre los sectores medios, que prefirieron sobre todo a Noboa y a Villavicencio. Pero lo novedoso fue el alto número de votos que lograron entre las clases populares, lo que benefició especialmente a Noboa.
También consiguieron altas votaciones para la Asamblea. Las derechas tendrán al segundo bloque más numeroso, Construye (el partido que auspició a Villavicencio/Zurita), con 29 curules; y también los dos siguientes: el PAC con 14 y ADN con 13. En total, los partidos y movimientos de derecha ganaron 68 asambleístas, 9 nacionales y 59 provinciales, y obtuvieron al menos una curul en 19 de las 24 provincias. Estarían muy cerca de constituirse en mayoría, pero no es seguro que puedan formar un bloque coordinado o unificado.
Cabe preguntarse al menos por dos cuestiones: por un lado, ¿el anticorreísmo y la dicotomía populismo-derecha seguirá siendo el marcador que define las conductas políticas? Si es así, la derecha podría ganar nuevamente en la segunda vuelta de octubre. Por otro lado, ¿este crecimiento rápido y amplio de la derecha será un episodio coyuntural o estamos ya ante una tendencia de mayor alcance?
La izquierda
Para las izquierdas, en cambio, fue la peor elección desde 2013 cuando, en pleno apogeo populista, Correa fue elegido en primera vuelta con el 57% de la votación. En aquel entonces, las izquierdas obtuvieron un 3,27% con Alberto Acosta de candidato. Esta vez, con Yaku Pérez, lograron 3,97%, pero con un correísmo mucho más reducido. El golpe es más fuerte si tenemos en cuenta que Pachakutik había rozado el 20% en las presidenciales de hace dos años, y apenas en febrero de 2023 tuvo grandes éxitos en las elecciones locales Si en 2021 Pachakutik había logrado elegir 27 asambleístas, ahora sólo llegan 5 (todas mujeres indígenas: 4 de la Sierra, de Bolívar, Cañar, Chimborazo y Tungurahua, y una de la Amazonía, de la provincia de Morona). A ellas se podrían añadir los 3 asambleístas que logró la coalición que presentó la candidatura de Yaku Pérez en las provincias de Cotopaxi, Los Ríos y El Oro, con lo que las izquierdas suman 8 escaños; pero no se sabe si podrán llegar a acuerdos.
En los comicios para asambleístas provinciales, Pachakutik perdió un poco más de 686.000 votos respecto a las elecciones de 2021, sufriendo una considerable merma en todas las provincias en las que presentó candidatos en 2021 y 2023, pero mayormente en Pichincha (170.000), Azuay (106.000), Guayas (100.000) y Cotopaxi (66.000).
Estos datos nos plantean al menos dos cuestiones: en primer lugar, ¿qué pasó con los votos que la izquierda obtuvo en las elecciones generales de 2021 y en las locales de 2023? Al parecer, no se tomó en cuenta el carácter contingente de una buena parte de la votación obtenida. Los votantes, sobre todo en los barrios populares urbanos, no expresaban una votación ya consolidada, sino la búsqueda iniciada por amplios sectores populares para salir del entrampamiento de la disputa entre el populismo y las derechas, y procurar una representación política más independiente. Sin embargo, a la vuelta de dos años, la mayoría de esos votos se fueron a la derecha -la mayor parte- y al correísmo. Y ese desplazamiento se produjo no sólo en los centros urbanos (hacia la derecha), sino incluso en zonas de presencia indígena (hacia el correísmo).
En segundo lugar, entonces, ¿por qué ocurrió esto? La derrota política de las izquierdas es más significativa porque no tuvo que ver exclusivamente con una pérdida tan considerable de votos, sino porque, en este mismo período, se desplegaron las dos más grandes movilizaciones sociales de los últimos veinte años: octubre de 2019 y junio de 2022. De manera que las izquierdas y los principales movimientos sociales han sido incapaces de convertir en fuerza política esos grandes esfuerzos de movilización de las clases subalternas. A este aspecto, sin duda el principal, hay que añadir otros. A contramano de lo que había sido el sentido de la votación recibida, los asambleístas de Pachakutik terminaron fragmentándose en torno a las tensiones que sus votantes buscaban superar: un sector pegado al gobierno y ofreciéndole gobernabilidad; y el otro sector subordinado a las iniciativas del correísmo. Pero el problema era ya anterior: varios de los asambleístas que llegaron bajo la bandera de Pachakutik no eran más que oportunistas que no respondían a línea política ni ideológica alguna; algunos de ellos terciaron en los comicios de 2023 en las listas de otras agrupaciones.
Para colmo, Pérez anunció su desafiliación de Pachakutik manifestando su disconformidad con el acuerdo parlamentario con el gobierno y la formación de un nuevo movimiento político. De esta manera el espacio abierto por la búsqueda social volvió a quedar vacío, cuanto más que no se hicieron esfuerzos para mantener el contacto político con los sectores populares que le habían otorgado su voto en dos elecciones consecutivas.
Concomitantemente, se agudizaron las disputas al interior de Pachakutik y entre las dirigencias de Pachakutik y de la Conaie. A raíz de estas disputas, el movimiento quedó sin directiva nacional reconocida en el Consejo Nacional Electoral y no pudo inscribir candidaturas a la presidencia y a asambleístas nacionales. Pero esta ausencia pasó por otro incidente: cuando se discutían las precandidaturas presidenciales se presentó la opción de Leonidas Iza, presidente de la Conaie; no obstante, al poco tiempo, Iza renunció a su postulación alegando falta de condiciones para una elección transparente. A resultas de eso, la dirigencia de la Conaie hizo un prolongado silencio sobre las elecciones presidenciales y orientó a votar exclusivamente por los candidatos a asambleístas nacionales; al mismo tiempo, tomó como su principal enemigo a Yaku Pérez antes que a la derecha y al correísmo. Entre una cosa y otra, las masas quedaron sin una orientación política clara.
Pero si esta era la situación en Pachakutik, en la candidatura de Yaku Pérez las cosas no iban mejor. Al parecer, se confiaba en que la imagen personal del candidato serviría para sostener una porción más o menos considerable de los votos obtenidos en 2021, sin haber impulsado desde entonces iniciativas importantes para mantener los lazos políticos y espirituales con los votantes de entonces. Por otra parte, la campaña priorizó la presencia de las organizaciones políticas de la alianza, dejando claramente en segundo plano la relación con las organizaciones sociales, lo que trató de enmendarse ya en los días finales de la campaña. Además, el tono de la campaña se parecía demasiado a la de dos años atrás, sin tomar en cuenta las nuevas preocupaciones a las que era sometida la población. Finalmente, la trayectoria inmediatamente anterior de los socios de la alianza no brindaba mucha seguridad política: el partido Socialista respaldó en 2021 la candidatura del liberal Montúfar y en las elecciones locales presentó la candidatura de Freile, un personaje claramente situado hacia la derecha del abanico político, al punto de haber coincidido en el respaldo a iniciativas de Vox frente a América Latina.
El centro y los movimientos locales
El centro político también sufrió un descalabro en las elecciones. La ID pasó por vicisitudes similares a las de Pachakutik, fracturándose entre un ala subordinada al gobierno y otra subordinada al correísmo. Hervas, su candidato presidencial de 2021 se afilió al partido recién después de las anteriores elecciones presidenciales, pero se desafilió al poco tiempo y terminó presentándose esta vez como candidato de Reto. Internamente, las contradicciones de la ID terminaron muy pronto con la existencia de dos directivas nacionales y con la imposibilidad de presentar candidatos a nivel nacional. Tampoco a nivel provincial logró presentar candidaturas más que en pocas circunscripciones y no obtuvo ninguna curul, frente a los 18 asambleístas que había logrado en 2021. Así, su renacimiento de hace dos años terminó siendo un espejismo gracias a las limitaciones políticas de su dirigencia y sus principales figuras.
Por su parte, los movimientos políticos locales continuarán manteniendo una presencia en la Asamblea, aunque menor que en 2021. Ahora lograron 6 curules: una en Carchi, dos en Pastaza, una en Sucumbíos y otras dos en Santa Elena.
Cuadro 2. Asambleístas electos en 2023 según partidos

(1) El CNE resolvió repetir los comicios en el exterior por problemas presentados en el voto electrónico. Se eligen 6 y se lo hará el 15 de octubre, junto con la segunda vuelta electoral.
(2) Ambos en alianza con el PSC.
(3) En Chimborazo, en alianza con Reto.
(4) En Cotopaxi, en alianza con Amigo.
(5) Carchi (Movimiento Social Conservador, 1); Pastaza (Unidos por Pastaza, 2); Santa Elena (Movimiento Peninsular, 1; Únete, 1); Sucumbíos (Sembramos Más, 1)
Fuente: https://gk.city/2023/08/23/lista-asambleistas-2023-2035-organizaciones-politicas/. Los datos pueden sufrir alguna modificación.
Las consultas sobre el extractivismo
Al mismo tiempo que se votaba para presidente y para asambleístas, se realizaron dos consultas populares sobre temas ambientales: una era nacional, consultando sobre mantener bajo tierra el petróleo en el bloque ITT del parque nacional Yasuní; la otra era local, exclusivamente en el distrito metropolitano de Quito, para prohibir la minería metálica en el Chocó Andino.
En ambas triunfó el Sí con relativa amplitud. En la consulta sobre el Yasuní, el Sí obtuvo 58,95% contra 41,05% del No. La consulta sobre el Chocó se subdividió en cuatro preguntas que versaban sobre la minería artesanal (68,04% para el Sí), la minería a pequeña escala (68,02% para el Sí), la minería a mediana escala (68,50% para el Sí) y la minería a gran escala (68,51% para el Sí).
Sin duda se trata de un resultado importante para la perspectiva de modificar el modelo de desarrollo económico, hasta ahora centrado en el extractivismo y ha tenido resonancia internacional. Pero también es pertinente plantear algunas cuestiones.
¿Cambios en la conciencia social? Los resultados muestran que se están produciendo cambios en la conciencia social respecto a los temas ambientales; se marca un retroceso del desarrollismo y de la ecuación progreso=petróleo que había dominado las mentalidades desde que el Ecuador entró con fuerza en la exportación petrolera en 1973. Sin embargo, no alcanza para plantear con claridad una propuesta de otra economía, excepto en los círculos ecologistas. Parte de una cierta “zona gris” al respecto tiene que ver con que las consultas enfrentaron las mismas dificultades que las elecciones presidenciales y legislativas: el corto tiempo de campaña no permitió una discusión más amplia y profunda. Por otra parte, aunque el Sí triunfó en 22 de las 24 provincias, perdió justamente en las provincias amazónicas más directamente involucradas en la explotación petrolera: en Sucumbíos el No alcanzó 51,59%, y en Orellana llegó al 58%.
Los protagonistas. Si bien la campaña a favor del Sí en la consulta sobre el Yasuní fue llevada adelante sobre todo por grupos ecologistas y organizaciones indígenas, el debate de los candidatos presidenciales mostró a los candidatos bastante próximos a esa posición; quien la defendió con mayor claridad fue Yaku Pérez, pero Daniel Noboa también se pronunció de modo explícito por el Sí. En la campaña no quedaron suficientemente claras las diferencias entre un ecologismo capitalista y un ecologismo de izquierdas o popular, indistinción que fue favorecida por la falta de una discusión mucho más amplia de cara a los sectores populares.
¿Existen condiciones para recuperar la movilización social en las luchas ambientales? En los últimos años del correísmo y en lo que llevamos de recorrida esta segunda etapa neoliberal, han sido importantes las luchas sociales en contra de la minería y de concesiones petroleras, vinculadas sobre todo con la defensa de la tierra y de las fuentes de agua. Obviamente, se han tratado de movilizaciones locales. ¿Los resultados de la consulta muestran que hay posibilidades de impulsar movilizaciones nacionales en torno a estos conflictos? Ni bien se dieron a conocer los resultados de esta elección, el gobierno de Lasso, por boca de su ministro de Energía, se apresuró a declarar que no acataría los resultados, argumentando que las poblaciones directamente involucradas se habían manifestado en contra; y dejando al próximo gobierno la decisión de si cumplir o no con la voluntad expresada en las urnas. La declaración fue rechazada por grupos ecologistas, pero no generó aún una respuesta social más amplia, ni siquiera en el plano declarativo.
* Mario Unda es sociólogo, docente universitario, activista de izquierda. Maritza Idrobo es socióloga, activista social y de izquierda.
Nota
La consulta sobre el Yasuní tiene una larga historia. En sus primeros años de mandato, Correa asumía un discurso ecologista y contaba con el respaldo de varias organizaciones ambientalistas; de esta proximidad surgió la propuesta de dejar el petróleo bajo tierra en un pequeño segmento del parque nacional Yasuní, iniciativa que buscaba sensibilizar a gobiernos e instituciones internacionales para generar un mecanismo de compensación que le compense al Ecuador por los recursos no percibidos de la exportación de ese petróleo. Pero el mismo Correa nunca fue muy entusiasta de la propuesta; ante la demora en la respuesta internacional resolvió iniciar la explotación en esa zona. Eso movió a grupos sociales y de jóvenes a juntarse en el colectivo Yasunidos que impulsó la propuesta de una consulta popular para mantener la iniciativa, para lo que obtuvo un amplio respaldo social. Pero el Consejo Electoral de la época anuló fraudulentamente cientos de miles de firmas para impedir la realización de la consulta. Tras 10 años de demandas, la Corte Constitucional resolvió finalmente dar paso a la consulta.