Rapports de Force, 8-6-2023
Traducción de Viento Sur
Correspondencia de Prensa, 19-6-2023
El apoyo a las movilizaciones contra la reforma de las pensiones, encabezadas por la intersindical, ha sido ampliamente mayoritario, mostrando hasta el 70% de opinión favorable a fines de marzo. En este contexto de legitimidad reforzada, los sindicatos han mostrado un importante crecimiento de la afiliación desde principios de año. A pesar de no lograr que el gobierno retrocediera.
100.000 afiliaciones desde enero. Este es aproximadamente el número de nuevas y nuevos afiliados por todos los sindicatos que han liderado la batalla por las pensiones desde enero. A principios de junio, la primera organización representativa, la CFDT, dijo que tenía 43.116 afiliados/as en el contador para 2023. Eso es entre un 30% y un 40% más que el año anterior, según su servicio de prensa. Por su parte, la CGT anunció en el momento de su congreso a fines de marzo, 30.000 nuevos contactos y solicitudes de adhesión en tres meses, de los que 4.500 en línea a través de su sitio web. En el 1 de mayo, casi el 90% de ellos se han convertido en adhesiones efectivas, asegura Thomas Vacheron, miembro de la dirección confederal. Es decir, para los dos primeros sindicatos del país, un total de alrededor de 70.000.
Este aumento de solicitudes de afiliación también riega a los demás miembros de la intersindical, aunque sus cifras sean parciales o no consolidadas. Para Force Ouvrière, se desconoce el número total. La tercera fuerza sindical no cuenta con un sistema centralizado en tiempo real a nivel confederal. Y aún es demasiado pronto para tener suficientes aumentos de la afiliación a sus sindicatos profesionales y territoriales. Sin embargo, al 30 de mayo ya cuenta con 3.759 solicitudes de afiliación a través de su web nacional, frente a las 5.000 de todo el 2022. Con las solicitudes realizadas directamente a sus sindicatos y sus uniones departamentales, esta cifra podría multiplicarse por al menos dos o tres.
Unsa también se beneficia de la misma tendencia. Este sindicato, que reivindica 190.000 afiliados y afiliadas y un aumento de 15.000 afiliados en cuatro años, afirma tener tres veces más solicitudes desde enero que en el mismo período de 2022. Si no nos han proporcionado cifras, su número debería aumentar de algunos millares de miembros adicionales. Solidaires no escapa a este fenómeno. Al no ser una confederación, sino una unión de sindicatos, sus datos son fragmentarios, pero Murielle Guibert, su portavoz, estimó el mes pasado en 3000 el número de personas que se han afiliado a los sindicatos SUD. De igual forma, la FSU cuya afiliación es anual y generalmente ocurre al inicio del año escolar en septiembre, en su principal campo de sindicalización, la Educación Nacional, ha estimado el número de nuevos carnets en más de 1.500. No hemos tenido estimación para la CFTC y la CFE-CGC, aunque para está última “está surgiendo una tendencia alcista ” que, según nos dijeron, no podrá confirmarse hasta el final del ejercicio, cuando sus sindicatos habrán trasladado su afiliación a la confederación.
¿Vuelta de los sindicatos?
“Ya habíamos observado un resurgimiento del interés a partir de 2019, después de la lucha contra la jubilación por puntos, luego tras la Covid y el confinamiento”, explica Cyrille Lama, secretario confederal de Force Ouvrière. Para él, el auge de la afiliación a principios de año es una señal de que “los trabajadores quieren volver aparticipar, y la participación se da en los sindicatos”. Así parece confirmarlo Benoît Teste, secretario general de la FSU, para quien la movilización de 2023 “plantea también el debate de la democracia social y el papel de los sindicatos a largo plazo”.
Si no ha ganado, el movimiento social sobre las pensiones, llevado por los sindicatos, ha puesto en aprietos al gobierno y le ha obligado a utilizar todas las herramientas a su alcance para pasar en fuerza. En consecuencia, “una desconfianza menos importante frente a la intersindical que durante los movimientos anteriores”, analiza Benoît Teste. Pero quizás también con un sentimiento de derrota menos presente o menos devastador que en el pasado. De ahí la afiliación en mayor número hoy que durante las batallas anteriores por las pensiones. “En 2003 y 2010 había un sentimiento de derrota muy fuerte”, recuerda Annick Coupé, ex portavoz de Solidaires. “Tengo la sensación de que no estamos en el mismo estado de ánimo. No me arrepiento de haber ido a la huelga o haberme manifestado. Esto se parece más a 1995, cuando los ferroviarios habían ganado cosas , pero no otros sectores . La gente sin embargo expresaba la sensación de haber levantado la cabeza”.
La diferencia con 2010 y la movilización contra la ampliación de la edad legal de jubilación a los 62 años, bajo la dirección de Nicolas Sarkozy, también la ve Thomas Vacheron. “En 2010, cuando hacía las giras sindicales después del movimiento, los delegados me gritaban y nos decían: hemos ido a la huelga por nada”. Un resentimiento y desmoralización que no se había traducido en una carrera hacia los sindicatos. Lo que Cyrille Lama confirma para Force Ouvrière: “en 2010 no hubo ningún repunte en las afiliaciones”. Stéphane Sirot, historiador especializado en sindicalismo, piensa que lo mismo vale para todos los sindicatos. “Ni en 2003 ni en 2010 hubo un repunte en las tasas de sindicalización”, asegura.
Perfiles inesperados
Pero, ¿quiénes son los que se incorporan a los sindicatos a principios de 2023? “Jóvenes, temporales, precarios, asalariados/as de empresas muy pequeñas o de menos de 50 personas” , enumera Thomas Vacheron, de la CGT . Con un gran predominio del sector privado y numerosas afiliaciones a empresas que hasta ahora eran desiertos sindicales, asegura. Muchos jóvenes y mujeres, explica la CFDT. Nuevos perfiles, confirma Cyrille Lama de FO: “trabajadoras de hogar, desempleados, jóvenes, asalariadas de pequeñas empresas”. Y también hay más afiliación en el sector privado que en el público “sobre todo de personas que quieren organizar listas para las próximas elecciones al Consejo Económico y Social (CSE) y que antes estaban sin etiqueta”.
Este vínculo con las elecciones en las empresas también lo subraya Thomas Vacheron. “La mitad de los CSE se renovarán a fin de año”, recuerda el miembro de la dirección confederal de la CGT. Una realidad que hace que Cyrille Lama de FO diga sobre la afluencia de afiliados que “la gente entiende la importancia de la presencia sindical”. Sobre todo, como asegura Thomas Vacheron: “en las negociaciones los patrones ceden más fácilmente en el contexto actual de inflación y movilización sobre las pensiones ”.
Una golondrina no hace la primavera
Si la afiliación es numerosa en todos los sindicatos desde principios de año, este incremento en el número de carnés es para poner en perspectiva. No cambiará profundamente el peso del sindicalismo en la relación de fuerzas con los empresarios o el gobierno. En realidad, 100.000 afiliados adicionales representan menos del 5% más de sindicalistas, de los aproximadamente 2,5 millones de afiliados y afiliadas de todas las organizaciones que integran la intersindical. Calculado con el total de los 26,5 millones de personas con empleo asalariado en el país, este aumento solo aumentaría en menos de medio punto la tasa de sindicalización de la población francesa, que fue del 10,3% en 2019 según la Dares .
Del mismo modo, a pesar de la afiliación a empresas que antes no tenían presencia sindical, esto no llenará todos los huecos. Lejos de ello. En 2021, solo el 13,1% de las empresas de más de 10 trabajadores contaban con un delegado o representante sindical en su seno. Y el 38,9% un órgano de representación del personal según la Dares. “El sindicalismo no es lo suficientemente fuerte en el país, hay demasiadas empresas en las que no hay sindicatos y hay demasiadas empresas en las que hay pocas personas afiliadss”, subrayó Sophie Binet, en una entrevista concedida a Blast a finales de mayo. Para ella, una explicación de las dificultades de paralizar por completo “La Francia” el 7 de marzo. Y más durante los días siguientes en la idea de un paro renovable: “Para ser sólido hay que tener una base de sindicalistas, si no eres demasiado frágil frente al patrón”, certifica el número uno de la CGT. Una dificultad que esconde otra. Según el estudio de la Dares citado anteriormente, el 60% de los miembros del sindicato dice que no participa o participa muy poco en las actividades de su sindicato. Para Stéphane Sirot, “es un problema evidente, sobre todo cuando se trata de desplegar un movimiento social y más aún si se trata de anclarlo en la práctica huelguística”.