Ciudadanos cubanos hacen fila para entrar a la embajada de España en La Habana, en enero de 2024. AFP, Yamil Lage.
Los cubanos miran hacia afuera.
Desenterrando al abuelo.
Amaury Valdivia desde La Habana
Brecha, 10-10-2025
Correspondencia de Prensa, 12-10-2025
España abrió la posibilidad de acceder a la ciudadanía y decenas de miles de cubanos se agolparon en su consulado, signo del deseo de huida que está primando en la sociedad ante las dificultades económicas.
En los dos años que lleva recorriendo oficinas en busca de los documentos necesarios para solicitar la ciudadanía española, Tania asegura haberse «llenado de canas». El proceso ha sido una odisea constante. «Yo tenía el pelo negrísimo, sin una cana, y ahora vivo a base de tintes», dijo a Brecha, mientras esperaba a las afueras de un bufete internacional de La Habana para recoger certificaciones de nacimiento legalizadas. Había llegado al amanecer desde un pequeño pueblo de la provincia de Villa Clara, a casi 300 quilómetros de distancia. «Estos viajes de ida y vuelta dejan un gasto tremendo, pero son la única forma de resolver. Si los mismos papeles los solicitara desde mi municipio, ni con tres prórrogas de la “ley de los bisnietos” me alcanzaba para tenerlos a tiempo», ironizó. De tener éxito en sus planes, el próximo viaje de Tania a La Habana será a finales de este mes, para volar a España junto a sus dos hijos y su esposo, quien en 2024 obtuvo la ciudadanía española. Su obsesión es salir de Cuba antes de diciembre, mes en el que su hijo mayor cumplirá 16 años, la edad con la que aquí los varones son inscritos en el registro militar. Un creciente número de madres se opone al servicio militar, pero el Código Penal castiga con severidad los intentos de eludir la movilización. Algunos pagan por exenciones médicas para sus hijos o por cupos en unidades con menos rigor. Otros, como Tania, se esfuerzan por sacar a los muchachos del país antes de que sean inscritos. «Y no es solo el servicio, es la crisis generalizada. Si uno va a los hospitales, no hay médicos ni medicamentos, si va a una escuela, no hay maestros. Entre las conquistas de la revolución que ya no tenemos y los apagones, a nadie debería sorprenderle que la mayoría de la gente quiera irse de Cuba, sobre todo los jóvenes. Ahora mismo hay embajadas en La Habana con más colas que los bancos en día de cobro.»
Una pelea contra la burocracia
En 2022 la Ley de Memoria Democrática (LMD) dio a los nietos de ciudadanos españoles un plazo de dos años para solicitar la ciudadanía de ese país europeo. Al dictar la norma, en Madrid habían supuesto que se produciría un fenómeno similar al provocado en 2007 por la Ley de Memoria Histórica, que había otorgado el derecho de naturalización a los hijos y nietos de los exiliados durante la guerra civil. Solo en Cuba, unas 150 mil personas aprovecharon aquella oportunidad para hacerse con el pasaporte español. Pero la historia de la LMD ha sido radicalmente distinta. Aunque el espíritu de su redacción apuntaba a seguir limitando los beneficios a los nietos de españoles, en la práctica planteaba condicionantes que también podían aprovechar sus bisnietos y tataranietos e, incluso, los hijos adultos de personas que habían obtenido la ciudadanía al amparo de la Ley de Memoria Histórica. Mientras en España la LMD recibe de la prensa el apelativo ley de los nietos, en Cuba y otros países latinoamericanos se la suele referenciar, de manera más adecuada, como ley de los bisnietos.
Un año después de promulgada la LMD, hacia fines de 2023, los consulados ya archivaban 490 mil expedientes. Ante la dificultad para procesarlos, y la previsión de que pudiera presentarse al menos otro medio millón de casos, La Moncloa decidió extender un año el plazo para la admisión de documentos, hasta el 22 de octubre, la fecha contra la que corren miles de cubanos. Casi a la par con Argentina, Cuba lidera el ranking de países con mayor número de solicitudes, a pesar de que la isla tiene una población cinco veces menor que la nación sudamericana. En los últimos tiempos, el gobierno español no ha publicado las estadísticas sobre la LMD desglosadas por consulados, pero en abril el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación reveló haber admitido a trámite 678 mil expedientes, 320 mil de los cuales habían sido aprobados; de estos últimos, 200 mil se habían convertido en ciudadanos a todos los efectos.
Un artículo del bufete madrileño Echeverría Abogados, que se especializa en asuntos de inmigración y extranjería, detallaba a finales de 2023 que el consulado de La Habana había recibido el 38 por ciento de las solicitudes presentadas hasta entonces en todo el mundo, 15 veces más que en Uruguay, por ejemplo, con apenas el triple de población. «Y si no hubiera un caos tan grande en el sistema burocrático de Cuba, seguramente el número sería mucho mayor», piensa Yannier, un joven ingeniero en telecomunicaciones que desde 2024 estudia una maestría en México. Antes, por casi dos años, había destinado la mayor parte de su tiempo libre a hacer colas ante notarías y registros.
«Hace un año que emigré y todavía no he recibido las últimas certificaciones de nacimiento que había pedido. Después de meses completando todos los procesos digitales que han inventado y de que mi mamá imprimiera las certificaciones [desde 2023 el Ministerio de Justicia no imprime los documentos registrales por falta de recursos] y las llevara de vuelta para que las firmaran, ahora plantean que “hay demora en las firmas” y que al menos hasta noviembre no las entregarán.» Yannier se consuela razonando que su fracaso en los trámites para la LMD se compensó, en alguna medida, con el éxito de lograr un posgrado fuera de Cuba. Muchos otros no han tenido tanta suerte, apunta.
Miles de personas que enviaron sus solicitudes de credenciales al consulado español en La Habana llevan meses reclamando por la eliminación de sus nombres del sistema o porque ni siquiera han recibido un correo que les confirme la recepción de sus procesos. En Facebook, dos grupos de cubanos dedicados a esa problemática suman 100 mil miembros, y un reclamo contra la sede consular, promovida por abogados y generadores de contenido emigrados a España, también ha ganado popularidad. «Si uno fuese mal pensado, hasta pudiera imaginar que todo forma parte de un complot de ambos gobiernos: del español, porque le ha tomado miedo a la avalancha de nuevos ciudadanos que le va para arriba, y del cubano, porque se da cuenta de que el país acabará vaciándosele», especula Yannier. Durante el último período de admisiones a universidades latinoamericanas, este joven asesoró a varios amigos que se postulaban a becas. Los que no lo lograron, le aseguraron que no dejarán de intentarlo. «Uno de ellos, que hasta tiene las credenciales para la cita en la embajada española, me lo ratificó: “Yo no espero en Cuba. Si me llega la ciudadanía, que me encuentre del otro lado”.»
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Varios millones menos
Según datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información difundidos en agosto, la población actual de la isla sería de alrededor de 9,75 millones personas, inferior en un cuarto de millón a las algo más de 10 millones que habría habido a comienzos de 2024 y a los 11 millones que se manejaban habitualmente hasta ahora. Otros estudios, por ejemplo, uno difundido en julio por el demógrafo y economista Juan Carlos Albizu-Campos Espiñeira, sostienen que la caída ha sido incluso mucho más pronunciada. Esta investigación, basada en datos oficiales y estadísticas propias, según consignó la agencia Efe, habla de un total de poco más de 8 millones de habitantes en la actualidad. En cuatro años, la población se habría encogido en un 24 por ciento. El último censo oficial data de 2012. Debería haber habido otro en 2022, pero se postergó por razones económicas; se debería llevar a cabo este año.