Gabriel Brito*
Correio da Cidadania, 28-7-2025
Traducción de Correspondencia de Prensa, 7-8-2025
La política dominada por los «pactos por arriba» resultó duramente afectada por los conflictos del mundo real e, inesperadamente, el gobierno de Lula se vio liberado del marasmo al que parecía condenado. La combinación de programas económicos con apoyo popular real en el plano interno y la acción intervencionista de Donald Trump, en su intento de salvar a Bolsonaro, le dieron al gobierno de Lula una oportunidad de oro.
El ex presidente de la Federación Nacional de Trabajadores del Metro y miembro del PSOL, Paulo Pasin, concedió una entrevista a Correio para analizar el nuevo momento que se abre y fue tajante al afirmar que la «contraofensiva» debe continuar. Más que un mero deseo político, se trata de una cuestión objetiva de supervivencia y de construcción de una etapa que saque a la izquierda del atolladero y comience a poner fin al bolsonarismo.
«Es probable que Trump intensifique la escalada contra Brasil. EE.UU. tiene poderosos medios coercitivos, puede absorber los daños comerciales colaterales. Trump puede imponer enormes perjuicios económicos a Brasil y presionar a la burguesía nacional. No hay garantías de que la clase dominante brasileña defienda la soberanía», advierte.
En su opinión, el momento debe ser aprovechado tanto por el gobierno federal, embarcado en pactos cada vez menos productivos con un Congreso dominado por el fisiologismo (expresión que se refiere al intercambio de favores entre el gobierno y los diputados o senadores, ndt), como por los movimientos populares que tratan de volver a poner en el orden del día las demandas de justicia social.
«Faria Lima (principal centro financiero, ubicado en São Paulo, ndt), el ‘centrão’ y los medios de comunicación estaban organizando un amplio frente de derechas. Quieren repetir la experiencia de las elecciones de São Paulo, donde organizaron una alianza muy amplia para derrotar a Boulos. Todo iba bien en la construcción de un nombre consensuado para el «bolsonarismo gourmet», representado por Tarcísio de Freitas (gobernador de São Paulo, militar, con puestos importantes bajo Dilma y Temer, ministro de Bolsonaro, ndt). Los aranceles de Trump perturbaron el medio del terreno. Pero todo depende del resultado de la confrontación con el imperialismo», observó.
En otras palabras, a pesar de los vientos favorables de los últimos días, tenemos que ponernos manos a la obra, porque los trastornos de un mundo capitalista en crisis generalizada van a continuar. En Brasil, el veto al impuesto IOF y, sobre todo, la aprobación del Proyecto de Ley de Devastación 1, que prácticamente elimina la licencia ambiental, son prueba suficiente de que la derecha y los representantes del capital seguirán saboteando cualquier construcción política mínimamente progresista.
«El Frente Povo Sem Medo, el Frente Brasil Popular, Vida Além do Trabalho y muchos otros segmentos del movimiento popular están llevando adelante el plebiscito popular sobre los impuestos a los superricos y el fin de la escala 6×1 (6 días trabajados, 1 de descanso, ndt). Es una experiencia muy agradable dialogar con la población en los transportes públicos, en las plazas, en los centros de enseñanza y en los lugares de trabajo, con temas que permiten profundizar el debate político de clase.»
Según el análisis de Paulo Pasin, el momento sigue siendo peligroso y la incapacidad de la derecha más tradicional para construir una alternativa supuestamente moderada demuestra que las crisis seguirán desarrollándose. Más que luchar contra la agresión de la extrema derecha, es necesario ir más allá de la «democracia permitida» por los mismos actores que nos han conducido a este escenario.
«Como parte integrante de este movimiento de unidad nacional y de movilización popular en defensa de la soberanía, la izquierda debe presentar un proyecto anticapitalista que dé esperanza a la gente», concluyó.
Correio da Cidadania: En su opinión, ¿qué permite vislumbrar para la segunda mitad de su mandato presidencial el reciente giro de los acontecimientos a favor del gobierno de Lula, provocado por una combinación de acontecimientos políticos nacionales e internacionales?
Paulo Pasin: No podemos confundir el momento con la dinámica a medio plazo. Nos enfrentamos a una situación extremadamente grave y compleja. El derrumbe de la gobernabilidad sustentada en la alianza con el «centrão», con la aplastante derrota del IOF en el Congreso, obligó al gobierno a lanzar una contraofensiva para evitar ser «noqueado». Empezó a rivalizar en la sociedad, con el apoyo de amplios sectores de la izquierda y de las redes sociales, en cuestiones populares como gravar a los superricos, eximir del impuesto sobre la renta a los que ganan hasta 5.000 reales y reducirlo para los que ganan hasta 7.000, y acabar con el horario de trabajo 6×1. La izquierda ha «salido de las cuerdas».
Los Frentes Povo Sem Medo y Brasil Popular convocaron a una manifestación el 10 de julio. En la víspera de la manifestación, Brasil sufrió la agresión más grave por parte del imperialismo estadounidense desde que éste respaldó el golpe militar de 1964. El arancel del 50% cambió por completo la situación nacional. El complot público de la familia Bolsonaro con Trump para promover sanciones contra Brasil y contra el Tribunal Supremo le pasó factura y lo desgastó. Sectores importantes del empresariado se han alejado de la extrema derecha, al menos por el momento. Como consecuencia, se produjo una relativa mejora en el equilibrio de poder político, que puede o no ser temporal, dependiendo de la evolución del conflicto en curso.
Es probable que Trump intensifique su escalada contra Brasil. EE.UU. dispone de poderosos medios de coerción y puede absorber los daños comerciales colaterales. Trump puede imponer enormes daños económicos a Brasil y presionar a la burguesía nacional. No hay garantías de que la clase dominante brasileña defienda la soberanía. Históricamente, nuestras élites nunca han sido muy partidarias de defender su patria frente al imperialismo. El Congreso, dominado por el centrão y bajo la influencia de la extrema derecha, que aprobó el Proyecto de Ley de Devastación en plena noche, tampoco es de fiar en el enfrentamiento con EEUU.
Además, cualquier impacto económico negativo podría generar con el tiempo un descontento social interno. El mayor peligro, por lo tanto, para el gobierno y la izquierda, es el de minimizar la gravedad de la situación y no prepararse adecuadamente para la «guerra» desatada.
Correio da Cidadania: En medio de esto, especialmente el intento de Trump de imponer sanciones políticas a Brasil, el caso contra Bolsonaro avanzó hacia una medida cautelar que prácticamente equivale a un arresto domiciliario. ¿Es posible vislumbrar el principio del fin de esta fuerza política de extrema derecha?
Paulo Pasin: La adopción de medidas cautelares, como la tobillera electrónica y el arresto domiciliario nocturno, indican que la detención del líder fascista es inminente. Sin embargo, parece precipitado afirmar que se trata del principio del fin de esta fuerza de extrema derecha. Pueden surgir otros «Bolsonaros», aunque no formen parte del clan. Basta recordar a Pablo Marçal (hizo campaña por Lula, defiende a Bolsonaro…, influencer, candidato a diputado por SP, invalidado por irregularidades, ndt) en las elecciones de São Paulo y el crecimiento de Nikolas Ferreira (partido Liberal, evangelista, diputado por Minas Gerais) en las redes sociales.
El fenómeno del fortalecimiento de la extrema derecha, del fascismo, es mundial. Es el resultado de una crisis múltiple y profunda del sistema capitalista. Y su núcleo dirigente gobierna la mayor potencia del mundo. Está en declive, pero sigue siendo muy poderosa. La extrema derecha y el fascismo, por desgracia, están aquí para quedarse. Sólo con un cambio en la correlación global de fuerzas podremos hablar del principio de su fin.
Correio da Cidadania: Jair Bolsonaro ya ha incumplido su medida cautelar y Eduardo (Bolsonaro) está intensificando sus amenazas, incluso contra agentes de la policía federal. ¿Qué significa este todo o nada? ¿Los Bolsonaro están tratando de amarrar a la derecha a su propia suerte?
Paulo Pasin: El «clan Bolsonaro» trata por todos los medios de mantener su relevancia política y estar en condiciones de «negociar» su papel en las elecciones de 2026.
Correio da Cidadania: En el Congreso, la derecha parece vacilar entre la defensa de la soberanía, la asimilación de ciertas reivindicaciones populares, como la reforma del impuesto sobre la renta, y la defensa de su poder, exacerbado por las enmiendas de los últimos años. En cuanto a las alternativas, nada parece aportarle credibilidad como liderazgo nacional fiable y supuestamente moderado. ¿Existe un vacío en este campo político tras el declive del PSDB y del PMDB? ¿Cómo considera usted este asunto?
Paulo Pasin: El espacio para la llamada tercera vía de la derecha liberal es muy reducido. El gobernador de Rio Grande do Sul (Eduardo Leite, PSDB) se unió al partido de Kassab (PSD) soñando con la posibilidad de crecer con su discurso del «fin de la polarización». Es poco probable que lo consiga.
«Faria Lima (principal centro financiero, ubicado en São Paulo, ndt), el ‘centrão’ y los medios de comunicación estaban organizando un amplio frente de derechas. Quieren repetir la experiencia de las elecciones de São Paulo, donde organizaron una alianza muy amplia para derrotar a Boulos. Todo iba bien en la construcción de un nombre consensuado para el «bolsonarismo gourmet», representado por Tarcísio de Freitas (gobernador de São Paulo, militar, con puestos importantes bajo Dilma y Temer, ministro de Bolsonaro, ndt). Los aranceles de Trump perturbaron el centro del terreno. Pero todo depende del resultado de la confrontación con el imperialismo»,
Correio da Cidadania: La izquierda reaccionó con una manifestación callejera que tuvo un eco razonable el 10 de julio. ¿Cómo cree que debe actuar en este contexto?
Paulo Pasin: Tenemos que continuar la contraofensiva en las calles y en las redes. Existe una polémica en el seno del gobierno de Lula. Por el momento, el gobierno ha decidido abandonar la política de «jugar parado» (expresión futbolística: no correr, sino esperar y realizar jugadas decisivas, ndt) y darles prioridad a los acuerdos con el Centrão en el Congreso.
«El Frente Povo Sem Medo, el Frente Brasil Popular, Vida Além do Trabalho y muchos otros segmentos del movimiento popular están llevando adelante el plebiscito popular sobre los impuestos a los superricos y el fin de la escala 6×1 (6 días trabajados, 1 de descanso, ndt). Es una experiencia muy agradable dialogar con la población en los transportes públicos, en las plazas, en los centros de enseñanza y en los lugares de trabajo, con temas que permiten profundizar el debate político de clase.»
Los trabajadores del metro, junto con nuestros compañeros del SABESP (empresa de saneamiento en São Paulo, ndt) y los ferroviarios, organizamos este año un plebiscito sobre las privatizaciones del gobierno de Tarcísio de Freitas. Fue una forma eficaz de sensibilizar a la opinión pública.
Además de esta pauta unificada y general, debemos destacar las acciones llevadas a cabo por el MST durante la Semana Campesina. Bajo el lema «para que Brasil se alimente, reforma agraria popular», con 26 acciones nacionales, los sin tierra se movilizaron para exigir políticas públicas de asentamientos, producción de alimentos y educación en el campo.
Correio da Cidadania: ¿Debería combinarse el apoyo al gobierno con un programa concreto para la población, especialmente para aquellos que trabajan muchas horas y no se sienten totalmente recompensados en su vida material? ¿Cómo salir del dilema en el que todo parece limitarse a la «defensa de la democracia», completamente dominada por la oligarquía y las grandes empresas?
Paulo Pasin: Es un debate complejo y estratégico. Parece que el agujero es «más profundo». Necesitamos identificar la contradicción principal en este periodo histórico de la humanidad para responder a esta pregunta. No se trata simplemente de un debate teórico, sino de una definición con profundas implicaciones prácticas.
Estamos ante una ofensiva del imperialismo y del fascismo a escala mundial. Que eligió Brasil, entre otras razones, porque es uno de los eslabones más débiles de los BRICS y está en América Latina. Trump representa, de una manera brutal, la fusión del imperialismo y el fascismo. En este momento crucial para el país y el mundo, urge un frente antiimperialista y antifascista.
Como parte integrante de este movimiento de unidad nacional y de movilización popular en defensa de la soberanía, la izquierda debe presentar un proyecto anticapitalista que le dé esperanza al pueblo.
*Gabriel Brito es periodista, reportero del sitio web Outra Saúde y redactor de Correio da Cidadania.
Nota