Fotos: Lina Etchesuri y Juan Valeiro de lavaca.org, obtenidas en la marcha del miércoles 9-004, de apoyo del sindicalismo al reclamo de jubilados.
Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
La Vaca, 10-4-2025
Correspondencia de Prensa, 12-4-2025
“Fue la medida de fuerza más grande contra el gobierno de Milei y la de mayor adhesión”. Así lo describe Rodolfo Aguiar, secretario general de ATE Nacional, a lavaca. La CGT y las dos CTA protagonizaron este jueves un paro que dejó calles, vías, subtes y aeropuertos semi vacíos, con la UTA como el gremio que se “cortó solo” e hizo andar a los colectivos. Qué piensan sindicalistas y los trabajadores de la situación laboral en la era Milei. Los despidos, la balanza a favor del empleador, y las paritarias fantasma. Los salarios por el piso. La inflación silenciada. La lección de los jubilados. Y el paro como forma de moverse: “Hay que aprovechar el envión”.
Después de movilizarse el miércoles junto a las y los jubilados, la CGT realizó su tercer paro general en lo que va de la era Milei, con la adhesión de las dos CTA y otros gremios. “Fue la medida de fuerza más grande contra el gobierno de Milei y la de mayor adhesión” asegura a lavaca Rodolfo Aguiar, secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) Nacional. “A partir de ahora se terminó: no hay lugar para más ajuste dentro del Estado, esta medida de fuerza tiene que apagar la motosierra”.
¿Diferencias con los paros anteriores? “Hace un año la gente no se animaba a hablar o muchos estaban en contra de la medida. Ahora hubo un consenso muy amplio y no solo en la Capital Federal sino en todo el país, que demuestra un creciente y silencioso rechazo al autoritarismo de este gobierno”.
La Confederación General del Trabajo sintetizó en un comunicado las razones del paro: “El ajuste cayó sobre trabajadores y jubilados, mientras el sector financiero multiplicó obscenamente sus ganancias”.
Se refieren a esto:
-Hubo más de 40 mil despidos en el sector público desde que asumió Milei.
-Más de 119 mil fuentes de trabajo perdidas en el sector privado. El menor poder de compra por la caída de los salarios.
-La eliminación de la multa a las empresas que no registren a sus trabajadores.
-La no homologación de paritarias.
-La apertura de importaciones.
-La precarización laboral que profundizó la Ley Bases con la figura de “colaboradores”.
-La restitución del impuesto a las ganancias a más de 800 mil trabajadores.
-La ampliación del periodo de prueba en un empleo.
-El reemplazo de la indemnización por el Fondo de Cese Laboral que allana el terreno para los despidos.
Desde la lavaca hablamos con ocho gremios –secretarios generales y obreros de base– para entender el por qué, el para qué y lo que sigue tras esta huelga general.
No comer vidrio
Roberto Merlino es el secretario adjunto del Sindicato de Empleados de la Industria del Vidrio y afines de la República Argentina (SEIVARA). Dice que el paro se dio “por una cuestión lógica, en defensa de los derechos de los trabajadores, que cada día se deterioran más”.
Las contradicciones: “Este presidente dijo que se cortaría la mano si subía el impuesto a las ganancias y todos vimos lo que pasó. Ahora ponen topes a las paritarias, con una inflación oficial del 2.5%, pero cualquiera que va al supermercado sabe que los precios se duplicaron. No le deseamos mal a nadie, pero exigimos un cambio de rumbo”.
¿Qué está pasando en el sector? “Somos un rubro transversal que abarca desde ópticas para autos hasta botellas y vidrio plano para construcción. En la industria automotriz, la venta de autos cayó en picada. ¿Quién puede pagar 40 millones de pesos por un coche? Prometieron créditos y no hay. Los bancos son los únicos que se enriquecen. En cuanto a la fabricación de botellas, el consumo de gaseosas y cervezas de primera marca se desplomó”.
En la construcción es evidente la paralización de la obra pública: “Hay un 30% menos de obras. ¿Cuántos edificios nuevos se ven? Eso afecta directamente a las ventanas, puertas y otros productos con vidrio. Muchas pymes están al borde del cierre”.
¿Qué debe hacer la CGT ahora? “Mantener la unidad y exigir que el gobierno escuche y que tome decisiones que reactiven la industria nacional. No podemos depender solo de las importaciones, debe haber paritarias libres y salarios que cubran la inflación real. Hay que frenar el ajuste en las obras sociales y en la salud en general. Las prepagas son inaccesibles y los hospitales están colapsados”.
Un sector de la sociedad critica la pasividad de la CGT hasta ahora. La mirada de Merlino:.“La CGT es cauta, pero si el gobierno sigue ignorándonos nos verán en la calle cada vez más. No venimos por política: venimos porque la gente no aguanta más. Lo que hace el gobierno no es liberalismo, es ahogar al pueblo. Que cumpla lo que prometió: bajar impuestos, sentarse a negociar y reconstruir un país productivo. No queremos sacarlo: queremos que gobierne para todos”.
Dejar de mirarse el ombligo
Dora tiene 46 años, dos hijas jóvenes “que no encuentran laburo por ningún lado”, y es de Claypole, zona sur del Gran Buenos Aires. También es pastelera y fue a la marcha de los jubilados con sus compañeros de sindicato.
“Paramos por la defensa de la libertad real, no la que les vendieron a algunos que creyeron en este gobierno –dice, seria y enojada–. La libertad es la de los derechos de los trabajadores y de los abuelos que han construido este país y hoy están siendo más castigados que nunca”.
Con ese concepto, y desde una perspectiva pastelera, ¿cómo evalúa la cocción del paro? “Los momentos tienen que ser exactos y los paros se tienen que dar cuando tienen que ser. Hasta ahora la CGT no tuvo… no sé si llamarlo ‘la necesidad’, pero no precisaba hacer un paro para demostrar el descontento. Pero todo llega a un límite. Hay un tiempo de espera. Hoy es cuando teníamos que hacerlo. Se juntaron muchas situaciones, entre ellas el maltrato a los mayores, que también son trabajadores que aportaron toda una vida para estar medianamente tranquilos y disfrutar de su vejez. Vimos el destrato. Hoy es cuando”.
¿Y después? Dora piensa: “Hay que ver la reacción del gobierno, que no creo que sea positiva. Queremos que esto haga mella. Debería hacerlo, porque es la voz del pueblo trabajador la que habla”.
Su opinión sobre la decisión de la Unión de Tranviarios de la Argentina (UTA) –conducida por Roberto Fernández–, de mantener el servicio de colectivos por estar en medio de una conciliación obligatoria dictada por la Secretaría de Trabajo: “Que hagan un mea culpa. Que lo charlen hacia adentro a ver si realmente les valió la pena no adherirse. El movimiento obrero organizado funciona en unión. Si cada uno mira su ombligo, estamos en el camino equivocado”.
Sanar las heridas
Raúl Molina tiene 51 años, desde hace 20 pertenece a la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina y desde hace dos milita en el espacio de Diversidad. “Paramos porque no podemos permitir que nos quiten un derecho más. La unión hace la fuerza y estamos cansados de este gobierno. Vinieron para arrebatarnos todo. Este paro se demoró, pero nunca es tarde para reclamar”.
¿Qué sigue a partir de hoy? “La CGT debe mantenerse firme, no se puede permitir ni un recorte más. Y las bases debemos estar concientizando a los compañeros y compañeras en cada lugar de trabajo. Hay que fortalecer la conciencia sindical para frenar este avasallamiento. Al país lo sacamos adelante entre todos o no lo saca nadie”.
Raúl trabaja en una clínica privada porteña y sintetiza lo que ve cotidianamente. “En mi gremio es pura precarización, despidos, sueldos congelados y sobreexplotación laboral”.

Rotos y descosidos
Angie (35) y Eli (38) marcharon el miércoles con los jubilados sosteniendo la bandera del Sindicato Obrero de la Industria del Vestido y Afines (SOIVA). Angie piensa el paro sin vueltas: “El gobierno está rompiendo todo, y ya está: tenemos que despertarnos”. No hay ni que preguntarle por la costura del paro: “Se demoró mucho. Están muy tibios los muchachos. La CGT tiene que hacer un plan de lucha al que nos unamos como argentinos. Todos”.
¿Cómo seguimos después? Una compañera, de fondo, sugiere: “¡No va a pasar nada!”. Eli ve más el largo plazo: “Tenemos que seguir sumando gremios porque los jubilados hoy somos todos. Y venir cada miércoles, porque esto es por el bien de todos nosotros. Milei no puede seguir pisoteando al trabajo ni al trabajador”.
Si el plan de lucha fuera una olla que cocinamos, ¿qué ingredientes faltan? Inés, 60 años, se suma a la charla: “Conciencia y memoria. Mucha memoria, porque es lo que el pueblo perdió. Cada trabajador hoy tiene un derecho porque hubo un tiempo atrás donde muchos lucharon para que eso sea así. Hay que seguir firmes, reclamar todos los días si es necesario”. Sergio, 45 años, también aporta sus ingredientes: “Identidad, como argentinos para no perder lo importante que tenemos. Somos un país único en legislación laboral. Eso costó sangre: sin el apoyo del pueblo, y sin lucha, no vamos a tener nada”.
Sergio describe como complicada la situación del sector: “Vienen muchos productos de afuera por las exportaciones. Eso jode a las empresas y facilita el despido: en el último tiempo hubo casi 20.000. Es fácil hoy achicar el personal y muy difícil conseguir la mano de obra: somos uno de los países que mejor cose en Sudamérica, pero todos migran porque hay poco trabajo y no se valoriza la costura del trabajador argentino. Mucho trabajo en negro y una migración a talleres clandestinos sin ninguna seguridad”.
¿Algún comentario de la decisión de la UTA? “Son unos traidores. Se ve que piensan que van a salvarse solos”.
Vías de conflicto
Emanuel tiene 37 años, una hijita, y trabaja en la línea de ferrocarril Roca. Marchó con sus compañeros de la Unión Ferroviaria en apoyo a los jubilados: “Es importante demostrarle al gobierno que los gremios apoyamos a los jubilados. Que vean que estamos hermanados. Y que sus políticas sólo llevan hambre y desidia. No vamos a permitir esa vulneración. Ellos quieren privatizar la línea, achicar el personal: si bien no hubo despidos, están preparándose. Quieren que seamos una sociedad anónima. No piensan el tren como una función social, sino como un negocio para darles a sus amigos”.
Sobre el paro: ¿demora o estrategia? “La CGT fue midiendo el clima, y está bien –evalúa Emanuel–. El gobierno está débil y era el momento de golpear. ¿Para qué? Para derrotarlo. Somos enemigos de este gobierno. Este tipo (por Milei) no le hace bien al país, tiene una cabeza anglosajona y sólo piensa en cuestiones internacionales, pero nosotros somos nacionalistas, laburantes y peronistas”.
Desde ese tríptico piensa cómo hacia adelante: “Este fue un paro político. Los trabajadores organizados, dentro de su gremio y de sus centrales, tenemos que discutir política. Hay que seguir en esa vía. El proyecto tiene que ser de producción y de trabajo, y para eso lo tienen que hacer sus trabajadores”.
La Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) ratificó su adhesión al paro, pero la UTA siguió con el motor prendido. Emanuel sonríe: “Me vas a decir que me pongo el casete, pero no me meto en la orga de otros compañeros. No vamos a pegarle a un gremio hermano, porque seguramente esa discusión la tendrán que dar en su interior. Sus dirigentes van a tener que dar explicaciones a sus afiliados”.
Sin embargo, piensa: “Creo que si hubieran podido parar, los compañeros paraban todos”.
“No se aguanta más”
Sonia tiene 73 años e integra el Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas de la Ciudad Autónoma y la provincia de Buenos Aires (SIVENDIA), más conocidos desde su fundación como Canillitas. ¿Por qué el paro? “Porque sabemos lo que estamos viviendo. Realmente, lo que está pasando es inconcebible. No se aguanta más. Todo lo que tenés que comprar es carísimo. Este es el país de la carne, y sin embargo, es lo que menos podemos comer”.
Después del paro, ¿cuál debería ser el camino del sindicalismo y en particular de la CGT? “Seguir luchando. Tenemos que venir los miércoles al Congreso o a la Plaza de Mayo cuando sea necesario. Para mí, esto explota en algún momento, no va a seguir así. Algo tiene que pasar y para eso seguiremos este camino de reclamos”.
La cosa pública
Rodolfo Aguiar es el Secretario General de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) Nacional. Desde la asunción de Javier Milei fueron despedidas del sector público más de 40 mil personas.
Cuenta una particularidad: “El gobierno nos convocó a la paritaria el miércoles a la madrugada, como si esa estrategia les hubiera servido para boicotear el paro. Tuvieron todo el mes de marzo para retomar las negociaciones salariales y lo hicieron justo en la antesala de la huelga. ¡Nos llamaron a la una de la madrugada! Nosotros lo queremos decir con total claridad: no aceptamos más las paritarias fantasmas de este gobierno. Queremos que nos devuelvan los salarios que nos robaron en el sector público”.
¿Paro a tiempo o tardío? “Soy de los que creen en todos los paros. Agustín Tosco decía: ‘La felicidad del pueblo y de los trabajadores no va a llegar como fruto de la mejor medida de fuerza que seamos capaces de hacer, o del paro más grande, sino como el resultado de la sumatoria de acciones que hagamos’. Hace un año y cuatro meses que estamos en ese camino y tenemos mucho que ver con este presente con Milei que va por el tobogán y se va a estrellar”.
Lo que cuesta parar
Matías tiene 43 años, tres hijos, y también el pecho inflado, porque reivindica y subraya que la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) es uno de los gremios que más está acompañando a los jubilados todos los miércoles. “Hay que acompañar a nuestros viejos porque son el fiel reflejo de la lucha –dice este trabajador de una siderúrgica en la seccional de Zárate-Campana, al norte de la provincia de Buenos Aires–. Aun cuando dejaron de ser trabajadores activos siguen luchando. Debemos estar detrás de esa lucha, no puede ser que no tengan plata ni para comprar sus remedios”.
También, aclara, los metalúrgicos tienen una propia lucha interna, y por eso pararon: “La paritaria no se resuelve hace casi ocho meses. Nuestros salarios son realmente indignos, que van desde los $450.000 hasta las categorías más altas que superan apenas el millón y medio con 30 años de trabajo. No son salarios acordes a la riqueza que generamos y hoy tenemos compañeros debajo de la línea de pobreza”.
Describe a la situación como “indignante”, y repite: “De paritarias trimestrales pasamos a un gobierno que quiere darnos lo que se les antoja: nos proponen 1 por ciento mensual, cuando el IPC da 3 por ciento, pero sabiendo que eso es incomprobable. Bueno, en verdad sí es comprobable, porque vemos los precios en las góndolas, cargamos nafta, y sabemos que no es así. Estamos muy lejos de la realidad y los empresarios no están repartiendo nada”.
Lo que pierde el que trabaja: “Es cierto que necesitábamos que el paro se generara antes, pero también entendemos que dentro de las empresas, y te hablo por la UOM, los compañeros están muy dañados. Los representantes gremiales no queremos que los trabajadores no estén en condiciones de acompañar las luchas. Les cuesta mucho porque, insisto, no llegan a fin de mes, y cada paro genera una pérdida de salario: depende de cada empresa, pero nosotros en Zárate tenemos pérdidas de hasta 100.000 pesos por día”.
Números de cada día: “En nuestra zona un alquiler es de 450.000 pesos. La familia que alquila, tiene hijos, va al supermercado y carga nafta, ¿cómo hace entonces para vivir? Intentamos solucionar el tema dentro de las mesas del Ministerio de Trabajo, pero llega un momento que no se puede resistir más. Y todos están en la misma situación”.
¿Qué viene luego del paro?: “La lucha debe continuar en las calles. Contagiarnos de los abuelos y los jubilados que son los que tendrían que estar disfrutando de su tiempo fruto de lo que trabajaron. Hay que aprovechar el envión para que los compañeros se den cuenta: muchos votaron a este gobierno, otros siguen bancando, y la huelga también es por ellos, a pesar de que lo advertimos. Los niveles de salario que tenemos van a hacer que nos terminemos uniendo todos para mejorar esta condición”.