Ismael Contreras Plata*
Correspondencia de Prensa, 23-2-2025
«Están en dos reuniones a la vez.
Diariamente debemos llegar a tiempo a una veintena de reuniones.
Forzosamente debemos desdoblarnos.
Hasta la cintura aquí y el resto allí».
Desasosegado no te duermes.
Los constantemente reunidos (1922).
Vladímir Mayakovski
El pasado 4 de febrero Claudia Sheinbaum, con bombos y platillos, en conferencia de prensa, dio a conocer el nuevo Sistema Bachillerato Nacional de, que elimina el examen de admisión en este nivel educativo. Examen que aplicaba la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior (Comipems), en la zona metropolitana del valle de México; por lo que a partir de este ciclo escolar a los estudiantes, ya no se les asignará el plantel en donde inscribirse a partir de los resultados del examen. Además, mencionó que el registro y las inscripciones se realizarán en línea a través de una gran plataforma electrónica.
Por su parte, Mario Delgado responsable de la Secretaría de Educación Pública, mencionó, que: “a partir de ese día se elimina el Comipems y que todos los jóvenes tendrán oportunidad de elegir diez escuelas de su preferencia y, por lo tanto, tendrán su lugar asegurado.” A estos cambios los llamó: Bachillerato Nacional para Todas y Todos ¡Mi derecho, mi lugar! Para ello, la SEP habló con todas las instituciones que imparten educación media superior en dicha zona, para que acepten dicha modalidad.
Nuevamente, se vuelve a presentar una reforma más al subsistema de Educación Media Superior como una gran transformación que traerá grandes logros educativos, ya que ningún estudiante será rechazado y ahora si se superará el gran rezago en que se encuentra el bachillerato a nivel nacional.
Claudia Sheinbaum mencionó que: “El día de hoy pasamos de rechazo a la inclusión, del abandono a la dignificación de las y los jóvenes y del privilegio al derecho a la educación”, pues a partir de este ciclo escolar los estudiantes ya no tendrán que realizar examen para ser admitidos en un institución de educación media superior. La demagogia de la presidenta y su equipo la podemos ver de manera clara con el comentario que hizo cuando dijo: “La educación es un derecho y por ello todas y todos tendrán un lugar, un lugar bueno y en una buena escuela”. (Información más detallada en los medios informativos del 5 de febrero).
En primer lugar, aclararemos que desde 1996, año en que se estableció la Comipens, los estudiantes tienen un lugar en alguna de las instalaciones de bachillerato de la zona; solo que dicho organismo, con el argumento de los resultados del examen, determinaba el lugar a donde se tenía que inscribir el aspirante. Desde un principio la Comipens fue muy criticada debido al sinnúmero de aberraciones que cometió en la designación de escuelas. Había muchos casos en que el lugar designado a los jóvenes les quedaba a más de dos horas de sus hogares.
Por otro lado, la declaración de Claudia Sheinbaum de decir que “todos los estudiantes tendrán un lugar bueno y en una buena escuela”, es considerar como retrasados mentales a los estudiantes y a sus padres; pues éstos saben que eso no es cierto. Por ello, la inmensa mayoría de estudiantes tratan de ingresar al bachillerato de la UNAM, porque saben que estas instituciones son de mejor calidad que las ofrecidas por la SEP.
Cabe señalar que la presidenta siguiendo las enseñanzas de su gran gurú, AMLO, asume la misma narrativa demagógica pues en su discurso mencionó que nadie será excluido del bachillerato. Otra falsedad ya que ni la UNAM ni el IPN aceptaron dicho sistema de admisión; estas instituciones seguirán aplicando el examen de selección de ingreso a sus estudiantes. Quienes siguen los mecanismos de ingreso al bachillerato saben que la UNAM y el Politécnico son instituciones muy elitistas. De los 285 mil estudiantes que hicieron su examen de ingreso en el ciclo que está por terminar, más de 170 mil colocaron a las preparatorias y los CCHs de la UNAM como primera opción; sin embargo, sólo fueron admitidos 31 mil, o sea fue rechazado el 82 por ciento de los aspirantes. Obviamente la UNAM y el IPN, se han convertido en instituciones muy selectas, pues los estudiantes que tienen mayores recursos, más capital sociocultural son quienes acceden a ellas; mientras que la mayoría de estudiantes que son hijos de trabajadores, de subempleados, con empleos precarios o campesinos, no tiene cabida en dichas instituciones.
Los estudiantes aspiran a tener un lugar en la UNAM o el Politécnico debido a que claramente ven que tienen un enorme presupuesto, con el que las instalaciones están mucho mejor equipadas. Los edificios escolares de la UNAM cuentan con laboratorios de calidad, bibliotecas, hemerotecas, salones de cómputo, laboratorio de idiomas, canchas deportivas e incluso albercas, clases de música etc. Mientras que las instalaciones de las otras preparatorias carecen de todo eso. En el aspecto pedagógico, la UNAM cuenta con abundancia de recursos para desarrollar actividades académicas, además tiene convenios con instituciones de investigación de alto nivel que impactan en el desarrollo de los estudiantes y, lo más trascendente es que tiene el pase garantizado al nivel superior de la licenciatura.
Además de lo anterior, podemos decir, sin temor a equivocarnos, que gobiernos van y gobiernos vienen y todos ellos hablan de la transformación educativa. Nos dicen: ¡ahora sí, con esta reforma se estarán formando estudiantes críticos! Sin embargo, las reformas están al servicio del gran capital, a pesar de que nos sean presentadas como la gran panacea y nos las envuelvan en atractivas portadas de programas aparentemente progresistas y con pedagogías supuestamente novedosas y aderezadas con tintes constructivistas.
Varios son los aspectos que el gobierno actual no está dispuesto a modificar, porque así lo dicta el gran capital, con el que no se quieren confrontar; aspectos sin los cuales no se podrán alcanzar los objetivos propuestos en la Nueva Escuela Mexicana (NEM).
El primero es la matrícula por grupo. En efecto, todo mundo sabe que los salones están saturados con más de 50 estudiantes. Por cierto, de manera irónica, los profesores dicen que al entrar al grupo, inmediatamente se percibe el tufo hormonal de los estudiantes, producido por lo reducido del espacio.
Segundo, desde el aspecto pedagógico, es obvio que es prácticamente imposible trabajar con grupos con matrícula numerosa, pues no se puede aplicar las dinámicas del aprendizaje y evaluación de las pedagogías del constructivismo, como el proyecto, ensayo, rúbrica, lista de cotejo, etc. O sea, el docente o revisa estos instrumentos o da su clase. Pedagogías que además postulan como postulados centrales la atención individualizada. En estricto sentido, en una clase de una hora, los docentes dan un minuto de atención a cada uno de los estudiantes. Humanamente no es posible revisar los trabajos elaborados por éstos. Cuando se trata de corregir los errores que los discípulos cometen en sus escritos, los docentes tardan horas y horas en la revisión de un solo grupo. Imaginemos lo que se tarda un profesor de asignatura encargado de impartir su clase en cinco o seis grupos, en revisar trabajos de 300 o 400 estudiantes. No hay profesor, por muy capacitado y experimentado que sea, que pueda hacer una revisión minuciosa de los trabajos de esta cantidad de estudiantes, por lo que termina haciendo una revisión superficial de las tareas o actividades realizadas por los estudiantes.
Como vemos, las autoridades educativas ni por equivocación mencionan que es necesario reducir la matrícula a los estándares internacionales de los países de la OCDE, a la cual pertenece México, pues implicaría una mayor inversión en la educación la cual no están dispuestas a realizar. Si bajo presión se refieren al caso, argumentan que no alcanza el presupuesto para ello. En efecto, como a los gobiernos no les interesa la educación, no invierten en ella, pero si otorgan una millonada de pesos en el presupuesto militar.
En el aspecto laboral, parafraseando a Jaime Sabines: “Yo no lo sé de cierto, pero lo supongo”, que de manera premeditada y perversa, desde hace décadas, los gobernantes de todos los partidos, están empeñados en destruir la profesión docente. No se puede entender de otro modo, ya que, a los profesores les asignan de tres a cuatro horas laborales por semana, al que corre con suerte se le otorgan diez o doce horas. Esto ocasiona que se tenga que dedicar a labores ajenas a la función docente. La inmensa mayoría de docentes de recién ingreso laboran en más de dos escuelas, por lo que, podemos definirlos con el término de profesores nómadas, puesto que pasa el día trasladándose de una escuela en otra sin echar raíces en ninguna. Éste tiene que responder a las exigencias de las diferentes autoridades de las que depende.
El profesor nómada, además, debe cumplir con proyectos escolares, con colegas y contextos diferentes, pues cada una de las instituciones son distintas. En un momento se encuentra en una escuela aquí y en otro en una escuela allá; lo que nos recuerda la poesía: “Constantemente reunidos” de Vladimir Mayakovski, cuyo fragmento colocamos como epígrafe.
Por si fuera poco, a los docentes no se les contrata de forma definitiva, a pesar de que se desempeñen de manera excelente. Esto parecería un hecho insignificante, pero es trascendente, pues para la realización de los proyectos que establece la NEM, el profesor debe permanecer varias horas en la escuela, lo que le es prácticamente imposible. Desde hace años en bachillerato desaparecieron los nombramientos de tiempo completo de 25 a 35 horas. Esto hace que la labor docente no se realice de manera profesional y sea considerada como una labor secundaria y se realice solo para obtener unos cuantos ingresos extras.
Cabe señalar que la reforma de la NEM tiene como objetivo central romper con el aislamiento de la asignatura y desarrollar una visión transdisciplinaria para que el estudiante adquiera una conceptualización integral y comprenda las interacciones existentes entre los fenómenos de la realidad; que comprenda que el fenómeno puede ser estudiado desde diferentes disciplinas científicas e interpretado desde las diversas visiones teóricas. Sin embargo, lo anterior choca con la programación del Nuevo Modelo Educativo, pues las asignaturas han sido parcializadas a tal grado que raya en lo irracional. Por ejemplo, el estudio de la sociedad lo han fraccionado en Humanidades, Ciencias Sociales y Laboratorio de Investigación y con dos o tres horas de clase a la semana en cada una de ellas. En lugar de integrar a las materias por áreas de trabajo, para que el estudiante vea los fenómenos de manera transdisciplinaria y en toda su complejidad. Esta forma de enseñanza-aprendizaje está dando la pauta para desmantelar el sistema educativo, pues con las horas asignadas a las materias, los profesores apenas tienen tiempo para pasar lista y dar algunas indicaciones cuando ya se acabó el lapso designado para la clase.
Por todo lo anterior podemos afirmar que: superar el rezago educativo en el nivel medio superior, así como, la reducción de la matricula por grupo, el mejoramiento de las instalaciones educativas y la conquista de mejores condiciones laborales son luchas que los profesores, estudiantes y padres de familia tenemos que dar para arrancarle al gobierno los recursos para resolver los problemas educativos y laborales.
Finalmente, Cómo vemos la suspensión del examen para ingreso es una reforma cosmética que no va al fondo del problema educativo, sobre todo en la asignación de mayor presupuesto y mayores salarios a los profesores.
*Ismael Contreras, profesor 47 años de profesor. 32 años de profesor de bachillerato en el Estado de México, Méx. Militante de la Liga de Unidad Socialista, Miembro de Moresi (Corriente Sindical Democrática) del Sindicato de Maestros al Servicio del Estado de México ( SMSEM)