Foto: © Maxppp – Delphine Goldsztejn
Hélène Bertrand*
Émancipation, 23-7-2024
Traducción de Correspondencia de Prensa, 24-7-2024
A medida que se acercan los Juegos Olímpicos, más se centran los medios de comunicación en el deporte y la competición. Los dirigentes políticos de la burguesía están plenamente implicados. Les resulta tanto más fácil cuanto que las actividades deportivas son parte integrante de la economía capitalista, de la que la competición es una fuerza motriz. La revista dedicará varios artículos a esta cuestión. Nos limitaremos a recordar algunos elementos fundamentales relativos a la relación entre deporte y capitalismo que han marcado el pensamiento de los militantes, pensamiento que, en realidad, no es nuevo. Evidentemente, el objetivo de recordarlo no es cerrar el debate, sino abrirlo.
¿Qué es un deporte?
El deporte se presenta como apolítico de forma casi unánime en todo el espectro político, pero debemos preguntarnos y definir con precisión: ¿qué es el deporte? No toda actividad física es «deporte». La danza, por ejemplo, es una actividad emocional, forma parte de las «artes escénicas».
En las sociedades antiguas y feudales, encontramos la mayoría de los ejercicios físicos y juegos: soule (juego de pelota), esgrima, equitación, natación, lucha, juegos de habilidad, torneos, etc. Pero contrariamente al deseo de Pierre de Coubertin de situar los Juegos Olímpicos en una filiación histórica con los Juegos Olímpicos antiguos, existe, en realidad, una diferencia fundamental de significado entre el deporte helénico y el deporte moderno.
La práctica del deporte griego es parte integrante de la mitología de dioses, semidioses y héroes, en el contexto de la civilización de las ciudades griegas, su expansión, rivalidades y guerras en los siglos VI-IV AC. El objetivo no era lograr un récord medido y cronometrado, sino triunfar sobre uno o varios competidores directos. Esta ausencia de medición y rendimiento expresa la diferencia de naturaleza con el deporte de competición actual. «Es el récord, entre otras cosas, lo que constituye el deporte moderno». [1] Esto corresponde a «una diferencia radical entre sus respectivos fundamentos sociales. El deporte antiguo se basaba en relaciones sociales de producción esclavistas o asiáticas, mientras que el deporte moderno se basa en relaciones sociales capitalistas».
Contrariamente al mito propagado por Pierre de Coubertin, la invención del deporte moderno en la Inglaterra de la Revolución Industrial introdujo una ruptura fundamental.
El deporte moderno es una actividad física competitiva (por ejemplo, el patinaje sobre hielo puede ser una simple actividad física o convertirse en un deporte si forma parte de una competición). El deporte se practica según reglas estrictas que no cambian con cada competición (las reglas de un partido de fútbol o de un torneo de tenis son las mismas de una competición a otra). El deporte también está institucionalizado, organizado en asociaciones y federaciones de asociaciones. De estas tres características, la más importante es la institucionalización. Es lo que distingue al deporte profesional y amateur de la actividad física.
Según J.M. Brohm, la institución del deporte moderno se basa en los pilares de la sociedad comercial capitalista: rendimiento, jerarquización, burocracia y publicidad. Por lo tanto, no es casualidad que el deporte moderno y el capitalismo se desarrollaran al mismo tiempo y desde el mismo lugar: Inglaterra a finales del siglo XIX.
Los clubes deportivos fueron creados en el último tercio del siglo XIX, en Inglaterra y en Francia a partir de 1872. Los frecuentaba la burguesía, que pretendía sustituir la posición social de la nobleza dada por la sangre y los logros individuales (véase el nacimiento del alpinismo). Las clases trabajadoras practicaban juegos populares (juegos de fuerza, de pelota… a veces gimnasia para obreros).
La educación física para todos, niños y niñas por igual, en las escuelas fue un programa de la Comuna de París. Fue una de las primeras iniciativas populares que se opusieron a la ideología deportiva, criticada en la época por exacerbar el narcisismo. Unos quince años más tarde (en 1888), Jules Simon, allegado de Thiers, el carnicero de la Comuna, creó el Comité para la propagación del ejercicio físico y el desarrollo del deporte de élite. El barón de Coubertin era su secretario, junto a miembros como el director de la escuela Alsaciana, generales y Thiers… A partir de 1880, tras la amnistía de los Comuneros, Paschal Grousset luchó por la educación física. Junto a personalidades como Jean Macé, Alexandre Dumas y Julio Verne, fundó la Liga Francesa de Educación Física.
“Citius, Altius, Fortius”
«Más rápido, más alto, más fuerte». Este es el lema de los Juegos Olímpicos «modernos» desde 1924. Fue un sacerdote dominico, Henri Didon, director del Collège Albert-le-Grand de Arcueil, el responsable de inscribir este lema en el frontón del colegio.
Fue asesor del barón Pierre de Coubertin, que en 1894 convocó el primer Congreso Olímpico, del que nació el Comité Olímpico Internacional (COI). Los primeros Juegos se celebraron en Atenas en 1894, donde el padre Didon celebró la primera «misa olímpica» de la historia ante 4.000 personas. Pero en una Francia en la que el Estado estaba separado de la Iglesia, el mensaje religioso pronto causó problemas («Altius», que significa más alto, significaba la elevación del alma, hacia Cristo…). En 1924, en los Juegos Olímpicos de París, Coubertin despojó al lema de su contenido metafísico y lo dotó de una oda al rendimiento.
Para Coubertin, el deporte «debe practicarse con ardor, diría incluso con violencia. El deporte no es un ejercicio físico para todos desde el punto de vista de la higiene, siempre que sea sensato y moderado. El deporte es el placer de los fuertes o de los que quieren volverse fuertes física y moralmente. Por lo tanto, implica violencia, exceso e imprudencia. Nada lo mataría con más seguridad que intentar encerrarlo en una moderación contraria a su esencia». [2]
Con los años, impulsado por la ideología de la competición y el rendimiento, el «deporte» no será nunca moderado. La carrera científica por los récords ha ido de la mano del culto al rendimiento y al progreso infinito. El dopaje, que gangrena al deporte profesional también afecta a los aficionados, porque obedece a una lógica ineludible: el aumento del número de competiciones, la duración y la intensidad de los entrenamientos, la necesidad de afirmarse al más alto nivel y de ganar. El deporte ya se utiliza en las empresas para reforzar el espíritu de equipo, atraer talentos y mejorar la productividad.
La instrumentalización política del deporte. Entre la «cooperación» y la «confrontación
A escala internacional, la utilización del deporte por los Estados forma parte de la diplomacia, de las políticas de cooperación, de influencia o de enfrentamiento.
«Si la diplomacia se define como la aplicación de la política exterior de un Estado para defender sus intereses nacionales, está claro que, desde el nacimiento del deporte moderno, la cultura deportiva ha sido utilizada ampliamente por las potencias para promover o reforzar sus relaciones exteriores». [3]
En el mismo libro se detallan los diversos aspectos de esta «diplomacia deportiva»: «Qatar utiliza el deporte como herramienta para el reconocimiento internacional, pero también para diversificar su economía, lo que le permite igualmente transmitir una determinada visión del mundo, en particular a través de Al Jazeera Sport y luego de BeIN Sports».
Macron y la Copa del Mundo de fútbol en Qatar
En noviembre de 2022, Macron declaró que se oponía a boicotear el Mundial de Qatar, porque el deporte no debe «politizarse»: «En un mundo confrontado a una sucesión de crisis, debemos preservar el espíritu del deporte, que debe seguir siendo un espacio para reunir a los pueblos en torno a valores universales». Y continuó diciendo, sin sonrojarse, que bajo este régimen antidemocrático, la Copa del Mundo permitiría que se produjeran «cambios».
Es necesario recordar que Total Energies está presente en Qatar desde 1936 y se ha convertido en uno de los principales socios de Qatar Energies. Desde los años 90, la cooperación con Francia se ha desarrollado en varios sectores, como el militar y de seguridad, el económico (inversiones en infraestructuras, metro de Doha, aeronáutica), el cultural (con los Museos de Qatar) y el de la enseñanza superior (campus de HEC París -Escuela de Altos Estudios de Cmercio- en Doha).
La enorme obra de construcción a cielo abierto creada para acoger la Copa del Mundo despertó el apetito de los grandes grupos franceses, en particular Bouygues y Vinci. Y el Mundial se disputó encima de un cemeterio: según The Guardian, ¡sólo en las obras de construcción de los hoteles y de las infraestructuras deportivas murieron más de 6.500 obreros procedentes de Asia!
Por último, Francia y Qatar quieren reforzar su cooperación en materia de deporte y en los grandes temas mundiales (clima, salud mundial, desarrollo y ayuda humanitaria, ciudades inteligentes y sostenibles).
Al no poder destacar el poder económico y diplomático del imperialismo francés, Macron pretende exaltar los acontecimientos deportivos.
Una industria muy lucrativa
El deporte ya no se limita a los iniciados y a los practicantes, puede «contemplarse desde cualquier parte del mundo», e «incluso más de lo que se practica […] Además del público encerrado en los estadios, existe la inmensa y difusa audiencia de los telespectadores que vibran en el sofá y triunfan por delegación». [4]
Y «el mercado del deporte, tomando todas las actividades en conjunto […] representa casi el 3% del valor del comercio internacional, genera unas ventas de unos 650.000 millones de euros y crece a un ritmo anual del 4 al 5%, es decir, más rápido que el crecimiento mundial». [5]

¿«Una nación deportiva»?
En Francia, se estima que el deporte representa el 2,6% del PIB, es decir, 64.000 millones de euros.
El grupo bancario BPCE, principal socio de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París 2024, publicó un balance exhaustivo de la economía del deporte en Francia. El grupo afirma su voluntad de contribuir al desarrollo del deporte «tanto en las regiones con su patrocinio del relevo de la antorcha olímpica, como con los atletas de alto nivel, más de 200 de los cuales cuentan con el apoyo del grupo […] o junto a las empresas que crean la riqueza del sector». El objetivo de este análisis es «valorizar esta rama», con vistas a generar nuevos beneficios.
El sector público apoya el deporte con 20.000 millones de euros al año. Las autoridades locales y regionales son las principales fuentes de financiación del deporte aficionado y de proximidad (un gasto anual de 12.500 millones de euros, principalmente en instalaciones deportivas). Estas consideran «el deporte[como] una prioridad política, […] como vector de cohesión y de inclusión social, e incluso como respuesta a cuestiones de salud pública o de peso económico», ya que genera una gran cantidad de ingresos para las empresas privadas (71.000 millones de euros, generados principalmente por las PYMES y las grandes empresas).
Este estudio del segundo mayor grupo bancario clarifica la motivación de Macron al querer utilizar los Juegos Olímpicos para hacer de Francia una «nación deportiva». Con el «Pass sport », se asignan 50 euros a las familias que reciben el subsidio de vuelta al colegio para ayudar a financiar la inscripción en un club [6] afiliado a una federación, exceptuando las federaciones escolares.
Pero, al mismo tiempo, las reformas debilitan la enseñanza del deporte y de la educación física. Al ser obligatoria en la escuela, la educación física brinda a todos los jóvenes la oportunidad de desarrollar sus capacidades psicomotrices. Y al mismo tiempo, el Ministerio de las Fuerzas Armadas crea la campaña «Aux sports jeunes citoyens!”» («Al deporte, jóvenes ciudadanos», parafraseando la letra de la Marsellesa. Ndt)
Deporte y unión nacional
«2024 será un año de orgullo deportivo francés porque los Juegos Olímpicos y Paralímpicos se celebrarán en casa, en Francia, tanto en la Francia continental como en nuestros territorios de ultramar». (Macron, 31/12/2023).
Disciplinar a la juventud
«Incluso hoy en día, la supuesta dimensión apolítica del olimpismo no tiene sentido. Los Juegos Olímpicos modernos forman parte de un proyecto político que el propio Coubertin, admirador del olimpismo hitleriano, desarrolló en numerosos escritos». [7] Estas palabras de Nicolas Oblin se refieren al proyecto educativo de Coubertin que, antes de ser el inventor de los Juegos Olímpicos, se centraba en la pedagogía deportiva.
Se trataba de educar a los adolescentes de la clase acomodada, de hacer de ellos hombres exitosos en una sociedad industrial y colonial, de dotar a las élites de los «buenos» valores, de ayudarlos a construir una República liberal, protegida del riesgo revolucionario: «La deportividad sana de una joven generación prepara para el éxito nacional». [8]
Su voluntad de disciplinar a las clases trabajadoras y a los pueblos indígenas coincidía con su odio de La Comuna y del socialismo. Para Coubertin, el deporte era un instrumento de pacificación social destinado a calmar la «cólera difusa contra las injusticias».
Profundamente colonialista, Coubertin fijó para el deporte los mismos objetivos para las clases trabajadoras que para los «indígenas»: «los deportes son un vigoroso instrumento para disciplinar», permiten desarrollar «las buenas cualidades sociales», «de la higiene y la limpieza, del orden y del autocontrol». Coubertin descartó ciertos deportes para ellos, como las artes marciales, ya que podrían «ayudarlos a prepararse para una futura rebelión». [9]
Para las élites, se trata de desarrollar el aprendizaje del autogobierno y la libertad. Para las clases trabajadoras y los pueblos colonizados, se trata del aprendizaje del autocontrol, la obediencia y la disciplina.
«Que la juventud burguesa y la juventud proletaria beban de la misma fuente de alegría muscular es esencial; que se encuentren es, por el momento, sólo incidental. De esta fuente brotará, para ambas, el buen humor social: el único estado que puede autorizar la esperanza de una colaboración eficaz en el futuro». [10] Hoy, hablamos de cohesión social.
“Regeneración” y “rearme cívico”
Macron no deja de hablar de «rearme cívico» y de «regeneración», lo que presupone que ha habido degeneración.
«Regenerar» es «depurar», «purgar» … Lo que empieza por vigilar, controlar, clasificar. Y no puede haber regeneración sin un «enemigo interior» al que hay que desenmascarar. Recordemos que el llamado renacimiento moral y espiritual, y la regeneración del cuerpo, fue, en 1941, el discurso del «Ordre Nouveau» (movimiento neofascista de los años 1960 y 1970 que participó en la fundación del Front National, hoy Rassemblement National. ndt).
El 16 de enero, Macron encomendó a las escuelas la tarea de operar un «rearme cívico» de los jóvenes. Dos días más tarde, en la ciudad de Colmar (Noreste de Francia), delante del 152º regimiento de infantería, el coronel Luisetti abogó por un «rearme cívico», un «refuerzo de las fuerzas morales» para reforzar la capacidad de resistencia de la sociedad. El objetivo es preparar a los jóvenes y a la población para adaptarse a las catástrofes (ya sean naturales o las guerras inherentes al capitalismo). El deporte, el mayor «apaciguador» de la «cólera social», como decía Coubertin, es también un medio para preparar a los jóvenes a la guerra. El SNU (Servicio Nacional Universal, una nueva forma de servicio militar desde los 16 años. ndt) y el nuevo contenido de la materia escolar «educación moral y cívica» que ha sido anunciado también tienen esa función.
El deporte es la guerra. 1945: «Una guerra sin un solo disparo».
En 1945, George Orwell escribía:
«Siempre me asombra oír a quienes declaran que el deporte fomenta la amistad entre los pueblos […]
Casi todos los deportes que se practican hoy en día son deportes de competición. Se juega para ganar, y el juego no tiene casi sentido si no se hace todo lo posible por ganar. En la cancha del pueblo, donde se forman equipos y no entra en juego ningún sentido de patriotismo local, es posible jugar simplemente por diversión y hacer ejercicio: pero en cuanto el prestigio está en juego, en cuanto se empieza a temer por avergonzarse de uno mismo, de su equipo y de todo lo que representa si se pierde, la agresividad más primitiva se impone. Cualquiera que haya participado en un solo partido de fútbol en la escuela lo sabe. A escala internacional, el deporte es abiertamente un simulacro de guerra. Lo más revelador, sin embargo, no es tanto el comportamiento de los jugadores como el de los espectadores; y, detrás de ellos, la gente que se enloquece ante estos absurdos enfrentamientos y cree seriamente -al menos por un momento- que correr, saltar y dar patadas a una pelota son actividades en las que las virtudes nacionales se exaltan.
A cierto nivel, el deporte ya no tiene nada que ver con el juego limpio. Tiene que ver con el odio, los celos, la jactancia, el desprecio de todas las reglas y el placer sádico que proporciona el espectáculo de la violencia: en otras palabras, no es más que una guerra sin un solo disparo». [11]
El culto al deporte estaba en el corazón de la educación «totalitaria» y de la propaganda nazi. El adoctrinamiento de las masas a través del deporte fue pavorosamente eficaz. La manipulación de las emociones mediante prácticas y encuentros deportivos alimentó una intensa propaganda, a menudo insidiosa y apenas perceptible, que destacaba los valores «pacíficos» del deporte. Esto contribuyó a reforzar el consenso nacional interno y a afirmar la superioridad de los regímenes fascista y nazi (y de la «raza») en la escena internacional.
1936: Hitler y los Juegos Olímpicos de Berlín
Nicolas Oblin muestra cómo, en 1945, los Juegos Olímpicos de Berlín «fueron una oportunidad para el régimen nazi para revestirse de respetabilidad, tanto en el plano nacional como en el internacional. […]. Las construcciones olímpicas […] no tenían otro objetivo o propósito que hacer pasar por accesorio lo que en realidad era lo esencial […] a saber, la política antisemita, antibolchevique, imperialista y represiva llevada a cabo por el Partido nacional socialista Obrero Alemán (NSDAP) desde 1933, mediante la promulgación de las Leyes de Nuremberg en 1935». [12]
La organización de los Juegos Olímpicos de Pekín fue una oportunidad para que el régimen reforzara su legitimidad. (La apertura de China al mercado mundial no contribuyó en nada a promover la democratización). El aparato estatal salió reforzado y se endureció con respecto a Hong Kong y Taiwán, y también con respecto a las libertades: encarcelamientos, ejecuciones por «alteración del orden público», «ataques ideológicos al Estado chino», «delitos de opinión»… Los Juegos Olímpicos son también una oportunidad para que los Estados se enfrenten entre sí a través de sus atletas.
Los Juegos Olímpicos y el nacionalismo: una combinación que demostró su eficacia en Berlín en 1936. Y, en un contexto diferente, también está en el corazón de los Juegos Olímpicos de París.
¿Qué movilizaciones?
Es más que necesario poner de relieve las consecuencias deletéreas/catastróficas de los Juegos Olímpicos de París para los trabajadores, las clases populares y los jóvenes. Existen ya varias tomas de posición. Hay que darlas a conocer (Varios llamados a la huelga estarán vigentes durante los J.O., ndt)…
Hay muchos aspectos a tener en cuenta. Y también hay muchas movilizaciones posibles. Ya han comenzado, por ejemplo con la movilización de la Coordinación de colectivos de sin papeles, que lanzó una huelga en la región de Île-de-France en las obras de los Juegos Olímpicos, bajo el lema» Sin derechos, sin papeles: no hay Juegos Olímpicos». Exigen la regularización colectiva de todos los sin papeles, empezando por todos los trabajadores de las obras olímpicas y del Gran París, así como que se retire la ley de inmigración de Macron.
* Hélène Bertrand, militante de la tendencia Émancipation de la FSU, Fédération Syndicale Unitaire, Francia.
Notas:
1] J.M. Brohm, Sociologie politique du sport.
2] Citado en Les dessous de l’olympisme (M. Caillat et J. M. Brohm) in Coubertin, Le sport élément de paix, publicado en Centenaire Pierre de Coubertin, Presses de l’Imprimerie nationale, 1964.
3] Le sport, un objet social, dirigido por Sylvain Ferez y Philippe Terra, ed. Athéna, 2023.
4] Sport et mondialisation, Alternative Sud, 2016.
5] Bourg y Gouget, Économie du sport (2012), cidtado en Sport et mondialisation, obra citada.
6] Un club es una estructura que, para existir, debe estar vinculada a una asociación deportiva o a una empresa (es decir, a un negocio), por lo que puede tener fines lucrativos.
7] Ver J. M. Brohm, Le mythe olympique.
8] Coubertin Pédagogie sportive (1920), citado en Shirine Sabéran “Une chevalerie sportive” mise au service de la responsabilité sociale : généalogie du projet politique de Pierre de Coubertin.
9] Coubertin, Le sport et la colonisation (1913).
10] Coubertin, Pédagogie sportive, 1920, citado en Shirine Sabéran, obra citada.
11] G. Orwell, L’esprit sportif. Article reproduit sur https://comptoir.org/2016/06/26/george-orwell-au-niveau-international-le-sport-est-ouvertement-un-simulacre-de-guerre/
12] Sport et capitalisme de l’esprit, ed. du Croquant, 2009.
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¿De qué está impregnado el deporte?
Hélène Bertrand*
L’Émancipation syndicale et pédagogique, marzo de 2024
Traducción de Correspondencia de Prensa

¿Es acaso el deporte un emblema de superación personal? ¿Una referencia moral para la juventud? La realidad de lo que debe ingerir un «deportista de élite» desvirtúa la veracidad de estas afirmaciones.
En agosto de 2023, Paul Pogba, apodado «La Pioche», futbolista internacional francés, dio positivo por metabolitos de testosterona. Con contrato con la Juve, fue suspendido provisionalmente por la Agencia italiana antidopaje (Nado) a la espera de una resolución del Tribunal nacional antidopaje, al término de la cual corre el riesgo de una suspensión de cuatro años.
«A la gente le sorprende el dopaje en el fútbol. Pero es parte integrante del deporte de alto nivel» [1]. Los comentarios de Tibo InShape, publicados en YouTube, enfurecieron a muchos deportistas franceses.
Recordemos que el artículo del número anterior de L’Émancipation syndicale et pédagogique distinguía claramente entre «deporte» y «actividad física». (Ver más arriba)
Una gran impostura
Especializado en culturismo, Tibo InShape vende productos nutricionales, en particular estimulantes para aumentar el «rendimiento deportivo» y «mantener la masa muscular», y que «lo ayudarán a superarse un poco más cada día». Conoce a la perfección el mundo del deporte.
Tras los comentarios de Tibo InShape, la ministra de Deportes, Amélie Ouedéa-Castéra, reaccionó inmediatamente:
«Sí, el dopaje existe tanto en el deporte de alto nivel como en el aficionado. Pero respetemos a la inmensa mayoría de los atletas que respetan las reglas en los entrenamientos y en las competiciones y que pueden ser sometidos a controles en cualquier momento […] Respetemos a nuestras instituciones independientes, que realizan múltiples muestreos y análisis para garantizar un deporte limpio. Esos controles y los medios que les son atribuidos aumentan permanentemente: sólo a nivel nacional, la Agencia francesa de lucha contra el dopaje tomará este año más de 12.000 muestras, frente a las menos de 8.000 de hace cinco años». [2]
Pero cuando se trata de la lucha contra el dopaje, la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y sus filiales, la Agencia francesa de Lucha contra el dopaje (AFLD), la Agencia internacional de controles (ITA) y otras «instituciones» no son creíbles.
El Dr. Jean-Pierre Mondenard, médico del deporte especializado en cuestiones de dopaje, señala que las drogas que mejoran el rendimiento «requieren un conocimiento profundo de todos sus aspectos». Sin embargo, «las personas nombradas para presidir la Agencia nunca han estudiado fisiología, farmacología o medicina para poder dirigir eficazmente esta institución hiper técnica».
Medidas que liberalizan el dopaje
El código mundial antidopaje distingue entre las sustancias prohibidas dentro y fuera de competición y las sustancias prohibidas únicamente en competición. Las sustancias fuera de competición pueden tomarse durante el entrenamiento hasta dos días antes de la siguiente competición, para que las sustancias prohibidas ya no sean detectables.
Entre las sustancias autorizadas fuera de competición se encuentran los estimulantes del sistema nervioso, como la cocaína y el Carphedon, y los narcóticos, como la morfina. «Estas sustancias eliminan las inhibiciones mentales y físicas a la vez que aumentan la motivación. Fomentan el deseo de entrenar durante más tiempo y de traspasar los propios límites», y «todas las ventajas adquiridas en el entrenamiento serán perfectamente explotables en la competición». [3]
Desde 2004, bajo la presión de Coca-Cola (patrocinador de los Juegos Olímpicos y del Tour de Francia), la AMA autoriza el dopaje con trimetilxantina. La cafeína pertenece a la familia de las xantinas. Se utiliza en forma de chicles energizantes, mate, pastillas de guaraná… Esta substancia tiene la capacidad real de mejorar la precisión de tiro y la relajación vertical de los futbolistas.
También se utilizan el cannabis y los glucocorticoides. Los estudios demuestran que los corticosteroides «potencian los efectos de la EPO». «Permiten la reducción de las dosis de EPO y, por lo tanto, dificultan su detección durante las pruebas antidopaje».
En otro artículo titulado «La ineficacia de los controles antidopaje. Una prueba basada en los testimonios y las investigaciones judiciales», el Dr. Mondenard subraya el hecho de que «sólo los estúpidos, los torpes, los mal aconsejados o los ignorantes pueden ser ccon EPO en los controles antidopaje». En cambio, «los profesionales del dopaje pasan los controles con una sonrisa en los labios». [4]
La realidad es que, contrariamente a lo que afirma la ministra Amélie Oudéa-Castéra, y como lo ha demostrado Christian Godin, los controles que se llevan a cabo en el marco de los Juegos Olímpicos no buscan erradicar el dopaje en el deporte de competición, sino difundir un mensaje muy concreto: los Juegos son esencialmente «limpios» y, cuando se produce dopaje, es obra de unos pocos tramposos que serán severamente castigados.
Lo peor está aún por llegar
Si una competición fuera simplemente un juego, no habría un uso frenético de técnicas y tecnologías extremas. Pero el deporte es un espectáculo que produce campeones, estrellas y dioses de estadio. La búsqueda constante de mejores resultados lleva al uso de productos y tecnologías para intentar superar los límites humanos.
Por lo general, los campeones deportivos ya no tienen el aspecto físico ordinario que tenían antes. Y hoy, es el empleo de la terapia genética por parte de los deportistas lo que está en el centro de los debates.
Un artículo publicado en Sciences et Avenir – La Recherche considera que «una nueva estrategia de fraude potencialmente indetectable es posible». Esto es posible gracias a «las técnicas de terapia génica y otras formas de modificar la expresión de los genes, como la inyección de ARN utilizada por las vacunas de ARN contra el Covid-19». «Se introducen secuencias de ADN o ARN en tejidos específicos para alterar la actividad de determinados genes y la expresión de las proteínas […]. Este material genético constituiría secuencias codificantes de proteínas asociadas al rendimiento físico como la eritropoyetina (EPO), una hormona que aumenta el número de glóbulos rojos y, por lo tanto, el contenido de oxígeno de la sangre. La respiración se hace más fácil y la recuperación más rápida».
La llamada ley olímpica, adoptada por el Parlamento el 12 de abril de 2023, legaliza las pruebas genéticas hasta ahora prohibidas en Francia en el marco de la lucha contra el dopaje. Y no sólo a título experimental, sino de forma permanente.
Así, en nombre de la transposición del código mundial antidopaje a la legislación francesa, el Laboratorio francés antidopaje (LADF) podrá comparar las huellas genéticas de los deportistas para detectar sustituciones de muestras o transfusiones de sangre. También podrá utilizar técnicas más intrusivas para examinar las características genéticas con el fin de detectar mutaciones genéticas naturales o el uso de técnicas de dopaje genético.
Sin embargo, los expertos temen que este tipo de fraude siga sin poder detectarse.
EE-LV (Eurupe Ecologie-Les Verts, partido ecologista) y La France Insoumise criticaron «la posibilidad de realizar pruebas de carácter genético sin el consentimiento de la persona». Sin embargo, el Consejo constitucional validó la ley.
Las muestras y análisis que pueden tomarse sin el consentimiento de las personas afectadas allanan el camino para que estas pruebas se hagan permanentes en un futuro próximo. Esto supone un profundo ataque a las libertades fundamentales.
La verdadera solución: abandonar la competencia
El dopaje es indispensable para producir campeones, rendimiento y espectáculo. Está al servicio de una carrera desenfrenada para superar los límites humanos: siempre «más rápido, más alto, más fuerte».
Aunque la salud del atleta sea tenida en cuenta, aunque el «espíritu del deporte» sea respetado, «el individuo queda reducido a la condición de una máquina de batir récords». «Por lo tanto, es casi impensable que los atletas no puedan doparse para superarse, cuando la exigencia de quienes les apoyan (patrocinadores, espectadores, etc.) es que batan récords y ganen». [5]
Los autores consideran que la verdadera alternativa al dopaje es «abandonar la competición, la guerra de todos contra todos. Este tipo de lucha, que a menudo se considera inherente a la naturaleza humana, podría ser sustituida por la cooperación. Esto requerirá cambios en los valores y las normas sociales que no se producirán fácilmente».
Para ello es necesario organizar otra sociedad, otro sistema económico en el que la producción y la ciencia estén al servicio de toda la población y en el que el eje ya no sea la búsqueda del mayor beneficio para una minoría que posee los medios de producción y vive de la explotación del trabajo humano de la inmensa mayoría de la población.
La lucha para conseguirlo es tanto más necesaria cuanto que, más allá del deporte, esta carrera por el rendimiento en beneficio de las empresas mundializadas, inherente al capitalismo, afecta a todos los ámbitos. En particular, aumenta las posibilidades de mercantilización de los cuerpos.
* Hélène Bertrand, militante de la tendencia Émancipation de la FSU, Fédération Syndicale Unitaire, Francia.
2] https://twitter.com/AOC1978/status/1701656275803574297
3] Docteur Jean-Pierre Mondenard, en L’affairisme capitaliste des cartels du sport, Quel Sport ? nos 37/38 mayo de 2022.
4] Christian Godin L’empire olympique.
5] J.F. Bourg, J.J. Gouget, La société dopée, Seuil.
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Olimpismo y sexismo
Hélène Bertrand
Emancipation, febrero de 2024
Traducción de Correspondencia de Prensa

Macron dice estar «decidido» a hacer de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos un «orgullo para Francia»: tenemos que «hacer mucho más» de lo que hicimos en Tokio, ganar 80 medallas…
Esta incesante celebración del olimpismo por parte de Macron, reproducida por la prensa, es una continuación del lema olímpico («Siempre más rápido, más alto, más fuerte»), el lema, decía Coubertin, «de los que se atreven a batir récords».
Porque el olimpismo es intocable, y Coubertin, su tótem, honrado a pesar de sus posiciones reaccionarias. Se declaraba un «colonialista fanático», y en 1936 (Olimpíadas de Berlín), elogió a Hitler como «una de las mayores mentalidades constructoras de nuestro tiempo». En cuanto al acceso de las mujeres a los Juegos Olímpicos, en 1912 declaró: «Una Olimpíada femenina sería poco práctica, poco interesante, poco estética e incorrecta». «En mi opinión, el verdadero héroe olímpico es el hombre adulto individual. Los Juegos Olímpicos deberían estar reservados a los hombres, y el papel de las mujeres debería ser sobre todo coronar a los vencedores».
Hoy en día, el CIO valora la presencia de la mujer en el deporte. Pero estos cambios tienen menos que ver con «desafiar los estereotipos de género» que con «una evolución social particularmente insidiosa del capitalismo mundializado». [1]
En 2008, el presidente del COI (de 2001 a 2013), Jacques Rogge, no dudaba en afirmar: «El deporte necesita a las mujeres y su participación, no sólo porque representan la mitad de la humanidad, sino también porque desempeñan un papel esencial en la sociedad y, en particular, en la transmisión del amor por el deporte a los jóvenes».
Y el responsable de la WTA, la asociación de tenis femenino, se congratuló de la diversificación de los orígenes de las jugadoras para desarrollar nuevos mercados: «Esperamos la aparición de jugadoras del este asiático […] es la certeza de conquistar nuevos territorios en términos de marketing». Por eso, de 2008 a 2013, «las chicas irán a jugar su Master en Qatar y después en Estambul». «Esto aportará 14 millones de dólares a las arcas de la WTA» en seis años. Y los patrocinadores rastrean a las jóvenes con «físicos prometedores» desde una edad temprana. Los cuerpos de las mujeres también se explotan para conquistar nuevos territorios de marketing.
Decididamente, lejos de contribuir a la emancipación de las mujeres, la institución deportiva, al someter sus cuerpos a la competición, las transforma en objetos.
Nota:
1] Le sport contre les femmes, Ronan David, ed. Le Bord De l’Eau, Paris, 11-2015