Debates – Ucrania, Palestina e Internacionalismo. [Vladyslav Sarodubstev – Entrevista]

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Ashley Smith

Traducción de Faustino Eguberri – Viento Sur, 13-4-2023

Correspondencia de Prensa, 16-4-2023

A finales de febrero se cumplió el primer aniversario de la guerra imperialista de Rusia en Ucrania. Ashley Smith de “Tempest” entrevista al socialista ucraniano Vladyslav Starodubstev, que habla en un panel organizado por la Red de Solidaridad de Ucrania (RSU) y organizado por Haymarket Books el 25 de febrero de 2023. Starodubstev discute la estrategia socialista en Ucrania, un enfoque de principios del internacionalismo y cómo la izquierda internacional puede construir solidaridad entre los explotados y oprimidos desde Ucrania hasta Palestina.

-La izquierda ucraniana se enfrenta al desafío de unirse a la resistencia a la invasión y conquista de tierras ucranianas por parte de las fuerzas rusas y al de hacer oír una posición independiente de las élites y el gobierno. ¿Cuál es tu enfoque en general y cuáles son los principales argumentos e iniciativas que haces?

Actuamos de acuerdo con nuestro programa y nuestros principios. Nos solidarizamos con lo que está haciendo el gobierno para ayudar a Ucrania a ganar la guerra. Apoyamos lo que está haciendo el gobierno de Volodymyr Zelensky en el frente diplomático, político y militar para garantizar la unidad en el esfuerzo bélico. Al mismo tiempo, luchamos contra sus políticas antiobreras y antisociales, la corrupción y el thatcherismo ideológico.

Esto es importante porque la actitud del gobierno debilita la capacidad de Ucrania para ganar. De hecho, algunas de sus decisiones son tan incompetentes, equivocadas y motivadas ideológicamente que casi pueden parecer un sabotaje inconsciente. Los ejemplos son muchos, ya sea el recortar impuestos a los ricos, desregular la economía, debilitar los derechos laborales, atacar los derechos sindicales, recortar los servicios sociales o ser incapaz de proporcionar vivienda a millones de personas, incluidas las desplazadas internas del país. Peor aún, a pesar de las demandas de los movimientos sociales para que el gobierno construya nuevas fábricas de municiones para reforzar nuestras fuerzas de defensa contra Rusia, el gobierno ha puesto los recortes presupuestarios por encima de la preparación militar, socavando así nuestra capacidad para defendernos.

Tales críticas al gobierno ucraniano son, de hecho, un lugar común. Por lo tanto, nos resulta extraño escuchar que es necesario “criticar al gobierno de Zelensky”. Nosotros, junto con muchos otros ucranianos, lo hacemos todo el tiempo, lo que subraya la realidad de la democracia en nuestro país en comparación con Rusia, donde tales críticas te llevan a la cárcel. Somos leales a las instituciones democráticas, pero eso no significa que los gobiernos elegidos no merezcan críticas y protestas abiertas. ¡De hecho, la crítica y la protesta son parte de nuestra lealtad a la democracia!

Apoyamos al actual gobierno en términos de unidad militar y diplomática para la victoria en la guerra. Pero lo criticamos fuertemente en la mayoría de las otras áreas, especialmente en sus políticas internas neoliberales, que perturban la unidad en el esfuerzo de guerra. Fracturan nuestra sociedad, provocan inestabilidad social y aumentan la pobreza. Nos oponemos a ellas enérgicamente.

Lo mismo se aplica a sus cuestionables posiciones internacionales sobre Israel o China. Por ejemplo, el gobierno ucraniano inicialmente parecía dispuesto a abstenerse en una resolución de las Naciones Unidas que condenaba la horrible política de China hacia su minoría uigur en Xinjiang. La presión popular sobre el gobierno le obligó a reconsiderar su posición. Este es solo un ejemplo de cómo la presión política desde abajo ha impedido la adopción de decisiones dañinas y corruptas.

Tal activismo es fundamental para corregir y controlar al gobierno, garantizar la democracia y luchar por la prosperidad social. Las y los miembros de Sotsialnyi Rukh (Movimiento Social) participan en todos estos esfuerzos. Incluso durante la guerra, nuestra organización no ha parado ni un solo día, cuando todos estamos unidos contra la invasión de Rusia y su ocupación de nuestra tierra. Es fundamental hacer ambas cosas. Luchamos no sólo por nuestra supervivencia y nuestra independencia, sino también por una sociedad dotada de un espacio democrático que permita la crítica y la disidencia y con condiciones económicas que garanticen una vida mejor para la mayoría de nuestro país.

-Una de las áreas en las que puedes entrar en conflicto con el gobierno de Zelensky es su intento de ganarse el favor de los estados reaccionarios y opresores, especialmente Israel. En primer lugar, ¿por qué Zelensky está tan decidido a aliarse con el gobierno de Benjamín Netanyahu, especialmente cuando tiene relaciones amistosas con Vladimir Putin? En segundo lugar, ¿cómo habéis desafiado esta actitud y expresado vuestra solidaridad con la lucha palestina por la liberación nacional?

Las relaciones de Ucrania con Israel y Palestina son, por lo menos, extrañas. Ucrania ha reconocido a Palestina como un estado soberano. Tiene embajada palestina, relaciones diplomáticas con la Autoridad Palestina (AP), y fue miembro del Comité para el Ejercicio de los Derechos Inalienables del Pueblo Palestino (CEIRPP) hasta su retirada en 2020. Ucrania no había anunciado esta salida, por lo que es razonable pensar que el motivo fue geopolítico.

Desafortunadamente, muchas acciones gubernamentales están guiadas por estereotipos y la geopolítica. Muchas y muchos ucranianos ven erróneamente a Israel como un modelo a seguir: una “democracia de guerra” que se enfrenta a los estados autocráticos que la rodean. Para algunos, Israel y Palestina son una cuestión de identidad civilizatoria: consideran que Palestina está “alineada con Rusia”, mientras que Israel es considerado parte del “mundo occidental”. Peor aún, algunos incluso comparan el papel de la Autoridad Palestina con la ocupación rusa de Donetsk, Crimea y Lugansk. Esto puede llevar al gobierno y a la población a tomar posiciones terribles.

Sin embargo, la diplomacia ucraniana ha defendido con eficacia posiciones coherentes con el reconocimiento de Palestina y sus reivindicaciones. Pero no sin contradicciones. Más recientemente, Ucrania votó en comisión a favor de una resolución de la ONU que pedía una investigación por parte de la Corte Internacional de Justicia sobre la ocupación israelí, pero no asistió a la votación de la Asamblea General “para darle una oportunidad a la relación con Netanyahu”. La votación en comisión es en realidad coherente con votaciones anteriores y no puede explicarse como “presión sobre Israel para que apoye a Ucrania”. Sin embargo, hay suficientes excepciones que son producto de compromisos geopolíticos para preservar “relaciones saludables” con Israel y también para obtener armas para luchar contra Rusia.

Sotsialnyi Rukh, a diferencia del gobierno y sus posiciones contradictorias, se guía por los principios universales de los derechos humanos y el reconocimiento del derecho de las naciones oprimidas a la autodeterminación, la democracia y la libertad social. Aplicamos estos principios a todas las naciones, independientemente de la geopolítica. Por lo tanto, nos solidarizamos constantemente con Palestina y su lucha contra la ocupación israelí. Publicamos periódicamente declaraciones y artículos en apoyo de Palestina y tratamos de informar a las y los ucranianos sobre los crímenes cometidos por Israel contra las y los palestinos.

Sabemos que la posición de la Autoridad Palestina sobre Ucrania ciertamente no es buena. Pero eso no justifica el rechazo de nuestra solidaridad. Esperamos desempeñar un papel en la educación de los ucranianos sobre lo que debería ser un sentimiento natural de solidaridad entre los pueblos, cada uno a su manera oprimido por el imperialismo y bajo ocupación.

-Recientemente participaste en un programa con Bill Fletcher, Ramah Kudaimi y Rafael Bernabe en la red The Real News Network sobre el tema de la solidaridad entre las naciones oprimidas en las luchas contra el imperialismo. Una de las cuestiones que abordaste fue la atención desproporcionada prestada a Ucrania en comparación con la prestada a otras naciones como Palestina. Este fenómeno es, a menudo, utilizado por campistas y otros para denigrar a Ucrania, oponiendo su lucha a la de otras naciones oprimidas, especialmente aquellas que están bajo el yugo de Estados Unidos y sus aliados. ¿Cómo abordas esta cuestión? ¿Cómo pueden verse estas luchas como complementarias en lugar en conflicto?

Es cierto que actualmente Ucrania recibe mucha atención en los medios y en el mundo, mucho más que otras naciones oprimidas. Quienes formamos parte de Sotsialnyi Rukh lo reconocemos. Para nosotros es una responsabilidad utilizar esta atención para ampliar el alcance de la lucha.

Entiendo perfectamente la frustración que siente la gente cuando se minimiza su experiencia mientras se amplifica la de Ucrania. Ciertamente, hay dobles raseros que se derivan de la geopolítica y el racismo. Esta atención desigual puede sembrar desconfianza y deshonestidad. Nosotros en Sotsialnyi Rukh vemos como una de nuestras tareas hacer la pregunta “¿Por qué un enfoque tan desigual?”, exponer la inconsistencia y usar la atención del mundo en nuestra lucha para resaltar la de los demás.

Mostramos que los poderes dominantes del mundo y los medios de comunicación no tienen un enfoque de universalidad, de apoyo a los derechos humanos, a la democracia y a la libertad sin excepción. Estas violaciones del universalismo incluso tienen un impacto en Ucrania. Por ejemplo, partes del establishment occidental prestan demasiada atención a las demandas de Putin, se preocupan por evitarle “perder la cara” e ignoran a los ucranianos y nuestras demandas. Frente a esto, debemos abogar por un universalismo de principios, regularmente violado por todas las potencias dominantes. Haciendo esto, podemos ofrecer una alternativa que construya la solidaridad global.

Por eso llamamos la atención sobre otras luchas, como las de Siria e Irán. Los ucranianos tienden a identificarse con ellos más que con el Occidente civilizado. Hemos protestado juntos y nos hemos ayudado mutuamente en el pasado y hoy en día. Hemos realizado muchas campañas de solidaridad con el pueblo sirio. Y las comunidades sirias en el extranjero fueron de las primeras en organizar la solidaridad con los ucranianos. Lo mismo ocurre con el pueblo iraní. En condiciones trágicas, las personas construyen puentes entre sí basándose en experiencias y traumas similares. Tal solidaridad puede ser muy enriquecedora.

Así, Sotsialnyi Rukh intenta utilizar la cobertura privilegiada de Ucrania en los medios de comunicación para lograr dos objetivos. Primero, ganar más apoyo para nuestra lucha y salvar miles de vidas de personas que viven bajo ocupación, bombardeos masivos y amenazas de una nueva ofensiva del Estado ruso. En segundo lugar, promover un enfoque universalista de solidaridad con todas las luchas de las víctimas de la opresión y la explotación, desde Palestina hasta Xinjiang.

-Uno de los acontecimientos más impactantes fue la traición a la lucha de liberación nacional de Ucrania por parte de países con su propia experiencia de opresión nacional, como Sudáfrica. Michael Karadjis explicó acertadamente que estos estados no representan la voluntad de sus pueblos, que en general han apoyado la lucha de Ucrania, sino la de las élites y sus gobiernos. ¿Está de acuerdo con esta afirmación? ¿Y cuáles son los intereses de estos Estados y de estas élites en Rusia y en una China que la apoya?

Creo que Michael Karadjis expone inteligentemente algunas de las posiciones problemáticas adoptadas por varios estados del sur sobre Ucrania. Ciertamente tiene razón sobre algunos estados. Parte de lo que dice, por supuesto, no se aplica a todos. Algunas de las razones de estas malas posiciones son económicas y otras son el resultado de la falta de información y la falta de conexión con Ucrania y las voces ucranianas.

Otro factor es la operación de propaganda masiva del Estado ruso, que difunde información errónea sobre Ucrania, su historia y política. Esta propaganda se recicla en los principales medios de comunicación de algunos países y, junto con la rusofilia de los funcionarios estatales, desplaza las voces objetivas y las voces ucranianas, influyendo así en la opinión pública y perturbando lo que debería ser la solidaridad natural entre personas con una experiencia común de opresión nacional.

Tratamos de derribar este muro de propaganda vinculando luchas, estableciendo contactos con la izquierda internacionalista, sindicatos y movimientos sociales para intercambiar ideas y lecciones. Y tratamos de llegar, más allá de estas fuerzas, a las organizaciones y personalidades dominantes, todo para construir el entendimiento y la solidaridad entre los pueblos.

Nuestros miembros han viajado a Sudáfrica, Brasil e India, y personas cercanas a nuestra organización viajan regularmente a Palestina. Estas visitas han sido fundamentales para transmitir lo que realmente está pasando en Ucrania y explicar lo que consideramos como base de la solidaridad. A través de estas conexiones personales y de organizaciones, esperamos forjar lazos y una lucha común por un mundo más democrático y justo.

-Una última pregunta sobre política internacional. Ucrania no tiene más remedio que apelar al gobierno de EE UU y la OTAN en busca de armas para defenderse. Esto es esencial para la resistencia armada. Al mismo tiempo, estas potencias y la Unión Europea tienen una agenda neoliberal para Ucrania. ¿Cómo te posicionas en este sentido? ¿Cómo abogas por la autodeterminación de Ucrania frente a esas otras grandes potencias que, por sus propios motivos, apoyan su lucha contra el imperialismo ruso?

Actualmente las autoridades ucranianas están utilizando la retórica de luchar contra el control extranjero como una tapadera para perseguir su propia agenda neoliberal, que es endógena y no impuesta. De hecho, tanto la UE como EE UU han criticado las políticas de Ucrania. Los funcionarios de la UE a menudo le dicen a Ucrania que sus ataques a los derechos laborales violan las normas de la Organización Internacional del Trabajo y los “principios europeos”. De hecho, un político ucraniano se ha quejado de que la UE no debería “dictar cómo debe un país organizar su sistema de seguridad social… Me parece que no deberíamos autorizar una gestión externa en nuestro país”.

La asistencia macrofinanciera de EE UU viene con pautas para su uso social. Así, la UE y los Estados Unidos no persiguen una visión neoliberal para Ucrania, y critican las políticas radicales de mercado de Ucrania como equivocadas. Pero no hacen estas críticas con fuerza debido a la necesidad de preservar la unidad en apoyo a Ucrania. Entonces, la retórica de la UE y los EE  UU en realidad nos está ayudando a nosotros, a los sindicatos y a otros movimientos sociales, a impulsar una agenda progresista.

Incluso teniendo en cuenta el carácter neoliberal de la política estadounidense, Washington utiliza en el caso de Ucrania un lenguaje muy diferente al que suele utilizar Estados Unidos. Biden, al menos retóricamente, está tratando de ser un New Dealer. Nuestros funcionarios thatcherianos reaccionan a tal retórica llamándola ‘comunista’. Entonces, en nuestro contexto, Biden en realidad está facilitando nuestra tarea.

Y lo es aún más cuando las fuerzas de izquierda de todo el mundo presionan a sus gobiernos para que adopten políticas progresistas en Ucrania. Así es como la izquierda internacional, en particular los sindicatos, los políticos y los electos, puede desempeñar un papel importante para ayudarnos a luchar contra el neoliberalismo aquí en Ucrania y en todo el mundo.

-Así que hablemos un poco más sobre cómo estáis combatiendo el neoliberalismo. El gobierno de Zelensky, incluso si lidera el esfuerzo bélico, continúa presionando por “reformas” neoliberales, incluidos ataques a los sindicatos y su derecho a organizarse y defender los derechos de las y los trabajadores y su nivel de vida. ¿Qué opinión tenéis de las políticas de Zelensky? ¿Y qué habéis hecho en y con los sindicatos y movimientos sociales para resistir estos ataques?

Organizamos campañas, realizamos informes, organizamos a la gente trabajadora en los sindicatos y organizamos manifestaciones para hacer avanzar un programa que fortalezca la resistencia de nuestro país al imperialismo ruso. Esto nos pone en conflicto con el gobierno por algunas de sus políticas que debilitan la resistencia, como ya hemos comentado. Es nuestra responsabilidad, como izquierda, luchar contra el imperialismo, pero también luchar por la mejora de la vida humana, así como por los derechos democráticos y sociales. En Ucrania, todo esto forma parte de la misma lucha.

Las grandes empresas no quieren asumir su parte justa de responsabilidad en la lucha contra la guerra. Y el gobierno a menudo adopta una ideología thatcherista que es a la vez perjudicial para la unidad nacional y francamente incompatible con la realidad. Esto nos pone en conflicto con las grandes empresas y el gobierno.

Como parte de nuestros esfuerzos de organización, Sotsialnyi Rukh lanzó TRUDOBORONA (Defensa Laboral). Brinda asesoramiento jurídico y defiende los intereses de las y los trabajadores. Ha ganado docenas de casos contra empleadores. También ha incluido en una lista negra a las empresas que se han sacado beneficios de la guerra, presionándolas para que detuvieran tales prácticas. También hemos trabajado con los sindicatos para obligar al gobierno ucraniano a moderar y retrasar la implementación de las leyes contra el trabajo. Sin embargo, aún no hemos logrado bloquearlas. Todo esto demuestra que, incluso en tiempos de guerra, podemos avanzar en demandas sociales y sindicales contra las empresas y el gobierno.

-En una reunión reciente de la Red Europea de Solidaridad con Ucrania, Zofia Malisz de Razem planteó el tema de si ya deberíamos estar pensando y planificando la reconstrucción de Ucrania después de la guerra. Como sabemos, los Estados Unidos y la UE van probablemente a impulsar la reconstrucción en términos neoliberales. ¿Qué tipo de reconstrucción crees que se necesita? ¿Cómo podría ser esto parte de la lucha internacional contra el neoliberalismo y el capitalismo?

Debemos luchar por una reconstrucción que ponga a las personas y sus necesidades en el primer plano, una reconstrucción basada en la planificación y la cooperación. Esta lucha debe estar interconectada con la cuestión de cómo organizar la economía ahora, una economía de guerra, para unir al país y concentrar todos los recursos en ganar la guerra, lo que incluye satisfacer las necesidades populares.

Para la reconstrucción después de la guerra, debemos inspirarnos en los precedentes históricos. Al final de la Segunda Guerra Mundial, muchos países adoptaron planes ambiciosos para reconstruir y edificar sociedades más justas e igualitarias. La New Deal en los Estados Unidos sirvió como modelo para que otros países organizaran sus economías, y los negociadores internacionales del New Deal presionaron por una reforma audaz de la economía global, pero esta visión radical fue destruida por la administración Truman y el capital financiero, por lo que solo algunas migajas pasaron a la práctica.

Al mismo tiempo, el gobierno socialista británico liderado por Clement Attlee introdujo reformas radicales, incluida la creación de un estado de bienestar, una amplia gama de nacionalizaciones, la ampliación de viviendas disponibles y la creación del Servicio Nacional de Salud. Por supuesto, Gran Bretaña o los Estados Unidos no se pueden comparar a Ucrania, ya que eran potencias imperiales y coloniales. Pero las reformas que implementaron nos dan ejemplos de cómo restaurar efectivamente una economía, centrada en las personas y sus necesidades.

En Ucrania, debemos aprender de estos y otros ejemplos para nuestra propia reconstrucción. En el centro de la nuestra debe estar un programa de reformas sociales y laborales, nacionalización y planificación pública, programas de protección social, vivienda asequible, inclusión y descentralización. Debemos bloquear cualquier nueva “doctrina de choque” neoliberal como las impuestas a los estados post-yugoslavos después de las guerras en Yugoslavia y en Irak después de la invasión estadounidense. Estas doctrinas causaron desastre social, no reconstrucción.

La reconstrucción de Ucrania es una lucha entre dos visiones del mundo, una social y desarrollista y otra neoliberal. Estamos a favor de lo primero, mientras que las élites empresariales y los políticos fundamentalistas del mercado están a favor de lo segundo.

Nuestra lucha por la reconstrucción progresiva es también una lucha internacional. Si logramos ganar, podemos dar un contraejemplo al neoliberalismo y sus estrategias de reconstrucción y recuperación basadas en la austeridad. Podemos sentar un precedente para la reconstrucción de otros países. Nuestra lucha es, por tanto, parte de una lucha por un nuevo orden mundial más justo.

Por supuesto, entiendo que tal reconstrucción social no es sinónimo de socialismo. De hecho, esta es una forma perfectamente ortodoxa de abordar la recuperación de la posguerra. Pero es un buen punto de partida para buscar otra forma de pensar sobre cuestiones sociales, políticas y económicas y, a partir de ahí, un buen primer paso para abrir a la gente a una visión socialista y a una reconstrucción de la sociedad mucho más radical.

De esta manera, Ucrania abre nuevas puertas para los debates sobre cómo podría ser nuestro mundo. La invasión de Rusia, junto con las acciones de otros estados en los últimos años, ha sacudido el orden mundial existente. Al mismo tiempo, estas tragedias nos han obligado a luchar por los derechos humanos, la igualdad y la democracia, por la renovación del movimiento socialista y por la reafirmación del internacionalismo y el universalismo.

Es lo contrario del cinismo geopolítico que domina sobre gran parte de la izquierda, que excusa o justifica la explotación o la opresión ejercida por tal o cual Estado. En cambio, nosotras y nosotros, como izquierda, debemos construir la solidaridad entre todos los pueblos oprimidos en todo el mundo, sin excepción. Es la base de un verdadero internacionalismo comprometido con la liberación colectiva, la igualdad, la cooperación y la libertad.

* Vladyslav Sarodubstev es historiador de Europa Central y Oriental, militante de Sotsialnyi Rukh, vive en Kiev.

(Entrevista realizada por Ashley Smith de Tempest. Traducción al francés revisada y corregida por Catherine Samary.