Ucrania – «¿Quedarse o irse? La agónica elección de los alcaldes ucranianos ante la invasión y ocupación rusa». [Shaun Walker]

La viceprimera ministra ucraniana, Iryna Verechtchuk.

S. Walker desde Kiev

A l’encontre, 17-4-2022

Traducción de Correspondencia de Prensa, 18-4-2022

Dos días antes de la invasión rusa, la viceprimera ministra ucraniana Iryna Verechtchuk recibió una llamada del embajador británico en Ucrania con un simple mensaje: «abandone Kiev inmediatamente».

La llamada, como recuerda Iryna Verechtchuk, formaba parte de una serie de advertencias a las figuras del gobierno, ya que Occidente pensaba que el ejército ruso tomaría rápidamente el control de Kiev y trataría de instalar su propio gobierno títere.

«Los estadounidenses y los británicos nos advirtieron de que había una lista de objetivos, y que el principal objetivo era el presidente y su familia, y luego los miembros del gobierno», dijo Iryna Verechtchuk.

«Nos dijeron: ‘Los van a buscar, los van a perseguir y los van a matar’. Pero, me dije: «¿Qué, van a matar a un viceprimer ministro en la televisión en directo? De acuerdo, no hay problema, nos vamos a quedar aquí y vamos a dejar que todo el mundo lo vea», declaró.

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La decisión de permanecer en Kiev fue tomada por el presidente Volodymyr Zelensky. El segundo día de la guerra, les dijo a los líderes europeos en una conferencia telefónica: «Esta puede ser la última vez que me vean con vida» y añadió que tenía información de que estaba en una lista de objetivos rusos. También habría rechazado una oferta del presidente estadounidense Joe Biden para evacuar Kiev, diciendo que «necesitaba municiones, no un viaje».

En las primeras semanas de la guerra, los medios de comunicación estatales rusos promovieron una serie de teorías conspirativas sobre el paradero de Zelensky: que los videos que lo mostraban en Kiev eran falsos y que el líder ucraniano había huido, de hecho, inmediatamente después de la invasión.

Sin embargo, estas afirmaciones fueron perdiendo relevancia a medida que surgían pruebas de que había permanecido en la capital y de que sus habituales e impactantes discursos en video se habían convertido en una inspiración para muchos ucranianos.

Según Iryna Verechtchuk, la decisión de Volodymyr Zelensky de no irse de Kiev fue una de las primeras señales de que Ucrania no estaba dispuesta a rendirse ante la supuesta inevitabilidad de la conquista por parte de Putin. Eso contribuyó a sentar las bases de la respuesta contundente que llevó a Rusia a abandonar su avance hacia Kiev, al menos por el momento.

«El Kremlin esperaba realmente que nos confundiéramos y que huyéramos… Pero fue uno de los primeros pasos que nos permitieron mantener la situación bajo control. ¿Puede usted imaginarse si la gente se hubiera enterado de que el presidente y su equipo, y el gobierno, habían huido? Por supuesto, eso habría desmoralizado a todo el mundo», dice Iryna Verechtchouk.

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Para otros funcionarios ucranianos de las zonas ocupadas por el ejército ruso, la cuestión de seguir el ejemplo de Volodymyr Zelensky era difícil. Muchos alcaldes y otros funcionarios locales no se movieron de su sitio, a veces con peligro de muerte, mientras que otros decidieron huir.

En algunos casos, los alcaldes expresaron su disposición a trabajar con los rusos. Podrían ser acusados de traición si Ucrania recupera el control de esas ciudades.

En la ciudad de Motyzhyn (Motyjyn, a unos 50 kilómetros al oeste de Kiev), la alcaldesa, Olha Sukhenko, decidió quedarse. Junto con su marido y su hijo, fue detenida por los soldados rusos durante la invasión. A continuación, fueron fusilados y enterrados en fosas poco profundas, según los funcionarios ucranianos.

En muchas ciudades ocupadas, se informó de que los soldados rusos iban de puerta en puerta buscando a personas vinculadas al gobierno ucraniano. Ihor Kostovarov, alcalde de los pueblos de Staryi y Novyi Bykiv, al este de Kiev, dijo que en la época del secuestro de Olha Sukhenko decidió abandonar su propio pueblo.

«Recibimos información de nuestros servicios de seguridad de que los rusos estaban enviando escuadrones del FSB para encontrar y ejecutar a funcionarios locales. Me quedé aquí las tres primeras semanas, pero después de esta información me fui», dijo.

Ihor Kostovarov dijo que muchos residentes estaban furiosos por su decisión de marcharse, lo que dificultó su regreso al pueblo tras su liberación. En otros lugares, muchos funcionarios locales que tomaron la decisión de marcharse fueron criticados.

En la óblast de Soumy [óblats: subdivisión territorial regional, ndt]), fronteriza con Rusia y parcialmente ocupada al principio de la guerra, el gobernador, Dmytro Zhyvytskyy, dijo que el hecho de que los alcaldes permanecieran o no en sus puestos repercutía en la defensa de las ciudades.

«Krasnopillia (óblast de Sumy) cayó porque el alcalde huyó; Trostianets (Sumy) cayó porque el alcalde huyó. No quedó nadie para organizar la defensa», dijo, refiriéndose a dos ciudades que los rusos ocuparon durante un mes.

Yuriy Bova, el alcalde de Trostianets, dijo que no tuvo más remedio que abandonar la ciudad porque no había unidades del ejército ucraniano para defenderla, y sólo tenía unos pocos rifles para usar contra la columna de tanques rusos que avanzó sobre la ciudad el primer día de la invasión.

«Si me hubiera quedado, es muy probable que no estuviera vivo y sentado frente a ustedes hoy», dijo Yuriy Bova. «En cambio, tomamos la decisión de convertirnos en partisanos». Yuriy Bova y un grupo de personas de confianza se trasladaron a unas aldeas de las afueras de la ciudad, dijo. Se coordinaron con los residentes que se habían quedado y enviaron las coordenadas de las posiciones militares rusas por teléfono.

Dmytro Zhyvytskyy, el gobernador de la óblast, no está muy convencido de ello. Dice que tiene grandes dudas sobre la decisión de Yuriy Bova y agrega: «Vas a Trostianets y ves que todo el mundo ha envejecido 15 años en quince días, mientras que este tipo corre por todas partes con aire fresco».

En Melitopol, una de las muchas ciudades del sur de Ucrania ocupadas por las tropas rusas sin grandes batallas durante la primera parte de la invasión, el alcalde, Ivan Fedorov, permaneció en el cargo, pero se negó a cooperar con los militares rusos. Finalmente fue expulsado de su oficina temporal con una bolsa en la cabeza, detenido durante seis días e interrogado por los servicios de seguridad rusos, antes de ser liberado en un intercambio de prisioneros. «Si hubiéramos abandonado la ciudad inmediatamente, les habríamos hecho un regalo a los rusos, podrían haber dicho: ‘Las autoridades huyeron, nosotros somos las nuevas autoridades'», dijo. «Ahora, nadie puede dudar de que el dominio ruso se aplica sólo por la fuerza». Añadió, sin embargo, que, en cierta medida comprende a quienes han tomado decisiones diferentes.

«Durante la ocupación, lo principal es preservar la vida, y las personas que más riesgo corren son los dirigentes de la ciudad. Si la ciudad está ocupada, ¿qué debe hacer el alcalde, qué debe hacer el personal? No había un algoritmo único. Nadie nos dio órdenes. Cada uno actuaba según su propio modo de pensar», dijo. (Artículo publicado en el sitio web de The Guardian, 16 de abril de 2022)