Manifestación de la “Breque dos apps” en Camboriú.
Gabriel Brito*
Correio da Cidadania, 15-4-2025
Traducción de Correspondencia de Prensa, 21-4-2025
El 31 de marzo y el 1 de abril, los trabajadores de aplicaciones se declararon en huelga para exigir mejores condiciones (de trabajo). Agrupados en plataformas y sin organizaciones formales que los reúnan, estos trabajadores del sector de la circulación económica -de personas, alimentos y mercaderías- poco a poco, empiezan a ser comprendidos. Sin sindicatos, elaboran sus propias tácticas de lucha política y cuestionan cada vez más las compensaciones que les otorgan las grandes empresas del sector. Darinêh Aziati, un trabajador de apps de Balneário Camboriú (Santa Catarina), habló con Correio da Cidadania sobre las razones que llevaron a esta joven y numerosa categoría a declararse en huelga, conocida popularmente como la huelga de las apps (breque dos apps).
Además de explicar las reivindicaciones básicas, Aziati, apodado Turco, reafirma la noción de los críticos de estas nuevas relaciones laborales a través de la pantalla de un teléfono móvil, lo que en sí mismo también dificulta la propia creación de contactos y debates entre conductores y repartidores que son el motor del sector. La falta de información general sobre estos sectores económicos es tan profunda que resulta imposible siquiera estimar con exactitud cuántos trabajadores se sumaron al movimiento de huelga y su impacto económico.
«Además de formar a los líderes, muchos han empezado a estudiar la posibilidad de constituir asociaciones sin ánimo de lucro para que podamos ayudarnos mutuamente en nuestro trabajo cotidiano, ya que el diálogo con las plataformas se hace muy difícil en algunas regiones. Por ello, contar con una asociación propia formada por repartidores activos se ha convertido en algo fundamental para que podamos ayudarnos mutuamente cuando alguno de nosotros tiene un accidente o atraviesa otras situaciones que no le permiten trabajar», explicó.
La explicación del Turco aclara en parte la invisibilidad social y la sobreexplotación por parte de las empresas multimillonarias a las que están sometidos. Y vale la pena señalar que los directivos de empresas como Ifood y Uber propagan insistentemente ideas antisindicales, visto que en tales formas de trabajo no habría empleador y, en consecuencia, tampoco relación laboral formal. El mensaje es claro: la autonomía individual es mucho mejor que la creación de organizaciones de clase.
Nosotros, Correio da Cidadania, afirmamos rotundamente que la relación entre las plataformas y los repartidores es abusivamente favorable a las primeras y la interpretación de que no existiría relación laboral entre ambas se asemeja a una ofensa, dada la evidente relación de subordinación y disciplina a la que están sometidos.
«Hay casos de repartidores que trabajan con un horario predefinido, que son penalizados si se ausentan sin previo aviso y que no tienen ningún tipo de derechos laborales. En el esquema de OL (Operador Logístico), sólo estás disponible durante los turnos y los días ya programados, y tienes que cumplir con todo el trabajo exigido para no quedarte excluido de la programación el fin de semana o un día en el que se prevé una gran demanda. Estos repartidores, que cumplen sus horarios y tienen obligación de satisfacción, lo que constituye una relación contractual, no tienen derecho a tiempo libre remunerado, vacaciones y otros beneficios, lo que es totalmente incorrecto, en mi opinión.»
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Correio da Cidadania: ¿Cómo fue el proceso de organización de una categoría de trabajo que podemos considerar de nuevo tipo, tanto por su dimensión generacional como por su forma de organizar el trabajo?
Darinêh Aziati: En general, el Breque dos apps comenzó con una iniciativa del personal de São Paulo, que crearon el comando nacional de repartidores. Tras la convocatoria del comando, varias ciudades empezaron a unirse, algunas ya contaban con líderes y otras se crearon para tener una mejor alineación en los temas del evento. «Además de formar a los líderes, muchos han empezado a estudiar la posibilidad de constituir asociaciones sin ánimo de lucro para que podamos ayudarnos mutuamente en nuestro trabajo cotidiano, ya que el diálogo con las plataformas se hace muy difícil en algunas regiones. Por ello, contar con una asociación propia formada por repartidores activos se ha convertido en algo fundamental para que podamos ayudarnos mutuamente cuando alguno de nosotros tiene un accidente o atraviesa otras situaciones que no le permiten trabajar».
¿Cuáles son las razones generales de la huelga de las aplicaciones, la huelga de los trabajadores de las aplicaciones de reparto que marcó la rutina de varias ciudades de Brasil la semana pasada?
DA- Nuestras principales reivindicaciones son un aumento de la tarifa mínima de 6,50$ a 10 reales (el último aumento de la tarifa fue en 2023) y el pago íntegro de los pedidos en trayectos agrupados – hoy Ifood nos paga 6,50 R$ + 3 reales por los pedidos adicionales, mientras que les cobra la tarifa íntegra a consumidores y establecimientos. Un límite de hasta 3 km para los recorridos en bicicleta y un aumento del importe pagado por kilómetro recorrido, de 1,50 R$ a 2,50 reales.
¿Es más difícil organizar a los trabajadores de las plataformas que a los de generaciones pasadas, especialmente a los que trabajaban en lugares en los que se concentraban grandes cantidades de trabajadores?
DA- Sí. El día 9 se reunió el pleno general de repartidores de aplicaciones, con el objetivo de incluir a dirigentes y repartidores de todo el país. La reunión tuvo que realizarse en línea, pero aun así no todos pudieron participar debido al número limitado de participantes en la videoconferencia.
Obviamente, hacemos nuestras reuniones municipales/regionales, que cuentan con un buen número de asistentes, pero no siempre con todos, al fin y al cabo, algunos siguen trabajando en el momento de las reuniones – en el caso de los repartidores de la franquicia OL (Operación Logística), repartidores que también trabajan en restaurantes, o que, además de apps y trabajos fijos, tienen trabajos CLT. 1
¿Son abusivos los márgenes de ganancia de las empresas que emplean a este tipo de trabajadores? ¿Puede explicar cómo se «reparte el pastel»?
DA- Sí, por supuesto. La mayor plataforma de reparto es, sin duda, Ifood. Cobran un porcentaje de la venta de los pedidos (de los establecimientos), que puede variar del 14% al 27% por venta.
Además de esta tasa que se le cobra al comerciante, también hay un cargo por las entregas de los «asociados» (entregas realizadas por los mensajeros de la aplicación), que puede variar en función del día de la semana, la hora del día y la demanda. Pero, de todas maneras, si el establecimiento le paga a la plataforma 12 reales por una entrega de 1 km, el mensajero recibe los 6,50 reales de la tarifa mínima.
El valor del recorrido de entrega se calcula de la siguiente manera:
Para bicicletas: recorridos hasta 4,5 km a 6,5 km. Si supera los 4,5 km, se debe pagar 1,50 reales más por kilómetro.
En el caso de las motocicletas: recorridos de hasta 4 km y pago de 6,50 reales. Más allá de 4 km, se paga el importe del kilómetro recorrido. Sin embargo, en el caso de los mensajeros en moto puede variar mucho más, ya que en algunas entregas se paga sólo 1 real por kilómetro recorrido.
En el caso de los pedidos agrupados, es aún peor, porque a veces, si se mira el recibo de cada pedido, cada cliente ha pagado 13 ó 14 reales de gastos de entrega mientras que, para el mensajero, una ruta con dos entregas diferentes sólo representa 9,50 reales.
Hablando de relaciones laborales, ¿qué opina de los debates que buscan oficializar el reconocimiento de los vínculos entre las empresas de aplicaciones y los mensajeros registrados en ellas?
DA- Hay casos de repartidores que trabajan con un horario predefinido, que son penalizados si se ausentan sin previo aviso y que no tienen ningún tipo de derechos laborales. En el esquema de OL (Operador Logístico), sólo estás disponible durante los turnos y los días ya programados, y tienes que cumplir con todo el trabajo exigido para no quedarte excluido de la programación el fin de semana o un día en el que se prevé una gran demanda. Estos repartidores, que cumplen sus horarios y tienen obligación de satisfacción, lo que constituye una relación contractual, no tienen derecho a tiempo libre remunerado, vacaciones y otros beneficios, lo que es totalmente incorrecto, en mi opinión.»
Hay una gran necesidad de debatir la regulación de los repartidores por app, pero que abarque la realidad de los que están en la calle, haga sol o llueva. Ya se debatió una vez y no salió adelante porque la proposición no se ajustaba a la realidad, y nos habría hecho más mal que bien.
Las últimas semanas también han estado marcadas por otras luchas laborales, como el debate en torno al fin de la jornada laboral de 6×1 que afecta a decenas de categorías profesionales y la semana laboral de 30 horas para las enfermeras (una categoría que incluye a 3 millones de personas en todo el país). ¿Cómo analiza esta combinación de agendas en el contexto histórico actual, en el que las luchas laborales parecen haber perdido terreno frente a luchas sociales de otro perfil?
DA- Podemos ver claramente la ruptura en la sociedad debido a la polarización política, que de hecho debilita las organizaciones y las luchas laborales. He visto a gente que decía sobre nuestra huelga que «si la cosa va mal, basta con buscar trabajo», «irse a otro sector». Para mí, eso es aterrador, al fin y al cabo, los derechos que tienen hoy los trabajadores se conquistaron con huelgas y luchas. Vemos un sinfín de profesiones en las que los trabajadores se agotan, viven sólo para trabajar y no al revés. Es algo extraño.
¿Existe una salida más allá de las actuales plataformas y sus relaciones de propiedad? ¿Sería posible imaginar plataformas de aplicaciones como uber e ifood pero de propiedad colectiva?
DA- Hay debates sobre la creación de plataformas de reparto propias, pero aún están en sus primeras fases, en varios estados. Si las plataformas fueran de propiedad colectiva, sería mucho mejor, pero actualmente todavía está muy lejos de ser una realidad.
*Gabriel Brito, periodista y editor de Correio da Cidadania.
Nota de Correspondencia de Prensa
- La CLT (Consolidación de las Leyes Laborales) es la ley que define las normas de las relaciones laborales y los derechos de los trabajadores. Fue publicada en 1943, durante el gobierno de Getúlio Vargas, y reunió las leyes laborales existentes en la época. Su publicación se considera un avance importante en la protección de los derechos de los trabajadores. La CLT definía las normas de las relaciones laborales, los contratos, los derechos de los trabajadores, la organización de sindicatos y la firma de convenios laborales. El CLT también contiene normas sobre los procedimientos laborales y el funcionamiento del Tribunal Laboral. ↩