Foto: France 24
Contre Attaque, 28-2-2025
Traducción de Correspondencia de Prensa, 1-3-2025
«Grecia mata a sus hijos»: es uno de los eslóganes coreados este viernes 28 de febrero de 2025 en las calles de Atenas. Todo el país estaba paralizado por un paro general. Escuelas, universidades, administraciones y comercios habían cerrado sus puertas, el transporte público dejó de funcionar y una marea humana invadió las calles.
La policía habla de más de 325 000 personas en las manifestaciones. Una cifra que sin duda hay que multiplicar por 3, lo que la convierte en una de las movilizaciones más importantes de la historia del país.
Dos años antes, un drama ferroviario había traumatizado a toda Grecia: la catástrofe de Tempe, en la que murieron 57 personas. El 28 de febrero de 2023, un tren interurbano de pasajeros al norte de Atenas fue embestido por otro tren de mercancías cargado de productos químicos, que se encontraba en la vía sin que nadie se diera cuenta, debido a la falta de personal. La madre de una de las víctimas hizo público recientemente un audio en el que se oye a su hija asfixiarse y, antes de morir, decir: «No tengo oxígeno». Esta frase se ha convertido en una consigna para los griegos.
La vetustez de la red ferroviaria está relacionada con su privatización en 2017, tras la crisis económica que afectó al país. Los organismos capitalistas internacionales (la troika formada por la UE, el BCE y el FMI) obligaron a Grecia a adoptar medidas neoliberales, en particular privatizaciones, a cambio de una «ayuda» financiera. Por lo tanto, el ferrocarril es propiedad de una empresa privada italiana. La «competitividad» y la búsqueda del menor costo posible provocaron la muerte de 57 personas.
El accidente de febrero de 2023 fue un catalizador de la profunda ira del pueblo griego, que lleva años sufriendo los planes de austeridad. Cada aniversario del accidente de Tempe se organiza un paro general. El pasado 26 de enero, como si se preparara para la movilización de ese día, una marea ya había tomado las calles de las ciudades griegas, reuniendo a cientos de miles de personas.
En Atenas, este viernes (28 de febrero), la policía fue blanco de lluvia de cócteles molotov y se produjeron enfrentamientos cuerpo a cuerpo. Un policía en moto incluso fue duramente golpeado. El colectivo anarquista Rouvikonas colgó pancartas en el edificio de la compañía ferroviaria responsable gritando «este crimen no debe ser olvidado, estos días son por Tempe».
Si Grecia fue sacrificada como ejemplo por los neoliberales a principios de la década de 2010, las ansias de justicia nunca han sido saciadas y el espíritu de rebelión está más vivo que nunca.
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Crimen de Estado en Tempe: Ocultación criminal del Estado y privatización
Fragmentos del comunicado de las asociaciones griegas en Francia, 28-2-2025
Traducción de Correspondencia de Prensa, 1-3-2025
Intentos de ocultación
Desde el principio, el Estado griego, los medios de comunicación y la compañía ferroviaria hicieron un gran esfuerzo para ocultar lo que realmente sucedió y encubrir así el crimen.
El gobierno comenzó a encubrir el crimen, afirmando que se trataba de un accidente, de un «trágico error humano». En los medios de comunicación circuló una versión modificada para intentar atribuir este crimen únicamente al «error individual» del jefe de estación. El error del jefe de estación es innegable, pero cualquier investigación sobre un hecho tan grave no debería limitarse en ningún caso a un simple error.
Las preocupaciones sobre la seguridad de la red ferroviaria griega se habían planteado mucho antes del crimen, pero habían sido silenciadas. Los ferroviarios se declararon en huelga tres meses antes del crimen, para denunciar graves problemas de seguridad. (…)
Las privatizaciones
El estado deplorable de los ferrocarriles griegos está directamente relacionado con su fragmentación y las privatizaciones impuestas por los acreedores de la Unión Europea en 2017. La Troika, compuesta por la UE, el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI, a cambio de una supuesta «ayuda financiera», obligó a Grecia a aplicar medidas de austeridad neoliberales, incluidas privatizaciones masivas. En este contexto, la compañía operadora de los trenes griegos fue vendida a una empresa italiana por 40 millones de euros, un precio ridículo. La nueva empresa privada recibe 50 millones de euros al año del Estado griego para garantizar el servicio de la red. Según el Gobierno de SYRIZA de la época, la venta iba a «reforzar y modernizar los ferrocarriles griegos y el servicio de pasajeros».
Como era de esperar de tales privatizaciones, en lugar de la prometida «modernización del servicio», fuimos testigos de un desmantelamiento completo de los ferrocarriles: reducción del número de trenes, recortes de personal en puestos cruciales para la seguridad y ausencia de dispositivos de seguridad adecuados. La empresa italiana introdujo en Grecia trenes que tenían 30 años y que habían sido retirados de la circulación en Suiza. Además, la falta de sistemas de telecomunicación modernos obligó a que todas las comunicaciones tuvieran que hacerse por teléfono.
Por otra parte, la realización de las obras de infraestructura en la red griega es una broma de mal gusto: contratos con sucesivos retrasos, contratos complementarios, gastos exorbitantes, y todo ello con la tolerancia de la OSE (compañía ferroviaria griega, ndt) y del ministro de Transportes.
Unos meses después de la colisión de los trenes en 2023, la fiscalía europea inició acciones penales «contra 23 sospechosos por delitos relacionados con los sistemas de señalización ferroviaria». Las acusaciones más graves se refieren al incumplimiento del contrato 717, el contrato que, según los fiscales griegos y europeos, de haberse ejecutado, habría evitado la colisión. El contrato debía haber finalizado en 2017.
Casi dos años después, estos sistemas de seguridad siguen sin funcionar.

Un elemento adicional: la explosión
En el video que circuló, además de la colisión, también se veía una explosión, lo que sugería la presencia de material inflamable.
Hoy, después de una investigación llevada a cabo por familiares de las víctimas, sabemos que los contenedores delanteros del tren de mercancías transportaban potencialmente (ilegalmente) materiales inflamables. El propio primer ministro (y jefe de Estado) K. Mitsotakis, nos aseguró, tres semanas después del crimen, que era imposible y que saben con «absoluta certeza» que nada de eso había ocurrido. Pero el estudio realizado por la Universidad de Gante sobre las causas del incendio confirma que la causa de la explosión fue la presencia (ilegal) de xileno, un hidrocarburo que a menudo se utiliza ilegalmente (en Grecia) en los combustibles/gasolina para reducir su costo.
También se sabe que algunas de las víctimas murieron a causa de la explosión y no de la colisión. Cuando se acercaba el «aniversario» de este crimen, se difundió en las redes sociales una grabación en la que se podían escuchar las últimas palabras de las víctimas después de haber sobrevivido a la colisión: «No tengo oxígeno». Con este lema, las manifestaciones organizadas por los familiares de las víctimas reunieron a cientos de miles de personas en Grecia y en el extranjero, contra el encubrimiento del crimen y para reclamar justicia.
Encubrimiento del crimen
El crimen de Tempe no acabó con el completo deterioro de la red ferroviaria, la privatización, la negligencia mortal del gobierno y, finalmente, la colisión y las explosiones fatales. Desde los primeros días, sin la autorización de los jueces, el gobierno de Mitsotakis puso en marcha la operación de «restauración del lugar», es decir, la modificación de la escena del crimen. De hecho, el suelo que podría haberse medido para determinar las causas de la explosión ya no existía en el lugar. Así, la investigación de las causas de la explosión se hizo casi imposible. Es por esta intervención ilegal en la escena del crimen que la fiscal griega acusa hoy a destacados miembros del gobierno de Mitsotakis (aparte del incumplimiento del contrato 717 para el transporte seguro). Kyriakos Mitsotakis (jefe de Estado) y su gobierno mayoritario ocultan a los culpables, como siempre, detrás de la inmunidad parlamentaria (y ministerial). Los esfuerzos del Estado por encubrir este crimen no deben quedar impunes.
No nos sorprende nada. Desde la crisis económica, vemos que nuestras vidas están cada vez más devaluadas. Las continuas privatizaciones, desde la salud hasta el transporte, la devaluación de los trabajadores y trabajadoras que tienen funciones clave, las riquezas que circulan de abajo hacia arriba. Hoy estamos de luto por 57 personas fallecidas, pasajeros y trabajadores, sacrificados en nombre del lucro y las políticas neoliberales.
¡Nuestras vidas valen más que sus ganancias!
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Paro general en Grecia. El puelo en la calle para conmemorar a las víctimas del accidente ferroviario de 2023.
Agencia France-Presse
Mediapart, 28-2-2025
Traducción de Correspondencia de Prensa, 1-3-2025
Miles de personas se preparan para manifestar el viernes (28 de febrero) en toda Grecia, paralizada por un paro general, para conmemorar la colisión ferroviaria que mató a 57 personas hace dos años y alimenta el descontento contra el gobierno de Mitsotakis.
Los sindicatos convocqaron un paro general en el sector público y privado que afectará especialmente al transporte. Los trenes, transbordadores, autobuses, tranvías y taxis estarán prácticamente paralizados, mientras que numerosas conexiones aéreas han sido canceladas.
Habrá manifestaciones en más de 200 ciudades de Grecia y del extranjero para exigir respuestas sobre las causas exactas de la colisión frontal entre dos trenes.
La movilización se anuncia «de una magnitud histórica», aseguró el jueves el diario Efsyn (izquierda). Desde hace varias semanas, las acusaciones y sospechas de encubrimiento ocupan casi todo el campo político y mediático.
En las calles de Atenas, en particular, han proliferado carteles que reclaman «justicia» y denuncian una presunta «ocultación» de responsabilidades en el peor accidente ferroviario de Grecia, una acusación presentada por el colectivo de familias de las víctimas y la sociedad civil.
El 28 de febrero de 2023, poco antes de medianoche, un tren que conectaba Atenas con Tesalónica (norte), con más de 350 pasajeros a bordo, chocó de lleno contra un tren de mercancías en el valle de Tempe, a unos 350 km al norte de la capital.
«Traumatismo colectivo»
Los dos trenes habían circulado por la misma vía durante 19 minutos sin que se activara ningún sistema de alarma.
La colisión, en la que murieron 57 personas, entre ellas muchos estudiantes, provocó una gran conmoción hasta el punto de convertirse en un «trauma colectivo» en Grecia, según el primer ministro conservador, Kyriakos Mitsotakis.
El jefe del Gobierno, criticado por la oposición, que acusa a su gobierno de querer ocultar las verdaderas causas del accidente, se encuentra en una situación política difícil.
A finales de enero, más de 40 000 personas ya habían manifestado en Atenas y Salónica.
Además del error humano atribuido al jefe de estación local esa noche, la investigación reveló inmediatamente graves negligencias en la red ferroviaria, en particular la falta de actualización de los sistemas de seguridad.
Más de 40 personas han sido procesadas, pero ninguna ha sido juzgada todavía.
«Las palabras ya no bastan», declaró el colectivo de familias de las víctimas en un comunicado antes de las conmemoraciones. «Es el momento de actuar, de cambiar, de construir un futuro en el que ninguna familia tenga que volver a vivir un dolor así», según este texto.
El gobierno conservador no deja de rechazar las acusaciones de los partidos de la oposición, que hablan de un «plan organizado» de encubrimiento para proteger a altos cargos.
Kyriakos Mitsotakis, reelegido cómodamente cuatro meses después de la catástrofe, ha denunciado lo que considera un intento de «desestabilizar» el país.
Cargamento ilegal
«Algunos quieren convertir este duelo colectivo en una oportunidad para dividirnos, explotando el dolor para sus propios fines», fustigó antes del consejo de ministros del miércoles.
También reiteró que este accidente había puesto de manifiesto «errores, retrasos, deficiencias crónicas y malversaciones en el mecanismo estatal».
Un informe de expertos financiado por las familias de las víctimas concluyó que el tren de mercancías transportaba una carga ilegal y no declarada de productos químicos explosivos, lo que habría contribuido al elevado número de víctimas.
El jueves, la Agencia de Seguridad de Aviación y Ferrocarriles de Grecia indicó por su parte que había una «posible presencia» de un «combustible desconocido» en el lugar del accidente.
«Le corresponde a la justicia» hacer su trabajo, comentó lacónicamente el portavoz del Gobierno, Pavlos Marinakis.
Los partidos de la oposición quieren presentar una moción de censura la semana próxima y exigen una investigación parlamentaria para determinar si las autoridades limpiaron rápidamente el lugar después del accidente, destruyendo así evidencias importantes.
En un país donde la desconfianza hacia los políticos es grande, el 72 % de los encuestados cree que el Gobierno ha intentado encubrir el asunto, según una encuesta del canal privado Alpha TV.
«La confianza de la sociedad griega en la justicia está debilitada», declaró recientemente el líder del partido de izquierda Syriza, Sokratis Famellos.