Las crisis, no las recesiones regulares sino las crisis importantes, se caracterizan por la incertidumbre que las acompaña. Interrumpen el curso normal de las cosas y exigen reacciones anormales, aún por descubrir, para que podamos avanzar. En medio de estas calamidades periódicas, no sabemos cómo, ni siquiera si saldremos de ellas, o qué nos espera si terminan. Las crisis son, por lo tanto, momentos de agitación con posibilidades de nuevos desarrollos políticos, buenos y/o malos...
