Oppenheimer, ampliamente celebrado como “el padre de la bomba atómica”, adquirió una influencia extraordinaria para un científico en las filas del gobierno estadounidense, sobre todo en su calidad de presidente del comité consultivo general de la nueva Comisión de la Energía Atómica. Sin embargo, su influencia menguó a medida que se acentuó su ambivalencia con respecto al armamento nuclear.
