En definitiva, la sostenibilidad del actual modelo sin ajustes sobre el nivel de vida de los trabajadores es falaz. El problema de apostar (literalmente) a esta inercia es que el cúmulo de contradicciones puede traducirse violentamente en una potente crisis política y económica del modelo. Sin alternativa por izquierda y sin disputa del sentido de esa crisis, el ajuste será más regresivo y, paradójicamente, con mayor anuencia popular...
