En la selva a lo largo de la frontera colombo-venezolana, guerrilleros, criminales y elementos oscuros del Estado se disputan el control de los negocios ilícitos. La reciente arremetida de Venezuela contra uno de los grupos armados ha aumentado las tensiones. Bogotá y Caracas deben moderar su guerra de palabras y trabajar para prevenir una escalada bilateral indeseada.