A l’encontre, 11-7-2019
Traducción de Ruben Navarro – Correspondencia de Prensa, 12-7-2019
La publicación pormenorizada de los resultados de las elecciones legislativas en Grecia, el domingo 7 de julio de 2019, permite una lectura más clara e informada de los diversos comentarios que publicamos en este dossier. En un total de 9:961.718 inscriptos en el registro electoral, la participación fue de 5:769.503 votantes. Los votos nulos representaron 77.503 y los votos en blanco 42.668. El porcentaje de abstención fue alto: 42,08%, pero no es excepcional si se lo compara con las elecciones de setiembre de 2015; en cambio, ha sido superior al de las elecciones de enero del mismo año (36,4%).
-Nueva Democracia (ND) obtuvo un porcentaje de 39,85% de los votos, o sea 2:251.411 votos y 158 bancas gracias al sistema que bonifica con 50 bancas al partido que obtiene la mayor cantidad de votos. En setiembre de 2015, ND había alcanzado el 28,09%, o sea 1:526.400 votos y 75 bancas.
-Syriza (Synaspismos Rizospastikis Aristeras) obtuvo el 31,53%, lo que representa 1:781.174 votos y 86 bancas. En setiembre de 2015, Syriza había obtenido 35,46%, o sea 1:781.174 votos y 145 bancas, lo que no le había permitido alcanzar la mayoría absoluta, como la alcanzado ND en estas últimas elecciones.
-El movimiento por el cambio (Kinima Allagis) –una coalición representada esencialmente por el ex PASOK, con Fofi Gennimata como candidata- consiguió obtener 8,10% de los sufragios, 457.519 votos y 22 bancas. En setiembre de 2015, el PASOK había obtenido 6,29% de los votos, o sea 341.732 sufragios y 17 bancas.
-El KKE (Partido Comunista, Kommounistiko Komma Elladas) obtuvo 5,30%, o sea 299.592 votos y 15 bancas. En setiembre de 2015, había obtenido 5,55% con 301.684 votos.
-Solución griega (Elliniki Lisi), reunió 3,70% con 208.805 votos y 10 bancas de diputados.
-MeRa25 (Frente Europeo de Desobediencia Realista, de Yanis Varoufakis, ex ministro de Finanzas de Alexis Tsipras de enero a julio de 2015, que abandonó Syriza en las elecciones de setiembre de 2015) obtuvo sólo 3,44% con 194.232 sufragios y 9 diputados.
-Amanecer dorado (o Alba dorada, Laikos Syndesmos – Chrysi Avgi) obtuvo el 2,93%, con 165.709 sufragios. Al no haber alcanzado el límite de 3%, no tiene ningún diputado. En setiembre de 2015, había obtenido el 6,99%, 379.722 votos y 18 bancas de diputados.
-Rumbo a la libertad (Plefsi Eleftherias), corriente fundada en abril de 2016 por Zoi Konstantopoulou, ex presidenta de la Cámara de diputados bajo el gobierno de Tsipras, obtuvo 1,46%, con 82.672 votos.
-Unión de centristas (Enosi Kentroon), consiguió solamente 1,24% con 70.132 votos. En setiembre de 2015, había alcanzado el 3,44%, o sea 186.644 votos y 9 bancas de diputados.
-Antarsya (coalición anticapitalista) obtuvo 0,41%, o sea 23.191 votos.
-Unidad popular (Laiki Enotita) consiguió 0,28% con 15.930 votos. En setiembre de 2015, la Unidad popular (Lafazanis) había obtenido 2,86%, o sea 155.320 votos.
A continuación la declaración de DEA (Izquierda Obrera Internacionalista), que integra la Unidad Popular, aunque crítica de las posiciones adoptadas en el último período por Panagiotis Lafazanis.
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Declaración de la DEA sobre las elecciones
Ante este gobierno de derecha, es urgente construir un frente de resistencia unitario
1. El resultado electoral del 7 de julio crea un equilibrio político de fuerzas desfavorable para la clase obrera y las clases populares.
El porcentaje obtenido por Nueva Democracia (39,85%) proporciona a Kyriakos Mitsotakis y a la dirección ultra neoliberal del partido de derecha la capacidad de formar un gobierno por su cuenta. Alexis Tsipras logró mantener una votación elevada (31,53%) –a pesar de sus trágicas responsabilidades al allanar el camino para que la derecha neoliberal recuperara el poder gubernamental. Sumados, los dos grupos forman una suma mayoritaria de fuerzas políticas –en el parlamento– que se comprometen a apoyar los acuerdos con los acreedores, apoyando las políticas dictadas por el Memorando y el “Medio plazo” programa que el gobierno de Tsipras pasa al gobierno de Mitsotakis.
Este alto porcentaje de un “sistema de dos partidos” que está comprometido con el Memorando, se asemeja a porcentajes que sólo existieron antes de la crisis política provocada por las luchas masivas de 2010-2013. Se anunciaría así el fin del “ciclo” político que fue abierto por las luchas obreras masivas del período anterior.
2. Pero esta perspectiva es frágil e inestable.
La economía global se está desacelerando y esto amenaza con hacer estallar los acuerdos existentes con los acreedores y el calendario del “Programa a medio plazo”, y presentar la demanda de nuevas y más duras medidas de austeridad. El movimiento obrero y popular no logró frenar las políticas de austeridad del gobierno de Tsipras, pero esto no significa que haya dado su consentimiento. No significa que la población haya “adoptado” estas políticas, como lo hizo SYRIZA.
Hay pocas posibilidades de que Mitsotakis pueda repetir el principal “logro” de Tsipras, que fue el de promover las contrarreformas neoliberales en un clima de paz social. La historia de la lucha de clases en Grecia muestra que no se puede subestimar una potencial intervención inesperada de las masas en la situación política y un repentino estallido de una nueva ola de luchas. Este factor permitirá juzgar, en última instancia, si el nuevo equilibrio de fuerzas que existe en el Parlamento va a funcionar como un “sistema bipartidista” capaz de estabilizar el capitalismo griego, o entrará en una nueva crisis de inestabilidad bajo la presión popular.
3. No se puede explicar el resultado electoral del 7 de julio sin tener en cuenta la derrota de las clases trabajadoras y populares en 2015.
La gran ola de luchas en 2010-2013 provocó una crisis política sin precedentes, llevando al PASOK al borde de la desintegración y rebajando seriamente la fuerza política de la Nueva Democracia. Recordemos que después de la dimisión de Antonis Samaras, cuando Vagelis Meimarakis asumió el liderazgo de la Nueva Democracia, el partido de derecha obtenía alrededor del 14% en las encuestas. Esto ayuda a explicar cómo Tsipras pudo mantenerse en el poder durante 4 años y medio.
La dirección de SYRIZA se defiende hoy afirmando que “nos vimos obligados a aplicar las políticas de austeridad del Memorando”. Eso no es cierto: el gobierno de Tsipras optó claramente por implementar políticas de austeridad, firmando el Tercer Memorando y finalmente reclamando la “propiedad” de las contrarreformas neoliberales. Eligió violar el mandato popular de NO en el referéndum, para legitimar el sistema de “tutelaje”, basando sus perspectivas en “negociaciones” con los líderes de la UE y estableciendo relaciones más estrechas con los Estados Unidos de Donald Trump.
Durante esos años, Tsipras desplazó SYRIZA hacia la derecha, incorporando partes de la vieja socialdemocracia, una fracción de los griegos independientes nacionalistas y una fracción del ala derecha “moderada”. Esto sentó las bases para transformar a SYRIZA en un partido socialdemócrata (en los tiempos de la degeneración neoliberal de la social-democracia) que es extremadamente dependiente y controlado por el Líder. Ahora el grupo dirigente que rodea a Tsipras está dando preparando la próxima: La creación de una alianza aún más cobarde políticamente y más centrada aún en torno al líder, la “Alianza Progresista”.
En esta trayectoria, además de implementar contra-reformas neoliberales, el gobierno de SYRIZA organizó la presión a la población para retirarse de la resistencia, provocando la desmoralización masiva y la reducción de la militancia de la clase obrera, allanando de esta manera el camino para Mitsotakis.
4. A pesar de las obvias responsabilidades de SYRIZA, no hay que subestimar al gobierno de Mitsotakis.
Sus miembros destacan los temas de la reducción del impuesto de sociedades, de la «liberalización» total de las condiciones de trabajo y de la promoción más rápida y despiadada de las privatizaciones; para obtener el apoyo de la gran mayoría de la clase dominante.
Utilizan las consignas de “Ley y Orden”, y atacan el barrio “rebelde” de Exarchia, en Atenas y el carácter inviolable de los locales universitario por la policía con el fin de reorganizar su alianza con la clase media (una conquista obtenida en 1974 tras la caída de los coroneles y tras el levantamiento estudiantil de noviembre de 1973 de la escuela politécnica, una conquista suprimida por Mitsotakis ya este 10 de julio). Utilizan la consigna de “fronteras fuertes” para combinar el neoliberalismo con el racismo y el nacionalismo, con el objetivo de reincorporar, dentro de la Nueva Democracia, a una parte de la corriente de la ultra derecha en la sociedad.
El punto de partida de Mitsotakis es la implementación de lo que Alexis Tsipras ya ha acordado con los acreedores, pero combina este objetivo con la ambición de lograr una aceleración de las contrarreformas neoliberales. Su gobierno plantea una amenaza muy importante para los intereses de la clase obrera y las clases populares.
5. El partido neonazi Amanecer dorado reunió el 2,9% de los votos y ahora está fuera del parlamento, perdiendo todos los privilegios que provienen de la representación parlamentaria. Los únicos que tienen derecho a reivindicar este resultado positivo son los militantes de la izquierda y el movimiento antifacista y antirracista. La Nueva Democracia, el PASOK y SYRIZA no tienen ese derecho, porque o bien fortalecieron el Amanecer Dorado con sus políticas, o bien permitieron su función “legal” con su tolerancia.
A pesar de perder muchos votos y de sufrir una crisis duradera, Amanecer Dorado sigue siendo un oponente mortal para los derechos de los trabajadores y los valores democráticos que debemos seguir combatiendo. El nuevo partido “Solución Griega” no tiene “fuerzas de choque” en las calles ni las referencias nazis de Amanecer Dorado, pero sigue siendo una fuerza de extrema derecha peligrosa. Por lo tanto, la izquierda y el movimiento social deben seguir luchando y organizando intervenciones contra el racismo de Estado, el fascismo y la extrema derecha.
6. El resultado electoral pone de relieve una crisis de eficacia política para la izquierda radical, a la izquierda de SYRIZA.
-El Partido Comunista (KKE), aunque esta vez logró reunir a un número importante de cuadros y personalidades de horizontes y corrientes de izquierda diferentes, se estancó (299.592 y 5,3%) en relación con las elecciones europeas, y sigue estando por debajo de la popularidad que disfrutaba en la época anterior al ascenso y la crisis de Syriza (por ejemplo los 536.000 votos y 8,48% en mayo de 2012). Esto demuestra su incapacidad para hacer frente a los acontecimientos políticos importantes y es la consecuencia de su posición de evitar iniciativas políticas importantes y, en ese marco, de rechazar la unidad de acción con otras fuerzas militantes de la izquierda.
– Antarsya recogió 23.191 votos y 0,41%, perdiendo terreno con respecto a las elecciones europeas y sufriendo una disminución importante de su influencia, en comparación con la que tenía entonces antes del ascenso y la crisis posterior de Syriza (75.416 votos y 1,19% en mayo de 2012). A la lectura de los anuncios de sus principales componentes – NAR (Corriente nueva izquierda) y SEK (Partido Socialista de los Trabajadores) – es evidente que existen importantes divergencias políticas, y queda abierta la cuestión de si esta coalición permanecerá unida.
– Para la Unidad Popular (LAE), el resultado significa el final de un ciclo. La derrota de LAE ya había tenido lugar y fue «registrada» en las elecciones europeas (31.648 votos y 0,58%). Las razones fueron los importantes errores políticos de sus dirigentes y, sobre todo, la subestimación del nacionalismo como amenaza. El posible cambio de dirección y su reorientación política han sido pasos en la dirección correcta, pero han resultado «demasiado poco, demasiado tarde». Las pocas semanas transcurridas entre las elecciones europeas y las nacionales no fueron suficientes para que estos cambios produjeran sus frutos. El resultado (15.930 votos y 0,28%) muestra que se necesitan iniciativas dentro de LAE para hacer frente y superar esta situación. Es una condición previa para mantener activo un número importante de mujeres activistas cuyo papel es significativo para el futuro de la izquierda radical, como lo han demostrado los resultados decentes de las elecciones locales.
Estas debilidades crearon un vacío en el que intervinieron el MERA y Yanis Varoufakis. Con 194.149 votos y 3,44% y han ganado el derecho de probar sus opiniones políticas con representación parlamentaria. Su programa neo-keynesiano para abordar la austeridad, su insistencia en el objetivo de reformar la Unión Europea “desde adentro” y el funcionamiento alrededor de la historia y de la personalidad de Yanis Varoufakis es una advertencia sobre los límites de este proyecto político.
Mientras que el MERA recogió los votos de muchas personas que querían expresar una crítica de izquierda a Syriza, la política de Varoufakis no se inscribe en la perspectiva de una reorganización de las filas de la izquierda radical.
7. En el período que comienza con la instauración del gobierno de Mitsotakis, necesitaremos iniciativas fuertes, coherentes y audaces.
El centro de estas iniciativas debería ser el esfuerzo por consolidar y reorganizar las movilizaciones de resistencia. Grupos sindicales radicales en los lugares de trabajo, movimientos sociales en los barrios que expresaron su apoyo a la izquierda radical en las elecciones locales (26 de mayo y 2 de junio de 2019), colectivos antirracistas y antifascistas, grupos de mujeres y grupos LGBTQI que apoyan las actividades anti sexistas, formaciones estudiantiles radicales en escuelas superiores y universidades, tales son las fuerzas en las que todos debemos concentrarnos. El retorno de la resistencia necesitará un esfuerzo serio, organizado y unitario de las fuerzas más amplias de la izquierda radical.
Esto implica la necesidad de tomar iniciativas también en el ámbito político. Por nuestra parte, hemos insistido en la necesidad de la cooperación política entre las fuerzas que provienen de LAE, de ANTARSYA, otros grupos que se separaron de SYRIZA en el verano de 2015, y otras fuerzas de la izquierda militante en general. Este esfuerzo debe continuar en la nueva situación, en la que quedó demostrada la debilidad de las formaciones unitarias existentes de la izquierda.
Trabajando en esta perspectiva, necesitaremos perseverancia, sobriedad y audacia. El ritmo de este esfuerzo estará determinado por la movilización de nuestro pueblo. Las movilizaciones futuras pueden llegar a sorprender tanto a los enemigos –eso esperamos- como a los falsos amigos.