Against the Current, mayo de2024
Traducción de Correspondencia de Prensa, 15-6-2024
Con demasiada frecuencia, en las tinieblas de la guerra, la brutalidad de la agresión sexual y la violación no logra llegar a la opinión pública, por eso, el hecho de sacar a la luz estos abusos es algo por lo que las feministas han luchado durante décadas. Sin embargo, lo que complica esta cuestión es que las acusaciones de agresión sexual también han sido utilizadas como una herramienta de guerra, y como un arma (a menudo letal) del racismo y el colonialismo.
En su actual guerra contra el pueblo de Gaza, el gobierno israelí ha optado por utilizar el tema de la violencia sexual como un arma para obtener resultados políticos. La siguiente declaración será entregada a los funcionarios del gobierno israelí que han montado una cruzada pública, manipulando este tema para legitimar – y desviar la atención – de su campaña de limpieza étnica, para deshumanizar a los palestinos y para vilipendiar a quienes critican sus acciones. También será enviada a funcionarios estadounidenses, figuras públicas prominentes y otras personas quienes, por desatino o intencionalmente, se han unido a la refriega vilipendiando a una variedad de organizaciones e individuos feministas. En algunos casos estos ataques han incluido campañas orquestadas para cancelar fondos para obras de importancia clave. También han atizado el acoso y el doxing del personal o de miembros de la junta directiva, incluyendo, reprensiblemente, amenazas de violación y muerte.
La declaración fue iniciada por feministas judías anti sionistas radicadas en Estados Unidos, quienes creemos tener una responsabilidad particular de pronunciarnos en apoyo de los derechos palestinos y en contra del genocidio actual. Hasta la fecha ha obtenido apoyo en todo Estados Unidos y en todo el mundo. Muchos de los firmantes han trabajado con o investigado el tema de la violencia sexual durante décadas. Muchos han apoyado directamente a las sobrevivientes, y/o somos nosotras mismas sobrevivientes. Colectivamente, estamos acostumbradas a sondear realidades complicadas en nuestras mentes, lo que creemos que es una práctica necesaria en un mundo complejo e injusto.
Los firmantes de esta declaración se ven unidos, tanto en la condena de todos los casos de crímenes de guerra – incluida la violencia sexual – como en la defensa de todos aquellos que están siendo atacados por desafiar el ataque letal de Israel contra los palestinos.
Frente a estos intentos de intimidarnos o desacreditarnos, nos negamos a ser reducid@s al silencio.
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Carta abierta a los gobiernos de Israel y Estados Unidos y a todos los que instrumentalicen el tema de la violación
Nosotros, los abajo firmantes, nos pronunciamos contra la vergonzosa ofensiva coordinada que se está llevando a cabo hoy contra organizaciones, agencias e individuos feministas, que abogan por la mujer, de judíos anti sionistas y otras, acusándonos de “no condenar” las agresiones sexuales sistemáticas de mujeres y niños israelíes en el brutal ataque del 7 de octubre por parte de Hamás. Repudiamos los intentos del gobierno israelí, y de sus apologistas, de restarle legitimidad a nuestro trabajo, de cortar el financiamiento de organizaciones feministas y de justicia social, y de socavar nuestras demandas de que Israel cese su masacre genocida de los palestinos.
Sin importar si nos identificamos como feministas, como judías, como anti sionistas, como todas las citadas, o como aliadas, y dondequiera que estemos basadas en el mundo, proclamamos que podemos sostener muchas verdades en nuestras mentes y en nuestros corazones simultáneamente; eso es lo que hacemos cada minuto de cada día. Condenamos la violación y todas las formas de agresión sexual contra cualquier persona de cualquier género o edad, ya sea perpetrada por Hamás, por las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF, por sus siglas en inglés) o cualquier otra persona. También condenamos los bombardeos masivos contra civiles, los bloqueos letales de alimentos, agua y combustible, el uso de armas químicas ilegales, los asesinatos selectivos de periodistas y trabajadores humanitarios, la destrucción de hogares, hospitales, escuelas, recintos religiosos, infraestructura y de líneas genealógicas enteras, la aniquilación de la cultura, el secuestro y la toma de rehenes, y todos los crímenes de guerra cometidos por cualquiera de las partes.
Aquellos de nosotros que somos judíos estamos orgullosos de nuestra identidad y de su historial de enfrentar la injusticia, y también condenamos las acciones del estado creado en nuestro nombre que nació de la masacre y la expulsión masiva, que ha mantenido una ocupación asfixiante, racista y deshumanizante durante 75 años, y que actualmente está llevando a cabo asesinatos masivos de civiles diariamente con impunidad.
Condenamos la violación, al igual que condenamos todos los crímenes de guerra
La agresión sexual es devastadora. Ya sea perpetrada por actores estatales o no estatales; por desconocidos, conocidos, amigos o familiares; por maestros, entrenadores, supervisores, compañeros de trabajo o figuras religiosas de cualquier fe; por la policía, los guardias de prisiones, los soldados o los guerrilleros – estamos muy familiarizados con su legado perdurable de trauma y conmoción. Y lo condenamos por igual en todos los casos.
Creemos en las sobrevivientes, y creemos en informes que son el resultado de investigaciones realizadas por feministas capacitadas y expertas en derechos humanos que no tienen otra agenda que documentar y transmitir de manera clara y precisa la gravedad de la violencia de género. La agresión sexual es generalizada, incluso común. Rara vez causa la indignación que su incidencia, impacto y enormidad merecen. Y la historia también está repleta de ejemplos de acusaciones de violación esgrimidas por las partes interesadas en los conflictos armados para hacer que el “enemigo” sea más monstruoso y, por lo tanto, sea merecedor de formas cada vez más depravadas de violencia militarizada. Esa táctica es tan antigua como la guerra misma. Y eso significa que hay muchas razones para desconfiar de la indignación selectiva – o de las proclamaciones de inocencia – de gobiernos o milicias, o de sus respectivos órganos de propaganda, cuando se trata de agresiones sexuales. Existe una necesidad urgente de promover una mayor conciencia pública sobre cómo puede movilizarse esa indignación durante los períodos de conflicto y/o para legitimar los proyectos racistas. Y existe una necesidad equivalente de concienciación pública en momentos en los que la indignación brilla por su ausencia – como cuando los miembros de esos mismos gobiernos o milicias son acusados de abusos sexuales dentro de sus propias filas.
La actual campaña de Israel para desacreditar a las feministas – especialmente a las feministas de color, a las feministas árabes y a las feministas judías anti sionistas – y a otras personas que critican su ofensiva letal contra los palestinos, es insultante y deshonesta, pero no es nada nuevo. Lo vemos como lo que es: un intento cínico de incitar la furia del público y desviar la atención del genocidio que está perpetrando. Y son demasiadas las figuras públicas y los funcionarios electos que se han dejado llevar como partícipes en esta avalancha de acusaciones contra nosotros.
Por lo tanto, vamos a dejarlo bien claro una vez más: condenamos la violación. Condenamos el genocidio. Y también condenamos la manipulación oportunista de la cuestión de la agresión sexual por quienes cometen crímenes de guerra, o por cualquier otra persona.
Apoyamos la investigación iniciada por los miembros altamente calificados de la Comisión de Investigación de la ONU sobre toda la gama de crímenes de guerra cometidos durante el ataque de Hamás del 7 de octubre y el posterior ataque del Estado israelí contra Gaza, un esfuerzo en el que Israel hasta ahora se ha negado a participar. También apoyamos investigaciones adicionales sobre estas denuncias de agresión sexual llevadas a cabo por autoridades feministas y de derechos humanos imparciales, con experiencia y sensibilidad comprobadas en lo concerniente a violencia sexual, así como el suministro de una amplia gama de servicios para todas las sobrevivientes por parte de personas explícitamente capacitadas para abordar el trauma sexual. Además, instamos a que se investiguen las denuncias de atrocidades tanto por el personal militar israelí como por actores no estatales – entre ellos los grupos de colonos que toman la ley en sus manos – en todo Israel y los Territorios Ocupados.
Por último, seguimos alzando nuestras voces como parte del llamamiento mundial en favor de un alto el fuego permanente en Gaza, la liberación de todos los rehenes y presos políticos, el cese de la ayuda militar estadounidense a Israel y el fin del apartheid israelí.
–Leer la declaración y la lista de firmantes aquí
–Aquí, para firmar la declaración
-Los invitamos a que compartan este esfuerzo e inviten a otros a sumarse.