Foto: Ralph Tedy Erol, 20-3-2024
Según la Coordinación Nacional para la Seguridad Alimentaria en Haití, cerca de 5 millones de personas -casi la mitad de la población- padecen inseguridad alimentaria. Si no se hace nada, el país, cuya capital, Puerto Príncipe, está sitiada por las bandas, se encamina hacia un baño de sangre.
Molière Adely, corresponsal en Puerto Príncipe
Libération, 16-4-2024
Traducción de Correspondencia de Prensa, 18-4-2024
Haití atraviesa una crisis multidimensional desde hace varios años. Incluso antes del asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, los grupos armados ya habían tomado el control de varias zonas del país, lo que afectó su economía. Pero desde febrero, las bandas criminales se han apoderado de todo el centro de Puerto Príncipe, agravando aún más la crisis económica. Marie vende verduras en el mercado público de Poste Marchand. A pesar de la inseguridad, todas las mañanas se dirige al centro de la ciudad para comprar productos al por mayor, que luego vende al por menor. «Los productos son muy caros ahora. Además, el costo del transporte ha subido. Tengo que pagar a un motociclista tres veces más de lo habitual por el trayecto», explica Marie, que tiene que cuidar sola de su familia.
Todas las industrias del país han sido afectadas por la crisis. Reginald es conductor de mototaxis, una actividad que ya no es rentable actualmente, pues tiene que alimentar a su mujer y a sus hijos. «La gente apenas utiliza los mototaxis. Muchos no pueden permitirse comer. Creo que si no tuvieran problemas económicos, me resultaría más fácil conseguir clientes», dice con semblante triste mientras se sienta en su moto.
Los precios de los productos de primera necesidad están subiendo, mientras que la moneda local pierde valor. El combustible es cada vez más escaso. Un galón de combustible se vende a 1.500 gourdes (10,60 euros) en las ciudades de provincia y a 1.250 gourdes en Puerto Príncipe en el mercado negro, mientras que hace quince días costaba 560 gourdes en el surtidor.
23 % de inflación
Según los resultados de la encuesta de la Coordinación Nacional de Seguridad Alimentaria (http://cnsa509.org/), publicados el 22 de marzo de 2024, alrededor de 4,97 millones de personas (50% de la población analizada) se enfrentan o se enfrentarán a una inseguridad alimentaria aguda para el periodo de marzo a junio de 2024. La situación se ha deteriorado en comparación con la proyección anterior, realizada durante el análisis de agosto de 2023. «La prevalencia de la inseguridad alimentaria prevista aumentó del 45% al 50% en comparación con el periodo comprendido entre agosto de 2023 y febrero de 2024″, señala el documento, que indica que 8 de las 32 zonas analizadas se encuentran ahora clasificadas en la fase 4, es decir, en situación de emergencia.
En un comunicado emitido el jueves 11 de abril, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) expresó su preocupación por la posibilidad de que sus reservas de alimentos se agoten a finales de mes. «El PMA sólo tiene alimentos suficientes en el país para alimentar a 175.000 personas durante un mes. El cierre del principal puerto y aeropuerto de Haití en Puerto Príncipe hace aproximadamente un mes interrumpió el flujo de suministros hacia el país», advirtió Jean-Martin Bauer, director del PMA en Haití, quien ya advirtió a finales de marzo que «los haitianos estarían al borde del colapso».
La agencia de la ONU cree que el país necesita medidas urgentes «pero, a largo plazo, ésta no es la solución», afirma el economista Enomy Germain: «Si queremos resolver el problema de la inseguridad alimentaria, primero debemos abordar el problema de la inseguridad de forma global. Tienen que darse las condiciones adecuadas para que la gente pueda funcionar y participar en la distribución de la riqueza nacional.»
Según el último boletín del Instituro haitiano de estadísticas e informática, la tasa de inflación es del 23% en este país de 11 millones de habitantes. La región del sur se encuentra entre las que registran la tasa más elevada. Según Enomy Germain, esto se debe a la violencia de las bandas en la capital, que impide la circulación de bienes y servicios. En Les Cayes, a unos 200 km de Puerto Príncipe, la situación es especialmente crítica. El empresario Jean Fergusthon Calixte tiene un comercio de comestibles en la ciudad. «La situación me supera. Antes encargaba camiones de mercancías a Puerto Príncipe, pero desde hace unos meses no puedo hacerlo. El negocio está en quiebra», dice este miembro de la Cámara de Comercio del Sur, y explica que todo el sector empresarial del departamento está por el suelo. El poder adquisitivo de Cayens se ha visto completamente diezmado. «Ya no puedo vender mi mercadería a tiempo», explica por teléfono la comerciante Montilia Célaurent. Ante el elevado costo de la vida, muchas personas recurren al pequeño comercio para intentar sobrevivir, lo que reduce su clientela en la zona donde vive.
Intercambios comerciales imposibles
En el departamento de Artibonite, al noroeste de la capital haitiana, los cabecillas de bandas se han apoderado de las tierras fértiles de los habitantes. Es difícil cultivar los campos. Algunos empresarios han tenido que abandonar la zona para salvar el pellejo.
La capital está sitiada desde hace un mes. El aeropuerto internacional de Toussaint-Louverture está cerrado. Los puertos ya no reciben barcos procedentes del extranjero. El comercio con Haití desde Puerto Príncipe es imposible. «Necesitamos la reapertura inmediata del puerto de la capital para importar víveres frescos. También necesitamos un acceso sin obstáculos para transportar alimentos por todo el país para garantizar la continuidad de nuestros programas», afirma Jean-Martin Bauer. El Director de la Autoridad Portuaria Nacional, Jocelin Villier, no pudo ser localizado, mientras que el Director de Control de la Administración General de Aduanas, Jean Ralph Gracia, no respondió a nuestras solicitudes de entrevista.
El empresario Calixte reclama la apertura del puerto de Saint-Louis-du-Sud para facilitar el comercio. Una idea que comparte el economista Enomy Germain: «Es imperativo descentralizar el país en este sentido. Los puertos de Puerto Príncipe reciben más del 70% de las importaciones. Si se bloquea la capital, se paralizan todas las actividades comerciales del país.