Los napolitanos vuelven al San Paolo, el estadio donde jugó Maradona, y se acurrucan en sus muros como si fuera una catedral, una Notre-Dame de la pelota.
Los napolitanos vuelven al San Paolo, el estadio donde jugó Maradona, y se acurrucan en sus muros como si fuera una catedral, una Notre-Dame de la pelota.