Ecología – El vampirismo del capital. El ángulo muerto del análisis marxiano (II) [Alain Bihr]

En el capital, y a través de él, el muerto (el trabajo muerto) agarra al vivo (el trabajo vivo) doblemente. Se apodera de su fuerza productiva para mantenerse en vida, prosperar y acumularse. Y al mismo tiempo hace que se extinga: le priva de su fuerza productiva, que objetiviza en su propio cuerpo, lo desrealiza convirtiéndolo en ectoplasma (o zombi), cuando no lo agota hasta su muerte física. Trabajo materializado y acumulado, trabajo muerto en este sentido, el capital no se relaciona con el trabajo vivo más que para explotarlo, dominarlo y finalmente alienarlo, transfigurándolo o, mejor dicho, desfigurándolo con su impronta monstruosa y mortífera.