La sociedad no es fruto de un contrato entre los individuos, como escribió Rousseau. Los humanos son una especie de primates que solo pueden existir y reproducirse en sociedad. Somos una especie “naturalmente” social. El fundamento de nuestra existencia en sociedad no debe buscarse en la sociedad, sino en la naturaleza. Ahí está nuestro punto de partida. Pero a diferencia de las dos especies de primates más cercanas al ser humano, los chimpancés y los bonobos, que al parecer no han cambiado de forma de organización social pese a adaptarse a nuevos medios, los humanos, confrontados con problemas nuevos, han inventado nuevas formas de vivir juntos y de actuar sobre la naturaleza circundante...