Renunciar a comprender el mundo, renunciar a ser amables con el otro, significa sustituir la banalidad del bien y sus curativos efectos inconmensurables por la banalidad del mal y su eficacísima contabilidad mortal.
Renunciar a comprender el mundo, renunciar a ser amables con el otro, significa sustituir la banalidad del bien y sus curativos efectos inconmensurables por la banalidad del mal y su eficacísima contabilidad mortal.