Brasil – La batalla por el ministerio de salud: el SUS o la derecha. [Gabriel Brito]

Lula da Silva y Arthur Lira, en la sede del Tribunal Superior Electoral, el 12 de diciembre en Brasilia. Foto: Evaristo Sa, AFP

Correio da Cidadania, 19-12-2022

Traducción de Correspondencia de Prensa, 19-12-2022

La noticia de que Arthur Lira (Partido Progresistas, presidente de la Cámara de Diputados: ndt) estaba empeñado en llevarse el Ministerio de Salud para su grupo político cayó como una bomba. 1 La supuesta oferta de 150 votos para la aprobación del PEC (Propuesta de Enmienda Constitucional) de Transición, que garantizaría el Programa Bolsa Familia fuera del techo de gasto presupuestal, representó una importante tensión política. Mientras el golpismo neofascista continúa en las calles, la batalla por el control del próximo gobierno está en el primer plano del debate. En los principales medios de comunicación, el nombramiento de la sanitarista y presidenta de Fiocruz (Fundación Oswaldo Cruz), Nísia Trindade de Lima se dio por hecho. Pero, al parecer, la respuesta de Lula al chantaje de Lira es suspender cualquier nombramiento hasta que se apruebe el PEC. 2

En las entidades técnicas y científicas, los grupos que defienden el SUS (Sistema Único de Salud) y las categorías funcionales organizadas, la indignación es fuerte. El Frente por la Vida publicó una nota en la que afirma que «para cumplir esta misión, el cargo de gerente nacional del SUS debe ser ocupado por una persona con tradición en el SUS, conocedora del sistema público de salud, comprometida con los avances necesarios para superar las actuales deficiencias del SUS y sin conflicto de intereses, es decir, capaz de evitar cualquier regateo político con cargos del Ministerio de Salud».

Otra importante manifestación vino de una nota firmada por 42 entidades relacionadas con el sector, entre ellas el Consejo Federal de Enfermería y la Sociedad Brasileña de Medicina de Familia y Comunidad. «El equipo de transición ya manifestó el estado de destrucción en que se encuentra el ministerio de Salud y los pejuicios provocados al SUS, patrimonio del pueblo brasileño, y que reflejó la completa inacción durante la pandemia. Cabe destacar que, pese a todos los ataques, desmantelamientos y contratiempos, sólo el SUS, con sus trabajadores, salvó a la población de una tragedia aún mayor, aunque también hay que lamentar la muerte de casi 700 mil personas. Con el país incluido de nuevo en el Mapa del Hambre, es inadmisible que se regatee el PEC, sin el que la Bolsa Familia sería inviable. No aceptaremos chantajes».

En opinión de quienes entienden no sólo las necesidades de la salud pública, sino también la dinámica de las disputas políticas, Lira pretende matar dos pájaros de un tiro. Por un lado, garantiza a su base de apoyo el ministerio que más presupuesto tendrá en 2023; por otro, que el pasado de mala gestión y corrupción permanece oculto.

«El PP de Arthur Lira tuvo en sus manos el ministerio de Salud en la etapa de Michel Temer tras el golpe de 2016. Eso fue cuando el ingeniero y diputado federal Ricardo Barros (PP-Paraná) era el ministro. En esa época comenzó el desmantelamiento de órganos como el Departamento Nacional de Auditoría del SUS (DENASUS), las acciones de auditoría y CartaSUS. También vale la pena recordar que la CPI (Comisión Parlamentaria de Investigación) Covid demostró la existencia de maniobras dentro del Ministerio de Salud, supuestamente involucrando a personas relacionadas con el ex ministro Barros y el PP», dijo Luis Carlos Bolzan, ex director de DENASUS, en una entrevista con el periodista de Viomundo,Conceição Lemes, el miércoles. (14 de diciembre)

Si la reelección de un tránsfuga político, el mando de la Cámara de Diputados puede evitarse, el hecho de entregarle el control del SUS, en un contexto de enorme demanda reprimida, a quien garantizó la continuidad de una política sanitaria irresponsable que mató a tantos miles de personas, significaría una desmoralización enorme para un gobierno que representa la esperanza de la reanudación de cierta normalidad institucional y social.

«Lula sabe que para gobernar necesita el apoyo de la sociedad civil organizada que cree en él. Y traicionar este compromiso en el ámbito de la salud sería desastroso. No podemos buscar la gobernabilidad entre los partidos, el ejecutivo y el legislativo a costa de la gobernabilidad democrática, es decir, de los compromisos sociales y políticos que asumió», dijo Sônia Fleury, investigadora de la Fiocruz y politóloga, al portal Outra Saúde.

Es decir, negociar con una legislatura hostil a los intereses populares es una cosa. Poner el SUS, tal vez el principal instrumento de una política pública restauradora el próximo año, en manos de alguien que ha elevado la ineptitud administrativa a lo inimaginable es otra. El comentario de Geraldo Alckmin sobre la dificultad del grupo de transición es ilustrativo del legado de destrucción y sabotaje del Estado dejado por Bolsonaro. Y blindada por Lira.

«Han desaparecido documentos, hay datos borrados, algo que siempre existió en gobiernos anteriores, y hay fugas financieras inexplicables. Sencillamente, no hay constancia de nada. Los datos dan la impresión de que el gobierno de Bolsonaro tuvo lugar en la Edad de Piedra, donde no había palabras ni números. Hay administraciones públicas que no han recibido suministros desde 2020 sin que nadie dé una explicación. La verdad es que el gobierno de Lula no tiene forma de saber lo que hay que hacer basándose en los indicadores porque éstos no existen. Habrá que crear políticas públicas a partir de cero».

No es poca cosa. Gracias a la ayuda de los medios de comunicación corporativos, que navegan entre editoriales a favor de la austeridad y globos sonda, el país despertó bajo la presión de un grupo responsable o cómplice de: escándalos en el intento de compra de una vacuna no aprobada; sabotaje deliberado de la campaña de vacunación incluso después de la compra de las mismas; militancia presidencial contra la vacunación; tramas de corrupción con fondos que deberían haber sido destinados al SUS a través del presupuesto secreto; lentitud la vacunación infantil.

«Hay muchos intereses, como el submundo de Ricardo Barros (Partido Progresista, diputado federal: ndt), que son intereses de corrupción, pero eso ya lo sabemos y hasta los medios de comunicación se hacen eco. Sin embargo, la idea de este sector, incluidos los medios de comunicación corporativos, es impedir el nombramiento de alguien procedente del sector de la salud en el ministerio, lo que corresponde a los intereses de los grupos sanitarios privados, que les pagan la publicidad. No es que Folha y Estadão defiendan la corrupción, pero tienen intereses particulares que llevan a ello», explicó Sonia.

Funcionaria del Ministerio de Salud en Río de Janeiro, capítulo aparte de los juegos de poder sobre el presupuesto del sector, como muestra Outra Saúde, Lúcia Pádua vio de cerca la combinación de corrupción y precariedad del servicio. «Lira no sólo acepta mandar en el presupuesto secreto de la Cámara, también quiere meter sus tentáculos en el Ejecutivo, especialmente en salud, donde van la mayoría de las enmiendas del ponente. En caso de apuro, sus agentes en el ministerio estarán a su disposición para liberar los compromisos. Se trata de eso, se trata de dinero y poder. No se trata de reconstruir la salud», criticó.

De este modo, Sonia Fleury considera que no existe la menor condición para ceder. «Creo que el país sería ingobernable porque la población estaría muy descontenta. Muchos recursos van a ser desviados por la corrupción o van a ser canalizados hacia el sector privado sin que mejore la calidad y la atención sanitaria de la población. Eso sería un desastre. Lula cuenta con todos los trabajadores de la salud y necesita contar con la población, pero si ésta no es bien atendida, le retirará su confianza», resumió..

* Gabriel Brito es co-editor de Correio da Cidadania y reportero de Outra Saúde, donde se publicó originalmente este artículo el 15-12-2022.

Notas de Correspondencia de Prensa

  1. Por el momento, Lula anunció sólo cinco de los 37 ministros que integrarán su gabinete: Flávio Dino (Justicia), Rui Costa (Casa Civil, similar a un jefe de ministros: ndt), Fernando Haddad (Economía), José Múcio (Defensa) y Mauro Vieira (Relaciones Exteriores). En Cultura, estaría la cantante bahiana Margareth Menezes, que ya informó aceptar la invitación de Lula, quien, sin embargo, no la anunció oficialmente.
  2. El texto de la PEC de Transición debe ser aprobado antes por la Cámara de Diputados para garantizar que los cambios se incluyan en el presupuesto del año que viene. Si Lula no logra destrabar las negociaciones para poder aprobar el texto, el PT deberá pensar en alternativas para viabilizar mínimamente su inicio de gobierno en materia presupuestaria y política. No obstante, la PEC ya fue aprobada en el Senado luego de que Lula negociara en forma directa con los líderes de la coalición derechista Unión Brasil y del centroderechista PSD (Partido Social Democrático), que, junto con el también centroderechista (MDB) Movimiento Democrático Brasileño), forman el bloque que apuntalará al PT en el Congreso.